Ella, él y yo (3)
Por un segundo sentí que el mundo se paraba y giraba sólo en torno a nosotros. Ya no podía ocultarlo, sentía algo por esta mujer, algo más que pasión, esa pasión que sentí con Ernesto desde la primera vez, con Karla se triplicaba, y había cierta atracción espiritual, era como un imán.
No sé por qué me puse tan nerviosa, llegó hasta donde mí y me quedé callada, observando cada paso que daba, era tan extraña esa sensación. Llegó hasta donde yo estaba.
-Hola Sofía- dijo tranquilamente mirándome a los ojos sin titubear
-Eh… hola- yo no sabía ni su nombre y ella sí el mío, no recordaba habérselo dicho.
Me retiré un poco y dejé que Andrea, que era la gerente dele restaurant siguiera atendiendo y me quedé observando a la fotógrafa. Me cautivaba de pies a cabeza. Era alta, de piel muy blanca, cabello castaño largo un poco ondulado, ojos verdes y sonrisa pequeña. Ese día tenía puestos unos jeans azules con zapato de piso, blusa blanca y saco negro abierto. Pude ver sus manos largas y delgadas, sus dedos muy estilizados.
Parecía una chica muy reservada, después de todo sólo la vi una vez. Su voz era un poco fría y seria.
Nada que ver con el manojo de emociones que era yo. Por lo general yo usaba jeans, blusas informales y todo tipo de zapato y bota cómodos. Siempre llevaba el cabello recogido cuando estaba trabajando, pero me encantaba traerlo suelto, largo hasta el pecho, ondulado y castaño claro. Y por supuesto, extrovertida.
Cuando por fin sirvieron su orden, se acercó hasta donde yo la observaba.
-Imagino que este es tu restaurant, nunca había estado aquí, pero me han recomendado mucho, sobretodo por el chef- hablaba tan calmada y serena que no sabía cómo reaccionar. A la vez seductora y a la vez indiferente
-De verdad espero que te guste- me ponía tensa, me sentía indefensa con ella.
-Bien, hasta luego entonces- dudó en retirarse
-Espera- hablé sin pensar <> ahora qué le decía- espera- me miró fijo esperando – bueno… podríamos coincidir en alguna ocasión- repetía en mi mente.
-Tenlo por seguro Sofía, hasta luego- salió sin decir más y me dejó muy confundida.
Terminé como pude las actividades en los dos restaurants y me fui a casa, envuelta en mil pensamientos.
A eso de las once encendí mi computadora, pese al cansancio no podía dormir.
En mi bandeja de entrada había unos cuantos correos de clientes, facturas y boletines a los que estaba suscrita, de repente me llegó un correo de una dirección desconocida, pero decidí abrirlo.
De: Karla Gatti
Para: Sofía Adamo
Asunto: Coincidir
Ha sido un verdadero placer coincidir nuevamente contigo, espero y no sea ésta la única ocasión.
Pensé en primera instancia en la fotógrafa, pero era imposible que tuviese mi dirección de correo. Pensé en ignorar el mensaje, pero a final decidí responder.
De: Sofía Adamo
Para: Karla Gatti
Asunto: Disculpa
Me temo que deberás disculpar mi torpe memoria, no recuerdo quien eres.
Presioné enviar y esperé una respuesta, aun que ya era tarde tenía esperanza de saber quien era. Unos minutos más tarde mi bandeja de entrada sonó y supe que era la respuesta que esperaba ansiosa.
De: Karla Gatti
Para: Sofía Adamo
Asunto: ---------
He de apoyar tu idea de la torpe memoria.
Soy Karla, la fotógrafa que viste hace una horas en tu restaurant, espero que me recuerdes…
Confirmado, sospecha confirmada. Cerré todas las ventanas y programas y dejé la computadora en el sofá, tomé mi celular y empecé a redactar una respuesta cuando me disponía a entrar en la ducha.
De: Sofía Adamo
Para: Karla Gatti
Asunto: Gracias
Me alegra que estemos de acuerdo respecto a mi memoria.
Ya estás en mi lista de contactos y ten por seguro que no te olvidaría.
Mucho gusto Karla, puedo preguntar ¿cómo es que tienes mi dirección de email?
Envié el correo y me desnudé para meterme a la ducha, eran casi las 2:00 a.m.
Me duché tranquilamente y al salir me vestí con un short y una playera corta, tomé el celular y me di cuenta de que perdí la noción del tiempo en la ducha, pasé casi treinta minutos ahí, tenía dos correos de Karla.
De: Karla Gatti
Para: Sofía Adamo
Asunto: Para eso estamos
Quiero confesar que soy un poco acosadora, no fue casualidad que haya ido a tu restaurant, investigué sobre ti y tus restaurants y me decidí a probar.
Por cierto, he confirmado que eres una excelente chef.
Yo tampoco te olvidaré Sofía.
P.D. Espero que no te afecte el que tenga tu dirección de correo personal, me hice pasar por una clienta desesperada y conseguí que el gerente del otro restaurant melo diera.
Había un correo más, con apenas diez minutos de diferencia.
De: Karla Gatti
Para: Sofía Adamo
Asunto: Disculpas
Entiendo que te moleste mi lado acosador, ten por seguro que me alejaré de ti.
Y una vez más disculpe señorita Adamo.
Quedé horrorizada, Karla era muy radical, sólo tardé un poco en la ducha. Pensé si era adecuado responder su mensaje, y también si era sana una relación entre nosotras, ella causaba algo en mí, algo tan fuerte como lo que sentí por Ernesto. Quizá no era algo sano, y no por el hecho de ser una mujer, sino que en realidad no estaba preparada para una relación en ese momento.
Dudé mucho, al final decidí no responder el correo y me dormí escuchando música con mi ipod. Tratando de no pensar.
Al día siguiente desperté ansiosa, Morfeo me aconsejó que respondiera el mensaje de correo, finalmente esto es vivir, y si siento algo por esa chica no tengo por qué reprimirlo, mejor vivirlo hasta donde sea posible.
De: Sofía Adamo
Para: Karla Gatti
Asunto: Disculpa
Perdóname tú a mí, me metí a la ducha y salí y lo único que deseaba hacer era dormir, no hay ningún problema con lo de mi correo, yo hubiera hecho lo mismo, sólo que me ganaste.
Buen día.
Lo redacté y envié desde mi celular y me dispuse a vestirme para salir casi corriendo al restaurant.
La mañana se me hizo larga, esperaba el correo de Karla, y no llegaba. Quizá se arrepintió y decidió dejar las cosas así, tal vez era lo mejor, no sé, lo cierto es que esa mujer me ponía de cabeza y con ello todo mi mundo, me estremecía saber que en dos días me hizo sentir tantas cosas hasta ese momento olvidadas, cosas que con Ernesto era casi imposible recuperar.
A media tarde justo cuando estaba terminando los pendientes de la sucursal del restaurant me disponía a ir a la matriz, salí del lugar y me topé a quien menos creí pero más quería. Karla.
-Disculpe- dijo sin aún verme
-No te preocupes- hubiera querido tener una cámara en ese momento para tomar una foto a su cara, su reacción es indescriptible, se quedó boquiabierta mirándome, y yo a ella.
Por un segundo sentí que el mundo se paraba y giraba sólo en torno a nosotros. Ya no podía ocultarlo, sentía algo por esta mujer, algo más que pasión, esa pasión que sentí con Ernesto desde la primera vez, con Karla se triplicaba, y había cierta atracción espiritual, era como un imán.
-Permíteme invitarte un café, te he golpeado muy fuerte- bien podría perderme en esos ojos verdes
-Mejor yo a ti por hacerte esperar ayer- permanecí seria
-Apenas leí tu email, no sabía que responder- me sorprendía su tono de voz tan seco y serio, pero me gustaba.
-Vamos, te invito el café- evadí el tema
-mejor ambas nos lo invitamos- me regaló una media sonrisa – pero en territorio neutral- dijo al ver que me disponía a entrar nuevamente en mi restaurant.
-Bien- y comencé a caminar a su lado sin hablar, era como si la comunicación fuera de alma a alma.