Elena y la sobrina de mi socia capítulo 8

Los 7 primeros capítulos se encuentran en la categoría de amor filial. La fiesta continúa. #111 hace de WC humano.

Recomiendo leer los capítulos anteriores para entender bien la historia. (Se encuentran en la categoría de amor filial porque creo que era la más adecuada pero este capítulo es más de tipo BDSM, de ahí que lo quiera clasificar aquí)


El notario y Jaime levantaron la mano a la vez porque ambos llevaban tiempo sin mear, se habían estado aguantando el pis desde la tarde para cuando llegara el momento, poder mear a #111.

Ambos se las sacaron y comenzaron a mear el cuerpo de #111, que solo emitió algún gemido y tosió al empezar a abrir la boca y a recibir las meadas de los dos hombres.

Para mi sorpresa #111 pudo con todo el pis y al acabar, agradeció las dos meadas y pidió seguir siendo meada y cagada, usada como WC.

José le cedió el turno a Sonia, porque al fin y al cabo era su fiesta de cumpleaños, Sonia se quitó el vestido de red que llevaba con ayuda de Irina y de Esther y empezó a mear y también a llenar con su caca la boca de #111, de Silvia, su propia tía, no lo olvidemos.

Sonia se encargó de tomar trozos de su propia mierda con la mano y metérselos a #111 en la boca, provocando en #111 una reacción de asco al principio, yo pensaba que la iba a vomitar, pero se la pudo tragar y agradeció la comida ofrecida, relamiéndose.

Cuando llegó el turno de Irina y de Esther, costó un poco que se quitaran los vestidos debido a los corsés que llevaban, pero con mi ayuda y un poco de esfuerzo se los pudieron ir quitando y se bajaron los tangas (Ellas no llevaban braguita con doble polla interna vibratoria como yo), para comenzar a mear y a cagar a #111; ellas también se estaban aguantando, en especial las ganas de cagar, además se hicieron un enema mientras esperaban su turno y llenaron con su mierda el ya maltrecho cuerpo de #111.

Llegó el turno de Paloma,

que,

en vez de hacer pis, prefirió vomitar sobre el cuerpo de #111 así que le hizo una ducha romana que por poco me hace también vomitar a mí del asco que me dio verlo, casi no podía ni mirar.

José fue el siguiente en usar a #111 como WC humano, de su culo salió una cagada acorde a su físico de culturista, cuando vi a #111 sufrir un ataque de tos que le provocó no poder con toda la mierda, por una

parte,

lo pasé un poco mal, pero, me excité por otra al ver sufriendo de esa manera a mi amiga.

José le cruzó la cara a #111 con dos sonoras bofetadas que se escucharon en toda la finca y que supusieron que al final #111 pudiera con toda la cagada de José.

A Tamara también le pusieron un enema, en este caso, era su primera vez y lo pasó un poco mal, pero logró hacer de las suyas con #111 y ambas lo disfrutaron mucho, creo que más Tamara

qué

#111.

Y finalmente llegó mi turno, al ver cómo estaba quedando #111, decidí hacer solo un pis, Irina y Esther me quitaron el vestido y las braguitas con vibradores y yo oriné sobre mi amiga, sobre #111, que estaba deseando recibir mi pis cuando me identifiqué.

Nada más acabar el servicio de WC humano, José levantó a la fuerza a #111 que estaba casi a punto de no poder más, le dio dos bofetadas más que provocaron lesiones en la nariz de #111 y José nos pidió que regresáramos al microbús para volver a su casa en la finca a continuar la fiesta.

Las chicas que llevábamos vestido largo nos cambiamos a uno corto de cuero o de látex ya sin ropa interior, para estar más cómodas, yo me alegré porque se me volvía a ver perfectamente mi problema dermatológico de la pierna.

José volvió a colocar a #111 en el remolque y comenzó el trayecto hacia la casa principal de su finca, aunque antes José se detuvo unos instantes para bajar a #111 en el interior de un edificio de la finca, a cargo de uno de los empleados, con pintas que asustaban, casi parecía un armario de 2x2.

Regresamos a la casa principal, la fiesta ya tuvo poco de sexual por el cansancio acumulado y por la traca que ya llevábamos, fue más la cena en sí, con tarta y todo (Música, copas, etc.)

En torno a las 03:30 de la madrugada, Irina y Esther me convencieron para que nos hiciéramos un trío que acabó siendo un cuarteto porque Sonia se adobó, se autoinvitó a la fiesta.

Jaime y José se quedaron junto con Paloma hablando y ya no los volví a ver hasta por la mañana.

Yo empecé follando primero con Esther porque era a la que menos conocía, más allá de haberme pasado toda la noche hablando con ella durante la cena y la fiesta de cumpleaños en sí misma.

Con Esther disfruté bastante porque sabía claramente cómo hacer disfrutar a una mujer, me recordó también en la técnica a Alexandra, así que me lo pasé genial.

Esther e Irina nos deleitaron a Sonia y a mí con un magnífico espectáculo de sexo lésbico entre hermanas que nos dejó casi sin palabras.

Nos acostamos en torno a las 05:45 cuando las 4 caímos rendidas al no poder ya más entre el alcohol que llevábamos encima y todo lo que nos habíamos follado entre nosotras y a lo largo del día.


A las 09:15 abrí un ojo, al escuchar el sonido de mi móvil, la llamada de Alexandra me hizo reaccionar y las demás chicas también se empezaron a desperezar.

Alexandra estaba desayunando en la clínica después de haber pasado una noche tranquila atendiendo a los pacientes y marcando ya la mitad del turno de 48 horas que tenía previsto realizar.

A pesar de que era videollamada y nos vio a todas ahí desnudas y hechas polvo por la resaca por el alcohol (Yo tenía un buen dolor de cabeza por ese tema), Alexandra solo se rio, no se enfadó y deseaba estar allí con nosotras disfrutando.

Era ya domingo así que se me ocurrió preguntarle a Alexandra si por la noche iba a tener un hueco con la idea de pasarme por la clínica y sorprenderla, pero Alexandra, aunque le hacía ilusión, me lo desaconsejó por si le surgía alguna urgencia.

Tras colgar la llamada con Alexandra, nos vestimos con ropa deportiva que nos prestaron las dos hermanas y bajamos a desayunar algo al comedor de desayunos de la casa principal de la finca de José.

José, Jaime y Paloma no se habían acostado porque se habían pasado la noche follando (Es decir, entre Jaime y José se follaron a Paloma todo lo que pudieron y lo que Paloma aguantó), pero no estaban nada cansados y yo vi a Paloma con una sonrisa de oreja a oreja.

Tamara tardó en bajar a desayunar, ya casi lo hizo cuando íbamos a acabar y yo me proponía ir a buscarla, ella estaba bastante sonriente y preguntó si iba a ser follada otra vez por

algun

@ de

nosotr@s

.

Paloma y Jaime se ofrecieron voluntarios, así que cuando acabamos todos de desayunar, decidimos salir fuera, a dar un paseo y a disfrutar del aire libre, dimos una vuelta por la finca con los

quads

y en medio de la finca, Jaime y Paloma (Con un

strap-on

ella por obvias razones) volvieron a follarse, los dos a la vez a Tamara.

Mientras regresábamos a la casa principal de la finca para comer algo antes de ya regresar a Madrid, Tamara me pidió hablar conmigo y me confesó que había disfrutado más siendo follada por chicas, pero cuando Jaime se la folló, se sintió muy humillada y eso le excitó sobremanera; durante la noche había estado pensando y quería aceptar la propuesta que le había hecho Bibiana en cuanto que cumplió los 18 años de unirse a ella como

escort

, aunque fuera sin dejar los estudios por el momento. (Por tanto, solo haría servicios por las tardes y las noches y los findes).

Tamara llamó a su madre y quedamos con ella en que nos veríamos por la noche en mi casa, las 3, al regresar de la finca, porque Tamara le iba a explicar la decisión que había tomado.

La comida de despedida del finde en la casa principal de Jaime fue en plan barbacoa y se prolongó durante un par de horas, con #111 ya de vuelta tras haber pasado algo de tiempo en una de las cámaras frigoríficas de la finca de José.

José se encargó de marcar con un hierro al rojo vivo (Al estilo de cierto programa de TV muy conocido), el pubis de #111 con la marca de su ganadería, lo que provocó un grito desgarrador de #111 al recibir la marca, pero también el consiguiente agradecimiento por su parte a José por permitirle formar parte de su harén de esclavas.

Cuando acabamos de comer llegó una ambulancia conducida por una atractiva paramédica de unos 50 años que saludó a Irina; ella se cambió allí mismo con la ropa de médico y subieron a #111 a la ambulancia y una vez en ella la ataron con una chaqueta de fuerza.

La idea era que Silvia, por última vez con su nombre real, pasara por la casa de Pozuelo a recoger las cosas con Sonia para mudarse a mi casa y #111 regresaría de inmediato a la finca a continuar en ella ya como la sumisa de José.

Mi

Range

Rover se había quedado en la finca de Jaime, que me dijo que no me preocupara porque al día siguiente una grúa lo llevaría a la puerta de mi casa, solo me pidió que estuviera pendiente del móvil porque me llamaría la

gruista

para hacer la entrega.

Un

Range

Rover de los antiguos (Calculé que de principios de los 90), apareció también, a los mandos iba el hombre que vimos que medía 2x2, pero en realidad resultó ser muy simpático pese a las apariencias. (Salvo por los dos puros que se fumó a lo largo del viaje y que nos lo ahumaron)

Zacarías, el conductor del

Range

Rover

youngtimer

, nos llevó a Tamara, Sonia y a mí misma hasta la casa de Silvia, la ambulancia nos fue siguiendo y pasamos un rato por la casa de Silvia para que Sonia recogiera sus cosas y Silvia pudiera despedirse de la casa y de su vida anterior como mujer libre.

La despedida entre tía y sobrina no fue demasiado dolorosa, yo me esperaba más, Sonia se despidió de su tía con un puñetazo en toda la cara y emprendimos el breve trayecto hasta mi casa junto con Tamara sin mucho problema.

Una vez en mi casa, nos bajamos del

Range

Rover tras despedirnos de Zacarías y vimos cómo la ambulancia con #111 en su interior y Zacarías se iban a toda pastilla...