Ella, Claudia (9. El Fontanero)
Este me relato me pareció de los más morbosos de la saga aunque no sea de los que mejor me quedaron. Aprovecho para decir que espero, cuando terminé de reenviar los capítulos de esta saga, que tendrá una segunda parte...
Capítulo 9. El Fontanero
Como me había avisado el día anterior, mi madre llegó tarde del trabajo, ya a la hora de la cena. Por orden de mi Ama había pasado la tarde en mi cuarto para no molestarla y sólo a las siete me había dado instrucciones para preparar la cena para los tres. Me había servido para descansar después de la dura y larga mañana que había tenido y para que se me pasara del todo las molestias que aún me quedaban en la espalda, pero lo que no se me pasó fueron los nervios, imaginando qué pensaría mi madre al ver como había quedado la casa tras la limpieza y con los cambios que mi Ama había hecho en la decoración.
Y, mientras pensaba en mi madre, me preguntaba hasta dónde querría llegar mi Ama en su juego. Una vez más me había hecho tener fantasías picantes con ella y no podía dejar de cuestionarme sobre sus objetivos… ¿Era un mero juego a ver si me excitaba o tenía verdadero interés en que cayera en el incesto? ¿O me preguntaba yo esto porque, en efecto, me ponía caliente pensar en mi madre en ese sentido y quería pensar que mi Ama acabaría metiéndonos juntos en la misma cama…y no sólo para dormir?
Recordando mi encuentro con Leonor me imaginé como sería con mi madre…No me parecía realista ni posible pero me excitó y me masturbé mientras en mi mente veía como mi madre venía a mi cuarto, me hablaba de sexo mientras se iba desnudando, me arrastraba a su cama y finalmente como lo hacíamos de forma salvaje…Mi madre debajo de mí, abierta de piernas…A cuatro patas mientras poseía su culito…Ella sobre mí, cabalgándome…Imaginando su sus muslos sobre los míos, su torso, su ombligo y sus dos pechos moviéndose al compas de nuestra unión me corrí y mi semen salió con fuerza, esparciéndose sobre mi agitado pecho…
Lo cierto es que una vez que me hube corrido la idea perdió…“encanto”. Al fin y al cabo era mi madre y estaba mal, era incesto. E imposible, me repetí. Seguro que mi Ama no hacía más que jugar conmigo… No debía volver nunca, me ordené a mí mismo, a fantasear con mi madre y a masturbarme pensando en ella. Debía pensar en mi Ama o en Sabrina, o en cualquier otra chica atractiva que pudiera conocer. De hecho, tras tomar esa decisión, estuve un rato intentando recordar a todas mis compañeras de universidad en las que alguna vez me había fijado por su atractivo físico y en tal cosa estaba cuando, de repente, el silencio de la habitación fue roto por el sonido del teléfono móvil. Cuando lo cogí vi que era una llamada, casualmente, de Sabrina. ¿Sería por lo de la cita del viernes? Supliqué mentalmente que no llamara para anularla.
-Hola-saludé al contestar.
-¡Buenas, Federico! ¿Qué tal estás?
-Muy bien-contesté-¿Y tú?
-Igual…Un poco aburrida…He pensado en ti y he pensado en llamarte…
-Yo también estaba pensando en ti-le dije, aunque no era del todo cierto.
-¿De verdad?
-¡Claro!
-Entonces estarás deseando que llegue nuestra cita del viernes.
-Y tanto. Estos dos días se me van a hacer eternos.
-Y a mí… ¿Sabes? Estoy preparando algo especial para nosotros.
-¿Sí?
-¡Sí! Lo vamos a pasar muy bien.
-¿Me darías un adelanto?
-¡No puedo, hombre!-rió-Porque entonces no habría sorpresa alguna.
-Tienes razón…Lo cierto es que tengo muchas ganas de volver a verte, de verdad, y no sólo por eso.
-¿Por eso? ¿A qué te refieres?
-¿Te refieres al folleteo, verdad?
-Sí. A eso.
-Ya lo sé…La última vez te lo dije yo.
-Cierto-dije, recordándolo.
-Y también para eso tengo algo muy…Dejémoslo en que será muy placentero.
-¿De verdad no me vas a dar ningún indicio, eh?
-Ni uno sólo. Sufre un poco.
-Bueno…Si quieres que sufra de impaciencia lo mejor es que me lo digas…La curiosidad es emocionante, pero si supiera lo que me espera…El tiempo pasaría todavía más despacio de lo que me parece ahora.
-¡Ja, ja!-su risa era refrescante-Lo siento, cielito, pero no cuela.
-Tenía que intentarlo.
-¿Me traeres ese libro del que me hablaste? Tengo mucho interés en leerlo, de verdad.
-Claro. No se me olvidará.
-Gracias.
-No hay porque darlas.
-Tengo preparada un par de películas.
-¿Un par?
-Una primera que me gusta mucho para que la veamos durante una cena tranquila…Es japonesa. Y luego una picantilla para verla en el dormitorio de mi madre…También con tranquilidad, desnuditos…Ya sabes.
-Sí…-asentí con un tono de viciosillo-Me lo imagino.
-¡Oh! Me llama mi madre, tengo que dejarte.
-Vale-asentí-Lo cierto es que yo también tendré que ir pronto a cenar.
-Muy bien. ¡Nos vemos el viernes, nene!
-Hasta pronto, guapa.
-¡Muac!-fue lo último que hoy antes de que colgara.
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Como suponía y era previsible, mi madre se sorprendió cuando llegó a casa y nada más entrar en el salón pudo percibir que algo había cambiado. Durante un par de minutos estuvo quieta en la puerta y, aunque estábamos allí, pareció dudar de si había llegado a su casa o no, aunque tal y como yo lo veía los cambios no habían sido para tanto.
-¡Vaya!-dijo entrando finalmente.
-Espero, Susana-se dirigió a ella mi Ama-Que no te moleste que me haya tomado la libertad de retocar alguna cosa…Me he puesto a limpiar para agradecerte tu hospitalidad y, de paso, pensé en hacer algún cambio.
-¡Oh! No pasa nada, al contrario-dijo mi madre-Está muy bien y te lo agradezco. Te habrás quedado exhausta, aunque tendría que haberte ayudado mi hijo, ¿eh, Federico?-se digirió a mí, que la verdad, no sabía que decir.
-Él estaba ocupado estudiando-dijo mi Ama, parecía que en mi defensa-Por eso no le dije nada.
-Pero al verte…
-Bueno, dejémoslo correr-mi Ama señaló hacia la cocina-Estoy a punto de poner la mesa para que cenemos. He preparado algo de pasta: espaguetis a la carbonara.
-¡Oh, qué bien!-asintió mi madre-Porque la verdad es que tengo un hambre tremenda.
-Pues vamos a cenar-dijo mi Ama, apartándose al paso de mi madre, que fue directa a la cocina-Esclavito-me dijo, aprovechando que aquella ya no nos podía oír-Antes me ha parecido oír tu voz en tu cuarto. ¿Algo que deba saber?
-Ah, sí, mi Ama-contesté-Me llamó Sabrina-dije, recalcando que no es que hubiera llamado yo así, sin pedirle permiso-Tenemos una cita el viernes-le conté.
-Bien. Es una buena noticia, esclavito.
-¿Sí, mi Ama?
-Sí, ya lo verás.
-Sí, mi Ama-me limité a asentir, sin atreverme, por supuesto, a preguntar a qué se refería y sin querer intentar imaginarlo. Aunque, siendo en casa de Sabrina… ¿Se iría a presentar allí? ¿Se ofrecería a llevarme ante mi madre como escusa para ir? ¿Y qué diría Sabrina si volvía “mi vecina” y de una forma más extravagante, a colarse en nuestra cita? Yo, desde luego, no podía impedirlo si es lo que mi Ama quería. Ella, en cualquier caso, no me dijo nada más y marchó hacia la cocina, seguida por mí-Bueno, id sentándoos en la mesa-nos invitó-Que yo iré sirviendo esto-añadió preparando los platos para servir la cena.
-Muy bien-dijo mi madre, que se había servido una copa, mientras nos sentábamos-He abierto una botella de vino por si quieres tomarte una copa, Claudia.
-¿Qué tal tu día, Susana? Habrá sido duro.
-Sí, la verdad es que ha sido agotador, las reuniones se han alargado más de lo que yo misma pensaba…Mañana también tendré trabajo, pero al menos podré traérmelo a casa y hacerlo cómodamente aquí…
-No hay nada como el hogar.
-Y que lo digas.
-¿Así que mañana volverás pronto?
-Tempranito, sí, probablemente a mediodía. ¿Por qué?
-Es que necesitaría un pequeño favor y, estando aquí, no te costaría mucho, pero tampoco quiero abusar.
-¿Qué necesitas?
-Mañana vendrá ese amigo que te dije, que es fontanero, pero sólo puede venir sobre la una y yo estaré trabajando. Necesitaría que le abrieras la puerta.
-No hay problema.
-Bien. Entonces mañana temprano le llamaré para decirle que venga aquí para que le des las llaves y pueda entrar. Perfecto. Gracias.
-No hay de qué.
-Te debo otra.
-Ya me lo compensarás-dijo mi madre, insinuante, y las dos rieron.
Yo me limitaba a comer en silencio mientras ellas hablaban, pensando, no ya tanto en las palabras de mi Ama respecto a mi cita con Sabrina sino en lo que había dicho el lunes sobre que tendría que hacer algo respecto a las “necesidades” de mi madre…Ese amigo que vendría mañana, suponiendo que no fuera verdad lo de sus problemas con las cañerías, ¿para qué podría ser? Sólo se me podía ocurrir una idea y, ciertamente, no me hacía demasiada gracia, ¿pero qué podía hacer? No sin ciertas reticencias había decidido no imaginarme cosas con mi madre, pero menos me gustaba pensar en mi madre con otros, aunque, al sopesarlo, llegaba a la conclusión de que tras el divorcio era poco probable que mi madre hubiera llevado una vida de castidad aunque yo no supiese nada de sus amantes…Aunque según mi Ama no había tenido muchas relaciones…Un pequeño toque en el brazo me sacó de mis ensoñaciones:
-Federico-me decía mi madre-¿Estás sordo?
-Perdona, mamá-me disculpe-¿Qué decías?
-Parece que alguien estaba distraído-comentó mi Ama desde el otro lado de la mesa-Quizá pensando en alguna chica…
-En su novia, será-apostó mi madre.
-Sabrina no es todavía mi novia, mamá.
-Pero lo será. Tengo un buen presentimiento.
-Escucha a tu madre-me dijo mi Ama-Que seguro que acierta. Y ahora-se levantó-Con tu permiso, Susana, voy a salir un rato y como volveré tarde, buenas noches a los dos.
-Buenas noches, Claudia-repitió mi madre.
-Buenas noches-dije yo, a secas, no queriendo llamar a mi Ama por su nombre y pensando que el título quedaría sobreentendido de esa forma.
-Bien-siguió diciendo mi madre cuando mi Ama se hubo ido de la cocina, oyéndose pocos minutos después la puerta de la casa-Te decía que en diez minutos voy a ducharme antes de ir a dormir, por lo que si tienes que entrar al baño, vayas ya o tendrás que esperar.
-Sí, mamá.
-Como Claudia ha cocinado-se levantó también-Es justo que ahora tú te encargues de recoger y fregar. ¿Entendido?
-Sí, mamá.
-Pues puedes ponerte a ello-añadió, antes de salir de la cocina.
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Más que la noche anterior me sentí nervioso al meterme en la cama de mi madre. Era la segunda vez que teníamos que compartir cama pero ahora me sentía más inquieto. Al menos la otra vez me había acostado cuando ella ya dormía y me había despertado cuando ya se había ido pero ahora,…, intenté dormirme mientras mi madre aún estaba en el baño y oía el sonido de la ducha.
Al escuchar el ruido del grifo abierto me imaginé a mi madre en la ducha…Desnuda y con el agua cayendo sobre su cuerpo, sus manos recorriéndolo, enjabonándose…Pero, entre las diversas fantasías que mi calenturienta mente quiso imaginar y que a duras penas logré reprimir, comencé a reflexionar sobre un aspecto en el que acababa de caer…Las supuestas bromas de ayer con lo de poder o no sentarme o lo de hacerme fregar…Mi madre nunca había acostumbrado a darme órdenes…No es que estuviera siendo precisamente mi Ama pero la verdad es que esa actitud era tan nueva como su interés por mi vida amorosa. Otro cambio…O al menos me lo parecía…Y si estaba en lo cierto, ¿a qué podía deberse?
Estaba aún dándole vueltas a la cabeza con esa idea cuando, cerrado el grifo, escuché como mi madre salía de la ducha. La casa estaba en el suficiente silencio como para casi oír cada uno de sus movimientos mientras se secaba o arreglaba el baño…Y, finalmente, como venía, andando con sus acolchadas zapatillas, al dormitorio. Yo, a falta de ideas mejores, decidí cerrar los ojos e intentar dormirme y aún estaba así cuando la puerta se abrió.
Seguí con los ojos cerrados mientras escuchaba como se dirigía al armario, que estaba pegado a la pared justo enfrente de mi lado de la cama. Al sentir que estaba quieta, pensando que me miraba, decidí abrir los ojos, pero me encontré con que me daba la espalda, cubierta con su albornoz, mientras contemplaba algo en uno de los cajones que tenía el armario. Entonces y antes de que tuviera tiempo siquiera de plantearme si estaría de verdad sin nada debajo de aquella prenda, con un leve gesto ella la hizo caer y me dejó ver entonces su espalda blanca y desnuda, su cintura, su culito y sus largas piernas…Estaba claro que no era ya una joven veinteañera, pero tampoco era lo que esperaba al pensar en mi madre…Cerré los ojos, tanto para que no me sorprendiera mirándola como para evitar tentaciones. Supuse que ella creía que yo estaba dormido, aunque aún así me extrañaba que se pusiese a vestirse ahí, a mi lado. Escuché como se vestía, poniéndose ropa interior y su amplio pijama rosa. Aunque fuera gracias al miedo a que me pillara logré cerrar los ojos aunque la tentación de intentar ver más fue bastante fuerte, más de lo que quería reconocer.
Finalmente ella se fue, rodeando la cama, para meterse en su lado y cubrirse con las sábanas. Realmente y como ella me había dicho, la cama era tan amplia que no había razón para que nos tocásemos al dormir juntos y yo pensé que, por esa noche, no habría más sustos. Pero me equivocaba.
Noté de repente, mientras el sueño se negaba a venir, como ella se movía. En un primer momento pensé que se estaba acomodando, buscando una mejor postura, pero al poco, cuando la sentí cerca, vi que se acercaba a mí. Ante esto, dudando, decidí seguir fingiendo que dormía a menos que ella hiciera algo para despertarme. Ella ya estaba casi acoplada a mí, pero sin tocarme todavía ni establecer contacto… La curiosidad me embargaba, ¿qué estaba haciendo? Pero no quería pensar que pudiera cumplirse ninguna de mis incestuosas y reprimidas ensoñaciones y no quise pensar en nada así.
Y entonces su mano apareció, acariciando suavemente mi mejilla derecha. Sus dedos fueron un momento en círculo en torno al pómulo antes de descender y pasar sobre mis labios. No me fue fácil, pero me contuve y no me moví, como si no me afectara. Al poco fue a más cuando noté sus labios posándose delicadamente en mi nuca.
-Te ves tan dulce cuando duermes…-oí su voz, susurrante-Mi niño.
Debía creer que seguía durmiendo…Me pregunte si esto era una especie de locura rara que se la había ocurrido así de repente o si lo habría hecho en alguna otra ocasión. En cualquier caso decidí seguir con el teatro, por ver hasta donde llegaba.
Ella, como envalentonada por la falta de reacción, siguió adelante. Su mano pasó a mi torso y su mano se deslizó desde mi hombro a mi cadera…Notaba su cálido paso a través de mi camiseta. Y, al llegar al borde, la sentí introducirse bajo ésta y acariciar mi vientre…El sudor me recorrió la frente cuando me di cuenta de que, con las caricias de mi madre, mi cuerpo estaba reaccionando con una erección…Todavía no plena, pero la sentía en camino. ¿Qué pasaría si mi madre seguía bajando y notaba “eso”? Me quise decir que no avanzaría tanto, pero ya no estaba seguro.
Los segundos parecían minutos mientras mi madre seguía con su mano acariciando mi vientre, introduciendo un dedito en mi ombligo…Al compás que no lograba contener la cada vez mayor erección que amenazaba con perderme…No estaba seguro de que quería que pasara. Por un lado no me lo creía y me dije que debía estar soñando y por otro, fantasías aparte, no estaba seguro de ser capaz de hacer eso con mi madre…
-Tengo envidia de Sabrina-volvió a susurrar mi madre… Estuve a punto de girarme hacia ella y ver qué pasaba-Si no fuera tu madre… ¡Lástima!
Y tras esas palabras, tan inesperadamente como se había volcado hacia mí, se volvió a girar y se acomodó, dándome la espalda, en el otro lado de la cama. A mí el corazón me latía apresuradamente y mi pene, firme, me pedía que le devolviera la “visita”, pero, tras dudarlo mucho, no tuve el valor y me centré en dormirme…
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Me detuve un momento a tomar aire tras acabar de subir las escaleras. Estaba algo cansado después de haber llegado casi corriendo hasta el tercer piso con la mochila a cuestas, preocupado porque se me hacía tarde, cosa que, sin duda, hubiera enojado a mi Ama. Ésta me había dicho que no usara el ascensor al volver para que, en caso de que mi madre saliera por alguna razón, por poco probable que pareciera, me encontrara volviendo a casa. Antes de retomar el camino por el pasillo rumbo al 3º B no pude volver a reprocharme el volver a perderme algunas clases, pero los deseos de mi Ama eran inflexibles y yo sentía la obligación de cumplirlos.
Tras comprobar que el pasillo estaba desierto me dirigí rápidamente a la puerta de la casa de mi Ama y entré. Mientras la llave giraba en la cerradura me volví para mirar la entrada de mi casa y sentí la adrenalina correr por mis venas al imaginarme que mi madre estaba a punto de salir y que debía apresurarme…Era una amenaza fantasma, pero me gustaba sentir de vez en cuando un poco de emoción.
Mi Ama estaba sentada en el salón cuando entré, hablando con un chico que llevaba un mono azul bastante sucio al que supuse el amigo fontanero que, al menos en teoría, había venido para reparar la cañería de su cuarto. Aunque ciertamente no era lo que me hubiera imaginado: era joven, quizás unos pocos años mayor que yo, pelirrojo, con pecas por toda la cara y muy delgado… Lo cierto es que me parecía bastante feo, por lo que no le miré demasiado.
-Llegas justo a tiempo, esclavito-me saludó mi Ama, quizá en parte para que supiera que en presencia de su “amigo” podía comportarme como tal.
-Saludos, mi Ama-contesté dirigiéndome a ella para postrarme y besar sus pies, que reposaban descalzos sobre la alfombra.
-Ya verás, mi bebito. Hoy, antes de que te pongas a limpiar, tengo algo preparado muy especial que sé que te gustará mucho. ¿Quieres verlo?
-Sí, mi Ama.
-Ya lo imaginaba… Es un regalo especial… Para ti y para tu buena madre. ¿Te imaginas lo qué es?
-La verdad es que no, mi Ama.
-No importa. En unos minutos, lo sabrás…-miró al otro-¿Estás preparado, Jaime?
-Sí, mi Ama, y esperando sus órdenes-fue su respuesta.
-Es hora de que empiece nuestro espectáculo.
-Sí, mi Ama-asintió nuevamente y, sin más palabras, se dirigió a la puerta y salió. ¿A dónde iría?...Las palabras de mi Ama me hicieron dar con una teoría,…, ¿a mi casa? Una idea me cruzó la mente con la claridad y la velocidad de un rayo, una idea que no me gustaba nada.
-Bueno, Federico, mi bebito, vamos a lo nuestro-mi Ama se levantó, calzándose las zapatillas, y fue directa a la cocina. Yo, que todavía no sabía del todo lo que se proponía pero que imaginaba cosas inquietantes, la seguí-Esclavito…
-¿Sí, mi Ama?
-Intuyo que quieres preguntar algo.
-Lo cierto es que sí, mi Ama, pero no quería molestarla.
-Pregunta.
-¿Qué es lo que va a pasar, mi Ama?
-Oh, pronto lo sabrás y no querrás que te lo cuente antes de verlo, ¿verdad?
-…No, mi Ama.
-Lo sabía. Ahora, silencio, vamos a disfrutar de una buena escena-dijo colocando dos altas sillas, una delante de la otra, frente a la ventana de la cocina.
La habitación estaba en penumbra y yo había tenido que ir con mucho cuidado para no darle a nada mientras mi Ama se movía con la soltura de la que conocía donde estaba cada cosa. Yo, a través de la gran ventana de la pared observé el hueco del patio interior y la otra ventana que correspondía a la cocina de mi casa, también hundida en la oscuridad… Recordé cuando hacía unos días mi Ama, cuando aún no lo era, me había “deleitado” con una especie de espectáculo desde su cocina…Lo cierto es que no estaba seguro de si eso fue intencionado o no pero, visto lo visto, ahora me parecía que sí.
-Venga-me susurró mi Ama-No debe quedar mucho, siéntate aquí-me señaló la silla que había quedado delante.
-¿Delante, mi Ama?-no pude evitar preguntarle.
-Así es, bebito-me dijo antes de darme un duro pero extrañamente silencioso bofetón-Tienes que ver bien.
-Sí, mi Ama-asentí, sentándome a continuación. Mi Ama se sentó en la otra silla, detrás de mí…No entendía esa disposición cuando las dos sillas habrían podido ponerse, con espacio de sobra, una al lado de la otra.
Estaba todavía pensando en eso cuando la luz me sorprendió. Pero no era la de la cocina de mi Ama, sino la de mi casa, donde vi a mi madre entrando, seguida de aquel supuesto fontanero. ¿Estaría a punto de pasar lo que temía?
-¿Sabes lo que va a pasar, verdad?-me susurró mi Ama a la oreja.
-Intuyo algo, mi Ama-asentí.
-Vamos a ver si aciertas.
Quise aferrarme a esas palabras como una especie de esperanza, elucubrando en mi mente que mi Ama me decía con ellas que estaba imaginando demasiado, pero por otro lado pensaba que eso no era cierto.
No perdía detalle del movimiento de los dos, mi madre y el tal Jaime, en la habitación de enfrente. Por desgracia el sonido de sus voces apenas nos llegaba como un murmullo y lamenté no saber leer los labios. No podía ni intuir de lo que estaban hablando…Sólo ver que mi madre había preparado café y que, tras servir dos tazas, se lo tomaba con él otro…Realmente, no había pasado nada raro…Hasta ese momento.
-¿Te acuerdas…-mi Ama volvió a susurrarme al oído-…de lo que te dije de las necesidades de tu madre?
-Sí, mi Ama.
-Como te dije, he hecho algo al respecto…
-Mi Ama…
-Tu madre hace tiempo necesitaba un macho y le he enviado a ese bien dotado jovencito.
-…
-¿Qué te parece?
-No estoy seguro, mi Ama.
-Bueno, mira y averígualo. Parece que van a pasar a la acción.
Tal y como mi Ama había dicho mi madre y Jaime estaba a punto de “pasar a la acción”. En teoría me dije que era mejor no mirar…Pero no pude resistirme. Mi madre se acercó lentamente a Jaime, que estaba al lado de la ventana…Debía ser orden de nuestra Ama, para que tuviéramos la mejor vista posible. Durante un momento quedaron uno contra el otro, susurrándose algunas palabras que apenas si podía percibir que decían y mucho menos entenderlas…
Y, aunque supuse que en todo caso sería él quien empezaría el contacto, me sorprendió ver que era mi madre la que tomaba la iniciativa…Y yo sólo podía pensar cómo mi madre iba a ser capaz de hacer nada con ese tío tan feo…Aunque, al verlo, tenía cierto morbo…Mi madre tomó sus manos y las llevó a sus pechos, que él apretujó con sus dedos por encima de la ropa mientras ella se relamía los labios…No sé muy bien la mezcla de ira y celos que sentí al ver que iba a follársela y a follársela delante de mí, pero no pude evitar excitarme a un tiempo.
Ella le tomó de la cabeza y le condujo hacia la suya, para unirse en profundo beso mientras él seguía acariciando sus senos…Una vocecilla, que no acallé a tiempo, protestó en mi cabeza, diciéndome que eso debía haber pasado anoche entre mi madre y yo…Deje de pensar y decidí mirar como si fuera una mera película porno y no mi madre y un esclavo de mi Ama. ¿Habría sido este el objetivo de todas las insinuaciones incestuosas de mi Ama?
Aún se morreaban, comiéndose mutuamente las bocas y jugando con sus lenguas cuando él, subiendo las manos hasta los hombres de mi madre, deslizó su vestido y lo fue bajando lentamente, dejando a la vista un cuerpo que ya había comenzado a ver hacía unas horas y que se conservaba muy bien para su edad…Mi madre le ayudo, quitándose el sujetador y exponiendo ante su vista unos redondeados que, aún notarse un poco caídos, se veían firmes…
-Tu madre se ve más que deseable, ¿eh?-la voz de mi Ama apareció de nuevo, como si quisiera asegurarse de que no perdía detalle y de que no olvidaba en ningún momento quien era esa mujer…Como si pudiera-Y esas tetas…Ya las tuviste una vez entre tus labios... ¿Verdad, esclavito?
-Sí, mi Ama-respondí.
-Seguro que te gustaría volver a tenerlas-no era una pregunta, por lo que no contesté.
De hecho, como si nos hubiera estado escuchando y quisiera fastidiarme, Jaime se abalanzó sobre los pechos de mi madre y empezó a chupar y a succionar sus pezones rápida y violentamente. Le veía rodearlos con sus labios y pellizcarlos con sus dedos, dejando a mi madre con una extraña mezcla de dolor y placer en su rostro…Y ella mientras le acariciaba el cabello y le apretaba contra ella, no queriendo que parase.
-Ahora que tiene a un hombre, ella no aguantará mucho más…
En un primer momento no entendí lo que quería decir, pero pronto lo iba a averiguar. Apenas llevaba un rato Jaime lamiéndole las tetas cuando ella le apartó con un movimiento y, cogiendo la cremallera de su mono, le hizo quitárselo…Él no tardó en desnudarse y mostrar un cuerpo escuálido, de piel morena, velludo y con un gran miembro, firme y erecto…Cuando mi madre se arrodilló ante él y comenzó a acariciársela y, finalmente, se la llevó a los labios, no quise mirar, pero mi Ama me cogió la cabeza y me obligó a no perderme detalle:
-Hacía mucho tiempo que tu madre deseaba una buena pollita como esa…-me dijo-¿Y no quieres ver como la disfruta? ¿O es qué te molesta, esclavito?
-Quizá un poco, mi Ama.
-¿Por qué?
-No lo sé.
-Pues mira y averígualo-repitió.
Ella había pasado directamente a chupársela hasta el fondo en una larga garganta profunda. Se notaba su lengua jugando alrededor de su verga en su boca y la respiración agitada de él delataba muy bien el placer que sentía… Mi madre no se daba tregua y apenas se la sacaba en breves momentos para concentrarse en succionar el carnoso y rojo glande de Jaime…
Y, mientras veía como mi madre le hacía así esa felación a ese tío, sentí la mano de mi Ama introducirse bajo mis pantalones y bajo mis calzoncillos…
-Levanta un poco el culito, esclavito…
-Sí, mi Ama.
Así con sus dos manos pudo bajarme la ropa y noté el cojín de la silla justo bajo mi culito…Y sus dedos entonces rodearon mi mástil, que con el espectáculo, se había erguido, como si también quisiera ser espectador de lo que pasaba en mi casa.
-Vaya, vaya…Creo que te gusta lo que ves, ¿eh?
-Quizá un poco, mi Ama.
-¿Un poco?-sus dedos apretaron durante un instante mi polla-Esto no es un poco. ¿O qué?
-Es que…-me interrumpí al ver como, tras un momento en que mi madre continuó con su ritmo, chupándosela, Jaime le había sujetado la cabeza con las manos y comenzaba a cogérsela con velocidad….Mi madre se dejó y sólo se sujetó a sus muslos mientras él le follaba la boca cada vez más duramente…Estaba cachondo, pero cada vez me gustaba menos ver a ese tío con mi madre…
-¿Qué, esclavito? ¿Qué ves de malo para que no te gusta?...A tu pollita le encanta lo que ve…
-Mi Ama…No sabría decir…-tuve que callarme para contener un gemido cuando mi Ama comenzó a masturbarme.
-Mira, mira como disfruta Jaime de la boca de tu madre.
Su mano izquierda me sujetó la barbilla para que mirara la cocina mientras su derecha seguía masturbándome. Sin embargo no pude verle mucho más cogiéndole la boca a mi madre porque al poco los dos fueron a más…Mi madre se levantó y se volvieron a besar mientras ella llevaba unos dedos ensalivados a su conchita… ¡Uf! Ver eso me calentó sobre manera… Y aún iban a ir a más.
Mi madre, de repente, se apoyó de cara a la ventana…Ella no podía vernos en la oscuridad de la cocina de mi Ama, pero nos dejaba perfectamente a la vista todos sus atributos…Sus pechos y su conejito, que casi creí ver brillar por sus jugos…
-¿Ahora ves a tu madre desde una perspectiva nueva o llevabas quizá ya tiempo imaginándola así?
-Mi Ama-respondía lentamente, intentando contener los suspiros de placer que me provocaba al masturbarme cada vez más rápido-Hace un tiempo que tengo…pensamientos impropios con mi madre, es cierto.
-¿Impropios?
-Incestuosos…
-No es de extrañar con esa madre tan…Mira, la polla de Jaime está a punto de entrar.
Era verdad. Él se había colocado detrás de ella y su pene apareció por detrás, colocándose en la entradita de mi madre…
-Por ahí saliste tú hace ya unos años…Y ahora Jaime va a entrar…
Dicho y hecho. Vi casi a cámara lenta como el mástil de éste abría los labios de mi madre y, tras introducir la cabeza en el coñito de mi madre, se hundía totalmente de una sola vez en su vagina…La expresión de mi madre fue claramente muestra de lo que había sentido al ser empalada de una vez…El tío no iba con delicadeza…
-¿Sabes una cosa?
-¿Qué, mi Ama?
-Creo que estás muy cachondo viendo a tu madre y que si sientes algo de malestar es porque querrías ser tú quien estuviera con ella.
-Pero, mi Ama…
-No me respondas…Tú mismo has admitido que has tenido fantasías con ella, pero nunca te has atrevido…
-Es mi madre.
-Y una mujer, una mujer con sus necesidades…Unas necesidades que tú no has atendido a pesar de ser el hombre de la casa.
-Es que…Era mi madre.
-Ya. Si no te gusta que busque fuera lo que tú no le das, ya sabes lo que hacer de aquí en adelante.
-…
-Mira, imagínate que eres tú quien se la está cogiendo…Mira a ver qué te parece.
Lo hice, volviendo a concentrarme en el “espectáculo” que nos daban Jaime y mi madre…Él había comenzado a penetrarla y ella gemía lo bastante algo como para que nos llegara el sonido de sus jadeos…Sus pechos se movían al vaivén de las embestidas de Jaime y se veía su polla aparecer de entre sus piernas y ser nuevamente devorado por su conejito…
-Cierra los ojos-dijo mi Ama-¿Oyes los gemidos? Son los jadeos de tu madre mientras la penetras, ¿has visto sus pechos? Bailan para ti al compás de sus embestidas… ¿Has visto como desaparece tu polla en el rico coño de tu madre? Te lo está pidiendo…Es una putita y desea que te la folles... ¿Qué harás, esclavito?
-Follármela, mi Ama-respondí… ¡Oh! Veía en mi cabeza lo que mi Ama me decía… Mi madre desnuda, abierta de piernas para mí…
-¿Y si ella es una jinete y prefiere un semental que sea su montura, su dócil montura? ¿Te dejarías cabalgar y azotar con la fusta? ¿Te someterías a tu madre?
-¡Oh, sí, mi Ama!-respondí…Empecé a jadear suavemente…Ahora mi Ama me cogía y apretaba los testículos mientras me masturbaba…
-La imagino vestida de jinete…De cintura para arriba…Y tú tumbado en la cama…Ella se sienta encima, tu pene entra en su cueva y ella, apoyándose en ti, comienza a cabalgar…Lo cierto es que creo que sería mucha mujer para tan poco animal pero…Te tendría que dar azotes en el culo…Lo cierto es que te da pocos para lo perezoso que eres… ¿Verdad?
-Sí, mi Ama.
-No has cumplido tus deberes como hijo ni como hombre de la casa…Tienes muchos castigos pendientes… ¿Quieres que enseñe a tu madre a castigarte?
-Sí, mi Ama… ¡Oh, mi Ama!-realmente sentía que estaba a punto de terminar…Cuando volví a mirar enfrente me encontré con que mi Ama volvía a estar de rodillas ante Jaime…Y éste se corría salvajemente en su cara…Una cara de viciosa sedienta de su leche…Ella no dudó en lamer una polla que se reblandecía a fin de limpiarla totalmente de semen…Para luego arrastrar los borbotones de sus mejillas hasta su boca…
-Mira…-mi Ama también debía estar observando-A tu madre le gusta la leche…
-Sí, mi Ama…
-Otra cosa que no les has dado…La veo ya con la mano roja de todos los azotes en el culo que te va a tener que propinar…
-Ah, mi Ama-no aguantaba más-Voy a terminar…
-Sí…Seguro que también te correrás de gusto cuando ella te castigue, esclavito…-dijo al tiempo que se levantaba y, arrodillándose ante mí, se introducía mi glande en su boca y procedía a succionar con fuerza…
No pude aguantar más y finalmente, mientras me veía en mi mente sobre las rodillas de mi madre, con los pantalones y los calzoncillos por los tobillos, como un niño malo que es castigado con azotes, corriéndome entre sus piernas, terminé en la boca de mi Ama, que recibió ansiosa mis borbotones de espeso y caliente leche, que vi como sobresalían por la comisura de sus labios al tiempo que su garganta señalaba que estaba tragando…Una chispa de satisfacción brilló en sus ojos antes de levantarse mientras se relamía…
Yo me limitaba a respirar pausadamente, contemplando como en la cocina de mi casa mi madre y Jaime se arreglaban y terminaban de tomarse el café…No pude despegar los ojos de mi madre hasta que ambos salieron, apagando la luz a su paso.
-¿Qué, te ha gustado el espectáculo, esclavito?-me preguntó mi Ama.
-Sí, mi Ama-respondí.
-Pues venga, que la casa lleva varios días sin limpiar y tienes trabajo.