Elisa

El amor se demuestra de distintas maneras, Elisa sabía amar, como ella decía a su manera pero lo hacía, se entregó completa, completó aquel dicho que versa así “en la guerra y en el amor todo se vale”, ella me hizo la guerra para poder hacerme el amor.

EliSa

Sonó el teléfono y de inmediato contesté, sabía que era ella, era la hora exacta en que había dicho iba a llamar, tomé la bocina y con calma acordamos el pasillo en donde nos habíamos de encontrar, tomé mi saco y salí apresurado, con mil pensamientos en la cabeza, con las manos sudando pero con toda la decisión, enfilé al lugar acordado, y ya estaba ahí, calmada y serena como suele ser ella, con el cel. En la mano, que por supuesto me pareció poco atinado pero fue un detalle que dejé que pasar, al ir caminando por esos largos pasillos de… el lugar es lo de menos, mi mente iba en una revolución que me sorprendía, pues me pasaban mil pensamientos por minuto, desde luego todos esos pensamientos eran, sin duda, cachondones, debo confesar que llevaba ya, una pronunciada erección, que me incomodaba pues deben suponer que por los pasillos que íbamos recorriendo había gente trabajando, pese a la hora, en fin, llegamos al lugar al que había de concretarse lo acordado en la comida, Elisa mi acompañante había prometido mostrarme un modelito de ropa interior que estaba estrenando ese día, lo primero que me vino a la mente en ese momento fue cogerla, pero ahhh ella tenía otros planes, la muy cabrona me haría sufrir, pues  de primera instancia sólo me dejaba ver y no tocar, me besaba de una forma que sólo ella lo sabe hacer,  su lengua entraba y salía de mi boca como buscando algo, sus manos aferradas a mis nalgas las movía con mucha destreza, me tocaba la entrepierna muy rico, algo suave y a veces violenta, masajeaba y apretaba a un ritmo desesperante, pues al encontrarnos en medio de unas escaleras entre el segundo y el tercer piso específicamente el descanso de éstas pues si bien teníamos, apenas unos segundos para caminar en sentido contrario de quien pudiera venir al lugar en donde nos encontrábamos sería muy apremiante la situación, claro si se hubiera presentado, pero afortunadamente no sucedió, seguía  su ardua tarea de calentarme y lo logró, ya era insoportable la situación ya tenía yo, una tremenda erección que no se podía disimular, rompo el silencio en el que se había dado todo este episodio y pregunto.

¿...Y el modelito?

Acto seguido toma mi mano y la lleva a su blusa y la guía hacia los botones

... desabrochó uno a uno hasta poder mirar ese par  de tetas que eran cubiertas por... si, efectivamente un modelito bastante bello, de encaje, color moradito, dejando apenas ver la redondez de sus senos, chupo una de ellas... Elisa suelta un suspiro de aprobación por mi atrevimiento, lengüeteo  de forma brusca su pezón ya erguido y comienzo un vaivén de mi lengua por ese par, al tiempo que mis manos ya están buscando  su entrepierna, levanto un poco su falda y aprecio en todo su esplendor ese bello espectáculo, un par de piernas cubiertas por unas medias negras, una tanga del mismo color que el sostén, no aguanté mucho el sólo mirar, me acerqué a ella para poder oler un poco, puede percibir que había ya, una cierta humedad, el olor característico del sexo de una mujer, sin mucho esperar hago a un lado la tanga y con la punta de mi lengua acaricio esa matita de pelos, busco entre ellos y encuentro sus labios ya muy mojados, otro suspiro acompañado de un ligero gemido, Elisa abre un poco las piernas para que la pueda chupar con mas comodidad, acepto y le meto mi lengua un poco mas, mis manos recorren sus nalgas mi lengua su interior, sus manos mis cabellos, ahhh explota en un ligero orgasmo que me inunda la boca, bebo sin reparo, chupo con más fuerza, absorbo como si quisiera dejarla seca, saboreo su miel y la trago aspirando nuevamente su olor y dejando sus piernas temblorosas, me levanto para mirarla a los ojos; cerrados... como inmersa en si misma disfrutando aún de su orgasmo rico, señor, muy rico, aprieta las piernas y corresponde con una mamada que me dejó perplejo, pues si bien es cierto otras veces me lo había hecho esta vez me supo a gloria, chupaba muy lento despacio sin prisas disfrutando, me poyo bien a la pared y la dejo hacerlo, lástima no duró mucho, el tiempo y el lugar apremian, se levanta y volvemos a besarnos ahora ya con nuestro sabores mezclados en nuestras bocas no la pienso, estoy a punto de venirme, la pongo contra la pared y de una sola maniobra le levanto la falda y le separo las piernas y con poca destreza debo confesarlo trato de penetrarla, me ayuda levantando el trasero y dejándolo a mi merced, mejor no pudo ser, de un solo golpe y sin miramientos lo meto, todo, hasta los huevos... ahhhh, otro gemido, adentro... afuera... ritmo despacio... lento,  aprisa, brusco, suave me viene...  me detengo, me aferro a sus caderas, vaya caderas, arremeto nuevamente ahora con más fuerza con más ganas con ganas de atravesarla y dejarla clavada en la pared, me viene... me viene, me aprieta con sus piernas y no aguanto más le dejo ir toda la carga de semen que traigo, la atraigo hacia mi... suspiros gemidos respiración agitada, y todo en un silencio que lo hacía sonar como si trajéramos micrófonos y el sonido se amplificara, me desplomo a su espalda y trato de agarrar aire y fuerzas para no caer, dejo que regresen las fuerzas que tardan y nosotros ahí en medio de las escaleras, en medio de las oficinas de los legisladores en medio del congreso, vaya que atrevidos pero nada es comparable con ese momento, al poco rato y ya calmados aliñamos nuestras ropas y enfilamos a nuestras oficinas, escala al baño, un poco de agua en la cara para refrescarnos, jalar aire y caminar platicando, como si nada hubiera pasado, ... le llamo mañana? está bien, le beso en la boca y mis pensamientos me llevan dos años atrás cuando la conocí.

Fue algo muy raro la relación que llevábamos era nada cordial, mejor dicho muy mala, pues a ella yo no le simpatizaba en lo más mínimo y dicho sea de paso ella tampoco a  mi me agradaba, pero ah sorpresa nos daría el destino y a dónde nos llevaría.

Una tarde de agitado trabajo, tanto para su área como para la mía había que interactuar de forma inevitable y fue ahí donde comenzó nuestra historia. Ella tenía que entregarme unas plantillas para una inserción en un trabajo de video, estaba retrasada en la entrega y esto me ponía de muy mal humor, tomé el teléfono para saber el estado que guardaba mi trabajo, noté en el tono de voz cierto tono de enfado, lo cuál no me interesó pues me urgía sólo el trabajo, así pues sólo cruzamos algunas palabras con la promesa por parte de ella de que en breves minutos terminaría, lo raro al final de la conversación fue que ella se ofreció a traerme personalmente el trabajo y lo haría hasta mi oficina.

Unos suaves toquidos me alertaron, abrí la puerta y ahí estaba ella, la invité a pasar y nos dispusimos a revisar el trabajo, todo hasta ahí transcurrió de forma normal, digo, normal como hasta ahora fría la conversación, nada cordial pero notaba algo, algo diferente, que dejé pasar y terminada la revisión del trabajo no tenía más remedio que  corresponder a la atención de haberse molestado a traerme el trabajo, hice una invitación a comer, desde luego pensando en que no aceptaría vaya, vaya, no me lo esperaba y aceptó, lo cual me desconcertó pero en fin, ya lo había hecho y no tuve más remedido que ponerle fecha y lugar.

Terminados los alimentos, tomamos una copas más de vino y nos dispusimos a regresar a terminar la jornada laboral, era viernes el tiempo no era factor, así que lo tomamos con un poco más de calma y encaminamos la charla a algo más personal, lo que para mí era algo muy intrigante, pues de llevar una relación digamos que mala, pasamos a tener una plática de índole personal, concluimos una botella más de vino y la charla se había convertido en algo muy íntimo, en honor a la verdad yo ya esta muy entusiasmado con esa plática que nos había llevado a romper con algunos prejuicios y nos había mandado al terreno erótico, ella creo, también había hecho de lado la muralla que por muchos meses nos había separado e incluso había traspasado todo aquel límite que en alguna ocasión se había trazado para conmigo, y lo digo porque ya entrada la charla y la noche, pasamos de la charla a un escarceo muy atrevido, ambos habíamos decidido conocer más del otro y estábamos con el propósito de romper cualquier mala situación antes vivida , sugerí abandonar ese lugar e ir tomar otras copas en un lugar más apropiado, claro un lugar en el que sin saber por qué se rompería por completo todo el pasado y todo rastro de una mala relación y pasar de lleno al trato íntimo, a un tato muy cercano y sin duda al plano sexual.

Mis planes y supongo los de ella no distaban mucho el uno del otro, por lo que no me fue nada difícil entrar en materia, al llegar al lugar ocupamos el lugar más apartado y con la menor luz posible, al hacerlo nos plantamos en el lugar y sin dar paso a cualquier tipo de preámbulo, nos dispusimos a propinarnos caricias y besos de tal grado de erotismo que cualquiera pensaría que nuestra relación era de años, mis manos recorrían su cuerpo como queriendo descubrir en él toda aquella animadversión antes vivida, sus besos eran con una intensidad que a cualquiera hubieran dejado sin aliento, no hubo palabras, sólo dos cuerpos entregado a esa pasión recién descubierta y que de ninguna manera dejarían escapar esa noche.

En el suelo ya hacía su ropa, en la cama cada uno ensimismado en dar y recibir placer, utilizábamos cada parte de nuestro cuerpo para hacerlo, para cumplir con esa misión, que calladamente nos habíamos propuesto, sin pausas pero con mucha parsimonia, lamía su piel, acariciaba cada rincón expuesto, y gozaba de la humedad que me regalaba, a pasos contados llegué hasta su triángulo palpando cada pliegue de ella, entrando y saliendo de ella , sin pausas, sin escatimar en tiempo, sin demorarme en regalarle toda mi virilidad que pedía a gritos penetrarla, al tiempo, ella me recibía en su interior aprisionándome con su piernas y clavándome las uñas en la espalda vociferaba palabras incongruentes, me regalaba su boca, me entregaba su pecho, me daba sin reservas todo aquello que sirviera en ese momento para darme placer, le dibujé varias veces su nombre en su entrepierna, paladeando cada gota de su intimidad, sus labios vaginales me  agradecían cada paso por ellos, cada beso dado, terminó en mi boca con gemidos delicados, con aullidos callados por el orgasmo obtenido, mi boca al fin tuvo su recompensa, su deliciosa miel recorría por mis labios y agradecido la bebí sin dejar una sola gota, calmadamente me dispuse nuevamente a penetrarla, con suavidad la puse en la posición que a cualquier hombre enloquece, expuesto su culo al aire, la tomé por las caderas y de un sólo golpe lo metí todo, con fuertes arremetidas le ensartaba toda mi hombría sintiendo el fondo de su vagina, pasando mi mis dedos por su entrepierna buscaba afanosamente su clítoris, al encontrarlo pellizqué con delicadeza , propiciando que ella reaccionara y abriera más sus piernas, como invitándome a seguir, a no parar y darle paso a otro orgasmo, besando su espalda, recorriendo sus senos, cogiéndola aceleradamente dimos rienda suelta a nuestros bajos instintos, le dimos paso a esa pasión reprimida por tanto tiempo, sudando de placer y balbuceando palabrejas volví a tomarla por las caderas para terminar en ella, para inundar su interior con mi néctar, convulsionándome por los espasmos del orgasmo caí sobre ella con el corazón a punto de estallar y ella penetrada por mi.

Sin dar pauta para propiciar alguna pregunta traté de iniciar una charla con la que quería justificar mi actitud para con ella en el pasado, pero no me dejó, simplemente puso su dedo en mi boca y me susurró al oído... sin palabras, no me interesa saber de ti, no quiero falsas promesas, ni juramentos estúpidos, lo único que quiero es seguir así, como hasta ahora, te quiero, pero te quiero así, a mi manera no quiero esperar nada, sólo aquello que estés dispuesto a darme pero que sea único y que sea sólo para mí.

Sin remordimiento por haberme dejado llevar por el instinto, continuamos una relación por muchos años, y ¿saben? Es muy cómodo tener a una amiga que te quiere pero que no te pide nada, que cada que tiene ganas pues le cumples y se va contenta, te deja satisfecho y la llevan por el terreno fácil, sin complicaciones ni ataduras.

Hoy en día somos muy buenos amigos, nos hablamos muy a menudo salimos y conversamos sobre el pasado, recordamos y nos reímos de nuestras andanzas y ya ven aquí sigo, escribiendo sobre ella recordándola con mucha alegría y dejando testimonio de esa mujer que sin pedir nada, dejó en mi una gran lección.

El amor se demuestra de distintas maneras, Elisa sabía amar, como ella decía a su manera pero lo hacía, se entregó completa, completó aquel dicho que versa así "en la guerra y en el amor todo se vale", ella me hizo la guerra para poder hacerme el amor.

Sin temor a equivocarme he de decir que no me siento culpable, que más bien me siento agradecido por haberme enseñado a ganar una batalla, con el cuerpo de por medio,  sin bien es cierto que ella me demostró otra forma de amar, no me queda más que reconocerle que era una mujer muy astuta, supo convencerme como nadie, me regaló lo que a cualquier hombre deja sin armas en el arte de la guerra, su cuerpo y su corazón sin dejar nada en el camino que pudiera dar pretexto a dar la vista atrás y querer regresar a levantarlo.