Elisa y carol - 3

Tras los relatos de Elisa y Carol y Elisa y Carol - 2, llega esta tercera parte, (con bastante retraso, sobre la historia de estas dos jóvenes que se inició en un verano.

ELISA Y CAROL - 3

Este verano es extraordinario para mí, desde que empecé con Carol, desde que empezamos nuestra eceta y placentera relación, siento que la necesito cada vez más cerca. Cada vez más tiempo, sentirla cada instante y cada instante que sea más intenso.

Aquella tarde iba por la calle del pueblo, pasaba frente a la casa de los abuelos de Carol y me vinieron a la memoria aquellos momentos pasados con ella, aquellas imágenes de nuestros cuerpos unidos, y empecé a mojarme. Es que sólo pensar en ella me ponía caliente.

Justo en ese momento se abrió la puerta de una casa y apareció ante mi Herminia, la tía de Carol, mi mente paró de inmediato de pensar en nada, ella me dijo:

-Hola, ¿que tal estás Elisa?

-Bien, muy bien

-¿Pasas un momento a casa?, quiero preguntarte sobre mi sobrina

-Sí claro.

Herminia era la hermana de la madre de Carol, una mujer morena de unos 50 años, soltera y que se conservaba bien.

Entre en su casa, ella me siguió, y cerró el pestillo

-Pasa al salón.

-Vale

-¿Tú sabes si mi sobrina tiene algún novio?. Es que últimamente la veo distraída, y bastante alegre, y me parece a mí que está algo enamorada.

-Pues no, la verdad es que no, y seguro que me lo habría contado.

-Ya, ya me imagino, con lo unidas que estáis.

-Sí bueno, no tenemos secretos y esos menos aún.

-Ya, ya.

-Pues mira, yo si sé que tenéis un secreto vosotras dos.

-¿Nosotras?, que va.

-¿No?, ¿Estas segura?. Pues la semana pasada, ya era tarde y vi una lucecilla en casa de mis padres y claro como tu sabes, ahí no vive nadie, así que me dije que estaría pasando y me acerqué y mira tú por donde, entre en silencio y en una habitación viiii...

Yo me puse super nerviosa, así que nos pilló, claro aquel ruido que oímos al acabar, y del que no hicimos caso, aquel ruido fue ella. Joder, que marrón me venía encima, que putada, no supe que decir, me quedé callada.

-Pues eso, no dices nada, te cuento lo que vi, fue curioso y raro, una chica joven, que se parecía a mi sobrina, tumbada boca abajo y otra detrás de ella y parecía que le chupaba algo, ¿qué sería, su vagina o su culo?, ¿me lo dices tú?

No, no podía ser, nos había pillado de verdad. No me salían las palabras, quería morirme.

Me fui hacia la puerta para salir disparada de allí. Ella me dijo:

-¿No quieres quedarte un rato?. Te propongo un trato, si te quedas y pasamos un ratito juntas, como haces con mi sobrina, yo me callaré, guardaré vuestro secreto.

Yo puse mi mano en el pestillo y empecé a abrir

-O bueno, si prefieres irte, pues nada, me iré a casa de mi hermana y le contaré lo que vi, con detalles, y claro no solo a ella, haré que corra el rumor por el pueblo. ¿Tu decides?

A mi se me empezó a llenar la cabeza de situaciones, a pensar que sería mejor, ¿qué pensaría Carol si me quedaba?, ¿como se lo iba a decir?, ¿me rechazaría después?, la cabeza me daba vueltas. Abrí la puerta.

-¿Estas segura del todo?, ¿estas segura de que es lo mejor?- me dijo ella.

Empezaron a salirme las lagrimas, cerré la puerta y no pude contenerme, empecé a llorar, ella se acercó a mí, me abrazó por detrás y me dijo

-No te preocupes, la decisión que has tomado es la mejor.

Yo no sabía si era la mejor, ya no podía pensar mas que en Carol, en como se lo tomaría, en como se lo iba a contar, en que pensaría ella, en si pensaría que la había engañado. No podía dejar de llorar.

Puta tía Herminia!!!!

Me cogió de la mano y me estiró, llevándome a su habitación.

Se puso detrás de mí, me acariciaba los brazos, me susurraba:

-Lo pasaremos bien, además no es nada nuevo para ti. Esto ya sabes que es, te gustará.

Si claro, se comparaba con Carol, como si con ella hubiese el cariño y la complicidad como con Carol. Joder, joder, joder.

Me dio la vuelta, me miraba.

Empezó a besarme en el cuello, me acariciaba los brazos, me acariciaba la barriga, pasando la mano por dentro de mi camiseta, subía despacio hacia mis pechos, me los tocaba por encima del sujetador, yo no sentía gran cosa, estaba abrumada por la situación.

Me levanto los brazos y me quitó la camiseta, desabrochó mi sujetador y pasó sus manos por mi cintura, las subió y cogió cada una uno de mis pechos, los estrujó, los apretó y deslizó los dedos hasta estirar mis pezones. Se me pusieron duros. Eso me sorprendió, no pensaba que aquella situación iba a hacer aquello posible, que sintiera cierta excitación y se notara en mis tetas. La verdad es que no son grandes pero los pezones si se notan bastante y cuando se me endurecen son enormes. Ella lo habría notado, seguía masajeándome las tetas, lo hacia muy bien, con delicadeza, sin prisa.

Bajó sus manos, las pasó por la cintura, estirando hacia abajo mi pantaloncito y mis braguitas,  cayeron solas, yo y sin pensarlo en aquel momento, hice un movimiento con mis pies para sacarme la ropa del todo. Había sucumbido finalmente a sus caricias, a su masaje, a su excitación.

Me besaba en el cuello, me ponía los pelillos de punta, llevó sus manos hacia mi culo, apretándome las nalgas, me las acariciaba sin dejar de besarme, sentía sus labios sobre mi piel y me entraba un pequeño escalofrio. Llevó una de sus manos a mi sexo, lo acarició por encima, suavemente, me pasaba la mano, rozándome el clítoris. Yo ya empecé a suspirar, con su otra mano volvió a uno de mis pechos, lo acariciaba estirándome hasta el pezón. Me gustaba. La mano que tenía en mi vagina con caricias me separaba los labios. Yo estaba excitada y eso hizo que estuviese mojada, al darse cuenta me susurró:

-Ves como te va gustando, lo noto en tu interior.

Metió aún más sus dedos, impregnandoselos de mis jugos, los llevó a mis pechos y mojó mis pezones.

Se separó un poco de mí y dejo de tocarme, se estaba quitando la blusa y el sujetador,vi sus pechos, sus grandes pechos, con una aureola marrón enorme y unos pezones también marrones, almenos el doble de tamaño que los mios, se acercó y los apretó hacia mi cuerpo, los notaba grandes y blandos.

Me llevó a la cama, hizo que me tumbase  hacia arriba y ella se puso a mi lado derecho, aún llevaba puestas unas bragas negras de encaje. De nuevo sus tetas grandes, las apoyó sobre mi cuerpo, notaba el peso, ella me acariciaba los mios y me besó, lentamente, saboreando mi boca. A estas alturas yo le repondí besándola también, jugando con su lengua. Ella sonrió y continuó masajeando mis pechos. Alargó una mano, me cogió las mia y la llevó a sus tetas.

-Tócalas, te gustarán, verás que blanditas y suaves.

Mi mano empezó a acariciar aquell enorme pecho, lo acariciaba por su contorno, luego fui hacia su pezón, estaba duro y erecto, lo estiré como ella me hacía a mi. Ella llevó una de sus manos a mi coño y me lo acariciaba con la punta de los dedos. Me hizo que me acomodara, me doble y empecé a chupar una de sus tetas, el pezón, pasando mi lengua en círculos.

Ella se puso sobre mí, me besaba y notaba el peso de sus pechos sobre mi barriga. Bajó y empezó a lamerme las tetitas, que bien las chupaba, despacio, succionanado casi sin fuerza que me hacia hervir por dentro, bajo y se quedó mirándome el coño:

-Que cosa más bonita, que cerradito, suave y tierno. Que maravilla de sexo tienes cariño. Mi sobrina estará encantada.

Ahhh¡ porqué tuvo que nombrarla, de nuevo me vino a la mente su cara, si entrase en estos momentos y nos viese, seguro que no me lo perdonaría. Me entraron remordimientos de lo que estaba haciendo, de lo que le estaba haciendo, la estaba engañando. No se si había acertado con la decisión al quedarme.

Ella no se inmutó al ver cambiar mi cara cuando nombró a Carol. Se fue hacia abajo y puso su boca en mi vagina, sin hacer nada, posó sus labios, los dejó y al poco me dio un beso, luego deslizó su lengua separando mis labios vaginales y abriéndome el coño. Yo estaba mojada así que al subir lamiendo vi como al final se llevaba la lengua a su boca, me  miró y tragó lo que llevaba. De nuevo el mismo movimiento y al llegar arriba empezó a rodear con su lengua mi clítoris, lo mojaba con su saliva y mis jugos, lo besaba, succionaba como lo hacia con mis pezones, lamia y relamía. Se me hinchó con la excitación, ella pasaba su lengua, su boca por todo mi coño, se empapaba la cara, las mejillas con mi lubricación. Me hizo flexionar las piernas, puso un cojín dabajo de mi cadera. Seguía lamiendome el coño , yo chorreaba y me mojaba el culo con saliva y jugos. Me excité sobre manera, ella chupaba y masajeba a la vez y entonces me vino una convulsión, un orgasmo, ella lo notó cuando empece a chorrear como una loca, y succionaba y se mojaba toda la cara. Pasaba su boca, sus labios de lado a lado de mi vagina.

Me gustó, me gustó mucho. Y eso me daba mucha rabia.

Ella subió besandome por el ombligo, la barriga, las tetas y mi boca, dejándome su saliva y mi líquido vaginal.

Sonrió, me dio un besito y me dijo:

-Sabes muy muy bien. Eres muy dulce por fuera y sobretodo por dentro. Y ahora ¿quieres saborearme tú?

Si pudiese evitarlo lo haría, pero no tenía más remedio que saborearla.

Se tumbó a mi lado. Yo me puse encima de ella, me dijo que saboreara primero sus tetas y luego le quitara las bragas, que le gustaría ver como se las quitaba.

Sujetaba sus pechos con las manos para que con el peso no se fuesen hacia los lados, le chupaba una y luego la otra, toda su enorme superficie, su aureola y su grueso pezón. Los lamía y mordisqueaba. Los succionaba como un bebé. Me amamantaba como si fuese una madre, ella me acariciaba la cabeza, como si fuese una hija pequeña.

Bajé hacia su sexo, ella levantó las piernas, yo cojí sus bragas por los lados y empecé a deslizarlas por sus piernas, ella miraba atentamente.

-Me encanta, me encanta ver como me quitas las bragas, para hacerme disfrutar, cariño.

Así que yo las deslizaba despacio, para que le gustara más, se las saque por los pies, estaban algo enrolladas, me dijo que las desenrollara y me las pusiera. Me levanté me las coloqué y me venian muy grandes, su culo era el doble que el mio. Me miró y me sonrió, diciendome que estaba muy sexy.

Yo baje, me arrodillé delante de su coño, era grande, alargado, abierto, bastante separados los labios vaginales, hinchado por el ligero sobrepeso que tenía la tia Herminia, con el vello negro pero bien recortado y cuidado. Estaba brillante, se notaba que estaba excitada, mojada y lubricada. Ella flexionó las piernas como me hizo hacer a mí, y yo fui acercándome a su coño. Antes de llegar me invadió su aroma, fresco y como a jabón, parecía que se lo había preparado para esta sesión de sexo, como si hubiese tenido claro que hoy me atraparía.

Acerqué mis labios, saqué la punta de mi lengua y lamí su grueso clítoris, fui bajando con la lengua completa entre sus labios, llenándomela de sus jugos, eran algo amargos y fuertes, me empapó la cara entera, lamía y chupaba intentando meterle la lengua, como penetrándola, mi nariz se llenó de jugos, ella me apretaba la cabeza, acariciándomela y marcándome un poco el ritmo. Yo chupaba por todos lados. Me gustaba más el de Carol, más pequeño, suave, agradable. Pero el que tenía ahora era aquel y cuanto antes hiciese que llegara al orgasmo antes me podría ir. Lamía y chupaba como una loca, ella jadeaba, y yo lamía y chupaba más, para hacerle llegar al final. Pero le costaba, se resistía. Acariciaba sus piernas, y llevé una mano a su coño, empecé a metrle un dedo, luego dos, entraron sin oposición. Empecé un largo y metódico mete saca, mientras le chupaba con avidez el clítoris, ella se revolvía y eso hacía que yo aumentara el ritmo. Aceleré todo lo que pude, saqué toda la saliva que me quedaba y la dejaba sobre su coñó con mi lengua, al final estiró las piernas, me empujó con las manos la cabeza apretándomela contra su sexo y note que se había corrido. Al fin, por fin había tenido un orgasmo. Llegó al final, ya me podría marchar.

Me llevó hasta su cara, me besó y me dijo:

-Gracias, gracias por lo que me has dado. Gracias.

-Yo me marcho-  le dije.

-De acuerdo, vete si quieres, y tranquila que el secreto esta guardado, cariño.

Que rabia me daba que me llamara cariño, cariño de que, yo no le tenía ningún cariño. Me levante de la cama, ella no me quitaba la vista de encima, me empecé a quitar sus bragas:

-Pero que tetitas mas monas tienes. Quedate mis bragas si quieres.

-No, es igual, prefiero las mias.

Me puse mis braguitas blancas con rayas de colores, mi sujetador a juego, el resto de la ropa y me fui a la puerta, ella se quedó en la cama:

-Adiós, guapa- me dijo

Yo no le respondí. Salí a la calle y sentí una inmensa liberación. Aquello había acabado de verdad, me fui callejeando a casa, no sabía ni por donde iba, ni si me crucé con alguien, sólo pensaba en llegar a casa, era como si sólo allí me iba a sentir a salvo.

Llegué y me fui directa a mi habitación, me tumbé en la cama y empecé a llorar por lo que me había pasado y por como iba a afrontar la situación con Carol, como sería cuando la viese, ¿como se lo iba a contar?, ¿que pensaría ella de todo?, ¿pensaría que soy una zorra y que no debí aceptar el chantaje de su tía?, ¿pensaría que lo hice porque me gustaba?,  ¿que sí tenía más alternativas?, no podía con aquello, necesitaba relajarme, me fui al baño, puse música y empecé a llenar la bañera con agua tibia, bueno más  caliente  que tibia a pesar de ser verano, tiré sales de baño, gel, champú, aquello se lleno de espuma, me quité la ropa, me miré al espejo un poco, pensando en la cara de tia Herminia al verme desnuda, ella si que había disfrutado, sí.

Me metí en el agua, me tumbé y me quede con la mente en blanco, no se cuanto rato pero ya me sentía mejor, empecé a acariciarme las tetas, el coño y el culo, a restregarme bien el jabón y no con la intención de calentarme y masturbarme sino al contrario, para sentirme limpia, bien limpia, reluciente y nueva, borrando todo rastro de aquella hija de puta. Creo que ha sido el baño en que más a conciencia me he limpiado mis partes íntimas, cada centrímetro de mi piel, cada pliegue.

Oí los gritos de mimadre llámandome para cenar, no se cuanto tiempo estuve en el baño, perdí la noción del tiempo, mis pezones estaban erectos porque el agua se enfrió, me levante, me sequé a conciencia y me fui  a la habitación, me puse mi ropa interior preferida, un tanga y un sujetador de tela fina y transparente, una minifalda y una camiseta.

Estaba como nueva, iba afrontar aquella situación con decisión, y ya veríamos lo que pasaba. Después de cenar iría a ver a Carol, lo necesitaba, tenía que hablar con ella, contárselo y esperar  que me comprendiera. Lo que no se es como iba a reaccionar, pero tenía claro que no me iba a quedar con el remordimiento de sentir que la había engañado, desde luego que yo no tenía ese sentimiento, no la había engañado, sólo que me ví en una situación en que no vislumbre otra salida, por nuestro bien. En realidad yo me sentia violada, habían abusado de mí. Esperaba que Carol entendiese eso aunque tampoco estaba muy segura de que fuese así. Ya veríamos.