Ella lleva las riendas

Ella lleva las riendas...

Me dice "Hola", pero sus labios me dicen algo más, me esta llamando, mientras que sus ojos recorren palmo a palmo mi cuerpo, escrutándome, deseándome, poseyéndome..

Nos acercamos lentamente el uno al otro; me fascina su cuerpo, me fascina esa ropa ajustada que lleva y que marca sus curvas, pero sobretodo me fascina su mirada lasciva y rebosante de seguridad que me hace sentir totalmente poseído. Sus pechos encorsetados se yerguen amenazantes ante mi, pidiéndome a gritos ser liberados.

Sus manos se acercan a mi pecho, lo rozan suavemente, y comienza a desabrochar mi camisa, y la arroja lejos. Mientras, yo acerco mis manos a sus pechos, totalmente fascinado, y con cuidado desabrocho su blusa, y la retiro descubriendo ante mi embelesada mirada dos volcanes apunto de estallar.

Ella posa sus manos sobre mis nalgas, las aprieta ligeramente y me dedica una de sus sonrisas cómplices, ambos sabemos que estoy totalmente embriagado y poseído; una de sus manos suavemente se desplaza alrededor de mi cadera, hasta llegar a mi paquete, donde recorre mis testículos, y a continuación desabrocha mi pantalón, y suavemente baja la cremallera, y llegados a este punto empuja hacia abajo mis pantalones; una de sus manos recorre mi espalda descendiendo por debajo de mi calzoncillo, mientras la otra lo retira; yo con mis manos recorro ese monumento a la naturaleza que es su culo; con una de sus manos juega con mis testículos, primero con suavidad, y luego apretando muy ligeramente, marcando el territorio, haciéndome sentir totalmente a su merced.

Sus manos me indican mediante un ligero toque en mis hombros que me arrodille, así lo hago, y desde ahí, a sus pies, con mi ser rebosante de felicidad, desabrocho su pantalón, lo bajo suavemente, descubriendo sus dos piernas, mas bellas que cualquier columna concebida por el hombre, las recorro suavemente, lentamente, de abajo hacia arriba, besándolas palmo a palmo, cubriéndolas de caricias con mis manos, gozando con el privilegio de acercarme cada vez mas, deleitándome cada vez que subo un poco mas; ya he llegado, mis manos han vuelto a alcanzar sus nalgas, retiran sus bragas, descubriéndola totalmente.

Me tumbo boca arriba, ella se sienta encima de mi, puedo sentir el peso de su cuerpo sobre mi, me gusta sentirla encima de mi, me fascina su forma de mirarme desde arriba, ella se sabe totalmente dominadora de la situación y lo deja entrever en su sonrisa, con su cuerpo sobre el mío es ella quien decide como y cuando he de moverme; se inclina sobre mi, pone sus manos sobre mi pecho, haciéndome sentir que esta sobre mi, , mis manos acarician sus nalgas, las mismas nalgas que descansan sobre mi, cuyo roce con su piel enajena mis sentidos; comienza a cabalgarme con suavidad, así me siento, cabalgado, como el corcel de una bella amazona; con sus manos sujeta mis brazos, inmovilizándome totalmente a su merced, mientras su cadera sube y baja, y sus pechos se muestran imperiosos sobre mi, acercándose a mi pecho amenazándome con asfixiarme si no cumplo sus designios; libera mis brazos, para que pueda tocarlos, para que pueda sentirlos; acelera el ritmo, me cabalga salvajemente acercándonos hacia el orgasmo, mientras mis manos recorren suavemente sus poderosas nalgas; al fin llega, y poco a poco baja, y nuestros cuerpos se funden en caricias y besos.