Ella me cornea con mi empleado

Casi sin queres descubri que mi esposa me era infiel y encima con mi empleado favorito.

Hola amigos:

Antes de seguir relatando las aventuras de mi esposa, quería contarles algo muy jugoso; debido a los relatos que mandamos anteriormente, hemos recibido una gran cantidad de mails, cartas y correos electrónicos contándonos historias vividas por gente que prefiere permanecer anónima.

Tal es el caso de este colega (por lo cornudo digo) que me escribió contándome como descubrió que su mujer le metía los cuernos, gracias a eso yo también tuve la oportunidad de hacer que le siguieran creciendo sus ornamentas y puedo decir que Estela es una verdadera putarraca en la cama.

Bueno no los entretengo más y les muestro la carta tal cual me la escribió.

Hola Fernando o Patricia:

Después de haber leído tus relatos me animé y te escribí contándote lo que me sucedió; anticipándote que jamás hubiese pensado excitarme de tal manera al ver a mi señora con otro macho.

Somos un matrimonio de 44 años yo y de 41 ella, hace 20 años que estamos casados y tenemos un hijo de 19 años que vive en un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Antes que nada quiero contarte que mi experiencia en el sexo es bastante nula, todo lo mío se basa únicamente en lo que viví con Estela, cuando la conocí solamente había tenido sexo en una ocasión y había sido con una prostituta, con mi esposa conocí el verdadero sexo, aunque ella ya venia con una experiencia nada despreciable, por lo que me contó a los quince años se había puesto de novia con un chico de veinte, que al poco tiempo de salir la convenció para ir a la cama; estuvieron de novios casi tres años y medio y este chico la cogía todo el tiempo.

Fue una buena profesora para mí y gocé mucho cuando ella me enseño como cogerla por el culo, sus gritos, jadeos y gemidos me hacían notar como le gustaba mi pija.

Pero hace cosa de unos meses empecé a sospechar que mi esposa me era infiel, de repente cambio su peinado, su forma de vestir, una noche cuando llego a casa note que en su nariz se había colocado un piercing, esa misma noche cuando se desnudo par acostarse conmigo descubrí que tenia su vagina totalmente depilada aún sabiendo que a mi me gustaba que la tenga toda peluda, cuando se lo cuestioné solamente se limito a reírse, mi esposa tiene un cuerpo muy llamativo, se cuida mucho y pasa horas en el gimnasio entre abdominales y aparatos, tiene el cabello negro lacio que no llega a sus hombros, ojos negros, piel trigueña, unas hermosas tetas con pezones duros, cintura angosta y unas caderas anchas que hacen que tenga un culo grande, con nalgas firmes y bien paradas.

Todo iba de mal en peor, su actitud distante me hacia pensar que había alguien en medio de nuestra vida, ya no tenia horario para regresar a casa y cada vez lo hacia mas tarde, cuando sonaba su celular ella se apartaba de mi para hablar y cuando yo le preguntaba quien la había llamado simplemente me contestaba que era un cliente, para colmo no me dejaba tener sexo con ella como antes, directamente no demostraba interés, yo la deseaba y no dejaba de mirarla cuando ella se dormía, en algunas ocasiones la acariciaba suavemente para que no se despertara, mientras lo hacia me masturbaba recordando esos momentos gloriosos en que ella me dejaba penetrarla.

Fue así como también descubrí que ella se había tatuado su pubis, el dibujo de una rosa amarilla cuyo tallo salía de sus labios vaginales y su flor llegaba casi hasta casi la mitad de su hermoso vientre, no podía creer que Estela estuviera actuando de esa manera, pero era la realidad y cada vez mas, aunque no tenia pruebas, me convencía que yo ya era un cornudo mas en el club de los ciervos.

Lo comprobé sin quererlo, era el día de pago en mi empresa, al primero que pagué fue a Ariel, mi empleado preferido, un muchacho de 25 años, el encargado de hacer el reparto, el terminaba su trabajo a las 2 de la tarde por que después dictaba clases de artes marciales en el gimnasio donde concurría Estela de manera que le pagué para que no llegara tarde a dar su clase.

Me quedé en la empresa pagando a los demás, cuando terminé, una hora después, decidí ir a ver un cliente, pero no encontraba la agenda electrónica hasta que recordé que la había dejado en casa, como vivo cerca de la fabrica me acerqué a buscarla, cuando llegué vi que la camioneta de mi propiedad que usa Ariel estaba estacionada en la puerta de casa, aunque me negaba a sospechar de mi empleado algo me decía que pasaba algo raro con el, es así que decidí entrar por la puerta que da a la calle de atrás, lo hice silenciosamente y escondiéndome entre las plantas llegué casi hasta el ventanal de la cocina que da hacia donde yo estaba.

Parapetado detrás de la parrilla tenia una visión perfecta de la cocina, al primero que vi fue a Ariel, estaba semisentado en uno de los taburetes, el corazón me empezó a latir fuerte cuando vi que se quitaba su remera y con la misma se secaba el sudor de su cuerpo musculoso, el latido de mi corazón se aceleraba a cada instante y creí que se me detendría cuando vi aparecer a Estela calzando solamente sus jeans, su torso estaba completamente desnudo y sus pezones parados al máximo, ella se puso frente a Ariel y comenzaron a besarse, en ese mismo momento creí que me moría, no soportaba ver a mi mujer abrir la boca y tragarse la lengua de mi empleado, ¡¡podría ser tu hijo!! ¡¡hija de puta!!, pensé, pero estela no pensaba de la misma manera, fue besando su cuello, su pecho, su estomago duro, bajo hasta su cintura mientras con sus manos desabrochaba el cinturón, bajo los pantalones hasta sus rodillas y salió al ruedo algo con lo que yo jamás podría competir; Ariel calzaba una verga de dimensiones formidables, la tenia completamente parada y no media menos de 22 o 23 cm con un grosor asombroso recorrido por venas hinchadas, era un músculo irregular lo mas parecido a un garrote.

Estela lo acaricio sonriente y comenzó a besarlo, luego chupeteó su glande y de repente se la empezó a tragar con ansiedad, el tiró su cabeza hacia atrás y aferró a mi esposa de los cabellos, se la metía hasta la garganta, Estela tenia arcadas, pero no dejaba de chuparla.

No sabia como reaccionar, mi deber de marido traicionado era entrar en casa y poner los puntos a los dos, pero no me animaba, no sabia como tomar todo esto, yo mirando asombrado, angustiado y paralizado, solo veía a mi esposa como se tragaba la semejante verga de mi empleado.

Ariel empezó a retorcerse y cada vez aferraba con más fuerza los cabellos de mi mujer, empezó a moverse como si la estaría cogiendo por la boca, Estela se estaba ahogando con cada embestida de Ariel, pero la recibía con la boca bien abierta, de repente los jadeos de Ariel se hicieron mas fuertes y le mando la pija hasta lo mas profundo de la garganta, Estela se separó y mantenía la boca abierta, pude ver como su boca estaba completamente inundada de esperma, chorreaba leche por la comisura de sus labios, pero su mano no soltaba la poronga de Ariel, ella lo miraba a los ojos y se trago todo, luego, con su lengua limpió la cabezota colorada hasta dejarla limpita y a medida que su verga se moría ella seguía besándola hambrienta.

Aproveche que subieron para el dormitorio y me escabullí dentro de la casa, me metí en el dormitorio de mi hijo, desde allí metiéndome en la parte alta del placard podía pasar por el entrepiso hasta la parte alta del placard de mi dormitorio, lo hice ansioso por ver como seguía la cosa, después, pensándolo detenidamente no me explicaba por que hice eso, si en lugar de espiar yo solo tenia que poner fin a semejante traición.

Cuando pude llegar al placard de mi dormitorio, ellos ya estaba tirados la cama matrimonial, esa que me hizo tan feliz junto a mi esposa que ahora esta gozando con otro macho que la dejaba mas satisfecha que yo.

Estela ya había sido despojada de sus jeans, solamente estaba con una tanguita negra que le había comprado yo para que ella jugara conmigo, Ariel la besaba y le apretaba sus nalgas con fuerza, ella no dejaba de aferrar su pija que ya estaba nuevamente lista para el placer.

Ariel le empezó a morder los pezones, mi señora se retorcía de calentura y a los gritos empezó a pedirle que le chupara la concha, sin dudarlo el se dirigió hacia abajo pasando su lengua por todo su vientre, le arranco la tanguita dejándola destrozada a un lado y abriendo su boca empezó a comerse la concha pelada de mi mujercita, nunca había escuchado a Estela gemir y jadear de esa manera, estaba enfurecida agarrando la cabeza de mi empleado como queriendo metérselo adentro por su vagina.

El la cogía con la lengua haciendo que ella tenga un orgasmo tras otro, en esos momentos con una angustia inmensa reconocía que Ariel se garchaba a mi esposa como yo nunca lo había hecho ni lo podré hacer.

El fue girando sobre si mismo y le ofreció su vega erecta, ella volvió a aferrarla entre sus labios carnosos, eso, en lugar de una cama parecía un campo de batalla, estaban los dos salvajemente calientes haciéndose el sexo oral, los dos se retorcían y se decían toda clase de obscenidades mientras se chupaban enfurecidamente.

Luego de las ruidosas chupadas que se propinaron mutuamente, Estela quería ser penetrada, Ariel se acostó boca arriba y ella se dispuso a sentarse encima, se arrodilló con sus piernas abiertas, una a cada lado del cuerpo de mi empleado y lentamente se dejo caer, desde donde estaba podía ver perfectamente como la gruesa poronga de el desaparecía dentro de mi esposa, lentamente empezó a moverse y era sombroso como se la enterraba hasta el fondo, fue en ese preciso momento que sentí que yo también tenia mi pija totalmente erecta, no entendía nada de nada por un lado sentía mis mejillas empapadas de mis lagrimas y por otro no podía dejar de mirar y apretar mi pija parada.

Mientras tanto Estela seguía cabalgando sobre la pija de ese pendejo hijo de puta, escuchaba como ella le decía cuanto le gustaba como la cogía y como la hacía gozar esa verga, sus orgasmos se sucedían uno tras otro y como siempre, cada vez que acababa, una sonrisa de puta se dibujaba en su rostro, Ariel era un verdadero semental, la tenía ensartada hasta lo mas profundo de su ser y sacaba de ella la lujuria y la morbosidad que conmigo nunca demostró.

Pero lo mejor o quizá lo peor todavía estaba por venir, Estela inclinada hacia delante, besaba al pendejo, el acariciaba su nalgas y las aferraba con fuerza, las abría dejando expuesto su agujero negro, primero empezó a acariciarlo con uno de sus dedos, ella movía sus caderas en circulo dando muestras de aprobación y mas excitada se puso cuando sintió que Ariel empezaba a penetrarla con sus gruesos dedos - ¡¡oh nooooo!!!, pensé, la estaba preparando para darle una culeada monumental, no estaba seguro que el ano de mi esposa aguantara tan formidable pedazo de tripa, pero a pesar de su juventud, Ariel la estaba dilatando lentamente demostrando que no era un novato, era innegable que ese hijo de puta tenía mas experiencia que yo y sabia como cogerse una puta como mi mujer.

-Dale, dale, partime el culo- empezó a gritar mi esposa con voz ronca de calentura mientras se quitaba la verga de su concha y se ponía en cuatro esperando ansiosa el ataque por la retaguardia.

Ariel saco de mi cajón en la mesita de luz la crema lubricante que yo solía usar para cogerme a Estela, ¡¡¡el hijo de puta sabía hasta donde yo guardaba mis cosas!!!, empezó a untarle el ano con mi gel mientras le introducía el dedo índice, a todo esto yo seguí lagrimeando pero no dejaba de apretar con fuerza mi bulto por encima del pantalón hasta que sentí que una humedad enorme inundaba mi entrepierna, no podía creer lo que me estaba sucediendo acababa de irme en seco estaba tirando semen como nunca lo había hecho.

Los gemidos de mi señora me hicieron reaccionar, cuando volví a mirar ya le estaba metiendo la cabeza, ella, con las mejillas apoyadas en la almohada y con sus manos separaba sus nalgas para facilitarle la entrada a esa anaconda infernal, la escuche gemir de dolor, vi su cara desfigurarse tratando de aguantar la tortura de sentir desgarrarse sus musculo ante la presión de ese miembro gigante; vi como el culo de mi esposa se había deglutido hasta la mitad de esa verga.

El detuvo el avance para darle un respiro, ella respiro profundo y se aflojo en señal que quería que el siguiera ensartándola, el no espero un segundo, de repente empujo y de un solo envión se la enterró hasta los huevos, -¡¡¡¡aaaaaahhhhhhhhhgg!!!!- gritó estela haciendo que de sus ojos salieran tremendos lagrimones, -¡¡¡ hijo de puta, me destrozas!!!, -le gritaba ella enfurecida, -¡¡es lo que te gusta puta!! Le decía el mientras la aferraba de los cabellos y la tiraba hacia atrás para ensartarla mejor, ¡¡basta, basta!! me estas reventando!!!, seguía gritando ella mientras el seguía bombeando salvajemente; quizá ese era el momento que yo tendría que aparecer y salvar a mi esposa de semejante cogida que le estaba propinando, pero algo no dejaba que intervenga, era como que quería seguir viendo lo que ella hacia, seguía apretando mi bulto duro que no dejaba de derramar semen.

En un momento vi que Ariel se quedo quieto, mi esposa jadeaba como si hubiese corrido la maratón de Buenos Aires, seguía separando sus nalgas con sus manos pero tampoco se movía, de repente vi como ella empezó a mover sus caderas de atrás para adelante, primero suavemente pero después esos movimientos se transformaron en un vaivén frenético, ahora era ella la que se cogía al pendejo se enterraba su verga hasta le fondo para luego sacarla casi hasta la cabeza y nuevamente se la ensartaba, ahora gritaba pero de placer, nuevamente en su cara se dibujo la sonrisa de puta y los movimientos tomaron un ritmo vertiginoso, ella empezó a pedir mas, quería que la cogiera mas fuerte y Ariel le hizo caso, las embestidas del pendejo eran infernales a pesar del dolor agudo que le provocaba ella seguía gozando y teniendo orgasmos infernales.

Ella estaba exhausta y se dejo caer, quedo boca abajo, tendida en la cama con sus piernas abiertas, -¡¡basta Ariel, no puedo mas!!- suplicaba, pero el seguía bombeando sin parar, ella casi desmayada solo atinaba a soportar esa violenta penetración, Estela ya no podía acabar mas, había tenido como diez orgasmos en menos de una hora pero no quería dejar caliente a su semental, el cuerpo de Ariel se detuvo y se puso rígido, un grito gutural invadió mi dormitorio y la ultima embestida indicaba que le estaba llenando el culo de esperma a mi mujercita, ella sonrió agradecida al darse cuenta que todo terminaba por fin, se quedaron quietos, el seguía con su enorme verga ensartada en el culo de mi mujer que se quedo dormida o mejor dicho desmayada.

Ariel saco su pija todavía dura y se la limpio con la sabana, se vistió y bajó las escaleras, desde arriba del placar y mirando a mi esposa dormida, admiré su cuerpo desnudo y hermoso, aunque me había traicionado todavía la deseaba y sentía que la amaba mas que nunca.

Escuche la puerta de calle cerrarse y la camioneta ponerse en marcha para luego partir, había presenciado una de las mejores cogidas que le dieran a una mujer, lastima que esa mujer era mi esposa y el que la cogió no había sido precisamente yo.

Con mi nuevo título de cornudo me baje del placar y fui al baño a higienizarme, mientras me lavaba y recordaba cada instante que presencie entre mi esposa y mi empleado, se me paro de nuevo y esta vez, casi sin culpas me masturbé como un adolescente, deseando verla en acción nuevamente.

Espero me contestes y me digas que te pareció, ya que me gustaría que seamos amigos y podamos compartir nuestras historias y nuestros cuernos.

Te mando un beso

Mario

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