Ella con tacones y yo con cuernos
Cuernos, sumisión, medias, semen de otros... Todo gran relato tiene un inicio y éste es el de esta historia de femdom, fetichismo, infidelidad y mucho, mucho morbo.
Estoy a sus pies. Ella zarandea un condón usado, repleto de semen de otro tío que se la acaba de follar. Uno de tantos. Y yo le doy las gracias mientras beso el condón y agachó la cabeza para lamerle los pies sobre esas cuñas de tacón. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Aún faltaría mucho más por vivir, pero vayamos al inicio. Así empezó todo:
Mi novia se había ido un fin de semana fuera con unas amigas. El sábado a las 3 de la madrugada me envió un WhatsApp diciéndome que había estado a punto de engañarme pero que no lo había hecho. Yo estaba despierto y leer eso me provocó un vuelco en el estómago y un ataque de celos.
- Se han empezado a ir todas a dormir y me he quedado de fiesta con un grupito que hemos conocido hoy -decía su WhatsApp-. Un chico ha estado roneándome pero al final no ha pasado nada. Mañana te cuento, besitos, tq!
No quiso hablar más, diciéndome que ya me contaría mañana cuando llegase. Vi que en Instagram subió una story bailando con un chico moreno. Yo aguanté las ganas de insistirle, viendo además que ya no le hacían doble check mis mensajes. Al poco, los celos pasaron a convertirse en excitación y las ganas de saberlo todo empezaron a convertirse en ganas de que sí hiciese algo. E imaginándolo me masturbé y me dormí.
Cuando al día siguiente llegó, nos fuimos directos a la cama con un gran calentón. Ella era muy sexual y yo seguía con esa mezcla de celos y excitación por saber qué pasó. Primero me aseguró que me había sido fiel, aunque el chico había intentando de todo.
- Solo bailamos. Eso sí, perreamos y me ponía mucho. En ese momento tenía muchas ganas de besarlo, de tocarle el paquete, de dejar que me manosease… Llegamos a estar cogidos, bien pegados.
En ese momento ella y yo estábamos en la cama cogidos. Parecía como que iba a recrear lo vivido.
- Llegamos a tener las bocas así, super juntas -acompañó la explicación poniendo su boca junto a la mía. Yo ya la tenía dura, cosa que ella notaba porque seguíamos pegados. No podía enfadarme ni ponerme celoso, la excitación me delataba-.
- Pero no le besaste… -dije, como repitiendo lo que hasta ahora había sido su versión oficial, pero deseoso de que la historia no acabara ahí.
- ¿Qué pasaría si te dijera que sí? -empezó a morrearme- ¿Y si nos hubiéramos besado así, como ahora te estoy besando a ti?
- Que me habrías engañado… -no lo dije con un tono de enfado, aunque tampoco me atreví a soltarlo como algo normal y positivo, intenté ser poco expresivo-.
Seguíamos pegados en la cama y ella llevó su mano a mi paquete. Tenía la polla como una roca.
- Vaya, parece que te pone pensar que tu novieta es un poco zorrilla, te excitas mientras insinuo que te acabas de tragar las babas de otro… Vamos a ver, baja un poco, empieza a comerme el coño y si lo haces bien te lo cuento todo. Si no, te quedarás sin saber la verdad.
Inmediatamente bajé a quitarle lo que llevaba y lamerle todo el coño sin parar. Me sentía muy sumiso a ella y eso me ponía.
- Mmmh -ella disfrutaba con aquello-, me gusta… Sigue por ahí, así, más arriba… Uff, te tendría 10 minutos así, deseando saberlo todo. Estoy por correrme y dejarte a dos velas, sin placer y sin saber qué pasó. Uff, me pone, igual que me ponía el chico de la discoteca. ¿Te gustaría que hiciese eso?
- Me gustaría saberlo todo ahora -yo ya hablaba con una voz muy sumisa y excitada- pero como tú prefieras. Para mi lo importante es tu placer -diciendo esto ya había certificado mi condición de sumiso pelele, se había abierto el melón-.
- Va, seré buena. Sí, lo besé. Nos magreamos y besamos en la discoteca con una pasión que hacía mucho ya que no sentía. El alcohol, la música, el pensar que era algo prohibido, el cuerpo morenazo de ese chico… Estaba realmente mojada. Sí, la lengua de tu novia anoche se juntó con otra lengua que no es la tuya.
- Gracias.
- ¿Gracias por contártelo o por ponerte los cuernos?
- Por ambas cosas.
Estaba dándole las gracias a mi novia, mientras le comía el coño (mojadísimo), por haberme engañado con otro tío. El tío que salía en su story de Instagram bailando con ella. La noche en la que yo me hacía una triste paja en casa y ella perreaba y se morreaba con tío que acababa de conocer.
Me cogió y me llevó hacia arriba para que la penetrara. Me siguió hablando mientras gemía. Yo también me moría de placer.
- Ufff, ojalá fueras él ahora mismo -eso me hiperexcitó aún más, aunque era bastante humillante-. ¿Sabes? No me lo follé, pero me hubiera gustado.
- ¿Porqué no follasteis?
- Él no tenía sitio y si me llego a llevar al apartamento, se hubieran enterado todas, así que dame las gracias por mantener aún la cabeza suficientemente fría. Ahora me arrepiento, joder, no te mereces hoy acabar…
Lo siento -sí, yo le estaba pidiendo disculpas a ella. Habíamos entrado en una espiral tan ilógica como morbosa-. Si así lo deseas, acabas solo tú… -yo lo decía por la tremenda excitación que me provocaba aquella sumisión pero en realidad tenía muchas ganas de acabar-.
Bueno, esta vez te dejaré eyacular conmigo. Además, a mi me apetece también acabar juntos. Pero tienes que prometerme que me dejarás quedar con él cuando venga a la ciudad.
- Te lo prometo
- Y que cuando terminemos ahora no te rayarás. Vas a aceptar que tu novia se quiere follar a otro tío y ya está, si no quieres, lo dejamos y tan amigos.
- No, no, te lo prometo. Fóllatelo, te lo mereces. Por las veces en las que no me he portado bien.
- Joder, joderrr
Y nos corrimos los dos chillando y resoplando. Había sido un polvazo.
Ese día empezaría una nueva etapa en nuestra relación. Una nueva etapa en la que irían sobrepasándose todos los límites unos tras otros.
Continuará...