Ella la tenía más grande que la mía
Un chico, de ligoteo en una discoteca, se encuentra con una chica 'especial'
Con 35 años y diez de casado, Jorge ha echado alguna que otra canita al aire. Su mujer, también. Pero para ambos es sólo un juego, algo para salir de la rutina. Algo sin importancia.
Cuando entró esa noche en la discoteca, iba con la intención de ligarse a una guapa chica y echar un buen polvito, algo sin compromiso. Sólo un poco de agradable sexo con una desconocida.
Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, empezó a mirar a las posibles candidatas. No había mucho donde elegir. Ninguna chica sola. Algún grupito, parejas, pero nada más. Pidió una copa y se puso en la barra a escuchar la música y ver a la gente bailar.
Una hora después la disco se había llenado, pero aún nada.
"Bueno", se dijo "Pues nada, para casita a ver si Ángela está de humor para un polvete". Se iba a levantar cuando la vio entrar. Pelirroja, alta, delgada. Vestía un traje rojo a juego con su pelo. Amplio escote, de generosos pechos. Miró detrás de ella para ver entrar a su pareja, pero parecía venir sola.
La siguió con la mirada. Estaba muy buena. Llegó hasta el otro extremo de la barra y pidió algo. El camarero le sirvió vodka con limón.
Enseguida empezaron a aparecer los moscones. Se acercaban a ella y le daban palique. La chica sonreía un poco, pero al final ellos se iban, dejándola sola. Jorge lo observaba todo. Al rato dejaron de venir los moscones y la chica bebía su copa sola. Jorge pensó que quizás esperaba a su novio, o algo así. De todas maneras, cogió su copa y se acercó a ella.
-Me he fijado en lo bien que has espantado a los moscones
A pesar de la poca luz que había en el local, Jorge pudo ver que sus ojos eran lo más bonitos que había visto en su vida. Verdes, enmarcados por unas largas pestañas. Se clavaron en los de él.
-Parece que tengo que espantar a uno más.
Su voz profunda. Labios carnosos, pintados de rojo.
-¿Lo dices por mí?
-No. Por el camarero.
-Jajaja. Bueno, si molesto, me voy.
Ese truco le había funcionado otras veces. No se hacía el pesado y hacía como que se iba.
-No he dicho que me molestaras.
Funcionó. Casi nunca le fallaba.
-Ah, bien, lo último que quiero es molestar a una chica tan hermosa como tú.
Ella sonrió. Buena señal. Y su sonrisa era preciosa.
-Desde que entraste en la disco me fijé en ti. Sin duda, eras las mujer más guapa del local.
-Me imagino que eso se lo dirás a todas.
-Jajajaja. Me has pillado. Pero esta vez es verdad.
-Gracias.
Vio que la copa de ella se había terminado. Pidió dos más, para él y para ella. La aceptó.
Como es habitual en las discotecas, la música hacía difícil oírse y tenía que acercarse mucho a ella para que lo entendiera. Su perfume olía muy bien. Se lo dijo. Además, así podía mirarle las tetas desde arriba. Parecía dos preciosas tetas.
Jorge notó que su polla empezaba a reaccionar. Aquella mujer le gustaba mucho. Tenía algo especial. Una de las veces que le miraba descaradamente las tetas, sus miradas se encontraron.
-Lo siento. Pero no puedo evitarlo. Son preciosas.
-No me molesta.
Otra buena señal. Jorge ya pensaba que esta noche mojaba con aquella preciosidad. Empezó a acercarse más para hablarle. La hacía reír con tonterías. Se rozaba con ella, que no rehuía el contacto. Rozaba su cara con sus labios al acercar su boca a su oreja.
Su polla ya estaba a tope. Ahora venía la última fase. Hacerle saber a ella que le había puesto la polla dura. La chica estaba sentada en un taburete de esos altos. Jorge de pie, a su lado. Se acercó más, y pegó su paquete contra el muslo de la chica. Ella lo miró a los ojos y él sonrió. Ella no retiró el muslo.
Esa era la señal definitiva. Se acercó y le besó en los labios.
-Eres muy lanzado.
-Si me encuentro a una belleza como tú no quiero perder tiempo.
Ella lo miraba a los ojos. Brillaban. De repente, su mirada cambió. Retiró el muslo
-Eres..simpático. Será mejor que...te vayas.
¿Qué pasaba? Todo marchaba bien. Las señales eran inequívocas.
-¿Y esos? Así..de repente...
-Será mejor, antes de que te entusiasmes demasiado.
-Pero ya estoy entusiasmado.
Ella se puso seria.
-No todo es lo que parece
-¿Qué quieres decir?
-¿De verdad no te has dado cuenta?
-¿Cuenta? ¿De qué?
-Tengo....tiburón.
¿Tiburón? Qué coño le importaba a él las mascotas que ella tuviera. Como si tenía un cocodrilo. Entonces se dio cuenta. !TIBURÓN¡
No podía ser. Era una mujer. No podía ser un hombre. Se hubiese dado cuenta.
-Si me querías que te dejara en paz me lo hubiese dicho. No hace que me cuentes esas mentiras.
-Como quieras. Déjame en paz.
-Fue casi un placer conocerte.
Se marchó, sin mirar atrás. Ella siguió en la barra un poco más y luego se marchó. Jorge la miró mientras se iba. ¿Cómo iba a ser un hombre si tenía un cuerpo perfecto? Meneaba el culito de una manera muy sexy. Tenía dos preciosas tetas. Y era muy guapa. La deseaba, así que la siguió.
La encontró en la calle.
-Espera - dijo, acercándose a ella.
-¿Qué quieres?
-¿De verdad que eres...?
-Sí.
-Pues...eres el ..hombre más guapo que he visto en mi vida.
Ella sonrió. Jorge la miró. No podía ser un hombre. Era imposible. Las manos quizás grandes para una chica. Pero conocía mujeres de manos grandes. Se acercó y la besó. Esta vez ella se lo devolvió.
Se abrazaron y se dieron un buen morreo. Jorge sentía sus duras tetas clavadas en su pecho. Ella sentía su dura polla clavada en su barriga. Llevó una mano hacia ella y la sobó sobre al pantalón.
-Ummm , que dura tienes la polla. ¿Es por mí?
-Claro que es por ti, preciosa.
-¿Tienes coche?
-Sí.
-Vamos a tu coche.
La llevó casi corriendo. Estaba aparcado cerca, en una calle tranquila y oscura. Entraron. Ella se sentó en la lado del acompañante.
-¿Dónde vamos? - le preguntó él.
Ella no dijo nada. Llevó sus manos a la bragueta, la bajó, metió la mano y le sacó la polla. La agarró con una mano y empezó una lenta paja.
-Ummmm, me encanta tu polla.
Jorge tenía una buena polla. 20 cm de dura carne. A sus amantes le gustaba. Y a su mujer, claro. Estaba orgulloso de su polla.
-Ahora vas a ver lo que es una mamada de verdad.
La chica se agachó y se metió la polla en la boca. En cuanta empezó a mamar, Jorge se dio cuenta que ella sabía lo que hacía. Su cálida boca subía y bajaba a lo largo de su dura polla. Y no dejaba de mover su lengua, enroscándola alrededor de su estaca.
Se acomodó en su asiento para gozar de la estupenda mamada. Llevó sus manos a su roja cabellera, para acariciarla, no apretarla contra él. No hacía falta. Lo hacía perfecto.
Siempre había oído que nadie se come un coño como una mujer, ni que nadie mama un polla como un hombre. Pero ella era una mujer, una preciosa mujer que lo estaba matando de placer.
-Aggggg que boquita tienes, preciosa....vaya manera de mamar....ummmmm
-Ummm...ummmmm...ummmmm
Se tragaba casi toda su polla. Se dijo que si la postura fuera más cómoda, se la tragaría hasta la garganta. Ninguna mujer se había metido toda su polla en la boca.
Cerró lo ojos. Aquella chica, de la que aún no sabía el nombre, lo iba a hacer correr como siguiera chupándosela así. A algunas de las mujeres con la que había estado no les gustaba el semen, así que la avisó.
-Preciosa...ummmm, para..para...o me harás correr en tu boca....
Ella no sólo no paró sino que chupó con más fuerza. Así que Jorge ya no se retuvo.
-Joder...que ..que me voy...a correr...aggg aggggggggg
Jamás en su vida había sentido un placer así. Parecía que ella se iba a tragar su polla, que la haría desaparecer para siempre. Lo que se tragó fue su inmensa corrida. Potentes y cálidos chorros de semen que salían disparados de su polla y que ella tragaba a medida que se los daba para no atragantarse. El sonido que ella hacía al tragar era muy sexy. Fueron por lo menos 7 chorros. 7 latigazos de placer.
Cuando dejó de correrse, ella siguió chupando, ahora más suavemente, asegurándose que no quedaba rastro de semen. Después, lentamente, se sacó la polla de la boca y se incorporó.
-Ummm, me gusta tu leche. Está muy rica.
-Ha sido la mejor..mamada de mi vida.
-Lo sé.
Aún tenía la polla en la mano. El se acercó y la besó con pasión. No le importó notar el salado sabor de su propio semen en su boca. Llevó una de sus manos a sus tetas y las acarició. Era duras, grandes. Siguió bajando su mano, acariciándola, hasta llegar a sus muslos. Su piel era suave. Metió la mano por dentro y fue lentamente subiendo por su muslo hacia su coño. Ella abrió las piernas para facilitarle la labor.
Estaba llegando. Seguro que lo encontraría empapado.
Lo que se encontró fue una cosa dura. Allí había una polla.
-Eres un hombre!!
-Te lo dije.
-Joder...No me lo creí. Pero si...pareces una mujer...Joder.
Ella soltó su polla y se puso seria.
-Te lo dije. Bueno. Para mí si ha sido un placer conocerte. Adiós.
Abrió la puerta para marcharse. Jorge la cogió por el brazo y la detuvo.
-Espera.
Aquel hombre...aquella chica. Tenía polla, la había tocado. Pero era una chica. Una preciosa chica. Se movía como una chica. Olía como una chica. Besaba como una chica. Y le había hecho la mejor mamada de su vida. Su polla, aún fuera del pantalón seguía dura. La deseaba.
-¿Qué quieres?
-No te vayas. Cierra la puerta.
Ella lo hizo. Miraba hacia adelante. Jorge la hizo mirarlo, acercó su boca y la besó. Ella se sorprendió, pero enseguida estaban besándose con pasión. Enseguida tenía otra vez su polla en la mano.
-No me importa lo que seas. Te deseo. Quiero....
-¿Follarme?
-Sí. Quiero follarte.
-Ummm..¿Quieres meter tu enorme polla en mi coñito trasero?
-Sí....
-Vamos a mi casa.
Arrancó el coche y siguió sus instrucciones. Ella todo el tiempo iba acariciando suavemente su polla. Cuando aparcó, se la metió con dificultad en los pantalones y subió la cremallera.
En el ascensor se besaron, se morrearon. Ella acariciando la polla sobre el pantalón. El acariciado su lindo culito.
-Me has puesto muy cachonda...
-Y tú a mi...preciosa.
Entraron en su piso. Ella lo llevó al dormitorio, en donde había una gran cama. Siguieron besándose y ella lo fue desnudando. Se dio la vuelta, dándole la espalda.
-¿Me ayudas?
Jorge se acercó y le bajó la cremallera del vestido. Éste cayó a sus pies. Admiró su espalda, su culito. Aquello no podía ser un hombre. Pero lo había tocado. Era un hombre, aunque le costaba pensar en ella como él.
No llevaba sujetador. Sólo unas braguitas negras. Jorge llevó sus manos adelante y acarició sus tetas. La encontró perfectas. Duras. De finos pezones. Se pegó a ella y le restregó la polla sobre las bragas, besando su cuello. Ella gemía de placer.
-Ummmm que dura la tienes...¿Me deseas?
-Mucho.
-Quítame las braguitas.
Se agachó y las bajó. Ella mantenía la piernas juntas. Su culito desnudo era precioso. Le dio besos y lametones que la hicieron estremecer. Se levantó y volvió a pegarse a ella.
La chica se dio la vuelta. Y entonces la notó. Algo duro golpeó contra sus muslos.
"Joder, es un tío". Ya lo sabía, pero la barra que se restregaba contra sus muslos le rompió la fantasía de que fuera una mujer. La miró a los ojos. Aquellos preciosos ojos verdes. Aquellos labios rojos. Sus tetas clavadas en su pecho. La besó y le metió la lengua en la boca.
Cayeron en la cama, sin dejar de besarse, de acariciarse. Besó sus tetas. Lamió sus pezones. La mano de ella subía y bajaba a lo largo de su polla.
Si hubiese sido una mujer de verdad, habría bajado lentamente hasta su coñito, se lo habría comido sin parar hasta hacerla correr en su boca. Pero no tenía coño. Tenía polla. Por primera vez se atrevió a mirar.
-Joder!
-¿Qué pasa?
-Tu polla. Es más grande que la mía.
-Es mi chochito.
-Jajaja.
Chochito. Lo que ella tenía entre las piernas era una polla enorme. Se quedó mirándola. Nunca había tocado otra polla. Sintió curiosidad. Acercó su mano y la acarició con sus dedos. Palpitaba. Estaba caliente. Y muy dura. La agarró con la mano y empezó a moverla, como ella hacía con la suya.
Se besaban mientras cada uno acariciaba al otro. Jorge estaba muy cachondo. Tenía una enorme polla en la mano, pero ella era una mujer. Hermosa, sexy.
-Te quiero follar, preciosa.
-Ummmm...¿Me quieres meter la polla en mi chochito de atrás?
-Sí....
Ella se dio la vuelta, poniendo su precioso culito en pompa. Se chupó dos dedos y luego lubricó su culito. Jorge miraba como los dedos de ella entraban en su 'chochito de atrás'.
-Fóllame...méteme la polla...
Se acercó. Apoyó la punta en el anito y empezó a empujar. Entró con facilidad, y no paró de empujar hasta que se la enterró toda.
-Aggggg que rico....me encanta tu polla...fóllame fuerte...
Empezó a entrar y salir. Era una delicia follarse aquel precioso culito. Mirar como su polla entraba y salía. Su preciosa espalda. Su roja melena.
-¿Te gusta mi coñito? ¿Te gusta follarme?
-Ummmm me encanta preciosa...Me encanta follarte.
-Y ...aggg a mí que me folles con esa enorme polla....
Se la folló cada vez más fuerte, más rápido. Estaba a punto de correrse cuando paró. Se la sacó.
-¿Qué pasa? ¿No quieres seguir?
-Claro que quiero. Date la vuelta. Quiero mirarte mientras te follo.
Ella se puso boca arriba. Su polla descansaba sobre su barriga. Le llegaba más allá del ombligo.
Jorge cogió una almohada y se la puso debajo, para levantar su culo. Ella lo miraba con ojos brillantes. A Jorge, la cara de placer de ella cuando se la volvió a meter en el culito le pareció hermosa.
Se la folló ahora más despacito. Mirando su cara, mirando sus tetas...y mirando su polla. Ella se dio cuenta de que la miraba.
-Acaríciame...acaríciame el chochito...
Jorge llevó su mano a la polla y empezó a masturbarla sin dejar de follarla. Lo hacía al ritmo con que su polla entraba y salía de su culo.
-Agggggg que bien me follas.....que placer....más...más...
Arreció en sus arremetidas y en su paja. La polla de ella soltaba muy líquido transparente. Estaba muy cachonda también.
De repente, Jorge sintió que la polla se ponía más rígida, que tenía como espasmos. Y un potente chorro de semen salió disparado, cayendo sobre sus tetas. Fue seguido de más y más chorros, de gemidos, de espasmos. Su propia polla estalló y empezó a llenar el culito de la chica, lanzándole su cálida lava en lo más profundo.
Se miraron a los ojos. Los dos respirando agitadamente. Los dos sonriendo.
-Que bien me has follado.
Le sacó la polla y se tumbó a su lado. La abrazó y la besó. Su cuerpo se embadurnó del semen de la chica.
-¿Cómo te llamas?
-Dolores. ¿Y tú?
-Jorge. Ha sido un placer conocerte, Dolores.
-Y para mi Jorge.
Estuvieron un rato hablando. Él le dijo que estaba casado pero que de vez en cuando cada uno se divertía por su lado. Ella le contó su vida. Que desde que nació se sintió mujer. Que era una mujer.
-¿No has pensado en..? Ya sabes - le preguntó a Dolores.
-Sí, mucho. Pero tengo miedo de perder sensibilidad. Me encanta el sexo. Y no quiero dejar de gozar. Mi...chochito me da mucho placer.
Jorge miró a su chochito. Seguía duro. Él se había corrido dos veces, y no podría una tercera, pero ella parecía que sí. Llevó su mano y agarró la polla. Ella lo miró, sonriendo. Cuando él empezó una lenta paja, ella entornó sus verdes ojos.
Era tan guapa, tan sexy. La besó mientras su mano subía y bajaba por el chochito de Dolores.
-Ummmm...eres maravilloso...
Jorge se sentía extraño. Le gustaba toca aquella enorme polla. No era bisexual. Le gustaban las mujeres. Dolores era una mujer, sólo que un poco especial. Con sus caricias, ella cada vez gemía más fuerte.
Y entonces ella se lo pidió.
-Aggggggg...cariño....¿Me comes el coñito?
Se quedó congelado. Le estaba pidiendo demasiado. Ella lo notó.
-Perdona...me he dejado llevar....No...no tienes que hacerlo...así está bien.
Siguió con la mano. La miró. Sentía palpitar la polla en su mano. Pero estaba mirando a una mujer. Una mujer que lo había hecho gozar como no recordaba desde hacía mucho.
-¿Quieres que....te coma el coñito?
Dolores abrió los ojos. Se le iluminaron.
-Síiiiiiii...por favor...lo deseo.
Poco a poco, Jorge fue bajando por su cuerpo hasta llegar a su 'coñito'. Era el primero de esas características que se iba a comer.
Pasó la lengua a lo largo y llegó a la punta. Se la metió en la boca. Era suave, caliente. Ella lo miraba. No era muy habilidoso, pero le ponía corazón. Y le daba mucho placer.
-Ummmmm...que rico...sigue...cómeme
Se la metió en la boca hasta donde pudo, que no era mucho. Ahora entendía a las mujeres. Sentía la boca llena. Empezó a subir y bajar la cabeza, chupando al mismo tiempo, moviendo su lengua.
-Agggggg que bien lo haces....me vas a hacer correr......
Aumentó el ritmo de la 'comida de coño'. Dolores ya no podía más. Se iba a correr. Lo avisó, para que se apartara.
-Me corro....que....me corro...aggggggggggggggg
Pero Jorge no se quitó. Si empezaba una cosa la terminaba. La polla estalló dentro de su boca, en rápidos y espesos chorros de salado y amargo semen. Era tal cantidad que se le salía por la comisura de los labios, bajando a lo largo de la polla de Dolores.
No se lo tragó. No se atrevió a tanto. La miró con la boca llena de semen. ¿Y ahora que haría? Le parecía descortés escupirlo.
No tuvo que hacerlo. Ella se incorporó y lo besó. Él le pasó todo el esperma y ella lo bebió con placer. Siguieron besándose, lamiéndose.
-Eres el primer hombre que me hace eso...Eres...maravilloso.
-Aún no me creo que lo haya hecho.
-¿Te sientes un poco.....gay?
-Jajajaja. Pues..no. Para nada.
-Me casaría contigo! jajajaa
Estuvieron un rato más abrazados en la cama.
-Me tengo que ir ya, preciosa.
-¿Volveré a verte?
-¿Tú quieres?
-Claro que sí.
-Y yo.
Se intercambiaron los teléfonos. Lo acompaño a la puerta y se despidieron con un buen morreo.
Regresando a su casa, Jorge pensaba en lo que había pasado. Nunca en su vida habría pensado que haría lo que había hecho, pero no se arrepentía. Dolores era una mujer maravillosa.
Una mujer...especial.