Elisa, Mi Amor (2)

De como Elisa conoció el seño de la manera menos indicada y ahora su hermano la ayuda a pasar el amargo trance...

Segunda Parte

"Aprendiendo cosas nuevas"

Luego de aquella "maravillosa" primera vez, ya las cosas no volvieron a ser iguales. Mi padre se la pasaba trabajando y casi no paraba por casa, el abuelo- siempre de mal genio – estaba todo el tiempo en los campos y mi hermano Guillermo, decidió dejar de ayudar en los terrenos un tiempo, para que yo no estuviese sola y me reponía de lo que había sucedido.

No quería yo salir de casa, ni siquiera de la habitación y mucho menos ver a alguien, pasaba las horas con Memo, que leía o charlaba conmigo, tratando de distraerme, yo le respondía con simples monosílabos.

Elisa… hermanita… háblame, pequeña… cuéntame lo que sucedió. No estas bien, desahógate y te sentirás mejor.

Yo negaba con mi cabeza y solo me recostaba en la cama, tratando de taparme, pero Memo no me lo permitía. No dejaba de acariciarme y yo no podía olvidar el maltrato de Luís. Recordaba como me había obligado a chuparle la polla, recordaba el sabor que -reconociendo para mi misma – no me había desagradado en absoluto. Recordaba cuando había succionado mis pezones, antes de su ataque, esas sensaciones me habían agradado… me había gustado lo que había sentido. Me sentía culpable, pues no me explicaba como podía pensar esas cosas cuando el había sido un bestia conmigo, pero si, así era… me había encantado lo que me hizo sentir, antes de los golpes y lo demás. Pensaba si había sido mi culpa y eso no me dejaba en paz, haciendo que me aislara.

Guillermo sufría, porque estaba mucho mas cercano a mi, que los demás y yo al verlo así, sentía que el corazón se me partía, de la pena. Lo miré y me quedé pensando en que si hubiese sido alguien como Guillermo, todo sería diferente; Guillermo era tierno, dulce y sobre todo me amaba. Siempre estaba al pendiente de mi, para darme lo que yo pudiese querer y para consentirme siempre que tenia la oportunidad. Las manos de mi hermano eran grandes y fuertes, capaces de lidiar con el ganado, levantar troncos y hacer muchas cosas que para otro hombre, serían difíciles, pero para Memo no… era un hombre muy apuesto y muy fuerte… me hubiera gustado que las cosas que sentí, me las hubiese hecho sentir Guillermo… Al pensar en algo así, mis mejillas enrojecieron y mi hermano se dio cuenta, tomándome de la barbilla, me preguntó:

  • ¿Que tienes Eli? Por que te has puesto así? Cuéntame pequeña, deseo ayudarte.. Me volveré loco su no me dices que tanto fue… necesito saber Eli

Bajó su mano por mi brazo y sin querer, rozó uno de mis senos, lo que me hizo gritar. Me miró algo alarmado y yo me encogí, entonces él me habló de nuevo:

Que tienes Elisa? Por que has gritado? Te he rozado sin querer, no fue a propósito

No, Memo, lo se; es solo que

Que, hermanita, dime que es?

Ay, Memo, me da pena decirte

Eli… soy yo, Memo. A mi puedes decirme lo que sea, si sabes que te adoro y lo único que deseo es hacerte olvidar todo este terror… yo sería incapaz de lastimarte Eli

Eso lo se, Guillermo, lo se

Entonces? Hagamos algo… no me digas nada, mejor muéstrame

Me levanté la playera lentamente y el abrió los ojos horrorizado: Mis pechos estaba llenos de cardenales y los pezones sangraban en algunos lugares en donde la costra se había despegado.

¡Pequeña! Que clase de monstruo es capaz de hacer algo así?

Memo… por favor… no le digas nada a nadie. A duras penas soporto la playera y el dolor es horrible.

Mi hermano se levantó y salio un momento de la habitación y cuando regresó, traía el botiquín de primeros auxilios. Cerró la puerta con seguro, para que nadie entrara y me indico que me recostara. Lo obedecí, con los ojos llenos de lágrimas y el me limpio los pechos con una loción antiséptica, para luego ponerme un ungüento en los pezones. Mientras hacías esto, me hablaba muy bajito, sin dejar de mirar lo que hacia:

Ya hermanita… veras como pronto te aliviaras… así esta mejor verdad¡ cierra tus ojos y déjame a mi

Si, Memo, se que me cuidaras… siempre lo has hecho

Perdóname Elisa… yo

NO, Memo, perdóname tu a mi, les fallé

No digas eso, nunca mas lo digas. Esto jamás debió pasar y no fue tu culpa. El que te hizo esto no es normal.

Pensé que yo tampoco lo era entonces, pues las manos de mi hermano habían logrado excitarme y lo notaba porque mi entrepierna la sentía húmeda.

Limpió mis pezones con suavidad, hasta quitar toda la sangre reseca. Yo mordía mi labio inferior, no por el dolor precisamente sino por el placer que mi hermano me estaba dando. Me miró, me pregunto si estaba bien y yo asentí; él se quedó mirándome unos minutos y luego regresó a mis pechos.

La pomada la aplicaba a conciencia, muy lentamente, acariciando con sus dedos las puntas de mis pechos, que parecían piedras de lo duros que estaban, el se dio cuenta y se sonrojó y yo me hice la que no entendía. Luego aplico la pomada en su mano y la aplico en todo el seno, recorriéndolo con su mano una y otra vez… No aguanté más y dejé escapar un suspiro que lleno la habitación, mi hermano me miro y sonrió:

Perdóname, Memo

Ah Eli, no te preocupes eso es normal, te estoy prácticamente acariciando y no eres de piedra.

NO, no lo soy… tu si?

A que te refieres?

Que si tu… no sientes algo cuando me acaricias así?

Claro que si, pero eres mi hermana

Si, claro pero soy una mujer también… o no?

Si, y muy hermosa

Gracias

Bah… olvidemos esto… es normal que sientas lo que sientes

Normal, Memo… no debería después de

Olvida eso, no todos los hombres somos bestias como ese maldito.

Yo lo miré pero mis ojos fueron directo a su entrepierna y pude ver el bulto que se formaba debajo de su pantalón. Me miró algo incómodo, pero no dijo nada. Yo me le acerque así, sin playera y acaricié su cara mientras le daba un beso en los labios y mi mano fue directo a su paquete

  • Eli… yo

Memo… me dijiste que no todos los hombres son como ese infeliz… muéstrame como eres tu

Pero Eli

Memo, por favor… bórralo todo, si? Bórralo… - le dije con las lágrimas corriendo por mis mejillas

Mi hermano me abrazó y busco mis labios, besándolos lentamente, separándolos con ternura e invadiendo mi boca con su lengua. Le devolví el beso y acaricié su mejilla; por un momento se separó de mi y mirándome, se quitó su camiseta, quedando con el torso ancho, bronceado y perfecto al descubierto. Lo atraje y lo llené de besos. Se pegó a mi lentamente, abrazándome sin lastimarme y volvió a besarme esta vez diferente… su lengua se movía con la mía y respiraba agitadamente. Me desnudó despacio, acariciando mi cuerpo, besándome en los rincones que le parecían hermosos y así me lo decía. Mordía mis labios con suavidad, tirando de ellos para luego volver a besarme; sus manos recorrían mi cuerpo, llenándolo de caricias tibis y llenas de amor. Sus manos se posaron en mis senos y los acaricio, con dulzura, encerrándolos en sus manos grandes y fuertes, son su dedo índice y pulgar jugaba con mis pezones, muy suavemente pues aun estaban lastimados, pero el los besó y los cubrió con caricias de su lengua, llenándolos con su saliva… Succionaba el pequeño botón que estaba muy duro y lo atrapaba entre sus labios, para tirar de él suavemente.

Mis manos comenzaron a acariciarlo, primero en su cuello, mientras le buscaba los labios y gemía dentro de su boca. Mi cuerpo se arqueaba hacia él, pero se estaba tomando su tiempo. Mis uñas se clavaron en su espalda lo que lo pegó mas a mi, comprimiendo mis pobres pechos, pero me gustó la sensación. Acaricié sus cabellos, mientras el continuaba chupando mis pezones, eso me enloquecía y parecía que él se daba cuenta. Las caricias de memo, su dulzura y su ternura, me hacían olvidar los maltratos de Luís.

Memo me miró y acariciando mi mejilla, mientras volvía a morder suavemente un pezón, me preguntó:

Eli, estas segura de…?

Si, Memo… tu me tratas con amor… hazme tuya, Memo, borra los malos recuerdos y las sensaciones horribles… lléname de ti, hazlo por favor

Asintió e incorporándose, se quito el resto de la ropa, botas, pantalón y slip, quedaron en el suelo. Su polla estaba dura y apuntaba al techo, era grande… gruesa… de un color rojo perfecto… me encantó verlo así, desnudo con la verga parada y con el deseo que se reflejaba en sus ojos. Yo ya no era su hermanita… era una mujer a la que Guillermo se iba a coger y eso me excitaba aun mas… mis jugos mojaron mi conchita y sentí el calor en mi entrepierna, abrí mis brazos y él se metió en ellos, aprisionándome con su peso, contra el colchón. Levanté mis piernas y rodee su cintura, haciendo que mi concha quedara pegada a su pubis, sentí la verga palpitando y eso me gustaba… Con sus manos aprisionó mis tetas y apretándolas un poco succionó los pezones de nuevo, esta vez algo mas fuerte pero jamás haciéndome daño, separó mis piernas y me rozó la cueva de mi concha con su polla y la metió un poco, se deslizó con facilidad pues estaba muy mojada y eso le agradó. Gemí al sentirlo y me apreté a él, adelantando mi cadera para sentirlo mejor. Me llenaba por completo y eso que solo me había metido la mitad de esa verga grande y gorda, me miró y besándome, me dijo:

Eli… me vuelves loco… estas… calientita… se siente tan bien

Si Memo… es por ti… tu me has puesto así… hazlo Memo, penétrame, llena mi cuerpo con tu verga… hazlo, por favor

Si, Eli… que rica estas

Apenas dijo eso, se hundió completo en mi, hasta que sentí sus huevos rozando mis nalgas. Se quedó un momento quieto y luego comenzó el mete y saca, de una manera lenta que me enloquecía. Yo no dejaba de acariciarlo y el no paraba de besar mis tetas, chupando los pezones y agarrándolas fuerte y firme, pero sin dañar. Se movía dentro de mi, yo sentía como me llenaba, como ocupaba todo el interior de mi concha y lo acariciaba, con mis piernas, mis manos mi boca, mordiéndolo un poco, enterrando mis unas, gimiendo a su oído.

Eli, me vuelves loco… esto no esta bien… se que no debería sucede esto, pero no puedo ni quiero parar.

No lo hagas Guillermo, así contigo dentro de mi, me siento bien… te adoro hermanito

Y yo a ti, Eli… pero esto de que somos hermanos

Olvídalo… es mejor Memo, quien mejor que tu para hacerme feliz y para consentirme y amarme?

Ahhh Eli… estas divina… te penetro hasta el fondo y me encanta como te siento… si sigo así, me correré, me excitas pequeña

Hazlo, memo… soy tuya… córrete déjame disfrutar de tu cuerpo, de tu amor y de la manera en como me posees

Espera lo saco, puesta casi

No! Déjalo adentro, no lo saques… quiero tu leche dentro de mi. Prefiero mil veces que seas tu, Guillermo, hazlo, dame tu leche

Si, Eli… ya viene… no aguanto mas, me sujetas tan fuerte con tu concha que me pones mas cachondo aun

Hazlo, lléname con tu leche, dámela toda dentro de mi… si… hazlo… hazlo hermanito… te adoro, mi amor

Y yo a ti bella, si… ahora…. Ahhhhhhh

MI hermano comenzó a correrse en mi interior y cuando sentí el chorro de leche caliente eso me terminó de excitar y comencé con un orgasmo espectacular… Levantaba mi cadera para acentuar mas el contacto y así, sentir a Memo muy dentro de mi, el seguía acariciando mis tetas, mientras yo sentía los espasmos de su verga dentro de mi conchita y tuve un orgasmo maravilloso con el que aprisioné la polla de Memo y le saqué hasta la ultima gota de leche, que quedó dentro de mi. Mientras duraba el orgasmo, el succionaba mis pezones, que habían crecido… había un buen trabajo con mis tetas y eso me encantaba. Cuando ya todo pasó, el trató de levantarse pero no lo dejé:

  • Memo…quédate así, dentro de mi… me arada sentirte así

  • Segura Eli? No te peso?

  • No, me gusta… te quedas?

  • Me quedo – dijo

  • Bueno… Memo?

  • Si, Eli?

  • te pido algo

  • Lo que quieras Eli

  • Que esta no sea la última vez… me ha gustado Memo, tu me has gustado

Quiero ser tu mujer, Memo… que me cojas siempre y que me hagas tan feliz como ahora lo he sido… Si?

Estas segura?

  • Si, Guillermo, jamás había estado tan segura de algo, como lo estoy de esto… es que…¿Tu no quieres?

Si Eli… también quiero

Nos besamos y el volvió a acariciarme y yo le correspondí. Me tomó en sus brazos y me llevó al baño, en donde nos bañamos y besamos, sin dejar de acariciarnos. Cuando regresamos a la habitación… Bueno esa es otra historia

Continuará