Elena y la sobrina de mi socia capítulo 3

El plan para Tamara, conozco a Alexandra, visita a la clínica, tarde de chicas y cita con Alexandra.

Recomiendo la lectura de los dos capítulos anteriores de esta historia para poder comprender todo bien.


Saber la profesión de la madre de Tamara y que yo ya la conocía me hizo tener que actuar con rapidez así que le pedí a Sonia que bajara a la cocina a ayudar a su tía Silvia con las pizzas, con la cena y también le sugerí que se liaran entre ellas, con la idea de verlas follando cuando Tamara y yo bajáramos para cenar algo tras hablar un rato a solas con Tamara en su habitación.

Sonia obedeció sin dudar y salió de la habitación, le pedí a Tamara que nos tumbáramos en la cama de su habitación, para hablar con tranquilidad del plan que tenía para ella.

Antes de comenzar a hablar Tamara me pidió que me desnudara porque tenía curiosidad por verme desnuda y al natural, como ella misma ya lo estaba pensé que era justo, así que me empecé a quitar el vestido, cuando estaba en lencería y me quité el sujetador dejando mis tetas al aire, noté las manos de Tamara que se acercaban a mis tetas y me las empezó a acariciar.

A pesar de que me gustaba la sensación, tuve que detener a Tamara y le prometí que después de que habláramos, le dejaría que me tocase todo lo que quisiera para saciar su curiosidad y bajar su calentura.

Empecé explicándole

que,

si seguía mi plan, en no demasiado tiempo (No le di un plazo exacto porno meterme en problemas ni meter presión), su vida mejoraría y podría empezar a disfrutar en todos los niveles, no pasaría tanto tiempo encerrada en su casa y con ansiedad para comer y engullir lo que se le pusiera por delante.

Lo primero de todo era el tema de la alimentación, para ello me acordé de Jaime que me había comentado en el trayecto en coche desde el bar donde habíamos desayunado hasta la casa donde vivía mi hermana Beatriz que en la clínica de Jaime había también un departamento de nutrición, así que delante de Tamara, llamé a Jaime y quedamos en que nos daría cita a Tamara y a mí (Yo de acompañante), para el día siguiente por la mañana (Sin ninguna hora fija, cuando a nosotras nos viniera bien) en su clínica con la doctora que se encargaba de esa especialidad.

El segundo paso era la estética de Tamara así que le ofrecí la posibilidad de ir a una peluquería, a la que voy de vez en cuando, para que le llevaran a cabo un cambio de look y también le realizaran una depilación integral, porque me pareció que era algo realmente urgente, en especial en el coño y en las axilas.

El tercer paso sería un cambio de vestuario para que fuera acorde a su nueva figura, por lo

que,

al acabar en la peluquería, acordé con Tamara que iríamos de compras y reformaríamos su armario.

Y por último el tema de hacer más deporte, mejor dicho, hacer algo de deporte, algo de movimiento para que su vida no fuera tan sedentaria y ayudar junto con la dieta a que Tamara bajara algo de peso. (Aunque mi objetivo a largo plazo era el de conseguir que Tamara tuviera un cuerpo fitness como los nuestros)

Una vez que acabé de hablar, a Tamara se le saltaron un poco las lágrimas y los mocos salían por su nariz, (Ella intentó lamérselos con la

lengua,

pero le ofrecí un kleenex que saqué de mi bolso para que se pudiera limpiar

),

quizás por los nervios de las múltiples cosas que iban a cambiar, y me preguntó por el ámbito sexual, sobre cuando iba a conseguir follar con alguien.

Le expliqué a Tamara

que,

durante el fin de semana, llegaría su oportunidad, tendría la opción de probar tanto con un hombre (No le dije que me refería a Jaime para no asustarla) como con alguna mujer, para que decidiera que le había gustado más, y una vez que lo supiera, pudiera empezar a definir sus gustos.

Para calmar las lágrimas de Tamara, comencé a besar sus labios, ella respondió dejándose llevar y si por ella hubiera sido, tal vez hubieran pasado más cosas esa misma noche entre nosotras, pero le tuve que pedir que se esperase al finde, además, Sonia me escribió para decirme que las pizzas se estaban enfriando así que decidimos bajar al salón de la casa de Tamara.

Tomé de la mano a Tamara y bajamos por las escaleras hasta llegar al salón, donde Silvia y Sonia estaban desnudas (Salvo por las botas que ambas llevaban y la máscara con agujeros solo en la nariz que llevaba Silvia) y follando, Sonia se había puesto un

strap-on

y se lo estaba metiendo y sacando por el culo a Silvia, que gemía de placer y de dolor a pesar de la máscara que algo atenuaba pero se escuchaba con claridad, pues Sonia aprovechaba también para azotar su culo mientras le iba dando embestidas con la polla de plástico, de tamaño mediano, por cierto, y que habíamos comprado en la visita de esa tarde al sex-shop.

Tamara y yo nos quedamos en la escalera y ella se empezó a masturbar, a cierta distancia, para ver sin ser vistas, y cuando oímos los gritos de placer de Silvia al correrse tras obtener el permiso de Sonia, como era preceptivo para Silvia, Tamara y yo bajamos el tramo final de la escalera y aplaudimos el espectáculo que habíamos presenciado.

Sonia nos agradeció especialmente que nos hubiera gustado lo que habíamos visto, me dio un beso en la boca y me preguntó si quería que me comiera el coño mientras yo cenaba la pizza.

Respondí afirmativamente y mientras Silvia me preparaba una porción de pizza, Sonia se puso de rodillas y antes de comenzar, sacó unas esposas de la bolsa del sex-shop y me pidió que se las colocara para que no pudiera ella usar las manos mientras me hacía sexo oral.

Le coloqué las esposas a Sonia y le di un mordisco a la porción de pizza mientras Sonia comenzaba a lamer suavemente mi coño y yo disfrutaba tanto de la comida como del placer que Sonia me estaba dando.

Silvia no lo podía ver porque no le quitamos la máscara hasta el final de la noche, pero a Tamara le dije que mirase, sin masturbarse, y que estuviera bien atenta porque a Sonia se le daba bastante bien hacerme disfrutar en todos los niveles.

Sonia estuvo unos 15 minutos lamiendo con cuidado al principio y ya con más fuerza al final, mi coño, hasta que logré correrme, llenando el cuerpo de Sonia con mis jugos.

Al acabar le ordené a Silvia que limpiara con su lengua todo el cuerpo de Sonia, así que le tuve que abrir la cremallera de la máscara a la altura de la boca para que pudiera sacar la lengua y comenzara a lamer el cuerpo de su sobrina.

Tamara casi me suplicó colaborar en la limpieza del cuerpo de Sonia, pero de nuevo se lo denegué y le dije a Tamara que todo llegaría a su debido tiempo.

Como era la última noche antes de que Tamara empezara la dieta con la nutricionista, dejé que se despidiera de la pizza, aunque sí noté que había bajado un poco la velocidad con la que comía.

Cuando ya Sonia estaba limpia, miré el reloj, aunque eran solo las 23:00, al día siguiente, aunque era viernes, había clases y yo tenía también un día duro por delante, así que decidí dar por concluida la noche de sexo en la casa de Tamara y regresar cada una a la nuestra.

Nos empezamos a vestir ya para salir a la calle cuando sonó el móvil de Tamara, era su madre (Lo que no era extraño porque si todas estábamos allí, el único nexo con el exterior que estaba interesada por obvias razones en Tamara, era su madre), que quería hacer videollamada para ver cómo le había ido el día.

Cuando Bibiana se enteró de que estaba allí, en su casa, con su hija y las amigas de su hija, se lo tomó bastante bien, al parecer guardaba un buen recuerdo de mí como clienta, y no me extraña, pues lo pasábamos bastante bien juntas, aunque hacía algo de tiempo que, por motivos de agenda, no había recurrido a sus servicios como trabajadora sexual, como

escort

.

Bibiana es como yo de cuerpo, pero en rubia, es decir, un

pivonazo

, de ahí que me excitara cuando la vi por primera vez en una web de

escorts

y me decidiera a contratarla para follármela; de carácter, se adecuaba a lo que pidiera el cliente, como sumisa se sabía comportar y no tenía demasiados límites.

Le estuve explicando a Bibiana el plan que había acordado con Tamara, con su hija y ella, al enterarse, me felicitó porque ella misma lo había intentado en varias ocasiones, sin ningún éxito; además, insistió en acompañarnos a la visita con la nutricionista, para apoyar a Tamara en su cambio desde el principio.

En torno a las 23:30 ya sí, nos despedimos de Tamara, todas la besamos en los labios a modo de despedida, y salimos en dirección a nuestras respectivas casas, así que antes de irnos, pero ya en la calle, me despedí de Silvia y de Sonia hasta el día siguiente.


Llegué a mi casa, dejé el coche en el garaje y me encaminé a la cocina con la intención de beber un vaso de agua.

En la cocina me encontré con Lizzette la chica colombiana que me ayuda/ se encarga de/con las tareas domésticas y que está interna en mi casa.

Lizzette tiene apenas 20 años, es de piel oscura, llegó a España apenas un par de años atrás y me la ofrecieron para que trabajara en mi casa una vez que había acabado su labor como mula de droga para un cliente al que le llevaba asuntos diversos.

El cuerpo de Lizzette es espectacular, en especial destacan sus tetas, que ya eran grandes cuando yo la conocí, pero se había operado también como pago a su trabajo con las drogas, y ahora eran enormes, además su culo, que seguía siendo natural, era también de infarto.

Ella estaba en la cocina haciendo una videollamada con alguna amiga suya que estaba en Colombia, cuando me vio, me saludó con una sonrisa y se despidió rápidamente de su amiga, y empezamos a hablar Lizzette y yo.

Lizzette me había visto especialmente contenta así que me empezó a hacer preguntas sobre quién era la persona que me hacía disfrutar, no tuve más remedio que contarle por encima, lo ocurrido con Sonia y con Silvia.

Lizzette no se sorprendió, pues ya sospechaba cuales eran los gustos de esas dos (De Silvia y de Sonia), porque en más de una ocasión las había pillado mirando su culo y/o sus tetas cuando yo no estaba.

Por ejemplo, un día de verano en el que yo me tuve que ausentar por

trabajo,

pero dejé a Sonia tomando el

sol desnuda

en el jardín, Sonia estuvo muy cerca de seducir a Lizzette, pero ella dijo que no, porno meterse en líos, aunque me confesó en ese mismo momento que cuando se acordaba de la escena, se excitaba.

Estuvimos hablando un rato más, hasta que decidí que ya era hora de dormir algo, porque a las 05:00, me tenía que levantar para entrenar y estaba algo cansada tras el día tan ajetreado que había tenido.

Subí a mi habitación, me desnudé y me metí en la cama, quedándome dormida con rapidez por el cansancio acumulado.


A las 5 de la mañana sonó el despertador, aunque no había dormido demasiadas horas, sí que había sido un sueño reparador que es lo importante.

Me metí en la ducha, hice un pis y me di una ducha de unos 5 minutos para acabar de despertarme antes de bajar al gimnasio a entrenar.

Al salir de la ducha, me calcé las deportivas y bajé al gimnasio, donde estuve machacándome durante dos horas y media, para tratar de bajar los excesos del día anterior, cuando acabé la sesión de deporte y regresé a la ducha para quitarme los restos de sudor, recibí la llamada de Tamara, que estaba algo nerviosa, para confirmar que sobre las 11:30 pasaría por su colegio para recogerla y llevarla a la cita con la nutricionista.

Me duché de nuevo y me vestí, como parecía que iba a ser un día en el que iba a tener que explotar mi faceta como

dominátrix

, me vestí como tal.

Me puse un vestido muy corto y muy escotado de látex negro, medias de red, y botas con mucho tacón y plataforma, añadí un conjunto de lencería negra y un abrigo de visón para completar el outfit.

Como iba con algo de prisa decidí tomar solo un poco de pan tostado en la cocina con algo de AOVE y ya desayunaría con más calma en la oficina cuando llegara.

Salí en dirección a la oficina en mi Audi A7 eléctrico y tras aparcar el coche pasé por una franquicia muy conocida de cafés con sabores diversos y entré para comprar tres para llevar (Uno para Silvia, otro para Irene y el otro, para mí misma).

Había algo de cola, así que me puse detrás de una chica que era la última en ese momento; y entonces, sucedió, la chica se dio la vuelta un momento para verme y yo sentí que se paraba el mundo, porque estaba delante de alguien que iba a ser muy especial para mí.

La mujer en cuestión debía de tener más o menos mi edad, rubia, con el pelo recogido en una trenza y rapado al 0 por los laterales, muy guapa, con pecas en la nariz y varios tatuajes en los brazos, aunque discretos y de cosas médicas (Una jeringuilla, por ejemplo). Llevaba una chaqueta de cuero, unos pantalones cortos también de cuero, medias y botas

planas,

pero mosqueteras.

La cola avanzaba rápido por lo que no me dio tiempo a intentar ni siquiera hablar con ella, solo pude oír su nombre,

Alexandra

, cuando se lo dijo a la barista que le atendió para darle el café.

Vi salir a

Alexandra

de la cafetería, y yo salí poco después, ya con los 3 cafés y subí a la oficina, pasé por el despacho de Silvia que ya estaba trabajando con Irene a su lado solucionando temas de agenda, nos saludamos con un beso en la boca y estuvimos hablando de trabajo mientras tomábamos los cafés.

Irene iba vestida de ejecutiva, traje de chaqueta algo anodino y Silvia llevaba uno de los vestidos de látex que se había comprado el día anterior y un par de las botas que también estrenaba.

Yo estaba distraída, creo que tanto Silvia como Irene se dieron cuenta, pero prefirieron no decirme nada, mi mente estaba pensando en la misteriosa mujer que había visto en la cafetería, en

Alexandra

.

Regresé a mi despacho, y traté de concentrarme en el trabajo, tuve que atender a algunos clientes, hacer llamadas, en fin, el trabajo de siempre y a las 11:00, agarré el abrigo de visón, salí de mi despacho y fui al garaje para ir a recoger a Tamara a su colegio y llevarla a la cita en la clínica con la nutricionista.

Durante todo el trayecto en coche hasta ver a Tamara, de nuevo mis pensamientos estaban en

Alexandra

y en que tenía que hacer lo posible por lograr un nuevo encuentro y ya sí, lanzarme y hablarle de cualquier cosa para que se fijara en mí.

Recogí a Tamara, que me lanzó un silbido de aprobación cuando me vio, ella sin embargo iba muy normal, con una camiseta y unos vaqueros rotos y unas deportivas, las mismas del día anterior.

Como teníamos algo de tiempo porque Jaime nos dio flexibilidad con la cita, pasamos Tamara y yo por mi casa unos minutos, y le elegí a toda prisa algo de ropa más femenina y acorde a su nuevo plan de vida.

Costó un poco encontrar algo que le cupiera pues las tallas eran bastante distintas, pero al final logré que se pusiera un bonito vestido y unas botas, planas eso sí, porque aún no estaba Tamara acostumbrada a los tacones altos.

Salimos de mi casa en dirección a la clínica, donde Bibiana y Jaime nos estaban esperando junto con Susana que era la doctora encargada del área de nutrición.

Susana tendría unos 60 años, muy bien llevados eso sí, porque tenía que dar ejemplo, se notaba que se cuidaba, pelo rubio/grisáceo que le quedaba bien y tetas naturales, pero en su sitio pese a su edad. (Iba vestida con ropa de médico)

Bibiana se sorprendió un poco al ver a Tamara ya vestida de manera elegante, me saludó cariñosamente y quedamos en que trataríamos de vernos a solas algún día para hablar con calma de Tamara y del cambio que iba a llevarse a cabo en ella.

Jaime apenas estuvo unos minutos en la sala donde nos reunimos, había acudido para hacer las presentaciones, conocer a Tamara y romper el hielo, se fue con la excusa de que iba a realizar alguna cirugía y quedamos en que nos veríamos al día siguiente en su finca.

Entre Bibiana y Jaime se cruzaron alguna mirada así que me anoté mentalmente que cuando pudiera hablar con Bibiana acerca de Tamara, le preguntaría si Jaime había sido su cliente en alguna ocasión.

Susana le pidió a Tamara que se desnudara, para ver cómo era su cuerpo y ver que tratamiento seguir para bajar de peso.

Tamara se empezó a desnudar, yo tuve que salir en su ayuda para que se sintiera cómoda y fuera quitándose la ropa, pero lo conseguí y Susana pudo hacerle a Tamara una exploración muy completa.

Susana incluso le metió un par de dedos por el coño a Tamara, que emitió un pequeño gemido de

placer,

pero le dejó con ganas de más, vimos que estaba

disfrutando,

pero Susana se dio cuenta de que era mejor no forzar las cosas y esperar a que Tamara tuviera más experiencia para poder follar con ella, algo que deseaba con ganas, se le veía a Susana en la mirada.

En ese momento me di cuenta de que para evitar problemas era una buena solución ponerle a Tamara un DIU de manera que pudiera follar a pelo con quien fuera sin temor a un embarazo, por lo que Susana llamó a una ginecóloga para que se lo pusiera en ese mismo momento.

La ginecóloga, de unos 55 años y también con buen físico al estilo de Susana, me recordaba físicamente a alguien, pero no caía a quien me recordaba; apenas estuvo un rato en la sala, lo que tardó en colocarle a Tamara el DIU.

Susana también midió y pesó a Tamara y con ayuda de una enfermera le sacó sangre para analizar, con eso dio por finalizada su parte de la consulta, pero dijo que iba a avisar a una cirujana plástica para que también valorase a Tamara y si era necesaria alguna cirugía.

Dos minutos después, llamaron a la puerta, Susana dijo que pasara quien fuera y apareció

Alexandra

, vestida con ropa de médico y sonriente, se sentó en una de las sillas de la sala en la que estábamos y al verme, me saludó nos miramos y por suerte, se acordaba de mí, de la cola de la cafetería.

Yo me puse nerviosa, pues no me esperaba encontrármela allí, creo que se dieron cuenta de mi nerviosismo, pero

Alexandra

fue profesional y se centró en revisar a Tamara, le recomendó un aumento de pecho y tal vez una abdominoplastia una vez que ya bajara algo de peso.

Antes de irse

Alexandra

, me armé de valor y le pregunté si era posible quedar con ella a solas esa misma noche para cenar juntas,

Alexandra

, que ya adivinaba mis intenciones, dijo que sí, más que nada porque se le había jodido un plan a última hora, así que nos dimos los números de teléfono y quedamos en que nos veríamos en un restaurante italiano a las 21:00 para cenar las dos juntas y conocernos mejor.

Yo estaba muy contenta, salimos de la clínica y quedamos con Susana en que nos mandaría por email la dieta para Tamara a lo largo de la tarde, en función de los datos de los análisis de sangre (Si había que vigilar colesterol, por ejemplo), con la idea de que la dieta la comenzara el lunes tras el finde en la finca de Jaime.

Como ya era la hora de la comida, llamé a Silvia, que estaba de camino al colegio de Sonia para recogerla y llevarla a comer a algún sitio chulo, quedamos con ellas dos en el restaurante y fuimos hacia allí.

Bibiana no nos pudo acompañar porque tenía un servicio que se le iba a demorar toda la tarde, así que nos despedimos de ella en el parking porque Bibiana se fue con su coche al servicio de

escort

.

Mientras esperábamos, Tamara y yo, nos tomamos unas cervezas, a pesar de que a Tamara no le entusiasmaba la idea, además, yo intenté mover el tema de la conversación hacia el mundo de las Matemáticas y la Física, pero Tamara me preguntaba constantemente sobre lo ocurrido con

Alexandra

y yo no sabía muy bien qué responder sobre si iba a pasar algo con ella (Con

Alexandra

) o no.

Por suerte, Silvia y Sonia no tardaron en llegar, saludé a Sonia que iba vestida como una secretaria sexy con una camisa blanca masculina, una falda de tubo negra y unas botas con mucho tacón, además de medias transparentes y un abrigo largo negro, pero no de cuero, por desgracia; Silvia llevaba la misma ropa que por la mañana, sin abrigo a pesar de que seguía haciendo frío.

Como Sonia nos pilló hablando de

Alexandra

y de la cita que iba a tener yo con ella para cenar esa misma noche, les tuve que explicar tanto a Silvia como a Sonia lo sucedido en la clínica esa mañana.

Sonia al enterarse puso mala cara y me explicó con cierta preocupación que

Alexandra

era por así decir el objeto de deseo de Paloma, se habían conocido cuando

Alexandra

empezaba su formación como especialista en cirugía plástica y Paloma ayudaba en los veranos que tenía libres por sus buenas notas en la clínica de Jaime para empezar a aprender las bases del oficio, y desde entonces fue que Paloma se había dado cuenta de que le gustaban las chicas.

Alexandra

sin embargo solo consideraba a Paloma como una buena amiga, la hija de su jefe con la que prefería no meterse, más allá de la diferencia de edad.

A pesar de todo comimos tranquilamente, yo me encargué de pedir la comida de Tamara para que empezara desde ese momento a cambiar los hábitos de alimentación y al acabar la comida y tras pagar Silvia la cuenta, salimos en dirección a la peluquería donde había pedido cita por la mañana para que nos pusieran estupendas, en especial a Tamara.


Salimos del restaurante y fuimos a la peluquería, que aparte del pelo también tiene una parte para masajes con final feliz y otra zona para manicura y estética. (De

hecho,

conozco bien el local porque yo llevo su gestión en mi empresa, es de un cliente al que le llevo todos los papeles de los negocios para que no se preocupe de nada)

Aparcamos los coches en un parking cercano y cuando íbamos ya caminando y atrayendo las miradas de muchas de las personas con las que nos cruzamos, a Sonia le sonó su móvil; Paloma quería saber si había algún plan para la tarde o si se iba a la clínica con su padre a echarle una mano.

Logré convencerla para que acudiera a la peluquería, porque quería hablar con ella sobre

Alexandra

para ver las posibilidades que tenía con ella y si iba a enfadar a Paloma si yo me metía por medio.

Ya en la peluquería, mientras a Tamara le hacían el cambio de look en el pelo, a mí me hicieron la manicura y Silvia y Sonia se dieron uno de esos masajes con final feliz, con las expertas manos de 2 tailandesas espectaculares (Que antes eran

hombres,

pero daban el pego perfectamente)

Ya con el corte de pelo hecho, yo pasé a ver el final del masaje de las tailandesas a Silvia y a Sonia, que casi se habían quedado dormidas de lo cómodas que estaban, aparte de que ambas llevaban los ojos tapados para estar más relajadas.

Llegó el momento de hacer el cambio, Silvia y Sonia pasaron a hacerse las manos y Tamara a darse el masaje, pero no con final feliz, les pedí a las masajistas que no fueran demasiado fuertes, simplemente que metieran dedos por los agujeros de

Tamara,

pero ya, y con suavidad.

A Tamara le taparon también los ojos y por primera vez pude notar cierta relajación en su cuerpo, se veía claramente que estaba disfrutando de la experiencia, sobre todo cuando una de las masajistas le metió un dedo por el culo, Tamara gritó de placer y se oyó en todo Madrid.

También le hicieron la depilación integral que Tamara tanto necesitaba, cuando ella vio los resultados, no se lo podía creer y me dio un beso en la boca para darme las gracias.

Mientras veía el masaje a Tamara, llegó Paloma, iba vestida con una falda bastante corta y un top no demasiado escotado, además de unas botas con algo de tacón; le pedí a Paloma que fuera un momento al bar de al lado para agarrar dos cafés para tomar y los tomamos mientras hablamos del tema de

Alexandra

.

Paloma se molestó un poco conmigo por el hecho de que hubiera tenido la suerte de quedar con

Alexandra

, porque ella misma llevaba tiempo intentándolo y siempre le daba largas

Alexandra

, excusándose en las largas jornadas en la clínica.

Logré que Paloma me diera algunas indicaciones sobre cómo tratar a

Alexandra

, más que nada porque al parecer

Alexandra

solía ser monotemática y solo le interesaban temas relacionados con Medicina, Biología y Cirugía.

Cuando acabamos de arreglarnos, Silvia pagó la cuenta de todo lo que habíamos recibido, además, le pedí a la encargada que sumara una propina del 10% por el buen trato que habíamos recibido.

Salimos de la peluquería en torno a las 19:00, tiempo suficiente para llegar a mi casa, dedicar una hora a mí misma para arreglarme y elegir lo que me iba a poner para la cita con

Alexandra

y después ya dirigirme al restaurante y disfrutar.

Ya en el coche de camino a casa me sonó el móvil, la llamada era de Susana, que ya tenía los resultados de Tamara, como sospechaba, había problemas de colesterol por lo que le tendría que recetar una medicina para que la tomara y se tratara de solucionar el problema, así que me ofrecí a pasar por la clínica, retirar las recetas y ya se las daría a Tamara para que fuera a la farmacia a comprar las medicinas necesarias.

Las chicas decidieron continuar la tarde de viernes en la casa de Paloma, así que ya me despedí de ellas porque se fueron en el Audi Q8 de Paloma hacia su casa y quedamos en que nos veríamos en mi casa al día siguiente a las 06:00 en punto para ir todas juntas en mi coche a la finca de Jaime en Extremadura.

Yo me dirigí con el coche de nuevo a la clínica, al despacho de Susana que estaba hablando con Raquel, una neurocirujana que según me dijo era buena amiga de Sonia (Porque Sonia en verano y cuando tenía algo de tiempo libre también colaboraba en la clínica de Jaime con la misma finalidad de aprender las bases del oficio y de la cirugía), y me pidió que saludara a Sonia de su parte.

Tras recoger las recetas y las indicaciones de la dieta para Tamara, ya sí que fui en dirección a mi casa, algo más apurada de lo que pensaba, pero con tiempo para todo.

Me desnudé por completo y me metí en la ducha brevemente, pensaba haberme masturbado, pero iba con el tiempo pegado al culo así que me limité a mear y a ducharme en sí, a elegir mentalmente la ropa que me iba a poner para la cena con

Alexandra

y ya.

Decidí ponerme un vestido largo no demasiado escotado, una bonita lencería con liguero y todo y medias negras a pesar de que no son las que más me gustan, y botas al muslo con tacón de aguja muy alto. Me puse también el mismo abrigo de visón que llevaba desde por la mañana.

Como no sabía el final de la cita y además quería poder beber vino con

Alexandra

si se daban las circunstancias, aparte de porno andar dando vueltas con el coche para aparcar, decidí pedir un taxi para ir con más comodidad a la cita con

Alexandra

.

Llegué al restaurante justo a tiempo,

Alexandra

ya me estaba esperando, también se había puesto especialmente elegante, llevaba un vestido algo más corto que el mío y unas botas más normales, de no mucho tacón.

Alexandra

ya estaba bebiendo una cerveza así que me pedí otra y una vez que ya decidimos lo que íbamos a cenar, pudimos comenzar a conocernos un poco mejor.

La sorpresa saltó por primera vez cuando me habló de sus padres, resulta que su madre era la ginecóloga que le había puesto el DIU a Tamara esa misma mañana y en cuanto a su padre, se trataba de Jaime, el director de la clínica, pero lo sabía muy poca gente y

Alexandra

prefería que siguiera siendo así para que nadie se enterase y no hubiera favoritismos ni malas miradas en la clínica.

Así es que Paloma y

Alexandra

eran medio hermanas, hijas ambas del mismo padre, pero con madres diferentes (Mercedes y la ginecóloga, respectivamente), saber eso me alivió un poco porque me daba serias opciones de llegar a algo serio con

Alexandra

si ella también aceptaba.

Le pregunté a

Alexandra

acerca de la relación que mantenía con su padre, en el sentido de cómo era, si se llevaba bien con él;

Alexandra

se puso un poco incómoda y me pidió que lo que me iba a contar fuera nuestro secreto, pero en más de una ocasión, y a pesar de que ya sabía que Jaime era su padre, había follado con él, porque Jaime se lo había exigido como pago a todas las enseñanzas que le había dado en su carrera como cirujana plástica, aunque, eso sí, no pasó nada entre ellos hasta que

Alexandra

había cumplido los 18 años.

En ese momento

Alexandra

me explicó que tanto ella como Paloma llevaban DIU para estar en la misma situación de Tamara y poder follar sin riesgos.

Y para terminar de hablarme sobre su padre, le pedí a Alexandra que tratara de definirme a su padre, a Jaime en una sola palabra y ella me lo dejó bien claro:

----Un

sádico.----

Aparte de hablarle a

Alexandra

sobre mí a lo largo de la cena (Hubo tiempo para todo), le formulé dos preguntas más, una acerca de cómo era su relación con Paloma, a lo que

Alexandra

respondió que bastante buena, pese a que Paloma no sabía de su parentesco, era por eso que siempre evitaba quedar con ella, por miedo a meter la pata y acabar revelando el secreto, además,

Alexandra

sabía de los gustos de Paloma porque se había fijado en cómo la miraba a ella y a muchas de las enfermeras cuando hacían algún turno juntas en la clínica.

La otra pregunta fue acerca de las relaciones de pareja que había tenido y si estaría dispuesta a tener una relación de pareja con una mujer, pues hasta saber su respuesta, ignoraba su orientación sexual y no quería meter la pata en ese aspecto. (No era la primera vez que me pillaba de una chica que fuera homófoba, por ejemplo)

Alexandra

me explicó que solo había tenido relaciones con hombres, nunca se había planteado estar con una mujer, (Creo que ahí empezó a adivinar el motivo de que le hubiera pedido quedar para cenar esa noche) pero si encontraba a alguien que le atrajese, tal vez se lo plantearía, por suerte sus padres eran ambos muy liberales en realidad en cuanto a comportamiento sexual y, por si fuera poco, en más de una ocasión había pillado a su madre follando con Susana en alguna habitación vacía de la clínica o en su propia casa, así que no le resultaba extraño ver a dos mujeres follando.

Tras compartir un postre, un

coulant

de chocolate,

Alexandra

propuso que fuéramos a su casa a tomar una copa y a seguir la conversación, yo acepté con naturalidad, es decir, sin mostrarme muy deseosa de follármela allí mismo, algo que hubiera hecho si no estuviera mal visto follar en público y delante de

tod@s

.

Decidimos pagar la cena a medias, agarramos los abrigos (

Alexandra

llevaba un abrigo de cuero de largo ¾ y yo mi abrigo de visón que

Alexandra

me empezó a sobar cuando me lo vio puesto y me dijo que le encantaba, así es que

Alexandra

se ganó otro punto importante conmigo) y salimos a la calle a pillar un taxi porque

Alexandra

tampoco había llevado el coche por motivos/razones

parecid@s

a

l@s

mí@s

y llegamos a su casa, un bonito y bastante grande apartamento en las inmediaciones de El Retiro...