Elena, yo y mi recién descubierta fantasía .Parte2
Después de la playa, invité a Iván a una barbacoa en casa. Parte dos de tres.
PARTE II: LABIOS ROJOS
ELENA
A Lucas se le ha ido totalmente la olla. ¿A qué viene invitar a cenar a un tío con el que apenas ha cruzado dos holas/adiós en el gimnasio? No lo conocemos de nada, y después de “lo ocurrido” en la playa, a mí me da una vergüenza terrible sentarme en la misma mesa y mirarle a la cara, aunque he de reconocer que me excita un poco la idea. Lucas dice que mientras yo me duchaba (y me hacía un tremendo dedo pensando en Iván) se puso a cotillear el Instagram de Iván y que sin querer le mandó solicitud de amistad. No me extraña, porque Lucas es un patoso con las nuevas tecnologías.
- Entiendo, ¿pero por qué le has invitado a cenar? No lo entiendo Lucas -dije-
- A ver, no es que lo haya querido invitar cari, ha sido todo un poco fortuito, sin querer. Mira, te enseño la “conver”…
Conversación entre Lucas e Iván:
Iván: hey! Qué tal Lucas? Qué sorpresa que me hayas agregado. No lo esperaba.
Lucas: Ehm… ya tío, lo siento. Es que estaba matando el tiempo mientras Elena se ducha y vi que me salías como sugerencia de amistad y mira, decidí mandarla. Siento si te ha molestado.
Iván: Para nada! Realmente nos conocemos del gym, aunque no solamos hablar, pero bueno, desconocidos tampoco somos… Además, hoy incluso he visto a tu novia en bolas! Jajaja.
En este momento de la conversación, veo como a Lucas se le pone la polla totalmente dura. Hago como que no me he dado cuenta, y sigo leyendo la conversación:
Lucas: Si, sí, y nosotros también a ti!! Tengo que decirte algo macho. Por tu culpa hoy me he sentido ridículo. Tienes una polla el triple de grande que la mía, y claro, yo ahí con mi novia… Temiendo estaba que te la mirara.
Iván: Lo siento tío, no me puse a vuestro a lado a propósito. Suelo ir muy a menudo a esa playa y siempre suelo ponerme cerca de la duna, para protegerme un poco del viento. Y… ¿crees que me la miró? Jaja. Es broma eh, no te enfades.
Veo que la polla de Lucas sigue a mil, y se la agarro por encima del pantalón.
Lucas: Ella dice que no, pero estoy seguro de que sí… Pero bueno, tampoco lo veo mal, no es malo mirar.
Iván: Cierto, no pasa nada por mirar.
Lucas: Pero sí por sacar fotitos del culo de la novia de otro eh! -digo con rintintín, sin enfado-. No te preocupes por eso Iván, no me sienta mal. Pero oye, ¿cómo es que le sacaste esa foto?
Iván: Buah tío, ¿la has visto? Lo siento mucho! De verdad, no pretendía para nada ofenderte.
Lucas: No te preocupes, de verdad, no me lo he tomado a malas.
Iván: Bueno, a ver… es que cuando os vi bajando hacia la orilla, no pude evitar quedarme embobado con el culo de Elena. Es perfecto, y me dio por sacar el móvil e inmortalizar el momento. No sé ni por qué lo hice, fue casi involuntario.
Lucas: ¿Te gusta el culo de mi novia?
Iván: Me encanta. Siento decírtelo así, pero soy una persona muy directa: se me puso la polla a mil por hora.
Lucas: Vaya! Pues sí que te gusta. Bueno, pues ahora, con esa foto, ya tienes su culo cada vez que quieras.
Iván: Hombre, preferiría tenerlo en persona, no en foto.
Será cabrón este Iván!! Estoy flipando con la conversación que han tenido estos dos. Estoy flipando con que Lucas tenga la polla durísima, y también estoy flipando porque estoy cachonda perdida. Acabo de imaginar a Iván de rodillas, con su cara entre mis nalgas, dándome bocados mientras me las agarra fuertemente.
Lucas: Oye, ¿te gustaría venir a cenar hoy con nosotros? Así nos conocemos mejor. Me caes bien y a Elena creo que también.
Iván: Ehm… no sé… es que…
Lucas: Venga hombre! Anímate, tenemos una terraza bastante grande. Haremos una barbacoa. ¿Te apetece?
Iván: Barbacoa? Buah, en ese caso sí! ¿Qué tengo que llevar?
Lucas: Tú trae la carne… y yo pondré la bebida. A las 21:30 en Calle El Almendro nº 6, es un adosado color amarillo.
Ivan: Perfecto, ahí estaré. Ciao!
Lucas: Hasta luego crack!
ELENA
Lucas me acaba de enseñar la conversación que ha tenido con Iván, y directamente he flipado. No entiendo cómo se le ha ocurrido invitarlo a una barbacoa. ¿Y qué ha querido decir con lo de “tu trae la carne”? ¿Iría con segundas? Ya no sé qué pensar. La cuestión es que mientras Lucas y yo leíamos los mensajes, su polla estaba dura como una roca, sobre todo cuando Iván alababa mi culo.
- Pues esto es lo que hay cari, son las 7 e Iván llega en un rato. Voy a meter el hielo en el congelador y los refrescos en la nevera. -dice Lucas-
- Para, para, para… A ver Lucas, me debes una explicación. ¿Se puede saber por qué lo invitas? No entiendo nada. ¿Y por qué se te ha puesto la polla dura cuando leíamos los mensajes? ¿Te pone cachondo Iván o qué?
- No, me pone cachondo imaginar su pedazo de polla dentro de ti.
Me he quedado muda. Perpleja. No esperaba tal comentario. Lo estoy mirando a los ojos sin saber qué decirle. Oy
- ¿Qué acabas de decir Lucas? ¿He oído bien? ¿Me acabas de decir que quieres ver cómo Iván me folla?
A la vez que le hago esta pregunta a Lucas, noto cómo se me empieza a mojar el coño.
- Mira Elena. A ver… me cuesta decirte esto ¿vale? No tengo la menor duda de que te quiero, de que eres la mujer de mi vida, de que te amo, pero hoy he empezado a sentir cosas que jamás antes había sentido. Desde que hemos visto a Iván desnudo en la playa, haciendo gala de esa pedazo de polla, sin saber cómo, he empezado a excitarme, muchísimo, con la idea de que Iván te la metía en tu boca, tu coño, y tu culo. No me preguntes por qué, porque yo tampoco lo sé. Solo puedo decirte que a pesar de quererte, también siento el deseo de verte entregada a otro hombre.
Estoy flipando. -piensa Elena-. Jamás, en mis anteriores relaciones me habían dicho tal cosa. Estoy alucinando pero no estoy enfadada, al contrario, siento cómo ahora mi coño está absolutamente empapado.
- Di algo, ¿no? – Dice Lucas, al percatarse de que me he quedado callada-
- Es que no sé Lucas, me has dejado de piedra, no esperaba para nada que me soltaras semejante bomba. Entonces, ¿para qué lo has invitado? ¿para que me folle? ¿Sin siquiera consultarme tío?
Esta última pregunta que le he hecho a Lucas no ha sido más que para defender un poco mi dignidad, mi posición en la relación, porque en el fondo estoy deseando ser brutalmente follada por Iván.
- No lo he invitado para que te folle Elena, pero sí me gustaría que os conocierais y tal… y más adelante, cuando estés preparada, me gustaría ver cómo te folla. Siempre que tú quieras, por supuesto. Jamás voy a obligarte.
Cuando me sienta preparada dice. Cogía ahora ese pollón y me lo tragaba entero.
- ¿Pero a ti qué te hacer pensar que me gusta? Es que no sé, estoy me parece súper surrealista.
- Claro que te gusta, ¿o te crees que no me di cuenta en la playa cómo te quedaste embobada a su polla? No sabes lo cachondo que me puso verte así.
Que cabrón, -pienso-, se dio cuenta.
- Bueno, ya no hay vuelta atrás cari. Lo dicho, no se va a hacer nada, nunca, que tú no quieras.
- Ok Lucas, lo que tú digas. Voy a prepararme.
- Ok, yo también!
LUCAS
En serio, no sé cómo me he atrevido a contárselo a Elena. Imagino que estas cosas se dicen con más tacto, empleando más tiempo, poco a poco, pero me he dejado traicionar por la excitación que tenía en ese momento. Hace tiempo estuve leyendo relatos eróticos de intercambio de parejas en una web llamada todorelatos.com, y a pesar de excitarme con las historias donde otros se follaban a la mujer del protagonista, jamás había imaginado, ni de lejos, que yo también deseaba lo mismo, pero el rato de hoy en la playa, con Elena desnuda e Iván luciendo semejante polla, me ha hecho cambiar radicalmente mis ideas: ahora deseo con todo mi ser ver a Elena siendo fuertemente follada por otro hombre mientras yo observo, y quizá, participe. No sé.
A priori parece que no se ha enfadado. Otra mujer, seguramente, me hubiera mandado a la mierda. Pero Elena no ha tenido mala reacción. No sé, parecía algo indignada, pero tampoco es que se haya mosqueado. ¿Será que realmente sí le gusta la idea? Ya veremos… Lo que no quiero es perder mi relación con ella. La quiero y si en algún momento veo peligrar la relación por esta fantasía, lo pararé. Ante todo, es ella. Tampoco creo que Elena se vaya a enamorar de Iván, por supuesto.
Son las 21:25 y Elena acaba de bajar de la planta superior donde tenemos nuestra habitación. Vivimos en un adosado dúplex en una urbanización bastante tranquila. Veo a Elena bajar por las escaleras tipo caracol que dan a la planta baja, y alucino con lo que veo: Elena se ha puesto preciosa para la ocasión. Aprovechando que ha cogido colorcito en la playa, se ha puesto un vestido tipo ibicenco color blanco que cubre hasta la zona del muslo de sus largas y finas piernas. El vestido, a su final, no se ciñe a la pierna sino que queda abierto. Su pelo moreno perfectamente planchado, los labios con ese color rojo intenso que tanto me gusta y con el que tantas veces me ha dado tremendas mamadas (recuerdo aquella en los probadores del Zara de Marbella). Las uñas de pies y manos acompañan el mismo color rojo de los labios. He de decir que Elena tiene unas manos y pies preciosos. Finos, elegantes, suaves. Calza unas sandalias marrón suave entrelazadas a la pantorrilla. Guau, está increíble, deliciosamente increíble.
Elena llega hasta mi posición con una sonrisa en la boca. Le cojo la mano y le doy una vuelta de 360º, despacio, disfrutando de la belleza que tengo ante mis ojos.
- Estás preciosa mi amor. -le digo-
- Lo sé. -dice guiñando un ojo y chascando la lengua-
Suena el timbre. Iván es puntual como un reloj Suizo.
- Abro yo cariño, -le digo a Elena-
- Vale, yo voy a ir preparando la mesa.
Abro la puerta y ahí esta Iván. Viste un pantalón largo blanco, camisa negra a la que se le ciñen sus poderosos brazos, con mangas remangadas al antebrazo, un poco abierta dejando ver la parte superior de sus pectorales, zapatos náuticos marrones sin calcetín y de adorno, una tremenda sonrisa que deja ver su perfecta dentadura. Iván es moreno, con barba arreglada y unos bonitos ojos marrones.
Efectivamente, cuando dijo que traía la carne se refería a chuletas y esas cosas. Vaya si soy mal pensado.
- Adelante Iván, dame esa bolsa.
- Buenas noches Lucas, ¿qué tal? -nos saludamos con la mano-
- Bien, bien, pasa. Allí está la cocina -digo señalando al fondo-, y en ella, la puerta que lleva al jardín. Allí está Elena, voy a meter esto en la nevera y voy enseguida.
ELENA:
Lo reconozco, estaba nerviosa. La situación era extraña, y no era para menos. Pensadlo: acaba de llegar a casa un tío que está buenísimo, al que he visto su tremenda polla en la playa, con el que hace escasas horas me he corrido imaginando que se comía mi coño, y del que mi novio, Lucas, me ha dicho que le encantaría verme follada por él. ¿Cómo cojones no voy a estar nerviosa? Mierda, lo estoy oyendo llegar.
IVÁN
- Buenas noches Elena, ¿puedo?
Joder… está preciosa. Elena está de espaldas, reclinada sobre una mesa de plástico verde botella típica de jardines, de esas ovaladas, colocando unos platos y vasos. Lleva un vestido ibicenco blanco hasta mitad de sus muslos que le hacen lucir unas preciosas y largas piernas, por no decir ese culo que me trae loco desde que lo vi en la playa. Antes, cuando me duchaba, no pude evitar cerrar los ojos y hacerme una deliciosa paja pensando en hacer mío ese culo. Menuda corrida…
- Hola Iván! Claro, pasa!
Se acerca a mí y me da dos besos. Qué bien huele.
- ¿Te ha costado encontrar la casa? -dice ella- Es que a veces, nuestros amigos se hacen un tremendo lío para encontrarla.
- No, qué va, con el GPS he llegado bastante fácil. Además, vivimos relativamente cerca; apenas he tardado 10 minutos en llegar.
- Perfecto. ¿Quieres beber algo? Tenemos…ah sí!, cerveza Estrella Galicia, tinto de verano, Coca-cola Zero o Fanta de naranja.
- Una Estrella Galicia por favor.
- Vale, dame un segundín que voy a la cocina a por ella.
Elena se aleja en busca de las bebidas y no puedo evitar seguirla con la mirada. Me parece una chica no solo preciosa y de un físico espectacular (aunque tiene los pechos pequeños, lo compensa con un culo increíble y unas piernas largas y finas muy pero que muy bonitas. Además, me he fijado en que sus manos y pies son también preciosos), sino también simpatiquísima y amable. Debo reconocer que aunque no sea muy normal en mí, al llegar me estaba bastante nervioso pero tras la presentación con Elena me siento bastante más tranquilo y relajado. Elena transmite tranquilidad y sosiego. Ahí vienen los dos: Elena y Lucas.
LUCAS
- Aquí tienes la birra Ivan. -le dije-
- Guau, está helada. Gracias Lucas.
Mi novia, Elena, se ha decantado por tinto de verano.
- Bueno chicos, voy a ponerme a encender el fuego. Vosotros a lo vuestro. No os preocupéis. -alcé la voz hacia Iván y Elena mientras me ponía junto a la barbacoa y vaciaba media bolsa de carbón-
Debo reconocer que mi intención no era que esta noche pasara nada entre ellos dos, y quizá no pase nada, pero instintivamente he decidido dejarles solos y hablar, conocerse, mientras yo me dedicaba a hacer la comida. Desde mi posición los oigo hablar. Elena e Iván están junto a la mesa verde botella, de pie, bastante cercas el uno del otro. Elena está siendo muy simpática, sonríe bastante. Parece que le ha caído bien Iván.
ELENA:
Lucas se ha puesto con la barbacoa y me ha dejado a solas con Iván. A ver, a solas no, porque Lucas está apenas a 3 metros de nosotros, pero ya me entendéis. Estoy charlando con Iván de cosas banales: que si del gimnasio, que si de su trabajo (no sabía que trabajaba en la Repsol de la entrada al pueblo), que si de proyectos de futuro, de su novia… (a lo que rápidamente me dijo que no tenía, hacía 2 años había roto con una tal Alba, la madre de su hijo). Iván tiene un niño de 3 años y medio, se llama Roberto y en estos momentos lucha por la custodia compartida.
Me estoy divirtiendo mucho con él. Es gracioso, simpático y no para de sonreír, algo que me encanta en un hombre. A Lucas parece que se le resiste encender la barbacoa; mientras, Iván y yo ya nos hemos bebido 3 cervezas él, y 3 tintos de verano yo. Se me están empezando a subir los colores… y a él parece que también.
En un momento de la conversación, cuando reíamos a carcajadas por una anécdota graciosísima que tuvo con unos amigos en Ciudadela de Menorca, nos quedamos mirándonos a los ojos, sin hablar, solo mirándonos. Juro que en ese preciso momento deseaba probar esa preciosa boca. Lanzarme, cerrar los ojos, y buscar su lengua con la mía.
- Chicos!! -nos sobresaltó Lucas.- La carne está a punto de salir. Iros sentando.
Lucas me devolvió a la Tierra, menos mal.
- Voy a por el vino. -Lucas salió de la terraza hacia la cocina, a buscar el vino-
Iván y yo nos sentamos, uno al lado del otro, y seguimos charlando sobre su viaje a Ciudadela de Menorca. Le conté que Lucas y yo también estuvimos en nuestro primer año juntos.
- Aquí estoy. -Lucas apareció con una botella de Villa María, un vino tinto de algo más de 20 euros la botella, y la posó en el centro de la mesa. A continuación, sirvió tres copas.
- A comer chicos, que se enfría la carne.
Estuvimos charlando de todo un poco alrededor de 1 hora. Iván nos contó que se separó de Alba, la madre de su hijo, tras años de relación y una inesperada infidelidad de esta con nada más y nada menos que Dani, el mejor amigo de Iván.
- Fue horrible. -dijo Iván-. Yo ya venía oliéndome algo hace tiempo, pero no estaba seguro de nada, y mucho menos iba a pensar que me los estuviera poniendo con mi mejor amigo. Fue un palo muy gordo… Una mañana, como todas, salí de casa a las 8 para ir a la gasolinera, pero en lugar de ir hasta ella, me escondí un par de calles atrás y esperé media hora. Vi pasar el coche de Dani, cosa que me extrañó, pero ni de lejos imaginé que a lo que iba era a follarse a Alba. Fui a casa, entre despacio haciendo el menor ruido posible, y al entrar a mi habitación, la escena no podía ser más dantesca: Alba estaba a 4 patas mirando hacia el cabecero de la cama, mientras Dani la penetraba fuertemente al tiempo que le jalaba el pelo. Qué hija de puta, a mí no me dejaba jalarle el pelo.
- ¿Y qué hiciste? -preguntó Elena con intriga-
- Al principio quedé paralizado y empecé a notar un ardor que me recorría todo el cuerpo. Salí corriendo, me subí al coche y huí a la gasolinera. Si llego a quedarme allí, hoy no estaría disfrutando esta deliciosa cena con una mujer preciosa y un crack como tú, Lucas. Seguramente estaría en prisión.
Noté como Elena se ruborizaba con el comentario de Iván. El cabrón la lleva cortejando desde que ha llegado a casa. No es tonto, sabe hacerlo sin llamar mi atención. O eso cree él, pero sí la llama. Lo que no sabe es que más que molestarme, me esta empezando a poner la polla morcillona.
- Bueno!! -dije- Vamos a cambiar de tema, ya está bien de hablar de penas. ¿Oye Iván, sueles ir mucho a la playa nudista? Nosotros hoy es la primera vez que vamos.
Elena mi dirigió una mirada picarona, como diciendo: “ya va a empezar el cabrón este”.
- Sí, voy bastante, desde hace años. Me gusta coger moreno en todo el cuerpo y no tener un parche blanco en… ya sabéis.
- En la polla ¿no? -dije-
- Hem… no quería decirlo así, pero sí, me gusta tener moreno todo el cuerpo.
La conversación ya empezaba a subir de tono, y las cervezas más el Villa María empezaban a hacer sus efectos. Elena permanecía callada, sin intervenir. Parecía cortada.
- Pues debo decirte una cosa Iván. Creo que haces bien. Tienes un cuerpo bastante guapo y es normal que lo enseñes. ¿A que Iván tiene bastante buen cuerpo cari?
Elena no se esperaba la pregunta. Se quedó mirando a Lucas.
- ¿Cómo? -dijo, confusa-
- Venga… si lo hemos hablado esta tarde. Me has reconocido que Iván tiene muy buen cuerpo, díselo ahora a él, no te cortes mujer.
Elena se puso roja como un tomate. Más roja que el rojo eléctrico de sus labios. Al final, se decidió.
- A ver, sí… Es verdad. Iván está muy bien.
- ¿Y a que tiene una buena polla? -dije, casi sin creérmelo-
- Lucas!! -me regañó Elena-, no te pases!!
- Hey, hey, chicos…haya paz. Creo que el vino nos está afectando. -dijo Iván en tono conciliador.
- Si, tiene una muy buena polla -dijo Elena-
Joder!!! Qué sorpresa!!! No me esperaba que soltara tal bomba. Definitivamente, Elena estaba afectada por el vino y también por los deseos de follarse a Iván. Estoy seguro.
Iván se quedo callado, sin saber qué decir. Yo dibujaba una sonrisa triunfadora. Satisfecha. Por fin se había roto el hielo. A ver qué pasa a partir de ahora…
- Iván, -le dije-, me gustaría proponerte algo. Mira, Elena y yo estuvimos debatiendo sobre si tu polla mide el doble de la mía o cuánto más.
- Lucas!! -me regañó Elena, ruborizada-
- Entonces -proseguí-, ¿te dejarías medir la polla por nosotros?
Iván no reaccionaba, debía estar flipando. Finalmente, dijo:
- Joder chicos, la verdad que no esperaba para nada esto. Jamás me había pasado antes, y mira que he hecho guarradas… pero nunca antes me habían planteado esto.
Iván estuvo contándonos sus aventuras en Ciudadela de Menorca. Tríos, sexo en la calle, etc-
- Entonces, ¿qué dices? ¿Aceptas o no? Sin compromiso Iván, de verdad. -dije-
Iván se lo pensó no más de cinco segundos.
- Vale, está bien. Vamos a ello.
Lucas se levantó y fue al cuarto de estudio en busca de la regla.
(Si te ha gustado, házmelo saber en los comentarios y publicaré 3 tercera y última parte)