Elena, yo y mi recién descubierta fantasía. FINAL
Tras haber visto a Iván desnudo en la playa y quedarse Elena prendada de su vigorosa polla, me lancé a invitarlo a una barbacoa en casa. Los 3 juntos.
ELENA
Esto se nos ha ido de las manos. Lucas se ha ido a buscar la regla con la que le vamos a pedir la polla a Iván. Sí, definitivamente se nos ha ido de las manos, pero estoy caliente como una perra desde hace rato ya. Tanto es así que inconscientemente he admitido que Iván tiene muy buena polla. Veremos a ver cómo acaba esto...
Lucas viene regla en mano.
- Ya estoy aquí chicos. ¿Vamos a ello?
- Vamos. -dice Iván incorporándose, al tiempo que se echan las manos al botón de cierre de su flamante pantalón blanco.
- No, no -interrumpe Lucas-. Que te los baje Elena.
- En serio Lucas? -le dije a mi novio-, no me hagas esto cabronazo!! Que sabes que me muero de vergüenza!!
- De lo que te mueres, amor, es de las ganas de llevarte la polla de Iván a la boca desde que se la viste esta tarde en la playa. Así que venga, déjate de rollos y procede.
Las piernas me temblaban, casi ni podía levantarme de la silla. Por un lado, estaba nerviosísima, por otro, el coño me chorreaba cual cataratas del Niágara. Me incorporé como pude (estaba algo mareada por el vino) y llevé mis manos al botón de cierre de su pantalón. Sin necesidad de bajarlo, ya se intuía lo que se escondía tras esa barrera de ropas: a Iván se le había puesto la polla bien dura, y la marcaba a lo largo de la parte superior del pantalón. Desabroché el pantalón y lo bajé hasta los tobillos. Hice lo propio con los calzoncillos (unos bóxers blancos marca Armani), dejando libre una polla, pero una polla de verdad, no como la de Lucas. La polla de Iván es preciosa. Supongo que es raro hablar de pollas bonitas o feas, pero la realidad es que la de Iván me parece estéticamente preciosa. Tiene unas proporciones perfectas; larga, gorda y con un glande proporcionalmente perfecto al resto. Lo dicho, nada que ver con la de Lucas. Os podéis imaginar en qué postura quedé al bajarle los pantalones y calzoncillos hasta los tobillos: en cuclillas con su polla a escasos centímetros de mi cara. Podía percibir su olor. Esa polla olía de maravilla. Debe saber mejor.
- Vaya Iván, parece que estás contento ¿no? jajaja Joder cómo se te ha puesto la polla tío. -dijo Lucas mientras sostenía la regla-.
- Hombre, parece que tú también lo estás ¿eh? -Lucas se había quitado pantalones y calzoncillos y también estaba empalmado. Pero eso sí, con la mitad de polla que Iván.
- Hay que ponerse cómodo… Bueno, vamos a ello ¿no?
Lucas se acercó a mí, y dándome la regla me dijo que se la midiera.
- Desde la base, cariño, desde a base hasta la punta del glande. ¡Espera! Tengo una idea. Me mido primero yo la mía, luego medimos la de Iván, y vemos cuál es exactamente la diferencia. ¿Os pareace? -ambos asintieron-
Lucas cogió la regla, y ejecutando la técnica antes descrita, arrojó la siguiente cifra: 13.5 centímetros. Elena e Iván se rieron.
- No os riáis mamones! Venga, ahora tú Iván.
Para sorpresa mía, Lucas se acercó a la polla de Iván, la agarró y empezó a pajearla. Iván se dejaba y Elena, alucinaba.
- ¿Qué haces Lucas? ¿Es que ahora te gustan también las pollas? -dije, alucinada-
- Ahí la tienes cariño, totalmente dura. Mídela.
Apoyé la regla sobre la base de la polla de Iván poniéndola recta hasta la punta de su glande. Increíble. 23 centímetros!!!!!! Veintitrés!!!! Diez más que Lucas. Qué pasada.
- Qué opinas, ¿amor? -me dijo Lucas-
- Es increíble, -dije tras una pequeña pausa reflexiva-. Mi ex la tenía grande pero nada que ver con esta. Es una pasada.
- ¿Sabes qué es lo que más le gusta hacer a Elena, Iván?
- No, ¿el qué? -Iván seguía con la polla apuntando al cielo, como un mástil-.
- Me encanta comer polla, y nada deseo más en este mundo que llevarme ahora mismo mi boca la tuya. ¿Me dejas? -dijo Elena-
Increíble. No esperaba que Elena dijese eso.
- Por mí no hay problema -dijo Iván-
- Por mí menos, es más, lo estoy deseando. -sentenció Lucas, sentándose en la silla que tenía a sus espaldas, y empezando a tocarse la polla.
No podía más. Juro que no podía más. Lo mío era absoluta desesperación. Hambre, mucha. Me hallaba famélica de esa increíble vigorosa polla. Me arrodillé, la agarré con mi mano derecha y empecé a darle lametones desde la base hasta la punta. La lamí por todos sus flancos, la saboreaba. Iván tenía unos huevos tremendamente gordos y depilados; no dudé en llevármelos a la boca. Mi mano no abarcaba más que la mitad de su polla, la que mientras engullía como una posesa, pajeaba sin cesar. Miraba los ojos de Iván y los veía cerrados; estaba disfrutando, mucho, pero no más que yo. Miré hacia atrás, a mi espalda se encontraba Lucas haciéndose una increíble paja. Nos miramos y ambos sonreímos.
-Sigue, sigue, amor, sigue. -me dijo el cornudo mientras se machacaba la polla viendo a su novia comiéndose una enorme polla ante él. Lo estaba disfrutando el cabrón.-
Me incorporé y cogí a Iván de la mano. Me lo llevé a la habitación de matrimonio, a la cama donde hasta ahora solo me follaba Lucas. Al llegar, Iván me empujó sobre la cama, remangándome el vestido hasta la cintura, y bajando mis braguitas blancas tipo culot, suavemente, hasta el final de mis largas y bellas piernas. Me las quitó, las enrolló en su polla y llamó a Lucas, que estaba en una butaca mirando y pajeándose.
- Ven, Luquitas, agarra mi polla con las bragas de tu novia y pajea mi polla como has hecho antes.
Lucas, sin rechistar, obedeció. Agarró el falo de Iván envuelto en mis braguitas y comenzó a pajearlo fuertemente. Yo, que jamás iba a imaginar ver tal cosa, estaba disfrutando como una enana. Me ponía muy cachonda ver a Lucas pajear la polla de Iván, y a Lucas también le gustaba.
- Te gustaría chupar mi polla Lucas? -le dijo Iván-
- No, de momento no. Ahora quiero que te folles a Elena, que la hagas tuya, toda tuya. Luego ya veremos qué me como.
Iván comenzó a besar y pasar la lengua por mis piernas, subiendo y disfrutando de mí, hasta llegar a mi empapado coño. Iván me miró, sonrió, y empezó a darme una deliciosa comida de coño; una comida de coño que jamás alguien me había dado; ni mis ex, ni Lucas. Su lengua se movía frenéticamente por mi clítoris, labios vaginales, de arriba abajo y viceversa… Le tuve que pedir que parara, porque me iba a correr ya y no quería, era pronto.
Me levanté, tiré a Iván en la cama y me dispuse a comerme nuevamente su polla. Adoro comerme esta polla, pero qué rica está.
- Amor, ven. -le dije a Lucas-
Lucas, sin preguntar, vino y tras sacarme la polla de Iván de la boca, le di un buen morreo a mi novio. Morreo que disfrutó, el muy cabrón.
- ¿Te gusta cómo sabe la polla de Iván? – le dije-
- Sí, está muy rica.
- Pruébala tú mismo.
Dudó por un momento, pero acabó metiéndosela en la boca y mamando esa polla que admiraba desde que la veía en los vestuarios del gimnasio. A Iván le daba absolutamente igual que Lucas le comiera la polla, estaba gozando. Lucas, al cabo de varios minutos de mamada, se volvió a la butaca.
- Ha llegado la hora de la verdad, preciosa. -dijo Iván-. Ahora vas a saber lo que es que te follen con una polla de verdad.
- La quiero dentro, entera, pero YA. -le ordené-.
Me puso a cuatro patas (mi postura favorita) y apoyando el hinchado glande sobre la entrada de mi coño, empezó a empujar levemente hasta que de una tacada la metió entera, hasta el fondo. No le costó porque mi coño era la autentica definición de la lubricación. Me agarró de las nalgas, las abrió dilatando así mi ano, al tiempo que metía y sacaba su polla de mi coño a un ritmo cada vez más alto. Me encantó la sensación de que me abriese así el culo. Me tumbó boca arriba, puso sus fornidos brazos a cada lado de mi cabeza, y volvió a meterme ese monstruo que me estaba haciendo subir al cielo. Que coño subir, ya estaba en el cielo. Iván me estuvo follando fuerte y flojo. Perdí la cuenta de las veces que me corrí. ¿Tres? ¿Cuatro? Ni idea… solo sé que estaba disfrutando y quería más.
- Tengo una sorpresa para ti Elenita.
- Sorpréndeme…
Me puso a cuatro patas, volvió a separar mis nalgas y a dilatar mi ano. Acercó su lengua y empezó a darme una deliciosa comida de culo. ¡¡Madre mía… Jamás me habían hecho esto!! De hecho, soy muy reacia a todo lo que tenga que ver con el sexo anal. Pero esta noche era diferente, era especial, y estaba disfrutando de la mejor velada de sexo que había tenido en mi vida. Tras lubricar ricamente mi ano, empezó a jugar con sus dedos en él. Yo ya temía lo que Iván quería, pero yo también lo deseaba. Metió un dedo, que entro fácil, luego dos, y empezó a follarme el culo con sus dos dedos. Despacio, suave, con cuidado de no dañarme. No sé cómo, pero el cabrón se huele que mi culo es virgen. Metió un tercero que entró perfectamente, y estuvo metiéndolos y sacándolos durante unos minutos.
- Ahora. -dijo-
Escupió en su mano, lubrico la punta de su polla, y la dirigió a la entrada de mi culito, de mi virgen culito. Poco a poco fue entrando. Metió la mitad mientras yo apartaba mis nalgas. Necesitaba dilatar mi ano, más, para que entrara toda esa gran polla. Siguió empujando y entró toda. Buah. Increíble… Poco a poco fue sacándola y metiéndola, hasta que mi culo ya se acostumbró al grosor de la su polla, y disfrute de la primera y quizá mejor follada de culo que me van a dar en la vida. Me estaba follando el culo bien fuerte, hasta que de repente, la sacó. Que se iba a correr y no quería, dijo. Miré a Lucas, que seguía en la butaca con la polla bien dura, gozando y haciendo realidad su fantasía más secreta: que se follen ante él a su novia, que se la follen con una polla lo bastante grande y gorda como para no olvidarla jamás. Eso quería, eso deseaba, y eso obtuvo. Hice su sueño realidad.
Me fui para él, me puse encima, me metí toda su polla y comencé a cabalgarlo. Obviamente, no era el pollón de Iván… (que ya lo estaba echando de menos), pero bueno, tampoco está tan mal. Mientras cabalgaba a Lucas, Iván se acercó por detrás y semiflexionando las piernas, buscó mi culo y me la metió de golpe. Madre de mi vida… me estaba follando dos pollas, mi coño y mi culo… una doble penetración. Estoy en las mismísimas putas nubes. Ambos me follan fuerte, yo estoy ya prácticamente exhausta. Me he corrido al menos 5 veces, o 6, yo qué sé, he perdido la cuenta.
Lucas es el primero en correrse, y lo hace dentro de mí. Me encanta sentir la leche caliente llenarme por dentro. Me incorporo, me arrodillo ante Iván, y comiendo a comerle la polla y pajearlo con frenesí. Es hora de hacerle acabar, y quiero que me llene toda la boca de leche. Para mi sorpresa, Lucas se arrodilla junto a mí, y agarra la parte de la polla de Iván que no abarca mi mano, y entre los dos pajeamos y nos comemos esa vigorosa polla. Iván tensa las piernas, su culo y se echa hacia atrás. Se va a correr ya. Lucas y yo abrimos la boca al tiempo que no cesamos de pajearlo y comienzan a salir borbotones de corrida tremendamente caliente: uno, dos, tres y hasta cuatro enormes chorros de semen que dejan nuestras bocas absolutamente impregnadas de corrida. Lucas y yo, aún de rodillas y con las bocas llenas de corrida de Iván, nos miramos y nos damos una buena comida de boca. Compartimos todo, incluso la corrida de otro.
El pollón de Iván comienza a deshincharse hasta quedar en estado semi natural. Aun así, sigo alucinando con el tamaño de esa preciosa polla.
Los 3 estamos muertos. Exhaustos. Nos tumbamos en la cama de matrimonio y nos quedamos “fritos”, sin ducharnos, ni lavarnos, ni nada.
Son las 10 de la mañana cuando me despierto. Lucas e Iván siguen plácidamente dormidos. Veo la polla de Ivan, está dura. No lo dudo un segundo y me la llevo a la boca, dándole una rica y deliciosa mamada de buenos días. Se corre esta vez en mis tetas, y me voy a la ducha.
Cuando salgo, veo a Lucas comiéndole la polla a Iván.
-Pero bueno!, ¿y esta infidelidad? -digo con sorna-
Mira quien habla!, ¿o crees que no me he dado cuenta de la mamada que le has hecho antes?- contestó Lucas-
Reímos los tres. Iván se duchó, se vistió, se despidió de nosotros y lo acompañé hasta la puerta.
- Toma, apunta mi número. Ya sabes, vivo cerca. -me dijo-
- Gracias. Espero que algún día me enseñes tu casa.
- Pronto.
Me besó, agarró mi culo fuertemente, y se fue.
Al volver a la habitación, Iván y yo tuvimos una conversación acerca de lo que había pasado. Convenimos que lo sucedido no afectaría a la relación, que tan solo era sexo. También establecimos ciertas normas: ninguno de los dos podría tener relaciones con otro sin el conocimiento previo del otro. Nada de hacer nada a escondidas, y por supuesto, nada de enamorarse de otra persona. Es solo sexo. Nosotros nos queremos, nos amamos.
Pero… las reglas están para romperlas, ¿no?
Lucas se ha dormido, mañana trabaja y el frenético finde nos ha dejado destrozados. Abro whatsapp, busco a Iván:
-Hey, cómo estás?
Nota de autor: Elena y Lucas acaban de descubrir e iniciarse en el mundo liberal. Son jóvenes y parecen dispuestos a seguir descubriendo y disfrutando de nuevos placeres.
Si queréis más aventuras de esta parejita gaditana, hacédmelo saber en los comentarios.
Espero que hayáis disfrutado en vuestra lectura como lo he hecho yo mientras imaginaba y escribía.