ELIGIENDO UNA CORBATA V (El invitado)

¿Qué sucederá al llegar un invitado a nuestro compartir?

Anteriormente…

Entramos a la casa, dejamos algunas cosas en la mesa de la cocina, y papá le dijo a papá Eduardo, iba a darme un baño en la piscina, ¿se vienen todos conmigo? Ya la comida está andando, sólo será un rato, para que nos quitemos el calor. Nos fuimos los cinco al patio trasero de la casa, ahí estaba la piscina, esperando por nosotros. Nos quitamos la ropa, sin reparo, ya que estábamos puros hombres y estábamos en familia. Nos metimos al agua, que para la hora estaba un poco fría, lo cual a mi no me gustaba mucho, pero mi padre me dijo: Tranquilo, mejor así, fría, para que se apacigüe el calor. Al cabo de un ralo salí a la orilla, cuando oí la voz de mi padre que me decía: Príncipe, dale un ojo a la comida, y si puedes, trae la cava con cervezas para que esté más cerca.

Fui a revisar la comida, ya estaba todo listo apagué y acerqué la cava con las cervezas.

Mauricio salió de primero a servirse una oyendo un: ¿Dónde vas pájaro? ¿Quién dijo que los niños beben cerveza? Al voltearse vio que era mi padre, quien le sonrió y le dijo: Saca una para cada uno y tráetelas para acá, que estamos más cómodos… mi padre estaba al lado derecho de Eduardo, yo a la derecha de él, Josué a la derecha de Eduardo y Mauricio al lado mío, estábamos los cinco, de la cintura para arriba fuera del agua, bebiendo cerveza. En eso mi padre, cuando vio que Mau se acababa la cerveza, lo hundió bajo el agua, con el movimiento, se desplazó un poco hacia delante, quedando muy cerca de la cara de Mauricio, y por su cara, pasó algo que le agradó…

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Ricardo, mi padre, es un hombre de los que puedo definir como un “oso”, alto, de 1,86, unos 90 Kg., durante su juventud, universidad jugaba baseball, baloncesto, nadaba y hasta hace unos cuatro años iba muchísimo al gimnasio, de hecho, mi madre le peleaba que pasaba más tiempo trabajando y entrenando que con nosotros; sus facciones son muy angulares, quijada cuadrada, pómulos altos, piernas, nalgas, torso y brazos muy  trabajados, y queda muchísimo de eso aún, es extremadamente peludo en un tono rubio oscuro que ya dibuja canas en el centro del pecho, las sienes y barba, pero él siempre se rebaja los vellos, por cuestión de calor e higiene… donde hay pelos hay alegría, dice él, pero también se acumulan olores que dan tristeza y por eso se los rebaja, ojo… sólo los rebaja, no se los elimina.

Al ver su cara en la piscina cuando Mau estaba sumergido, sus pectorales se tensaron y su cara se volvió roja como un tomate… él sólo sonrió para bajar la tensión de la situación, y con la mano que tenía libre la bajó y se vio que acariciaba la cabellera de Mauricio… sus rulos rojizos le abrían paso a los dedos de mi padre,  quien evidentemente marcaba el compás de los movimientos que quería que siguiera mi hermano.

Al ver esto Josué me agarró por el hombro, me acercó a él y me dio un beso de esos que si fuera electricidad ya estaríamos todos electrocutados en la piscina… me puso a mil, no lo voy a negar, pero más encendido me ponía ver a mi padre y Mauricio en su juego.

Cuando ya Mauricio necesitó respirar salió y con una sonrisa abrazó a mi padre diciéndole algo al oído, él se rió y sólo le dijo: ¿Verdad? Y Mauricio volvió a sonreír, pero como con algo de pena asintió con la cabeza.

Papá Eduardo se acercó a mi padre y se apartaron a otro extremo de la piscina, se veían conversando muy amenamente, y después se abrazaron, mi padre apretaba fuerte el cuerpo de papá Eduardo contra si, como si quisiera fusionarse con él y no volverse a despegar, se besaron en la mejilla, a lo que siguió un roce leve de labios, se miraron por digamos “fracciones de segundos”, y se amalgamaron en un beso donde no se sabía cuál era la cara de quién.

Chué jugaba con mi pecho, pellizcaba mis tetillas, me las chupaba, mordía, y manoseaba  mi sexo que casi explotaba, mientras Mauricio se colocaba detrás de mí y restregaba su sexo entre mis nalgas, estábamos todos muy entretenidos, cuando de pronto sonaron mi teléfono y el de Mauricio,  salimos a revisarlos, porque no es normal que coincidan los dos teléfonos sonando admenos que sea alguien en común.

Era Edgardo, preguntando ¿qué hacíamos?, que si nos podíamos ver. Yo le dije a mi padre y con una sonrisa dijo: Bueno príncipe, esta es tu casa, es amigo tuyo y de Madizio, ¿Quieres que venga? ¿Se sentirá cómodo con nosotros? ¿O prefieres ir ustedes a verlo, y después vienen? Lo que decidan ustedes estará bien, yo no me complico, Eduardo, por lo que tengo en manos, tampoco, y Chué… ¿Tu te complicas mi nené? A lo que Josué respondió: Para nada papi… Si quieren que venga, por mi no hay inconveniente, es bueno ver gente conocida.

Le dijimos para que se uniera a nuestra reunión familiar, y aceptó, dijo que sólo había un inconveniente, que él no cargaba bañador, que si le podíamos facilitar uno. Mauricio y yo nos reímos al leer el mensaje, y le dijimos: Tranquilo, aquí no hay pena de nada, le dimos las indicaciones de cómo llegar y dijo que estaba cerca, que ya sabía cuál era la casa.

Nos salimos todos de la piscina, nos vestimos, y pusimos a calentar la comida, habrán pasado unos diez minutos cuando llegó Edgardo, nos abrazamos los tres, y dijo: Dios, cómo han cambiado… Recuerdo que tu, Alfonso, eras gordito y dientón, eso es lo que más recuerdo… Ahora eres muy atractivo, con esa pelambre negra, ese pecho, piernas, espalda y ese abdomen colmados de pelos, ¡Que rico!, esas entradas que me encantan, esas canas que se dejan ver bien, lo que si te faltó fue estatura… jajajajajajaja…  No te metas con mi estatura, que con mi 1,65 y mis 80 Kg. igual levanto miradas, le respondí… a lo que el volvió a reírse y prosiguió: Y tú, Mau, de flaco esqueleto pasaste a ponerte ricote vale, con esos rolos de brazos que me hacen ufffffff admitir que quiero sentirlos siempre apretándome, y… a ver… le dijo mientras le levantaba la franela a Mau… ¡Diosssss! Ahí puedo lavar mis jeans. Mauricio quedó un poco sonrojado, pero ya era normal que le alabaran su abdomen.

Lalo, Edgardo, siempre fue delgado, pero muy picarón y muy amante de los deportes al aire libre, el  es del tipo de hombre “fibroso” que por no quedarse quieto convierte todo en músculo, pero no prominente, sino marcado, lo que siempre ha sido es alto, 1,90 de estatura actualmente y de cabello cortado estilo militar.

De pronto escuchamos un grito: ¡Hey!, ¿está tan bueno ese cotilleo que nos han olvidado? Era papá Eduardo, a lo que respondí: Ahí vamos papá…

Pasamos hasta la cocina, y ya estaban sirviendo la comida, Mauricio los presentó: Edgardo, ellos son mi padre, Eduardo, mi papá Ricardo, y mi hermano Josué, Quién le tendió la mano y le dijo, ¿Cómo está ese culito? ¿Igual de pretencioso? Lalo se sonrojó y lo abrazó, diciendo luego: No sabía que tuvieras “dos papás” ¿Se casaron? Todos reímos a carcajadas, luego le dimos las explicaciones.

Después de comer mi padre dijo: Vamos un rato al patio a tomar unas cervezas para bajar la comida, ¿Les parece? Así hicimos, una vez en el patio mi padre sugirió que ya que habíamos sido presentados era hora de conocernos más… él empezó quitándose el pantalón y quedando totalmente desnudo, yo sentí que me corría sangre entre las piernas al ver a mi padre desnudo…

Lalo dijo, para sorpresa de todos, bueno, a la tierra que fueres… y se quitó la franela y los bermudas, quedando sólo en calzoncillos, papá Eduardo también estaba desnudo y le dijo: Nooooo jovencito, los papis estamos dando el ejemplo, ustedes lo siguen, guiñando un ojo. Así que todos quedamos en cueros, Edgardo fue el último, y casi con mucha pena… mi padre lo agarró como un niño de pecho, lo cargó, y lo lanzó a la piscina.

Ya en el agua todos Chué le dijo a Mauricio: Madi, ven que quiero un abrazo de mi hermanito bello… y en seguida lo tenía a su lado, Josué comenzó a abrazar y acariciar a su hermano, se comían literalmente la boca con muchísimas ganas, y Edgardo sólo observaba… papá Eduardo se le acercó por detrás y el dijo, ¿Cómo te sientes Lalo? Y Lalo le dijo que excitadísimo, pero muy apenado. Papá Eduardo le dijo: A ver qué tan apenado anda el nene… y cuando escurrió su mano hacia delante de Edgardo dijo: ¡Madre santa! ¡Con esto se come años y no se pasa hambre! Todos reimos y Lalo se volteó para quedar frente a papá Eduardo y comenzar a morrease.

Mi padre me dijo: Ven a darle cariño a tu papi mi príncipe… nadé hacia él y comenzamos a besarnos, no recuerdo haberme transportado tan lejos en el morbo hasta ese momento. Deslicé mis manos por toda su anatomía y cuando hube recorrido todo su cuerpo, se sentó en la orilla de la piscina y me dijo: ¿El príncipe tiene hambre? Su padre quiere darle su botella de leche caliente, y espesa… En ese momento lo miré a los ojos y su lujuria me atrapó, comencé a alimentarme de esa botella tamaño familiar, y me entretenía muchísimo con la mamila, jugaba con sus bolsas pesadas hasta que me dijo: Mi príncipe, prepara esa boquita, que vas a saborear todo el amor de tu papi que te ama mi cielo… Me preparé y en poco tiempo ya estaba saboreando ese néctar, demasiado rico, yo chupaba como queriendo sacar mucho más… cuando ya no salió una sola gota, mi padre se metió en la piscina y de un solo empujón me colocó en su sitio diciéndome: Hora de que el príncipe le dé algo de dulzura a su papito…

¿Qué pasa Mauricio? Le decía Josué mientras le mordía el cuello y apretaba sus ricas nalgas… ¿Quieres que te haga mío hermanito? No, le dijo Mau, quiero que me saques toda esa crema que tengo acumulada esperando por ti, para que la saborees… Chué lo colocó igual que mi padre hizo conmigo, y estaba sintiendo un placer enorme al juzgar por su cara… al rato le dijo: Hermano, que rico, vas a hacerme… vas a hacerme… y Josué le dijo: ¡Explota mi cielo, explota en mi boca, hazlo! Se escuchó un sonoro: uffffffffffffff Mauricio  había alimentado a su hermano, quien compartió el alimento con él pasándoselo en un beso.

Muy cerca estaba papá Eduardo, quien se dejaba explorar por la curiosidad aún infantil de Edgardo; por sus gestos se podría decir que estaba disfrutando mucho del tacto de ese chico fibroso y casi lampiño, salvo en las áreas que debía tener, pero muy bien acicalado. Edgardo parecía una serpiente enrollada en un tronco, se deslizaba por todo el cuerpo de papá Eduardo casi volviéndolo loco. Tal sería el éxtasis por el que pasaba papá Eduardo que se sumergió en el agua y pocos segundos después Edgardo gemía muy sonoramente. Cuando salió de su exploración sub acuática se apoyó su pecho en la orilla de la piscina y le dijo: Haz conmigo lo que quieras… Edgardo no se hizo rogar, fue introduciendo sus dedos poco a poco en ese lugar donde sólo Mauricio había llegado, y le dijo: Vas a ser mi papi después de esto, vas a ver que te va a gustar tanto que vas a amarme como a un hijo… se escuchaban gemidos de Eduardo que se retorcía como un poseso de lo excitado que estaba, y de pronto se escuchó un: Uuuuuuuuuuuufffff…. Ya Edgardo había ocupado completamente el lugar donde antes sólo Mau había estado.

Por su parte, Mauricio viendo todo eso, se excitó muchísimo, porque sabía que él había estado ahí antes, ese mismo día, y que de pronto se encontrarían restos de su amor en el interior de su padre. Pensando en eso, se puso tan caliente que le dijo a su hermano que saliera del agua, se acostaron en la orilla de la piscina, y en un decir amén, Josué estaba con las rodillas en el pecho y recibiendo a su hermanito una, otra, y otra vez… Josué cada vez más entusiasmado y excitado le decía: Siempre quise que me hicieras tuyo hermanito, siempre… no dejes de hacerlo, por favor, sigue, sin parar… Mauricio veía a su hermano y se excitaba, pero el saber que a pocos metros estaba su padre, siendo poseído por uno de susmejores amigos de la infancia, lo ponía más excitado, pero con una energía proveniente de los celos, de la complicidad, del saber que ese territorio es suyo, pero que hay alguien en su lugar en ese momento… en esos pensamientos estaba cuando de pronto se oyó un grito: Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhh….

Era papá Eduardo que había logrado alcanzar ese punto donde parece que las estrellas pueden ser tocadas con apenas levantar las manos de la tierra, o en su caso, desde la orilla de la piscina. Edgardo se movía con saña, pero con mucho morbo, y le decía: ¿Quién es mi papito que disfruta teniéndome dentro y haciéndolo mío? A lo que papá Eduardo dijo: Todos nosotros lo seremos bebé, pero en este momento soy yo, todos te vamos a disfrutar y hacer disfrutar, pero ahora soy yo el que goza todo eso. Edgardo preguntó: ¿Papi quiere dentro de él los jugos de su bebé? Mauricio estaba esperando la respuesta de su padre impaciente, Josué estaba trasportado a un nirvana de donde no había prácticamente retorno, cuando se escuchó la respuesta… Los de Mauricio, Josué y Alfonso, los tuyos los quiero en la cara, pecho, espalda… Edgardo salió de dentro de papá Eduardo y se puso frente a el en la orilla de la piscina, vació todo su jugo en la cara de papá Eduardo, hasta la última gota y cayó exhausto al suelo, casi sin vida.

Mauricio al ver eso, dejó salir un gemido, estaba dándole más amor a su hermano, más del que había dejado salir anteriormente en su vida, tanto que desde el interior de us hermano brotaban chorros que el recogía y le untaba en la barriga y pecho… Mauricio colapsó de cansancio y cayó como desmayado sobre el torso de Chué, quien lo abrazó con muchísima ternura y le dijo: Hermanito, eres el mejor, me encantó… Sólo que Chué no sabía cuál había sido la musa de la inspiración de Mau.

Mi padre pellizcaba mis tetillas, retorcía mis pezones, como si quisiera arrancármelos, yo, en otras circunstancias, habría propinado un golpe en la quijada a quien me hiciera eso, pero con mi padre, sobre todo con él, no podía hacerlo, sólo lo disfrutaba, y mucho. Estar de esa manera, sumando lo visual, para mí era la gloria, me sentía unido a mi padre por una nueva especie de cordón umbilical, de donde no era yo, sino el, quien iba a recibir alimento, uno que llevo mucho tiempo cocinando para su disfrute y por fin va a comerlo, a mi mente viene el recuerdo de cuando cumplí diez y seis años y ya me iba a la universidad, me dijo: Hijo, ya eres todo un hombre, aunque en edad sigues siendo un niño, y de estatura eres un pequeñajo, me encanta que ya te vayas a abrirte paso en el mundo de los hombres. Pero antes quiero darte un regalo… bajó mis pantalones, mis bóxers pasó sus manos por mi abdomen, descendió hasta agarrar mi tronco que empezaba a ponerse erguido, jugó con mis canicas, como si las quisiera hacer sonar, como esas esferas de meditación, esto hizo que un líquido viscoso y trasparente manara de mí, el lo lamió, y poco a poco introdujo de donde había brotado en su boca, hasta su garganta, como buscando más y más de eso que le había gustado.

En eso pensaba cuando de pronto sentí un sacudón que me venía desde los pies, como si me hubieran proporcionado una descarga eléctrica que casi me achicharraba, y agarré la cabeza de mi padre y la halé hacia mí…. Una, otra, y otra vez fui vaciando todo lo que sentía por él en su garganta… Dios, que sensación tan placentera, la verdad, si en este momento llegara a morir, moriría feliz… sentía mi cuerpo entero contraerse, convulsionar, como si fuera a salir disparado a la luna… que delicia…

Espero les haya gustado, para seguir publicando. Cualquier comentario, pueden escribirme, o agregarme a los medios que salen en mi perfil. Saludos.