Elizabeth

Una dulce chica me hizo conocer el amor.

Mi nombre es Mónica y escribo esto, porque quisiera contarles esta historia en memoria de Elizabeth... la mujer que a pesar de que ya no está en este mundo... aun considero mi novia.

Todo comenzó cuando tenia 16 años, estaba en segundo de preparatoria y tenía un novio al que quería mucho, siempre estábamos juntos y nos divertíamos mucho, etc. Pero un día nos invitaron a una fiesta en casa de una amiga que se llama Claudia, ahí me hice a miga de Elizabeth una chica que estaba en el mismo salón que yo, solo que no era mi amiga hasta ese momento. Esa noche ella se acercó a mi y comenzamos a conversar mucho, yo le contaba sobre José (mi novio) y ella me decía que no tenia novio y que esperaba conocer a alguien, etc.

Al día siguiente mis amigas me decían: “¿Viste como te miraba Elizabeth?”, al principio no entendía que me querían decir con eso, pero luego me explicaron que todos (menos yo) creían que era lesbiana, intenté no hacerles caso de eso, porque a mi no me pareció que ella lo sea, sin embargo mis amigas me decían que tuviera cuidado, que no me convenía tener como amiga a una lesbiana, en fin Elizabeth y yo continuamos como amigas, pero cada vez nos hablábamos de cosas más intimas, y a veces notaba que ella se me acercaba bastante y siempre me decía que me veía bien o simplemente me hacia comentarios, yo quería pensar que esa era su forma de ser y nada más.

Mientras más tiempo pasaba con ella, sentía que ya no era una simple amiga, si no que era algo más, pero no podía explicar lo que sentía y de hecho tenia miedo de sentir eso, pero me di cuenta que ya no era lo mismo mi relación con José, incluso me parecía que prefería estar con Elizabeth que con él, nos empezamos distanciar cada vez más y más hasta que terminamos... lo curioso es que ni siquiera me sentí triste por eso, si no todo lo contrario, estaba alegre de haber terminado con él.

Cuando Elizabeth se enteró de lo que había pasado entre José y yo, fue a verme a mi casa y me dijo que lo sentía, pero en su rostro se veía una alegría que ella no podía disimular, le agradecí su visita y también le dije que no me importaba haber terminado con él, así que le pedí que no se sintiera triste por mi, comenzamos a salir juntas más seguido que antes y cada vez sentía que me estaba enamorando de ella, pero a pesar de que estaba casi segura de que ella también lo estaba de mi, todavía tenia miedo de decirle algo.

Pasaron varios meses y ya había aceptado que soy lesbiana, pero aun no podía decirle a Elizabeth que la amaba... a veces pasaba las noches llorando, por no tenerla conmigo, por no poder decirle lo que sentía por ella, pero por fin llegó el día en que me decidí... fui a casa de Elizabeth y apenas abrió la puerta, entré y la abracé y le dije que ya no podía más, ella me miraba con asombro, pero a la vez con alegría, mientras yo le acariciaba el cabello y le decía que la amaba... y ahí por fin terminó mi tortura, cuando me dijo que ella también me amaba, me puse tan feliz que la besé, luego ella me contestó el beso, nos quedamos así por tanto tiempo y como estábamos demasiado ocupadas para darnos cuenta de lo que pasaba, que no nos dimos cuenta cuando la puerta de la sala se abrió y entró la mamá de Elizabeth.

Cuando su mamá nos vio besándonos, se nos acercó y nos dio una bofetada, mientras nos gritaba cosas, intentamos explicarle todo, le dijimos cuanto nos queríamos y que no podía separarnos, pero fue en vano, no nos hizo caso y me sacó de la casa y solo escuchaba desde la puerta como golpeaba a Elizabeth solo por amarme, me pareció horrible como un momento muy feliz y tierno se convirtió en algo así.

Sin embargo todo lo que pasó ese día no nos detuvo, Elizabeth se escapó de su casa dos días después y fue a la mía, cuando la vi., me alegré tanto que me puse a llorar, pero aunque queríamos besarnos y abrasarnos, no podíamos, pues en mi casa estaban mis papás y si veían eso, podían intentar separarnos también, le dije a mis papás que Elizabeth (ellos la conocían bien) había tenido problemas en su casa y no tenia donde quedarse y los convencí de que le permitieran quedarse por un tiempo, luego la llevé a mi cuarto y le dije que dormiríamos en la misma cama, ella aceptó feliz esto, por ultimo cerré la puerta con llave y nos acostamos.

Apenas nos acostamos nos besamos y Elizabeth me dijo que quería preguntarme desde el otro día... me preguntó si quería ser su novia... ¡yo le dije que si!, pero eso no fue todo, esa noche fue maravillosa, hicimos el amor varias veces, cuando terminamos, me dijo que se sentía muy feliz, pero que tenia el presentimiento de que no duraría lo nuestro, yo le decía que lo que había nacido entro nosotras duraría por siempre, que no tenia de que preocuparse, pero ella tenia razón, en la mañana su mamá fue a la casa y le dijo todo a mis papás, ellos estuvieron de acuerdo en separarnos y así lo hicieron, durante una semana nos hablábamos por teléfono a escondidas, pero cuando mis papás se dieron cuenta me prohibieron tocar el teléfono.

Así pasó un mes, en el cual no tuve noticias de Elizabeth, ni ella de mi y cada vez lloraba más por no tenerla conmigo, dejé la escuela, ya no comía, solo quería morirme, pero un día recibí una carta de ella, su mamá la dejó escribirla, solo porque era de despedida, en la carta me decía que la obligaban a ir a una especie de clínica para homosexuales, y que ahí iban a intentar hacerla “normal”, cuando leí la carta me fue corriendo a su casa, no me importaba que no me dejaran entrar, ya que planeaba hacerlo por la fuerza, pero cuando llegué, ella ya no estaba ahí, le rogué a su mamá que me diera la dirección de ese lugar para poder ir a verla, pero me dijo que estaba en otra ciudad, eso no me importaba, pero no me dio la dirección.

Pasaron otras dos semanas de desesperación, hasta que recibí otra carta que Elizabeth escribió desde la clínica, me decía que ella podía escribirme porque logró hacer amistad con uno de los encargados de ahí, y esa persona sacaba las cartas para ponerlas en el buzón, pero también me advirtió que yo no le escribiera, porque si lo hacia se iba a dar cuenta de todo, conforme pasó el tiempo, las cartas comenzaban a hacerse más tristes, me decía que la trataban muy mal, que la golpeaban y que la obligaban a tomar medicamentos que nunca supo para que eran, ya no soportaba eso, le mostré a su mamá todas las cartas, donde me decía todo lo que le hacían, pero ella dijo que no era verdad, que la clínica era un lugar prestigiado, sin embargo fue a la clínica solo para decir que Elizabeth me estaba enviado cartas.

Fue a los pocos días cuando me llegó la ultima carta, me dijo que no debí decirle a su mamá, y que ahora ya no podía enviarme más cartas, que esa era la ultima, pero luego me dijo lo peor, sus palabras fueron estas: “Mónica, hace tanto tiempo que no sé de ti, tal vez ya ni lees las cartas que te envío, ya no aguanto esta tortura, al principio pensaba que lograría salir de aquí, pero ahora ya no tengo esa esperanza, y aunque lo hiciera yo ya no soy la misma, no me reconocerías, tengo muchas heridas y no solo físicamente, estoy moralmente acabada ya no soy la chica alegre de la que te enamoraste, ahora ya no puedo sonreír, ya no sé como es el mundo de afuera, me olvidé de las cosas lindas que existen y ahora solo quiero descansar, descansar de todo esto, pero mi amor, antes de irme quiero que sepas que jamás me he olvidado de ti, siempre te he amado y siempre te amaré en dondequiera que esté, además sé algún día estaremos juntas de nuevo”

Después de esas palabras, se despidió de mí, con palabras que no deseo poner en esta historia, porque las dedicó para mí y considero impropio, ponerlas.

Después de leer la carta me puse a llorar, porque era obvio que ella pensaba suicidarse, de nuevo fui con su mamá a decirle lo que pasaba, que tenia que impedirlo, pero su mamá solo me dijo: “llegas tarde”, Elizabeth se había suicidado dos días antes, el mismo día que me envió la carta, y su cuerpo llegaría a la ciudad ese día.

Al día siguiente de haber llegado su cuerpo, se realizó el entierro, al cual me permitieron asistir, solo porque amenacé con suicidarme también, si no me permitían verla por última vez, así que ahí estaba, viéndola y era verdad lo que me dijo en su carta, estaba muy cambiada, su cara no sonreía, pero al menos se veía en paz por fin, no sé cuantas semanas lloré por haberla perdido completamente, durante un tiempo culpé a su mamá y a mis papás, luego me culpé a mi misma, pero al final pude superarlo, pero nunca podré olvidar a Elizabeth.

Actualmente tengo 29 años, nunca me volví a enamorar y sinceramente no creo hacerlo de nuevo, aun continuo yendo cada mes a visitar a Elizabeth, le llevo flores y le hablo, le digo como van las cosas y que aun la amo... auque suene extraño decirlo... es la verdad.

Si desean comentar algo sobre mi historia, escríbanme a esta dirección:

monica10247@hotmail.com