Ella mi anciana seductora, yo su joven seducida -3

(Retocado. Que nadie crea que se relata o promueve algún acto o acción ilícito) Estela me presenta a un viejo amigo. (podría ir en sexo con maduros)

ELLA “MI ANCIANA SEDUCTORA”, YO “SU JOVEN SEDUCIDA” (3)

Había estado ya un par de veces más con Estela, en nuestros maravillosos encuentros y en el último me dijo

-He quedado con Justino el viernes por la tarde, en el bar de la plaza. Nos tomamos un café y así os conocéis antes de..

-Ah! Vale, perfecto. Y si, si, porque si no parece muy ir a lo loco, directo y no sé...

-Tú lo conoces y luego ya decides definitivamente, si no te gusta pues nada, se lo explico y no pasa nada. No tiene que ser obligado para tí, tiene que ser cuando tú quieras. La primera vez es cuando más segura tienes que estar de hacerlo con quien tú decidas.

-Sí, sí. Pero si tú crees que será bueno para mí.

-Sí, yo lo creo, pero igual tú lo ves, yo que sé.... muy viejo, arrugado, mil cosas....

-Vale.

Así que el viernes quedamos ella y yo un poco antes, nos sentamos en una mesa al fondo, pedimos los cafés. Al rato llegó. Era un hombre, pues eso, lo que había dicho Estela, viejo, arrugado, pero alto, delgado, bien plantado, pelo blanco, elegante. Se acercó y nos saludó

-Muy buenas tardes.

Buenas tardes Justino, esta es Lucía -le dijo Estela.

-Hola – le dije yo.

-Encantado Lucía. Que guapa eres.

Nos dio dos besos a cada una y se fue a pedir un café. Mientras, Estela me miró y sonrió:

  • ¿Qué te parece?- dijo susurrando

-Bien, no!

Volvió y se sentó.

-Bueno pues nada, era para que os conocierais un poco y ver si ... si... si cuaja el encuentro final -dijo Estela

-Bueno, pues yo desde luego que viendo a esta muchacha tan guapa, estaré encantado, eso desde luego -dijo él

Yo no decía nada, estaba nerviosa

-Estela me había dicho que eras una joven que quería, pues eso, probar a estar con un hombre, que no lo has hecho nunca y tal. Pero lo que no sabía es que eras una mujer tan joven, pensaba que sería de 30 años o así. ¿Cuántos años tienes, si no es indiscreción?

-No, no. Tengo 18 y... sí, quiero hacerlo. Estela me ayuda a buscar a alguien que... eso... que quiera hacerlo conmigo.

-Contigo creo que lo querría hacer todo el mundo – dijo Estela riendo

-Desde luego – dijo él – Perooo, yo estoy encantado ya lo digo, para mí es un privilegio que alguien como tú quiera hacerlo con alguien viejo como yo. Así que ¿tú estás segura de querer acostarte con esto? - dijo señalándose.

  • Sí, sí, sí. Segura de hacerlo estoy. Contigo, también estoy segura, no sé, me, me... atraeeeee... eso, no sé.

Estela intervino

-Bueno, que le atrae o le da algo de morbo que sea un hombre mayor. No quiere hacerlo con un joven. Yo ya le he dicho que contigo estará como una reina, con un joven seguramente no lo disfrutará tanto como contigo.

Menos mal que dijo algo ella, porque yo ya no sabía que decir.

-Eso seguro, no te preocupes que si vienes a mi casa serás la reina y como tal te trataré. Estate tranquila, que lo haremos con delicadeza, tranquilidad y para que lo disfrutes de verdad – dijo Justino

Estela parecía que no quería que aquello se alargara, por si al final yo me volvía atrás. Así que lo medio zanjó:

-Bueno, pues yo creo que está decidido, ¿verdad, mi niña?. Así que, cuando ella quiera, yo te aviso Justino y que vaya a tu casa.

-De acuerdo – dijo él

Si, sí , yo lo tengo muy decidido, vale -dije yo.

Aún quedé un par de días con Estela y le iba preguntando cosas. Por las noches en casa, desnuda en la cama, miraba vídeos porno con viejos. Me iba fijando en que hacían, como lo hacían, posturas…. Y en las pollas, claro...¿cómo la tendría Justino?, me preguntaba, ¿cómo sería eso de chuparla?..-.

Al final le dije a Estela que avisara a Justino para un viernes sobre las 5. Ella me dijo la dirección.

Ese viernes estuve nerviosa desde que me levanté. Por la tarde me di una ducha para relajarme y estar bien limpia y preparada para lo que me venía. Me puse mi conjunto de tanguita y sujetador con ribete morado y tela casi transparente y un vestido corto, poco de mis muslos tapaba.

Me dirigí a la dirección que me había pasado Estela. Llegué y era un edificio viejo de tres plantas, en el fonoporta vi su nombre en el primer piso, Justino Hernández, llamé y me abrió diciendo

-Te estaba esperando, preciosa.

Abrí, había ascensor, pero decidí subir por las escaleras, para ver si ese cosquilleo de nervios que aumentaba en mi estómago iba relajándose un poco. Pero era el primer piso, así que llegué pronto al rellano y lo vi esperándome en la puerta.

-Vaya, que hermosura, viene guapísimas

-Gracias – le contesté

Nos dimos dos besos y nos fuimos al salón

-¿Quieres tomar algo?

  • Ah, vale. Algún licor suave, de manzana o eso – yo sabía que me vendría bien para calmar los nervios y para ir entrando en situación.

Trajo un par de vasos de chupito y los sirvió. Yo me senté en el sofá y el justo enfrente de mí, en un sillón. Con mi vestido corto al sentarme se apreciaba ligeramente mi ropa interior entre mis piernas, por eso él se había sentado enfrente, así que cuando me percaté, separé un poco las piernas para que viera o al menos intuyera parte de mi intimidad.

Estuvimos hablando un poco, me sirvió un par de veces, él sólo se tomó un chupito y lentamente. Al cabo de un rato se sentó a mi lado y hablando me puso una de sus manos en mi rodilla. Me iba acariciando con suavidad la pierna y al final, me acerqué a darle un beso. Fue un pico, pero con su mano en mi muslo, sentí rozar con uno de sus dedos la tela que cubría mi sexo. Aquello para mí fue el inicio del calentamiento. Sutilmente me acercaba a besarlo para que su mano fuese a la vez acercándose a mi sexo.

Al poco me dijo que si quería ir a su habitación. Yo sin hablar asentí. El se levantó y yo lo seguí. Su cuarto era muy grande con una gran cama que mediría casi 2x2, me sorprendió el tamaño para él solo, con sábanas impolutas, blancas.

Nos quedamos al pie de la cama, nos quitamos el calzado. Me acerqué y empecé a besarlo. Con eso yo conseguía romper el hielo de forma definitiva y además me calmaba y como no, me calentaba, a pesar de que era algo torpe besando. Yo metía mi lengua en su boca, buscando la suya para jugar, él parecía apoyar solo sus labios en los míos. Pero al final me dejaba hacer y era yo la que le comía la boca, los labios, la lengua….

Llevó sus manos a mi cintura, poco a poco fue levantando mi vestido mientras nos besábamos. Yo levanté los brazos y me lo quitó, dejándome en ropa interior. Llevó sus manos a mi espalda, empezó a desabrocharme el sujetador, yo a la vez me bajé el tanga y cuando lo tenía casi en las rodillas me moví para que cayese solo, levanté un pie y luego el otro para sacármelo del todo. Él, aún intentaba soltarme el sujetador, pero no podía, llevé mis manos a mi espalda, él apartó las suyas y me lo desabroché yo. Se separó un poco, me lo acabé de quitar y lo tiré al suelo y el me miró boquiabierto:

  • Que preciosidad, pero que preciosidad!! A ver date una vuelta.

Me di una vuelta para que pudiera ver todo mi cuerpo desnudo. Me sentía bien, al ver que lo atraía, que le parecía atractiva, sexy...esa sensación me gustaba.

-Era una auténtica belleza, un cuerpazo exiquito!!

Yo me iba calentando y me satisfacía oírlo, así que le piqué

-Pues este cuerpazo es para ti, para que lo disfrutes – no sé como me atreví a decirle aquello, pero me calentaba no solo decírselo si no ver como se quedaba de agradecido.

-Vaya tetas más bonitas – decía mientras se acercaba con las manos para agarrármelas. Yo me dejaba hacer. Él cogió cada una de mis tetas con una mano, acariciando son sus dedos gordos mis pezones. Ufff, que calentónnnn…. Me acerqué y lo besaba con ganas. Luego se acercó con su boca y empezó a lamer y chupar mis pezones, mis tetas. Yo me ponía más erguida aún, sacando mis pechos más adelante, a pesar de que por su forma ya estaban bien rectos y firmes. Me los chupaba con dulzura y notaba su lengua en mis pezones. Empecé a mojarme, mi sexo ya empezó a lubricar, pidiendo atención….

Seguía con sus lametones, yo llevé mis manos a su cuello, lo acariciaba para que siguiera, para hacerle saber sin hablar que me estaba gustando. Los agarró de nuevo con las manos, se separó un poco de mi, yo me acerqué a besarlo:

-Que maravilla de pechos, de verdad.

Yo sonreí. Él empezó a desabrocharse la camisa, yo llevé mis manos a su pecho. Le ayudé a desabotonarla, y él se quitó el pantalón, lo dejó caer, luego se quitó la camisa de los brazos y la tiró. Me abrazó. Sentí su piel arrugada sobre la mía, su pecho con algunos pelillos apretando el mio. Me besó.

Se apartó, fue a la cama y cogió la almohada, volvió y la tiro en el suelo.

-Ven preciosa, ponte de rodillas – dijo mientras se ponía delante.

Yo me fui arrodillando mientras él se quitaba esos calzoncillos blancos de tela algo pasada. Cuando se alzó, dejó ante mí su encogido y arrugado pene. Parecía un pellejo de carne, con dos enormes huevos envueltos en gran cantidad de piel colgando. Con muy poco vello, blanco y gris.

En ese momento yo sabía que hacer, más que nada porque había visto los vídeos las noches anteriores, si no creo que no hubiese sabido como empezar bien.

Le cogí la pollita con la mano derecha, le estiré la piel hacia atrás y destapé su glande. Estaba algo brillante y con un color rosadito morado. Le dí un beso, me mojé bien de saliva mis labios y enseguida lo chupé, sólo con mis labios, sin metérmela más. Poco a poco fui metiendo toda esa polla en mi boca, retraía los dientes y dejaba casi inmóvil mi lengua. La repasaba con mis labios. Miré hacia arriba, lo ví mirándome fijamente, sin perder detalle de como iba desapareciendo su polla dentro de mi boca.

Sonreía y me dijo:

-Así preciosa, así, ¿te gusta comerla?

Yo no le contesté. Iba moviendo mi mano derecha al compás de meterla y sacarla de mi boca. Poco a poco. La sacaba, repasaba sus colgantes huevos con mi lengua, los succionaba con suavidad para no hacerle daño. Y volví a su polla. Me pareció tan maravilloso sentir en mi boca que aquello iba aumentando de tamaño y dureza. Me pareció tan sorprendente que fuese creciendo simplemente con chuparla….

La tenía medio dura, algo blandenga. Me dijo que parara y se sentó al borde de la cama. Yo me giré y de rodillas volví a meterme aquella polla en la boca, ayudándome con la mano, él se recostó un poco y no paraba de mirarme. Yo le dirigía alguna mirada de vez en cuando. Me gustaba mirarlo y ver que estaba con su mirada fijamente clavada en cada uno de mis movimientos, de ver como me la metía y sacaba de la boca, como se la embadurnaba de saliva, como resbalaba entre mis labios.

Aquello ya tenía bastante dureza y el tamaño había aumentado a lo bestia, pero yo seguía chupándola. El suspiraba, sé que le estaba gustando. Me la saqué y relamía todo el tronco hasta sus huevos, los lamía y volvía a pasar mi lengua por todo el tronco de nuevo hasta llegar a la punta y de nuevo metérmela.

Era una polla grande, al menos para mi, tendría 1 o 2 cm más que el consolador de Estela, serían unos 17 cm, aunque eso si, algo más delgada y como no, mucho más apetitosa y sabrosa. Estaba dura, pero no rígida como el consolador, era mucho más agradable de chupar y muchísimo más excitante y sobretodo sabiendo que le daba placer a aquel viejo.

Me hizo parar y que me acostase en la cama boca arriba. Me abrió de piernas. Se quedó mirando fijamente mi sexo.

-Si tus tetas son preciosas este tesoro que tienes aquí es maravilloso, espléndido, magnífico. Una delicia.

Yo me quedé atónita. Esas palabras eran sobre mi coño y saber que le gustaba tanto solo verlo me ponía a mil.

Me abrí un poco más de piernas para mostrárselo algo más, aunque estaba algo cerrado como siempre. Pero noté que mis labios vaginales se separaban un poco, aún a pesar de los fluidos pegajosos que notaba que me humedecían.

Él se fue agachando hasta llegar con su boca a mi coño, lo empezó a besar y lamer. Arrastraba mis flujos, lo repartía con su lengua y su propia saliva. Lamía y chupaba mis labios vaginales, los estiraba con los dedos y con sus labios, casi me mordía. Me chupaba con toda la lengua todo mi coño. Lo repasaba arriba y abajo, se entretenía en mi clítoris que pronto aumentó su tamaño y empezó a mostrarse.

Yo gemía y gemía:

-Ahhhhh!! Aaaaahhhhhh!! AAAaaaahhhhhh!! Uuuuufffff!! MMMMMMmmmmmmm!!!

Que gusto me daba. Como me lo comía, como me lo chupaba. Que gusto Mmmmmmm

Después de un ratillo se acercó a mi cara, me besó, notaba su polla dura apoyada sobre mi monte de venus. Se acercaba a mis tetas, las chupaba. Yo le acariciaba la espalda y lo abrazaba. Se movió un poco y sentí que se dejaba caer hacia abajo y resbalar su polla, la noté justo en la entrada de mi coño, se movía aunque no acababa de entrar, llevó su mano derecha hasta ella, la dirigió un poco y de pronto noté como me penetraba. Entro de forma rápida la punta, calculo que el glande entero. Me salió un gemido

-Ahhh hayyyy! Mmmmmmnnnn!

-Siiii, ahí la tienes!!! - Dijo él

Yo gimoteaba, él empezó a moverse un poco más y notaba como su polla iba entrándome, iba penetrando mi coño. Por primera vez una polla de verdad me penetraba y yo sentía un gusto que no podía describir. Notaba como entraba en mi interior dándome un placer ralentizado.

Se movía con lentitud, metía y sacaba con lentitud. Poco a poco la notaba hasta que se paró y sentí que la había metido toda.

-Aquí la tiene al completo, preciosa – dijo mientras se quedaba quieto

-Como me gusta, que polla más enorme me has metido en el coñito - le dije para calentarlo

  • Coñito que ya no es virgen.

-Me encanta que me lo desvirgues tú. Me gusta que seas tú

Algo balbuceó pero no lo entendí y empezó a moverse adelante y atrás. Yo le agarraba con fuerza de la espalda, le acariciaba, le besaba mientras el empezaba a follarme ya con ritmo. Gemía, casi gritaba en algún momento y pensaba que los vecinos me oirían, ¿pensarían que Justino a su edad estaba follando?. Pensarían no, sabrían que estaba follándose a una chica, pufff me daba cierta vergüenza si luego alguien me veía salir, así que intentaba reprimir mis gemidos, pero la verdad es que con el placer que sentía cuando me metía aquella polla no podía.

-Aggggghggg Aggghhahhha Mmmmmmm Aghhhs Mmmm

Él siguió un buen rato, a mí me encantaba que me follara, era un placer increíble y era cierto lo que me dijo Estela, no tenía nada que ver comparado con un consolador. Sentía a aquel hombre, aquel viejo encima de mí, disfrutando de follarme, disfrutando metiéndome la polla y yo sentía cada embestida con un placer delicado y delicioso, era maravilloso.

Fue parando poco a poco, yo le abrazaba con fuerza y le besaba, no quería que parara, pero no le dije nada, él llevaba la batuta y yo haría lo que él quisiera.

Al poco paró y la sacó, se tumbó a mi lado derecho y cogiéndome hizo que yo me pusiese de lado también, ya de frente empezamos a besarnos, el me acariciaba por el costado, yo llevé mi mano a su polla, estaba dura y mojada de mi interior, le pajeaba mientras me besaba con fuerza. Me cogió la pierna izquierda y la puso sobre las suyas, acercándose a mí se cogió la polla y la llevó de nuevo a mi coño, empujó un poquito y enseguida entró, se movía con cierta brusquedad, creo que por la postura, jadeaba y me acariciaba el culo, yo gemía y mantenía mi mano sobre su hombro derecho. Nos besábamos, mejor dicho yo me comía ssu lengua. Él de vez en cuando se inclinaba para llegar a chuparme la teta izquierda.

Estuvimos poco rato así, no estábamos muy cómodos la verdad, me la sacó se tumbó boca arriba y me dijo:

-Ves, chúpamela un poco, que te está esperando.

-Siiii, claroooo, con lo deliciosa que está – le contesté

Me puse de rodillas pero a su lado, me acerqué hasta su polla y empecé a chupársela. Había perdido algo la erección y estaba empapada de mis jugos. Él mientras me acariciaba el coño y el culo. Llegaba con sus dedos a mi clítoris que estaba muy hinchado, me metía un dedo, me estiraba mis labios vaginales, me frotaba…. Yo me metía su polla todo lo que podía, se la besaba, le lamía con la punta de la lengua el frenillo, pues había leído por internet que era un punto muy excitante para los hombres, así que me entretenía con la lengua y con los labios y volvía de nuevo a mamársela mientras con una de mis manos le pajeaba a ritmo. Iba notando como de nuevo volvía a endurecerse, a tener una erección completa, seguí un rato hasta que me dijo:

-Ahora preciosa, cabálgame.

-¿Que lo cabalgara? - no lo entendía, me quedé un poco parada y me dijo:

-Sí, ponte encima de mí.

Así que me giré, pase una pierna al otro lado de su torso y me senté sobre él de rodillas, mi coño estaba sobre su ombligo. Me acerqué a besarlo, mis tetas, mis pezones rozaban los pelillos de su pecho, mientras bajaba mi cuerpo hasta quedar justo a la altura de su sexo. Me erguí, cogí su polla con la mano derecha y la llevé a la entrada de mi coño, levanté un poco la rodilla derecha y me metí la punta. Se la solté, apoyé la rodilla en la cama y fui notando como poco a poco iba entrándome toda su polla en mi interior. Esta vez era yo la que metía y sacaba ese falo de dentro de mí.

Me acomodé bien y me la metí entera, me apoyé sobre su cuerpo. Llevé mis manos y las apoyé en su pecho para hacer fuerza y poder alzarme y bajarme mientras me metía y sacaba esa polla. Él llevó sus manos a mis tetas, las magreaba y estrujaba, las acariciaba de la base hasta los pezones, me los estiraba un poco. Yo seguía metiendo y sacando, metiendo y sacando. Me encantaba esta postura en la que yo tenía el control de la penetración. Me la metía y sacaba al ritmo que yo quería, el que más placer me daba:

-Ahhhh! Aahhhhh! Ahhhhh!!! Ahhhh! - mis gemidos ahora iban al ritmo pausado de la follada. Qué guuuustoooo me daba, mmmmm!

Iba poco a poco follándomelo, lo estaba cabalgando, la verdad es que si parecía que estuviese montando a caballo, pero con su polla metida en mi coño. Apoyaba mis manos en su pecho sintiendo su arrugada y áspera piel. Ahora era yo, la joven, la que se estaba follando a aquel viejo y me encantaba.

Empecé a aumentar el ritmo, él me acariciaba las tetas o me cogía de la cintura, del culo. Notaba como me entraba aquella polla y me estaba dando tantísimo placer que no podía parar, seguí aumentando el ritmo de la follada y de mis gemidos, alguno con más volumen que otros, pero es que estaba muy, muy caliente. Seguí y seguí a un ritmo fuerte y sin parar y de pronto noté que me llegaba un orgasmo, le apreté bien en el pecho y me dí las últimas embestidas fuertes hasta que noté el orgasmo recorrerme por dentro. Seguí follándolo, me la metía y sacaba ya más lentamente, notando que me corría y aumentaba mi lubricación. No sé si él se dio cuenta de mi orgasmo o si él se corrió. Si lo pienso, estoy segura de que ni una cosa ni la otra.

Fui parando un poco, me acerqué a besarlo. Ahora lo hice con mucha dulzura, besando sus labios con delicadeza y metiendo mi lengua para jugar con la suya. Seguía moviéndome arriba y abajo para meter y sacar su polla. Me erguí de nuevo y con mucha lentitud me movía para seguir con la penetración. Me la saqué, me fui bajando entre sus piernas y me la metí en la boca. Empapada y deliciosa. No había perdido la erección esta vez, pero se la mamé un rato.

Me hizo tumbarme boca abajo, se puso encima de mi, separó mis nalgas y llevó su polla a mi coño. Empezó a penetrarme de nuevo, mientras me separaba las nalgas con sus manos para verme el culo. Yo casi no podía más. Acababa de tener un orgasmo y me pensaba que ya se me iba a pasar el calentón, pero de nuevo sentir esa polla entrando y saliendo me reanimó la excitación. Estaba bien apretada contra la cama. El de rodillas follándome. Me cogió de los hombros y se agachó besando mi cuello.

  • Mmmmmm – gimoteé, me encantaban esos beso en el cuello, mientras me penetraba, claro.

De nuevo se irguió y me follaba con fuerza. Este hombre me iba a matar.

Me la sacó e hizo que me pusiese a cuatro patas, descendió hacia mi culo, separó mis nalgas y empezó a lamerme, desde mi ano hasta mi coño y volvía, se entretenía con su lengua en mi culo, daba círculos en mi entrada trasera con la puntita de su lengua. A mi me gustaba sentirla allí y me imaginaba que es lo que quería hacerme. Yo me sentía de nuevo muy caliente y para calentarlo a él le dije:

-Mmmmm, ¿me la vas a meter por el culo? Es muy pequeño.

-Este culito tan precioso necesita también tener su estreno – me dijo

-¿Siiii? ¿Me lo vas a estrenar con esa polla tan dura y deliciosa que tienes? – le insinué

-Ésta, sí, esta que tanto te gusta es la que te va a penetrar hasta el fondo.

-Mmmm, pero es que la tienes muy larga – le decía con voz susurrante.

-Pues es toda para tu culo, que seguro que te encanta cuando la tengas dentro, preciosa.

-Mmmmm, siiii, siiii.

El siguió chupándome el culo, mi entrada trasera, los pliegues de mi ano.

Después noté como su polla repasaba la reja de mi culo, la frotaba entre mis nalgas. La cogió con su mano y me la metió en el coño. Empezó de nuevo a follarme, mientras me separaba las nalgas con la mano y me escupía en el ano. Me restregaba la saliva, me metió la punta de un dedo, lo movió hacia los lados. De nuevo me sacó la polla del coño, con su mano derecha la puso en la entrada de mi culo, la noté apoyada en mi ano y como iba despacio haciendo algo de presión. Mi culito estrecho y cerrado iba dejando paso a esa polla que quería penetrarlo, iba cediendo y abriéndose. Noté como me entró su glande, se soltó la polla y me cogió de la cintura con las manos. Yo notaba mi culo abierto y palpitando. Empezó a presionar más, metiendo lentamente cada centímetro de su tronco, yo notaba como iba ensartándome cada cm. Notaba como con suavidad me la estaba metiendo por el culo. De vez en cuando paraba un poco, la sacaba un pelín y de nuevo me la seguía metiendo. Yo ya empecé a gemir, aquello me gustaba, ciertamente me gustaba sentirla por mi parte trasera:

-Ahhh! Aaaahhgggg! Mmmmmmmm!! Agggghhh! Como me entra.....!

-Síii, la notas bien, poco a poco, ¿te gusta?

-Mmmm sííííííí, síííí, me gusta, me gusta que me folles el culo.

-Es precioso, precioso y como me aprieta la polla.

Siguió con lentitud, con mucha parsimonia, esa lentitud me hacía enloquecer sintiendo como me penetraba. Noté sus piernas junto a las mías, su pelvis encajada en mi trasero. Estaba segura de que me la había metido toda y él me lo confirmó:

-Mira, toda dentro la tienes. Si es que tu culito es....

-Haaalaaaa! Sí, sí, la noto entera dentro de mí, con el culo bien abierto por tu enorme polla. Mmmmmmmmmm, ufffff,

Él se recostó sobre mi espalda, cogiéndome una teta con una de las manos, mientras su polla permanecía quieta en mi culo. Se separó y se irguió y fue sacando despacito la polla de mi culo, poco a poco, luego la volvía a meter, cada vez con un poco más de ímpetu:

-Aaafffff!!!! Aaaaafffff! Síiiii, fuuuuu, fuuuuuu – gemía yo sintiendo su polla follarme el culo – que gusto, síii, me gusta, uffff!! uffff!!!

-Síííí, te gusta ¿eh? Te gusta que te la meta por tu culito, eh!!.

Él estaba caliente y yo más aún. Su polla no perdía la erección en ningún momento, la notaba entera y dura penetrarme. Me estaba dando un placer que no había sentido con el consolador de Estela, era distinto, mucho mejor, mucho más sentido, mucho más placentero. Empezó a aumentar el ritmo, mi culo ya se había acostumbrado al tamaño de su pene lo dejaba entrar y salir sin esfuerzo. Seguía y seguía follándome, yo gemía, él jadeaba, respiraba fuerte, a mi me salían gritos ahogados de placer. Me follaba el culo con ganas, con fuerza y me dijo:

-Cuando esté a punto te la saco y me la chupas para correrme, ¿quieres preciosa?

-Sí, sí, lo que tú quieras. Síiii.

Yo no quería que parara ya de follarme el culo, me estaba gustando muchísimo y no deseaba que parara todavía, así que le animé, no quería que se corriera ya, la quería un poco más en mi trasero:

-Fóllame, fóllame así, así, fóllame el culo, es todo tuyo, disfrútalo, sí, sí – lo alentaba para que no parara.

Yo estaba calentísima, y sintiendo aquella polla taladrando ya a buen ritmo mi culo, noté que me venía un orgasmo, empecé a gemir más fuerte y seguido para que no parara, para hacerle saber que estaba a punto de correrme yo, que siguiera, que necesitaba que siguiera y no parara:

-Ahhhggggg! Ahhhggggg!!! Aghhhhhh! Síiiiii, Síiiii!!! Mmmmnnn! Mmmmnnn!

Y de pronto lo noté , lo sentí en mi cuerpo, desde los pliegues de mi culito y por todo mi cuerpo, por mis pezones, por mi coño, en mi estómago. Un orgasmo brutal, un orgasmo genial, un orgasmo anal. Maravilloso, impresionante. Hundí mi cabeza en la cama, para ahogar mis gemidos de auténtico placer. Ël seguía follándome, pero yo había llegado a mi clímax, así que me parecía que aunque me siguiera penetrando era imposible llegar a sentir más placer. Me puse de nuevo con la cabeza levantada y le dejé seguir disfrutando de mi culo, mientras notaba una ligera lubricación en mi coño y que mis pezones se habían endurecido. El siguió un rato, me apretaba fuerte de la cintura y me metía y sacaba su polla del culo con ganas, de pronto la sacó y se puso de pie

-Ven preciosa, ten, ten, chupa, chupa.

Yo me puse de rodillas, con la cabeza ala altura de su polla y me la metí enseguida en la boca, se la empecé a chupar, pensando que se iba a correr en segundos. Noté el sabor de mi culo, mezclado con el de su polla en mi boca, desde luego que no me desagradó.

Se la chupaba mientras se la cogía y pajeaba con la mano derecha, pero enseguida él se la cogió con su mano, me la sacó de la boca y empezó a masturbarse en mi cara. Yo sabía que hacer porque lo había visto alguna noche en algún vídeo porno, así que me quedé mirándolo, con la boca abierta y la lengua fuera, esperando que se corriera mientras se masturbaba.

Aún tardo un ratillo, un minuto o algo más y finalmente vi que me miró fijamente, aguantó la respiración apoyó la punta de su polla en mi lengua y me descargó su semen. Luego se la meneó tres o cuatro veces más, sacándose toda su leche para dármela. La verdad es que no fue la corrida nada abundante, esperaba que se me saliese de la boca e incluso que se corriera en mi cara. Pero no, fue poca cosa, eso sí muy espeso. Apartó su polla, me miraba, le enseñé como tenía su semen en mi lengua, me la metí y me lo tragué. Volví a sacar la lengua y se la enseñé para que la viera limpia y que me había tragado su semen. Estaba algo amargo la verdad.

Sonrió. Luego se la chupe unas cuantas veces. Me sorprendió como en cuestión de segundos, tras correrse, había perdido la erección. Fue de forma muy rápida.

Luego se tumbó boca arriba, yo me tumbé a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro derecho. Me acariciaba la espalda, yo su pecho, sus pelillos, su barriga arrugada y llegaba a su polla, ya casi encogida del tos, le acariciaba sus huevos. Le cogí la polla y dejé mi mano allí sosteniéndola.

Empezó él a decir lo bien que había estado

-Preciosa, me has hecho tan feliz, me has hecho disfrutar tanto. Vaya mujer estás hecha.

-A mi me ha encantado. Me ha maravillado tu polla, todo hay que decirlo.

-Ah, síi!

-Ya te digo. No pensaba que, que.... que eso, que chuparla, que tenerla en la boca me fuese a gustar tanto. Pensaba que solo te gustaría a ti, que mí como si nada, pero no, me ha gustado hacértelo.

-Bueno, a mi te digo, que me ha gustado no, me ha rejuvenecido. Verte chupándomela desde luego que me ha gustado enormemente.

-Y si te digo la verdad, no sé, por, por ...por el coño me imaginaba que sría más o menos como ha sido, pero por..... por detrás, ostras ha sido...... Mmmmmmm

-¿Síii? ¿Te ha gustado mucho que te la metiera por el culo? A mi me vuelve loco tu culito, es tan hermoso!

-Me has dado un orgasmo follándome por el culo, bestial, pero bestial. Nunca lo habría imaginado.

-Pues.... ya sabes que aquí tienes una casa siempre que quieras..... pues eso.... hacer disfruta tu culo y todo lo demás claro.

-Mmmmmm!! ¿Me estás proponiendo otra cita sexual?

-Siempre que quieras, preciosa mía.

-Sí, sí. Me has enloquecido de placer, así que seguro que mi culo quiere volver a disfrutarte

-Hay, como estás!!

Y la verdad es que estaba relajada y aún excitada, por lo que no me importaba tener una conversación así. Y además, que acabábamos de follar, él y yo, más intimidad....

Seguimos un rato con la conversación así, yo seguía notando mi culo palpitar. Luego nos relajamos y hablamos de otras cosas.

Después le dije que me tenía que marchar. Me levanté dándole un besito en la boca en su flácida polla y empecé a buscar mi ropa interior y mi vestido. Él se levantó y se fue al baño, yo me fui vistiendo, cuando volvió, lo miré como entraba y la imagen era de un viejo, es que era muy mayor, con la polla encogida, moviéndose a los lados con cada paso. Puff, había estado follando con él. Me calcé y me fui al baño a arreglarme un poco el pelo. Al salir él estaba en el pasillo. Fui hacia la puerta y la abrí, y me dijo:

-Bueno, espero que lo hayas pasado bien, que te haya gustado y como te digo para mí ha sido un privilegio.

Yo cerré la puerta, me acerqué y le besé y le dije:

-Me ha encantado, más de lo que imaginaba. Gracias por hacerme sentir tan bien.

-Me alegro. Así que ya sabes, aquí tienes una casa para cuando quieras volver a pasar el rato.

Le susurré al oído

-Seguro que volveré, me gusta mucho tu polla.

Le dije ésto sabiendo que le reconfortaría y le haría sentirse excitante.

Abrí la puerta y me fui. Bajé por las escaleras, con la esperanza de no cruzarme con nadie, porque si no sabría que era yo la que había estado follando con Justino, porque estaba segura de que habrían oído mis gemidos. Por suerte no vi a nadie.

Ya en la calle, sentía al andar, alguna molestia en mi coño. Lo tenía escocido y el tanga además me rozaba. Y escocido porque habíamos estado 40 o 50 minutos follando. Y no es porque tuviese mucha potencia sexual, que algo sí tenía, pero es que entre ratos que se la tenía que chupar para que volviese a tener una buena erección y yo que era inexperta y no sabía como ponerme, en que postura, así que tenía que ir esperando a que él me lo dijera y así claro, pues estuvimos mucho rato. Yo al final ya notaba que no lubricaba tanto y que al metérmela el roce era más brusco, no tan resbaladizo. En fin, que me había dado buena sesión de sexo ese abuelillo. Y ahí iba pensando en eso.

Me fui directa a casa de Estela, al abrirme se sorprendió, creo que no esperaba que fuese. Le di un morreo.

-¿Qué tal?

-Muy, muy bien

Pasamos al salón, me pidió que se lo contara todo. Así que se sentó en el sofá, yo me senté a horcajadas sobre ella, le besé y le dije:

-¿Quieres que te haga algo....?

-Noo, hoy no, que tú estás bien servida, me parece

-Peroooo, si quieres, yo a ti... te...

-Que no, no te preocupes. Ya se que quieres, y tranquila, que no me sabe mal que hayas estad con él y lo hayas pasado bien. No tienes que hacerme nada para intentar que me sienta bien. Además estoy muy segura de que no me vas a cambiar por él.

-Ah! No, no, pero ¿cómo estás tan segura?

-Pues mira, muy fácil, porque de su casa te has venido directamente aquí, a estar conmigo, así que...

-Si es que me conoces como mi madre

-No, te conozco mucho mejor que tu madre. Conozco hasta el último rincón de tu intimidad.

-Vaya, eso si, ahí tienes razón. Mucho, pero que mucho mejor me conoces, más a fondo

Nos reímos. Me tumbé en el sofá, apoyando la cabeza en sus piernas y empecé a contarle como había sido desde que llegué a casa de Justino, ella me acariciaba, la mejilla, el cuello, la frente. Le conté hasta que me escocía el coño y me dijo que ella tenía una crema. Se fue a buscarla y le dije que si me la ponía ella, no quiso, que mejor me la pusiese yo donde más lo notara. Así que se volvió a sentar, yo me tumbé bien, me levanté el vestido y bajé un poco mi tanga, ella al verlo dijo:

-Sólo con verte con esa ropa interior, se habrá puesto…..

-Si, ya te digo.

Me puse crema en los dedos y la restregué por mi coño, luego me limpié el resto en mi tanga y le devolví el bote.

-Si mañana aún me escuece vendré a que me pongas más crema tú.

-Vaaale, yo te cuidaré bien.

Estuve un rato contándole todo y luego le dije que me tenía que ir.

Me acompañó a la puerta y nos besamos. Me fui a cas. Me hubiese encantado haberme dado un baño con Estela, pero me fui a casa y me di una larga ducha. Después de cenar, me acosté desnuda y no paraba de recordar cada momento, cada imagen con Justino. La verdad es que me sorprendió que me gustase tener su polla en la mano, incluso flácida y bueno, como no, chuparla, que sensación más excitante para mí.

Yo seguí viendo todas las semanas yendo a casa de estela, a pasar nuestros gratos momentos de sexo y excitante compañía. A casa de Justino iba de forma esporádica y no se lo decía a Estela, aunque no sé, creo que se lo imaginaba. Me gustaba ir de vez en cuando, se la chupaba y sobretodo me la metía por el culo. La verdad es que creo que eso le gustaba más que por delante y para mí mejor. Mi coñito lo tenía como reservado para mi anciana. Había veces que incluso Justino, se quitaba el pantalón, se sentaba en el sofá, hacia que me desnudara por completo, ponía cojines en el suelo y entre sus piernas y me hacía arrodillarme para chupársela. Y allí estaba yo 20 o 30 minutos mamándosela hasta que se corría y luego para casa. Esos días me quedaba algo insatisfecha, menos mal que me encantaba tenerla en la boca, me excitaba mucho chupársela, porque si no… Pero con Estela era distinto, con ella siempre me quedaba plenamente satisfecha sexualmente. Era una auténtica anciana seductora y me tenía atrapada.