Ella me rebajó a ser una criada especial (1/3)
Una mujer, buena comercial en una gran empresa, por miedo a perder su empleo, se ve obligada a convertirse en una 'criada especial' y someterse a todos los caprichos de su nueva gerente.
Ella me rebajó a ser una criada especial a su servicio
Sara….. La protagonista del relato.
Marion Herberg…. Su jefe en la empresa.
Sr Olsen…. Encargado del personal de la empresa.
Lisa….. Joven dependienta de tienda, lesbiana.
Candy…. Ejecutiva de otra empresa dependiente de la de Sara.
Beatrice… Amiga lesbiana de Marión.
Grace… Contable de la empresa donde trabaja Sara.
Dra. Mortins… Psiquiatra a la que acude Sara para tratar de curarse.
Bethy….. La recepcionista de la Dra. Mortins.
Barbara Smit….. Vicepresidenta de la Compañía.
Capitulo 1.- Primer paso: de comercial de empresa a criada.
A mis veintitrés años, la gente que me conoce dice que soy mujer escultural, guapa, con buenos pechos, firme culo y pelo oscuro recogido en un moño… Mi carácter es fuerte y dominante tanto como vendedora de productos como de mujer atractiva que viste con ropa moderna y no conservadora… Nunca salí con nadie con quien trabajo y siempre recibí muchas atenciones por parte de mis compañeros.
El cambio de gerente en la empresa donde trabajo no fue nada nuevo para mí... A lo largo de tanto tiempo de estar en la misma empresa ya había visto varios cambios de gerentes... Yo no temía al nuevo jefe como le sucedía a los demás empleados… La compañía me necesitaba porque yo era la mejor vendedora de sus productos…. Durante mi tiempo en esta empresa les he hecho ganar dinero, mucho dinero… Y por ello me sentía muy segura en la empresa.
Cuando Marion Herberg, la nueva gerente, me llamó a su oficina para una breve conversación, mi actitud altiva, por mi carácter fuerte y dominante, fue evidente... Inicialmente tuvo el efecto deseado... Y eso, claramente la desconcertó.
Sin embargo, no le llevó mucho tiempo recuperar la compostura... Cuando se recostó en su silla ejecutiva, me fijé en sus atributos físicos… Era obvio que era una mujer extremadamente atractiva, escondiendo un cuerpo voluptuoso debajo de su traje de seria ejecutiva... También me di cuenta de que era relativamente joven para ser una ejecutivo de tan alto rango, treinta y pocos años, supuse... Noté que no se sentía intimidada por mí, no como los dos últimos gerentes que hubo, ni mucho menos.
"Entiendo que eres la comercial más importante del departamento, Sara", me dijo.
"Soy la que más vende y ha vendido en los últimos tres años… Gano mucho dinero para esta firma y esto debería tenerlo en cuenta cuando lea mi solicitud de aumento de sueldo... No me siento bastante remunerada por mi trabajo en la empresa."
"Ya veo", dijo ella… - "Y si no recibe una compensación tan justa como crees que debería ser, ¿cuál es la alternativa que tienes pensada?"
No estaba preparada para esa pregunta… No se suponía que hubiera una alternativa... Debería darme el aumento que pido... No entendía por qué esta perra de repente me estaba diciendo eso... Ella debería haber estado aceptando mi demanda... ¿Realmente pensaba ella que había una alternativa?
Mi ego era tan grande por el aumento que estaba solicitando que sin pensarlo, le dije audazmente:
"Supongo que tendría que considerar llevar mi talento a otra parte".
“Lamento que decidieses eso", dijo ella con calma... - "Estoy segura de que tus compañeros te echarán de menos aquí."
Me quedé estupefacta.
"¿Qué... Qué quiere decir?", le pregunte nerviosa… "¿Usted quiere decirme que está dispuesta a dejarme ir así?... No puede hablar en serio… Gano más dinero para esta compañía yo, que el resto del personal de ventas junto… También conozco al jefe de esta división personalmente y él nunca permitiría que me deje que me vaya por una pequeña subida de sueldo."
"Puedo y acabo de hacerlo, Sara", dijo sarcásticamente... - "Puedes terminar el día si quieres o puedes irte ahora mismo… Depende de ti"
De repente ya no estaba tan segura de mí misma... Cobraba ciento cincuenta mil al año... ¿Estaba siendo demasiado codiciosa con mi solicitud de aumento de sueldo?, pensé
Ella interrumpió mis pensamientos.
"¿Hay algo más?", me preguntó.
"No entiendo", dije, mi voz temblorosa… - "No dije que estaba renunciando… Me gusta el trabajo que hago... Tengo amigos aquí… El Sr. Olsen, el encargado, me tiene muy bien conceptuada.”
"No me importa si el Sr. Olsen te tiene bien conceptuada", me dijo… - "A mi nadie me exige... Ni nadie es indispensable en la empresa."
"Olvide mi solicitud de aumento", dije, tratando de retirarme… - "Me encanta mi trabajo aquí… Realmente, estoy satisfecho con mi salario actual... Lo siento si le he molestado por de mis intenciones".
Se recostó en la silla y sonrió diciéndome:
- "Te diré lo que haré, Sara... Lo pensaré durante la noche y te haré saber mañana si todavía tienes un trabajo aquí o no… Eso es todo... Puedes volver a tu trabajo."
Me puse de pie, haciendo una mueca de dolor en la boca por la opresión que sentía en el estómago... Ella me estaba despidiendo como si yo fuera un pedazo de mierda.
"Ah, por cierto", dijo justo cuando llegué a la puerta… - "Me he fijado en la forma en que te vistes... Te gusta alardear de ir así, ¿no?... ¿Eres acaso la puta de la oficina?"… Me estaba profiriendo un insulto pero preferí no enfrentarme a ella y tan sólo le dije:
"No ... no, no lo soy, en absoluto."
"Bueno, no voy a tener esto en cuenta para sospesar esta noche mi decisión... Ahora vete de aquí y vuelve al trabajo."
De vuelta en mi despacho traté de componerme… Estaba temblando como una hoja y con lágrimas cayendo sobre mi cara blusa de seda... Luego me enojé conmigo misma por mi falta de carácter... Y también con la perra de mi nueva jefa y su total falta de respeto hacia mí.
Descolgué el teléfono y llamé a Candy, una amiga y cliente de otra empresa... ‘Ahora sabrá esta perra quien soy’, me dije a mí misma.
"Candy, soy Sara… ¿Cómo estás?"
"Hola Sara… Estoy bien, con mucho trabajo, como siempre", respondió Candy… Su voz sonaba extrañamente tensa.
“Escucha, Candy… Sabes que siempre me estás diciendo que me vaya a trabajar para ti… Bueno, este es tu día de suerte... Estoy lista para aceptar tu oferta, si esta sigue en pie, claro."
La línea telefónica se volvió inquietantemente silenciosa... Yo no entendí lo que pasaba.
"Candy, ¿sigues ahí?", pregunté... - "¿Entendiste lo que te dije?... Estoy lista para aceptar tu oferta."
"Te escuché, Sara", me dijo ella… - “Lamentablemente, no puedo contratarte... Recibí una llamada de tu nueva jefa esta mañana... Ella me informó en términos inequívocos que si alguno de sus empleados quería marcharse y nosotros lo contratábamos, dejaría de hacer negocios con nosotros... Sabes que tu compañía es nuestro mayor proveedor… No puedo permitirme eludirla… Si ella nos corta la relación comercial, nos hundimos."
No me lo podía creer.
“Ella ... ella no lo puede hacer… Eso tiene que ser ilegal o algo así… No se puede estrangular a alguien en esta época... ¿Quién demonios se cree que es?", le dije llorosa.
"No sé si es ilegal o no", dijo Candy… "Pero, sin duda, es efectivo... Yo en tu caso, -si has decidido irte- no me molestaría en llamar a ninguna de las empresas con las que tienes relaciones comerciales... Creo que se lo ha dicho a todas… Por lo que entiendo, al parecer, ella no tiene que dar explicaciones a nadie, ni siquiera al Sr. Olsen, que es el Vicepresidente... Alguien le ha dado mucho poder."
Colgué el teléfono sintiéndome completamente abatida… No podía creer que esto me estuviera pasando a mí... Estaba ganando más de setenta y cinco mil dólares al año y me encontraba con la posibilidad de que me tirara del trabajo... No tenía nada ahorrado porque me lo había gastado en la casa y el coche y todavía debía bastante dinero.
Más tarde esa noche, mientras trataba de relajarme en mi apartamento, me abrumé poco a poco ante la posibilidad de perderlo todo y comencé a llorar incontrolablemente.
Descolgé el teléfono y llamé al señor Olsen a su casa... Era inconcebible para mí que un hombre en su posición con la compañía no tuviera voz en un asunto como este... Él contestó el teléfono.
"Señor Olsen, soy Sara... Lamento molestarle pero necesito hablar con usted sobre algo importante… No sé si lo sabe, pero..."
"Sí… Se lo que te sucedió hoy, Sara", dijo… "Lamentablemente, no hay nada que yo pueda hacer al respecto... Su nueva jefa, la señorita Herberg, fue enviada aquí por el presidente de la compañía… Me ordenaron que no interfiriera con ella.. No estoy seguro de cuál es su agenda, pero me dejó fuera del circuito... En estos momentos, ni yo estoy seguro de mi posición en la empresa."
"¿Pero mi historial no significa nada?", le pregunté llorando… - "Mis ventas superan a todos... ¿Eso no significa nada?"
"La compañía aprecia lo que has hecho, Sara… Pero el presidente es un firme creyente de nunca permitir que la cola mueva al perro... Amenazar con renunciar a menos que recibas un aumento de sueldo equivale a chantajear… Lo siento... No hay nada que pueda hacer."
Colgué el teléfono sintiéndome más abatida que nunca… Pude ver mi pesadilla haciéndose realidad.
Cuando llegué al trabajo a la mañana siguiente, había una nota en mi escritorio para ir al despacho de la señorita Herberg... Me serví una taza de café… Mis manos temblaban de miedo y estrés... Tratando de actuar lo más segura posible, entré en su despacho.
- "Buenos días, Sara", dijo sarcásticamente... "Te veo muy sexy esta mañana."
Me resultó extraño que ella me llamara sexy y me pregunté si ella sería una de esas lesbianas descaradas, como las que siempre me silban por las calles... Ella no me parecía ser así, desde luego.
"He pensado en tu situación y esto es lo que he decidido", comenzó diciéndome... - "Tus habilidades en la empresa para ganar dinero son impresionantes, pero para que te permita quedarte, debo aumentar tu rendimiento… ¿Estás dispuesta a asumir una tarea adicional?"
"Sí", dije sin pensarlo, lanzando un suspiro de alivio… No me importaba lo que ella quisiera que hiciera... Todo lo que me importaba era no perder este buen sueldo cada mes… Eso es todo lo que quería escuchar.
"Podrías cambiar de opinión cuando te diga lo que necesito que hagas", dijo.
No me importaba… Sea lo que sea, no puede ser tan malo como no poder pagar el plazo de mi hipoteca ... o hacer que mi Mercedes sea embargado.
- "Bien, aquí está la oferta… Todos los sábados, desde las ocho de la mañana hasta que te diga que te vayas, serás mi doncella personal… Vendrás a mi apartamento y me lo limpiarás, lavarás mi ropa de cama y mis artículos personales… También serás responsable de mi limpieza personal… ¿Aceptas o lo dejas y te vas?"
Pensé que ella estaba bromeando… Mi orgullo me dijo que me fuera y que no sucumbiera a su demente demanda... Pero el temor de estar en bancarrota, perder el apartamento y el coche por el que tanto trabajé para comprarlo fue mi motivo de aceptación... Intenté pensar en salir de sus demandas egoístas e ilegales.
"¿Todos los sábados?, murmuré humildemente… "¿Ser tu doncella?... ¿Cómo puede pedirme que haga esto?... Tal vez debería hablar primero con el señor Olsen... Esto suena ilegal."
"Claro… Por supuesto, llámalo” dijo ella... “Pero asegúrate de que él sepa que está hablando con una ex empleada... O, si lo deseas, puede contratar a un abogado y demandar a la compañía... No debería costarte más de dos, tal vez trescientos dólares por hora"
La perra sabía bien el terreno que pisaba y yo estaba perdiendo mi confianza en actuar duro contra ella.
"¿Cuándo... Cuándo empiezo?", pregunte avergonzada.
"Mañana es sábado… Por tanto, sin demorarlo, es el mejor momento para comenzar… Te daré una llave para que entres… Procura no hacer ruido... Los sábados duermo un poco más".
Ella me entregó una pequeña bolsa de plástico… Miré dentro de ella y para mi horror, había un uniforme de sirvienta… ¡Ella quería que usara un uniforme de sirvienta!
"Yo ... no puedo ponerme esto", dije… Mi voz temblaba… - "¿No es suficiente que me esté humillando?... Usar esto sería muy degradante... No lo haré"
"Lo usarás", dijo ella con severidad… - "No eres ni una invitada, ni eres una amiga... Eres la criada y te vestirás como corresponde... ¿Entiendes?"
Casi en lágrimas, asentí… Podía sentir la ira en su voz.
- "Bueno, esto está arreglado... Ahora vuelve a poner tu culo en el trabajo... Haznos ganar hoy algo de dinero."
Y así me despidió de nuevo… Volví a mi despacho con mi orgullo y mi ego por los suelos... ¿Qué pensaría el personal de la oficina de mí si se enteraran? Me sentí totalmente humillada y hundida.
A la mañana siguiente, a las ocho, fui a su apartamento… Era muy bonito y mucho más grande que el mío… Apestaba a dinero y clase, desde los muebles hasta los cuadros de la pared... Gracias a Dios, estaba limpio y ordenado y sólo necesitaría un mínimo de limpieza.
No sabía por dónde empezar... Había unos cuantos platos en el fregadero... Los lavé y los guardé.
- "Veo que llegaste a la hora"… Su voz me sobresaltó… - "Hoy me desperté temprano y ya que estoy levantada, déjame mostrarte todo."
La seguí por un largo pasillo... El baño principal era impresionante… Había una gran cama ovalada en el centro con espejos en cada pared… Incluso había un gran espejo circular en el techo, desde el que se podía ver toda la cama.
Señaló el baño principal a un lado y me dijo:
- "Allí verás un montón de ropa sucia, principalmente bragas... El baño debes limpiarlo… Empieza por esto… Ah!... Y al final del pasillo hay un cuarto donde se encuentran la lavadora y la secadora."
Nunca experimenté tal vergüenza... La realidad de mi situación me golpeó con toda su fuerza… En apenas unos días había pasado de ser gran vendedora, que soy, a criada que no lo he sido nunca… Agaché la cabeza, mirando al suelo, en señal de sumisión.
"Por cierto", me dijo… - “Como supongo que sabes cocinar vas a prepararme un buen desayuno esta mañana."
"Sí... Sí sé cocinar", respondí sumisamente.
"Bien... Sígueme."
En la cocina miré en su nevera, encontrando huevos y tocino… Cuando comencé a preparar su desayuno, se sentó a la mesa del comedor leyendo el periódico de la mañana.
Su batín colgaba abierto enseñándome sus grandes pechos... Me molestó que ella se expusiera así y me perturbé al sentirme obligada a echarles una mirada... Se vestía tan conservadora en la oficina, que me pareció extraño que ella se mostrara tan ligera de ropa ante mí, aunque estuviera en su casa.
- "Ese uniforme que llevas te queda como un guante", dijo mientras le servía el desayuno... - "Sin embargo, la falda podría haber sido un poco más corta."
No podía creer que ella hablara en serio... La falda negra era tan corta que la parte superior de mis muslos dejaban ver las ligas de mis medias... Y la blusa,... era tan trasparente que mi sujetador se veía perfectamente... ¡Tuve que llevar una gabardina para cubrirme mientras venía aquí!... Era un uniforme realmente escandaloso.
El delantal era una broma... Pequeño y blanco, y apenas cubría mi abdomen... ‘¿Y ella dijo que la falda no era lo suficientemente corta?... Creo que esta mujer es una lesbiana y no me equivocaré’, pensé.
Mientras ella desayunaba volví al baño principal… La pequeña cesta de ropa sucia estaba llena de bragas… Las había de todos los colores y tamaños de tangas... Cuando las clasifiqué, noté que algunas estaban bastante sucias... Sucias pero sucias de verdad… Al parecer su vida sexual debe ser bastante activa por lo que veo.
Después de deshacer su cama, recogí todo y fui a buscar el cuarto de servicio… Una vez allí, mientras ponía la primera lavadora en marcha, me llamó desde la cocina y dijo:
- "Prepárame un baño, Sara... Con muchas burbujas."
Regresé al baño principal, abrí el agua de la bañera... Todo era absolutamente degradante pero no podía hacer nada si quería conservar mi trabajo en la empresa.
- "Nada como un baño caliente con burbujas", dijo Marion mientras caminaba detrás de mí... - "Apuesto a que te gustaría estar en casa en este momento, sumergiéndote en una bañera como esta, ¿no?"
Fue un comentario cruel, como si ella intentara deliberadamente hacerme sentir inútil… Y le estaba funcionando muy bien.
Se quitó la bata, mostrando descaradamente su desnudez ante mí… Con el rostro enrojecido, aparté la mirada mientras ella se metía en la bañera.
Regresé a la cocina para limpiar los platos del desayuno… No pude contener las lágrimas.
- "¡Sara… Ven aquí!. Date prisa… Necesito tu ayuda."
De nuevo por el pasillo, fui hasta donde se encontraba… Estaba descansando en la bañera, con su cuerpo oculto por la masa de burbujas.
- "Hazme un favor y lávame la espalda", me dijo actuando con falsa timidez.
Ella me estaba empujando demasiado lejos.
"No te voy a lavar la espalda", dije desafiante... "Nunca debí haber aceptado hacer este papel de criada... Estás siendo deliberadamente cruel conmigo... ¿Por qué disfrutas humillándome?"
"También me gustaría despedirte, Sara… Si quieres irte, por mí no hay inconveniente alguno... No te molestes en ir a trabajar el lunes por la mañana… Ya tengo a alguien en mente para reemplazarte."
Mi situación financiera me obligó a tragarme mi orgullo... Ella nunca me dejaba ningún resquicio de maniobra.
Cuando ella captó mi vacilación, se inclinó hacia adelante en la bañera para exponer su espalda... Vergonzosamente, fui a la bañera y cogí la esponja… La odié todavía más cuando la vi que sonreía, regocijándose de mi humillación y sumisión.
- "Ahora haz mis pechos", me dijo en voz baja mientras se recostaba en la bañera.
Era difícil no darse cuenta de lo grandes e impecables que eran... Sus pezones crecieron mientras los esponjaba... De repente, sus rodillas aparecieron por encima de las burbujas, separándose.
- "Después de que laves mi coño, puedes ir a terminar de lavar mi ropa", susurró ella… "Frégamelo bien... Puede que tenga suerte hoy y no quiero que huela a bacalao."
Contuve las lágrimas cuando mi mano se deslizó entre sus piernas, esponjando su entrepierna… Le froté el coño con fuerza, tratando de lastimarla... Ella gimió, lamiendo sus labios sugestivamente... Ahora estaba convencida de que ella estaba tratando de seducirme.
- "Oh mi, Sara", gimió ella… - "Te gusta jugar rudo, no?... Está bien... Me gusta tener mi chocho bonito y rosado cuando voy a buscar una cita… ¿Es eso malo?"
No podía respirar, tragando saliva... Ella se echó a reír cuando salí del baño jadeando… Me paré en el pasillo tratando de recomponerme.
Finalmente me fui al cuarto de maquinas, colocando sus bragas y ropa de cama en la secadora… Me quedé allí, queriendo evitar más contacto con ella.
Al cabo de una hora oí el portazo cuando ella salió del apartamento... Inmediatamente me dirigí por el pasillo a su bar y me preparé una bebida... Necesitaba varias para adormecer el dolor de mi vergüenza.
Cuando me bajé del taburete de la barra para revisar la secadora, estaba notando claramente los efectos del alcohol… Me tambaleaba por el pasillo... Después de guardar las bragas y hacer la cama, tuve la idea de irme... Decidí tomar una ultima copa.
Perdí la noción del tiempo… Marion regresó, pillándome bebiendo su alcohol... Iba cargada con paquetes de sus compras recientes... Una joven rubia de ojos azules la seguía de cerca, llevando el uniforme que identificaba a los grandes almacenes donde trabajaba... Al parecer, Marion se trajo a la joven dependienta... Esto confirmó mi sospecha... Ella era lesbiana.
- "Veo que todavía estás aquí", dijo con voz ronca... - "Y bebiendo mi alcohol sin permiso... Puede que tenga que castigarte, perra puta."
Estaba tan ebria que no me importaba lo que me hiciera... ‘¿Qué podía hacer para degradarme más de lo que ya lo había hecho?, pensé.
En cuanto a la joven, dijo: "Lisa, esta es mi doncella... Parece que se está aprovechando de mí, no?… Sentada en el trabajo, bebiendo mi alcohol... ¿Qué crees que debería hacer al respecto?"
"Yo,... no lo sé", murmuró la joven rubia.
"Qué demonios... Es su primer día… Tal vez le dé un descanso... Incluso podría dejarla mirar... ¿Qué te parece, Sara?... ¿Te gustaría ver a Lisa lamer mi coño?"
"Yo,... no estoy segura de esto", murmuró nerviosa Lisa... - "Nunca he lamido un coño antes."
"Lo sé, querida", le contestó Marion dulcemente... - "Pero siempre has querido ser una perra, ¿no es así?... ¿No es por eso que estás aquí?"
"Sí, señora", susurró Lisa sumisamente.
Sentí que iba a poner enferma y decidí irme, bajando del taburete del mueble-bar en el que estaba sentada.
- "Quédate donde estás", me gritó Marion… - "No vas a ninguna parte... ¿Lo entiendes?"
Me senté de nuevo en el taburete, cogiendo de nuevo mi bebida.
- "Quítate la blusa y la falda", le ordenó a Lisa... - "Mira, Sara... Vas a ver un bonito cuerpo juvenil... Quizás te excite… Tal vez incluso aprendas algo sobre ti misma."
A través de los ojos borrosos por el exceso de alcohol que he tomado veo como la joven se desnuda... Ella no llevaba sujetador… No importaba, su pecho era pequeño, como el de una niña... Desnuda, parecía aún más joven.
- "Dios mío, Marion," jadeé... - "Ella es sólo una niña… ¿Por qué le estás haciendo esto?"
Ella me ignoró, moviéndose hacia la joven y le acarició la entrepierna… La adolescente me miró y gimió.
"Tienes que detener esto", le exigí mientras volvía a bajarme del taburete de la barra… Esto está mal."
"Lárgate de aquí", siseó Marion... "Me encargaré de ti el lunes."
Cogí mi gabardina y salí del apartamento tambaleándome… Como pude conduje a casa sin incidentes... No me encontraba bien cuando entré a mi apartamento... Vomité antes de caer rendida en el sofá… Qué desastre de vida estoy llevando.
Pasé el domingo tratando de entender por qué Marion, sin ningún tipo de pudor, me había mostrado abiertamente su sexualidad lesbiana... Si se supiera seguramente tendría un efecto negativo en su carrera... ¿Creía que le tenía tanto miedo que no le revelaría a la compañía sus relaciones con otras mujeres?... Seguramente ella creía que podrá obligarme a participar con ella en su perversión.
Al llegar al trabajo el lunes por la mañana, quedé un poco preocupada por la forma en que Marion me ignoraba... Ella era una supervisora práctica y pasaba mucho tiempo con los empleados… Era como si ella me estuviera evitándome a propósito.
Llegó el viernes y en vez de estar contenta, estaba muy preocupada… Ella me había ignorado toda la semana... Y yo me estaba volviendo paranoica por su actitud hacia mí.
Pero, justo antes de salir del trabajo para el fin de semana, asomó la cabeza en mi oficina y me dijo que no necesitaba los servicios de mi limpieza el sábado... Mi cielo paranoico se disparó... Me preocupé que volviera a cumplir su palabra de despedirme de la empresa... Sólo pude suponer que estaba decepcionada por mi primer y único día como su criada.
Me di cuenta de que mi actitud había sido mala... Pero, ¿qué esperaba ella?... Seguramente no podría pensar que estaría agradecida por la degradante forma en que me trató... Sabía que, para mí, iba a ser un fin de semana estresante y de mal dormir.
El sábado por la mañana decidí, al menos, hacer un intento de dejar de pensar en mis problemas... Fui de compras… Sabía que no era una buena idea, pero me sentí obligada a localizar a la joven dependienta de ventas que Marion trajo a casa con ella… La localicé en el departamento de lencería… Ella me reconoció de inmediato.
"Te conozco", dijo ella con entusiasmo... - "Usted es la doncella de la señorita Herberg, ¿no es así?... ¿Me recuerdas?... Te conocí el sábado pasado"
"Sí, te recuerdo", le dije… "¿Cómo podría olvidarlo?... Me alegro de haberte encontrado... Por curiosidad, ¿cuántos años tienes?"
"Dieciocho… Cumpliré diecinueve el próximo mes."
"¿No conocías a la señorita Herberg antes de que ella viniera aquí de compras, verdad?"
"No... No la conocía”… Ella me preguntó si yo era nueva en este departamento.
"Y cuando ella te pidió que fueras a su casa, ¿por qué lo hiciste?... No lo entiendo."
"Al principio no quise ir... Pero luego me sentí halagada... Es una mujer tan hermosa y sofisticada... Y tan dominante... Siempre me han fascinado las mujeres de esa edad y de carácter fuerte... Sin embargo, tenía un poco de miedo de ir con ella, la verdad."
"¿Por qué te vas a una casa, con una completa desconocida si tienes miedo?... No lo entiendo."
"Estoy en el armario", me susurró… "No quiero que mis padres que se enteren de mis apetencias por otras mujeres... A ella le gusté yo... Y como dije, siempre me han atraído las mujeres así… Pensaba que lo entenderías… ¿No es por eso que eres su criada?
No le respondí, pero me di cuenta de que era una suposición astuta de alguien tan joven.
- "Ella es una mujer muy desagradable… Me obligó a hacer algunas cosas... Probablemente sabes a qué me refiero", le dije.
Ella se rió pensando en otra cosa muy diferente a lo que yo quise decirle… Lo pude ver en su joven rostro... El simple hecho de que estuviéramos hablando de esto la estaba excitando.
"No entiendo por qué no me ha llamado… Ella me prometió que llamaría” dijo con tristeza... – Tu que eres su criada, ¿sabes por qué no me ha llamado?"
"No… No lo sé", le dije... - "Pero eso no significa nada... Sólo he sido su doncella por un día."
Mientras conversábamos, no pude evitar recordar que ella estaba en el apartamento de Marion parcialmente desnuda… Su delgado cuerpo adolescente era perfectamente proporcionado… Recordé estar excitada... En un principio pensé que era el alcohol pero estaba equivocada… Era la calentura que me produjo verlo y pensar lo que harían cuando estuvieran solas las dos una vez me marché.
Corté nuestra conversación cuando ella me pidió que le entregara un mensaje a Marion... Le dije que no… No estaba dispuesto a estar en medio de su relación lesbiana.
Continuará....