Elena y la sobrina de mi socia capítulo 5

Jaime y Paloma (Padre e hija) follan en la finca. Primera vez de Jaime con Tamara que es desvirgada.

Recomiendo la lectura de las cuatro primeras partes del relato para poder entender bien la historia


Durante el trayecto en taxi hasta mi casa, mi cabeza estaba en Alexandra y en lo bien que me lo había pasado follando con ella, recordaba el sabor de sus besos, sus lametones en mi coño y noté como se empezaba a humedecer.

Al llegar a mi casa, miré el reloj, eran las 3 de la madrugada, sabía que no iba a poder conciliar el sueño si me metía a la cama, además, iba algo perjudicada por las copas que me había bebido en la casa de Alexandra, así que, traté de subir a mi habitación con la idea de darme una ducha para relajarme y bajar después al gimnasio a hacer algo de deporte hasta que dieran las 05:30 y me tuviera que poner ya en marcha para el viaje a la finca de Jaime, pero al llegar al salón, me encontré a Lizzette, la asistenta, que estaba haciendo una de sus videollamadas con alguna de sus amigas colombianas y se estaba metiendo ella sola una botella de vodka entre pecho y espalda.

Lizzette me saludó con una sonrisa y me preguntó si volvía de una noche de sexo con Sonia y con Silvia.

Yo le devolví la sonrisa, me senté a su lado y le dije que no, pero que volvía de algo aún mejor, me serví un chupito de vodka de la misma botella que estaba bebiendo Lizzette, y le estuve resumiendo lo que había pasado esa noche con Alexandra.

Lizzette se alegró por mí, el tiempo pasaba mientras hablábamos y bebíamos la botella de vodka y cuando quisimos darnos cuenta ya eran casi las 06:00, de hecho, sonó el timbre de la puerta, eran Sonia y Silvia que estaban ya listas para iniciar el viaje hasta la finca de Jaime.

Saludé a Silvia y a Sonia con sendos besos en la boca; Sonia se sorprendió de que aun estuviera así, y me preguntó con una sonrisa pícara si la noche había sido larga, yo no le respondí y le metí un empujón cariñoso.

Sonia seguía pareciendo una dominatrix con el vestido de cuero negro que llevaba y las botas mosqueteras de bastante tacón; Silvia, por su parte llevaba un pantalón corto de látex negro y un top que solo le tapaba lo mínimo, un collar de cuero y unas botas con plataforma completaban su outfit.

Les pedí a Silvia y a Sonia que me esperasen unos minutos y que me preparasen un termo de café bien cargado, mientras me daba una ducha rápida y me cambiaba de ropa; subí a mi habitación, estaba hecha una pena por el cansancio y todo el alcohol que había bebido, pero muy contenta por lo que había disfrutado esa noche.

Me desnudé por completo y me metí en la ducha, hice un pis, porque a todo esto, me estaba meando, de

hecho,

llevaba un tiempo ya bailando por las

ganas,

pero no había sido capaz de levantarme a mear porno hacerle un feo a Lizzette mientras hablábamos de mi noche follando con Alexandra.

Tenía ganas de masturbarme, así que comencé a hacerlo, pensaba en Alexandra y en lo bien que había ido la noche, me duché durante unos 10/15 minutos y regresé a mi habitación para vestirme.

Me sonó el móvil, miré el mensaje, era de Alexandra, había dos fotos suyas desnuda por completo y un mensaje en el que me deseaba un buen viaje hasta la finca de su padre.

Yo me hice una foto tal cual estaba y se la mandé a ella, para que también pudiera pensar en mí, y le escribí un mensaje en el que le agradecía haber pasado una noche increíble las dos juntas.

Me vestí, me puse una minifalda de cuero, unas botas al muslo y un top que era bastante escotado, también de cuero y para completar me puse un abrigo parecido al que llevaba Alexandra por la noche en nuestra cita. Decidí ir sin nada de ropa interior, aunque sí me puse medias transparentes.

Bajé al salón, no vi a nadie así que fui a la cocina de mi casa, donde estaban Sonia y Silvia desayunando, me habían preparado un buen despliegue con ayuda de Lizzette, había aparte de café, huevos fritos, salchichas y

bacon

, así que como había algo de hambre me senté en una silla entre Sonia y Silvia y desayunamos un poquito.

Tamara me llamó para preguntarme donde coño estábamos, se sorprendió de que aun estuviéramos en mi casa y se ofreció a llegarse hasta mi casa en un taxi, pero le pedí que nos esperase masturbándose un rato, porque ya no tardaríamos en llegar a por ella a su casa de Boadilla.

Acabamos de desayunar, Lizzette se quedó recogiendo la cocina, nos despedimos de ella y fuimos hasta el garaje, nos montamos las 3 en el coche, en esta ocasión, un

Range

Rover (La mejor opción teniendo en cuenta que íbamos a hacer un viaje por carretera a una finca), y fuimos a Boadilla a recoger a Tamara.

Silvia se puso a los mandos, conduciendo, yo me puse de copiloto (Porque por el cansancio que llevaba y el alcohol, preferí tratar de dormir un rato en el viaje y estar más cómoda) y Sonia se sentó en uno de los asientos traseros del todoterreno, con el culo algo dolorido por los latigazos de su tía de la noche pasada.

Mientras íbamos hasta la casa de Tamara a recogerla, Silvia me estuvo contando que la tarde anterior, cuando ya casi estaban en la puerta de la casa de Paloma con la intención de pasar allí la tarde, tuvieron que cancelar el plan de chicas porque Paloma les dijo que se iban ya a la finca a prepararla para nuestra visita del finde, así que, ellas dos (Silvia y Sonia), pasaron la tarde de viernes en su casa, y fue cuando decidieron tener la sesión de BDSM y me hicieron la videollamada.

Recogimos a Tamara que estaba ya en la puerta de su casa, algo cabreada de tanto esperar, llevaba un vestido corto que le había prestado Paloma, no le quedaba demasiado bien, pero siempre iba a ser mejor que sus looks habituales de vaqueros y camiseta, además, Tamara llevaba botas con algo de tacón que le estaban provocando algo de incomodidad debido a la falta de práctica con los tacones y su costumbre de llevar deportivas planas.

Como al final no había habido tiempo para ir de compras, le prometí a Tamara de nuevo que iríamos el lunes sin falta, a la vuelta de la excursión del finde a Extremadura.

Arrancamos por fin el viaje en sí hasta la finca, Tamara se sentó con Sonia, detrás en el coche y durante la primera parte del viaje, hasta que nos detuvimos en una gasolinera para repostar y estirar un poco las piernas y tomar un café, yo me quedé dormida, pude descansar un poquito y las chicas me respetaron el descanso procurando no hacer demasiado ruido.

En el bar de la gasolinera donde paramos a tomar el café, había un grupo de hombres, con pinta de ser camioneros que no paraban de mirarnos, uno de ellos se acercó a intentar ligar con

nosotras,

pero a Sonia se le ocurrió la idea de besar a Tamara para intentar que el camionero se fuera con el rabo entre las piernas, y lo logró.

Seguimos el viaje hasta la finca, Jaime me llamó para darme las indicaciones de cómo llegar hasta allí y me comentó que ya estaba todo listo para darle la sorpresa a Sonia, con una celebración de finde de cumpleaños que le iba a gustar mucho.

Llegamos a la finca de Jaime, con una puerta de entrada en la que había 1 guardia que nos abrió la puerta al reconocer nuestro coche y con mucha educación nos dijo:

-” Ama Elena, Don Jaime les espera en la casa principal, pueden pasar, bienvenidas”

Recorrimos en el todoterreno un buen trecho hasta llegar a lo que parecía ser la casa principal, una casa gigantesca y típica de una finca, donde en el exterior había varios coches aparcados con matrícula de Gibraltar.

Aparcamos el coche y nos bajamos, en algunos de los coches, había hombres que parecían ser los choferes o los guardaespaldas de los dueños de los coches.

Fuimos hasta la puerta principal de la casa, que estaba abierta y pasamos al interior, una asistenta con pinta de ser de algún país africano por el color de su piel y con un uniforme de asistenta de látex negro y blanco, que dejaba sus enormes tetas casi al descubierto, sin decir nada, nos hizo una seña para que pasáramos al salón donde nos estaban esperando los anfitriones, Jaime y Beatriz, junto con mucha más gente.

Jaime iba vestido con una camisa y un pantalón corto que se subió apresuradamente al vernos, pues tenía la polla fuera porque se la estaba metiendo a mi hermana Beatriz por el culo.

Beatriz estaba desnuda por completo salvo por el corsé, el mismo que llevaba en su casa cuando vi como Jaime se la follaba por primera vez, además llevaba botas de tipo ballet y un antifaz en los ojos, impidiendo que pudiera ver nada, así que le tuvieron que decir que habíamos llegado y Beatriz sonrió y me saludó con un beso en la boca, pero no podía verme.

Sentados en sendos tronos, había dos personas, un hombre y una mujer.

El hombre, llamado José, de unos 50 años, tenía un físico espectacular, parecía culturista,

un musculitos

de esos que viven en el gimnasio permanentemente, iba sin camiseta por lo que dejaba ver unos músculos que parecían de acero y todos los tatuajes de su cuerpo, y solo llevaba aparte de unas deportivas, un tanga negro que marcaba toda su polla, que tenía pinta de ser enorme.

La mujer, Irina, era la hija de José, calculé que tendría unos 25 años, también disfrutaba de un cuerpo de culturista, con varios tatuajes, llevaba un look muy parecido al de Sonia, pero de látex negro y tenía una mirada fría como el acero de los abdominales del cuerpo de su padre; de hecho, en todo el finde apenas sonrió en una ocasión.

A los pies de José y de Irina había dos esclavas, dos mujeres muy llamativas ambas.

Por un lado, #36, una mujer de unos 30 años, rapada al 0 y afeitada, sin cejas ni pestañas, sondada en la nariz al estilo de Beatriz y en el coño con una bolsa llena de lo que parecía ser su propio pis y con las tetas que eran posiblemente las más grandes que había visto en mucho tiempo, (Supuse que le debía de doler la espalda un montón por el peso de semejantes implantes) tatuada por completo y toda llena de piercings (En especial en su coño, no fui capaz de contar cuantos llevaba, pero ahí había más metal que carne) y que llevaba prótesis en el lugar donde estaban los ojos, así que no veía nada, José nos indicó al presentárnosla que ni veía ni hablaba (Gracias a una traqueotomía y a que le habían cortado las cuerdas vocales) ni oía (El nervio auditivo había sido también dañado), gracias a las manos y la cirugía de Jaime y sus doctoras en la clínica antes del desplazamiento definitivo a la finca de José y de Irina, donde vivía junto con #49.

Por otro lado, #49, una pelirroja natural con pelo larguísimo y rizado cubierta de pecas por toda su piel blanca, y con una enorme marca de color marrón en el culo (Al estilo de lo que me pasa a mí en la pierna), en uno de los cachetes del culo, en el otro, llevaba lo que parecía una marca de fuego, que era el emblema de la ganadería de la finca de José, según nos explicó él mismo.

Sus tetas eran justo lo contrario que las de la otra esclava, prácticamente inexistentes, con suerte una talla A de sujetador, pezones y poco más.

Por si fuera poco, #49 llevaba al igual que mi hermana Beatriz una bolsa en la que parecían estar sus heces.

Calculé que, #49 como mucho tendría 20 años (Y eso, siendo generosa) y llevaba también aparato dental, un modelo con hierros fuera de la boca, muy llamativo y que le dificultaba que se le entendiera al hablar.

Ambas sumisas llevaban tatuados en la cara sus respectivos números.

Además, había dos rottweilers tumbados en uno de los extremos del salón, justo al lado de Beatriz, que estaba jugando con ellos mientras José nos hablaba de sus esclavas.

Nos sentamos en los lugares donde nos indicó Jaime, a Sonia y a mí nos dejaron sendos tronos al ser ambas Amas, y Silvia y Tamara se pusieron de rodillas, adoptando su rol de sumisas.

Jaime se estaba bebiendo ya un whisky pese a que apenas eran las 11 de la mañana, nos ofreció tomar lo que quisiéramos, así que pedí un café para seguir obteniendo fuerzas tras la noche en vela y el cansancio del viaje, y Sonia se pidió una cerveza.

Iba a preguntar por Paloma, cuando ella misma apareció, vestida con ropa para montar a caballo, fusta incluida, y acompañada de Paula, una chica sumisa con un cuerpo muy machacado en el gimnasio (Parecía también una culturista al estilo de José) y bronceado por el sol, que olía un poco raro (Paloma nos explicó que a Paula no le permitían nunca ducharse y llevaba años de hecho sin darse una ducha a pesar de las horas que pasaba a diario en el gimnasio para conseguir ese cuerpo tan espectacular digno de una competición) que iba desnuda salvo por el cinturón y el sujetador de castidad que tapaba gran parte de su cuerpo y unas botas de unos 15 cm de tacón que llevaba bastante bien pese a todo. Me pareció que llevaba una cicatriz en su vientre, pero no pude verla del todo bien.

Lo más llamativo de su cuerpo, eran sus manos, usaba prótesis, como si se las hubieran amputado. (Las manos “originales” por así decir)

Tras saludar a Paloma, que se sentó en un sofá de 1 sola plaza, tapizado en cuero negro, y con Paula de rodillas a sus pies, Jaime nos contó que Paula, era la única de las esclavas de su finca que era virgen y que lo iba a seguir siendo de por vida, pues su excitación consistía en no disfrutar de la vida sexual que tenía en la mano,

ver,

pero no tocar.

Las amputaciones de las manos, fueron como castigo por pillarla masturbándose en una de las pocas ocasiones en las que se le había retirado el cinturón de castidad, y la cicatriz de su vientre, que no vi del todo bien al principio y que me tuvo que mostrar Paula al ponerse de pie un momento, era como consecuencia de una histerectomía que le había practicado Susana al inicio de la estancia de Paula en la finca de Jaime.

Otra asistenta de la finca, con los mismos rasgos de piel y vestida de la misma manera que la que nos había pasado al salón de la finca de Jaime, nos trajo las consumiciones, momento en el que Paloma aprovechó para pedir una cerveza, pero Jaime se lo impidió y le ordenó que se fuera desnudando, porque le apetecía follársela en ese mismo instante.

Paloma no tardó ni un segundo en obedecer, a pesar de que se quejó de la sed que tenía después de haberse pasado un buen rato practicando la equitación, se fue quitando la ropa con la ayuda de Paula y cuando ya estaba desnuda por completo, Paloma se dirigió a donde estaba Jaime y él le empezó a meter los dedos por su coño, que empezaba a estar ya algo húmedo, pero tal vez no lo suficiente como para que se le pudiera meter la polla directamente, así que, Jaime le sugirió a Tamara si le apetecía lamerle el coño a Paloma, para favorecer su lubricación y, el

polvazo

que le iba a meter a su propia hija.

Tamara me buscó con la mirada, como si me estuviera preguntando lo que debía hacer, yo asentí levemente con la cabeza y Tamara se levantó, fue hasta donde estaba Paloma, que se tumbó en el suelo de un empujón que le propinó Jaime con bastante violencia, y Tamara comenzó a lamer con la lengua, el coño de Paloma, que empezó a emitir gemidos de placer.

Cuando ya había algo más de humedad y de lubricación en el coño de Paloma, Jaime, de un bofetón, le ordenó a Tamara que ya dejase de lamer el coño de su hija y regresara a su sitio, y sin más dilación, comenzó a embestir con su polla ya toda erecta, el cuerpo y el coño de su propia hija.

Por supuesto, sin ningún tipo de método para evitar embarazos/ETS salvo el DIU que llevaba Paloma.

Durante cerca de 15 minutos, asistimos al espectáculo de ver a Paloma disfrutar con la polla de su propio padre, y cuando Jaime se corrió en el interior de Paloma, hubo unos cuantos restos de semen que Tamara se encargó de limpiar directamente del suelo donde habían caído.

Paloma sonrió contenta al acabar, se giró hacia donde estaban José e Irina, y casi suplicando, les pidió que fuera su turno, quería que José le follase el culo mientras ella misma le comería el coño a Irina.

José se levantó del trono en el que estaba sentado y desde el que había visto el espectáculo, Paloma le bajó el tanga negro que llevaba José, dejando ver por fin una de las pollas naturales (Me refiero a polla de hombre, no las de plástico que utilizamos las lesbianas para follar entre nosotras), más grandes que había visto nunca, casi se puede decir que me excité pensando en recibir semejante polla en mi culo, y eso que solo me gustan las mujeres, los coños.

La polla de José estaba en todo su esplendor, sin pensarlo, José se la metió a Paloma en todo el culo, provocando el grito de placer a la vez que algo de dolor también de Paloma,

quien,

a su vez, comenzaba a lamer el coño de Irina, que llevaba bastante metal también (Aunque no tanto como #36).

José tenía algo más de aguante a la hora de follar que Jaime, tardó algo más de 20 minutos en correrse en el culo de Paloma, y coincidió con la corrida de Irina, que dejó a Paloma toda sucia pero muy contenta.

Tamara ya había acabado de limpiar a Jaime y había vuelto a su lugar en el salón, hizo ademán de ir a limpiar a Paloma, pero Jaime la detuvo y le preguntó si estaba ya lista para empezar a follar, porque, de ser así, iba a ser el momento de que perdiera por fin la virginidad.

La esclava pelirroja sin esperar a recibir órdenes, avisó a #36 de que había trabajo y entre las dos, dejaron bien limpia a Paloma, que regresó a su asiento en el sofá cuando hubo acabado la primera actuación de ese día.

En cuanto a Tamara, de nuevo me buscó con la mirada para decidir qué hacer, yo le respondí que, si estaba segura de lo que iba a hacer, no lo dudara, por lo que Tamara respondió a Jaime que sí que lo estaba y que estaba deseando ser follada por él.

Jaime le ordenó entonces a Tamara que se empezara a desnudar, pues para lamer a Paloma aún no se había tenido que desnudar, lo hizo con el vestido y las botas puestas; Tamara se quitó el vestido, dejando la ropa interior puesta, que parecía casi de abuela en contraste con el vestido (Al parecer, Paloma no había caído en el detalle de dejarle también a Tamara ropa interior decente cuando le prestó uno de sus vestidos), lo que provocó el enfado de Jaime; Paloma, se dio cuenta de su error, y pidió disculpas tanto a Jaime como a Paloma, pero Jaime estaba cabreado así que pidió por mensaje a alguien de la cocina que le trajera unas tijeras, y mientras se las traían, agarró una pala de castigo que tenía sobre la mesa y le dio a Paloma unos cuantos palazos muy duros en el culo, que estaba recién follado por José.

Paloma fue contando los golpes de pala, por suerte para ella (O eso creía porque al acabar, yo creo que Paloma hubiera preferido seguir con el castigo, por la cara de felicidad que llevaba), por parte de su padre cesaron cuando llegaron las tijeras que la asistenta que nos había hecho pasar al salón de la casa principal de la finca llevó a Jaime.

Jaime tomó las tijeras y de dos tijeretazos rompió tanto el sujetador como las bragas de abuela de Tamara y lanzó los restos al suelo, cerca de donde estaba #36, que las empezó a olisquear, pues al parecer era el sentido que había desarrollado mucho más al perder casi todos los otros (Ciega, sorda y muda que se encontraba por las cirugías diversas que le habían sido practicadas en la clínica de Jaime).

Ya con Tamara desnuda y cuando Paloma iba ya de nuevo a tratar de sentarse en el sofá, Jaime sujetó a Paloma con fuerza y gritando mientras le daba una bofetada que me dolió hasta a mí, le recordó que ahora era su turno de devolverle a Tamara los lametones para que él se la pudiera follar.

Con cuidado, Jaime ayudó a Tamara a que se tumbara en el suelo y ya tumbada, Paloma sin recogerse el pelo, le empezó a lamer el coño a Tamara que rápidamente comenzó a gemir y a gritar, apenas hicieron falta 2 o 3 lametones para que el coño de Tamara se lubricara y comenzara a humedecerse, así que, con otra bofetada quizás incluso más dura que la de un momento atrás, y acompañada de la frase “Pedazo de puta, para ya”, Jaime forzó a Paloma a dar por terminado el breve encuentro con el coño de Tamara, la levantó a la fuerza y arrastrándola la dejó sentada en su sofá, con el culo enrojecido por los palazos y la cara algo dolorida por las dos bofetadas que le acababa de propinar su propio padre, pero con una sonrisa de oreja a oreja por lo bien que pensaba que lo había hecho y lo orgullosa de sí misma y de ser una puta que se sentía Paloma.

Antes de empezar a meterle la polla a Tamara, Jaime solo le pidió dos cosas, que disfrutara de la experiencia y que le pidiera permiso antes de correrse, además, acordaron decir la palabra “Cirugía”, si en algún momento Tamara no lo soportaba y quería parar todo aquello. (Aunque Jaime le dejó bien claro que eso supondría que alguien la llevaría a su casa en Boadilla y ya nunca más habría finca para ella).

Jaime le introdujo su polla a Tamara por primera vez en su coño, con suavidad, pues quería tratar de que la primera vez de la chica fuera para recordar, pero por buenos motivos, y fue subiendo la velocidad y la fuerza de las embestidas según iba viendo que Tamara podía con el tamaño y que estaba también disfrutando de la situación, de esa primera vez siendo follada por un hombre.

Tamara emitía gritos y gemidos de placer, pero no duró mucho hasta que se corrió, de hecho, se corrió bastante antes que Jaime, supuse

que,

por los nervios de la primera vez, aun así, Tamara se sintió

contenta,

aunque algo dolorida y notó la sangre de la rotura del himen que de algún modo certificaba que ya no era virgen.

Entre Paloma y #49 se produjo una pequeña disputa para ver quien acababa de aliviar a Jaime, pero Paloma le pegó un puñetazo en un ojo a #49, la empujó de bruces contra el suelo, y fue a ofrecerse a su padre, a Jaime para que de nuevo usara su culo para acabar la faena y correrse.

Cuando #49 se recuperó del golpe, pudimos ver que tenía la marca en la zona del ojo, yo misma le pregunté, algo preocupada, si podía ver, pero #49 me respondió con un lacónico, “Sí, Ama Elena, no se preocupe, la veo perfectamente” y regresó a su posición de rodillas al lado de Irina y de José.

Le pedí a Tamara que se sentara a mi lado, cuando acabó de ser follada por Jaime y le di un beso en la boca a modo de felicitación porque, a pesar de todo, no lo había hecho mal, teniendo en cuenta las circunstancias.

Tamara se sentía un poco turbada, vi cómo se sacaba un moco y se lo comía, según me explicó al tratar de reñirla, me dijo que hacer eso era algo que calmaba su ansiedad.

Jaime y Paloma siguieron follando, al final Jaime se pudo volver a correr dentro del culo de su hija, que estaba aún más dolorida que antes, pero con ganas de más fiesta y de seguir siendo follada pese a todo.

En ese momento, entró en el salón una mujer, llamada Vanessa, a la que Jaime y mi hermana Beatriz saludaron con sendos besos en la boca y me la presentaron, al parecer era la encargada de la finca en la ausencia de Jaime.

Vanessa no me cayó nada bien, me pareció una choni por las pintas que llevaba, pues iba con una cinta de pelo calada, mucho escote y de leopardo, 1 kg de maquillaje y lo peor de todo, las botas blancas (Algo que no soporto y que jamás llevaría al igual que las felpas que tampoco me gustan nada de nada)

Por si fuera poco, estaba fumando y mascaba chicle, en fin, un horror,

porno

hablar del vocabulario que utilizaba en el

que,

de cada 5 palabras, 6 eran palabrotas.

Al lado de mi trono en el que yo me encontraba sentada para presenciar todo lo que estaba pasando, había un sillón, del mismo tipo que el que estaba usando Paloma, y Vanessa se sentó casi a mi lado, llenándome de humo de tabaco; me tuve que aguantar porno hacerle un feo a Jaime.

Irina me había estado observando durante toda la mañana y se dio cuenta de que no estaba disfrutando y viniendo hacia

mí,

pero igual de fría que siempre, me propuso que fuéramos a dar una vuelta por la finca para enseñármela y salir un poco a la calle, algo que realmente necesitaba...