Elena y la sobrina de mi socia

Sonia la sobrina de mi socia cumple 18 años y me cuenta sus sentimientos. Primera vez entre tía y sobrina.

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Esta es la historia de Elena una empresaria enamorada en secreto de su socia Silvia que a su vez tiene una sobrina llamada Sonia que acaba de cumplir 18 años y guarda un secreto: Su gusto por las mujeres mayores que ella.


Habla Elena

Todo comenzó realmente el día de la fiesta de cumpleaños que le hicimos en mi casa en Pozuelo de Alarcón a Sonia, con quien me unía una gran relación porque se trataba de la sobrina de una de mis socias, Silvia, en uno de mis múltiples negocios, unos laboratorios de investigación en medicamentos y vacunas.

Sonia cumplía 18 años y había que celebrarlo por todo lo alto y más teniendo en cuenta que había estado muy cerca de no llegar a cumplirlos porque cuando era una niña pequeña, sus padres tuvieron un accidente con el coche y se murieron en el acto, Sonia quedó herida grave y tuvo que pasarse un par de años en rehabilitación y con tratamiento psicológico y pasándolas putas, casi estuvo cerca de no poder volver a caminar.

Como a Sonia solo le quedaba en el mundo su tía Silvia, que era la hermana gemela de su madre, pues fue Silvia quien se hizo cargo de ella, la adoptó legalmente y se la llevó a vivir a su casa, también en Pozuelo.

La fiesta, como luego os contaré con detalle, transcurrió bastante bien, aunque con algo de tristeza en algunos momentos, cuando Sonia y Silvia no pudieron evitar emocionarse al recordar el accidente de los padres de Sonia.

Sonia, a sus 18 años recién cumplidos, era toda una señorita, rubia, muy femenina, aunque con cuerpo aún natural, sus tetas eran de tamaño mediano, y tenía bastante buen culo, se notaba las horas de gimnasio conmigo y con su madre, para poder tener un físico de fitness.

Silvia, a sus casi 40 años, también era rubia, las tetas sí que las llevaba operadas, pero sin exageración, físico de fitness, llevaba varios tatuajes y piercings y era más femenina incluso que Sonia, aunque atraía a muchos hombres, no acababa de llegar a nada serio con ninguno, se basaba en que no quería dar mal ejemplo a Sonia y le bastaba con que se la follasen de vez en cuando, o usar el

Satysfier

en su defecto.

En cuanto a mí, aparte de muy buen cuerpo muy machacado en el gimnasio, en el que destacaría mis abdominales, soy morena (De hecho, lo que más valoro de mi cuerpo es mi pelo muy cuidado y bastante largo), tengo 35 años, cuerpo natural, sin tatuajes ni piercings y con un pequeño problema dermatológico/estético en una pierna (El hecho de ir a playas nudistas me ha ayudado mucho a convivir con ese problema dermatológico); no llevo

gafas

aunque sí llevé

brackets

cuando era pequeña.

Desde pequeña he tenido claro que me gustaban solo las mujeres, tal vez al haber ido a 1 colegio que segregaba por sexos, es decir, solo para niñas.

Con mis padres me llevo bien, a pesar de que son algo religiosos, han aceptado sin problemas siempre mi orientación sexual y están orgullosos de mis logros a nivel empresarial.

Tengo 1 hermana que se llama Beatriz y tiene 2 años menos que yo, no nos parecemos apenas en carácter pues a ella nunca se le ha dado bien estudiar por lo que decidió estudiar para ser peluquera y ahora trabaja de vez en cuando en alguna peluquería de alguna amiga.

A Beatriz la veo una o dos veces al mes, cuando quedamos para comer en algún restaurante del centro de Madrid.

Mi carácter es bastante dominante y me considero Ama en cuanto a mis gustos de tipo BDSM, además, tengo una inteligencia algo superior a la media, por lo que estudiar siempre me ha resultado sencillo, así que no tuve problemas en acceder y acabar primero Física y Matemáticas, después Derecho y Economía y, por último, Química.

Entre mis gustos un poco raros, pues me gustan las mujeres muy femeninas y sumisas, mis estudios y mi trabajo en varias empresas en sectores diversos, apenas sí había tenido tiempo de preocuparme en buscar pareja, había podido tener alguna relación (Siempre con mujeres y que ya irá saliendo a lo largo de esta historia), pero nada serio en realidad; casi se podía decir que era con Silvia con quien más me relacionaba, aunque, hasta que llegó el cumpleaños de su sobrina, esa relación no era del tipo que a mí me gustaría al 100%.

Evidentemente, me gustaba Silvia, a pesar de que no era demasiado sumisa, al menos, en el aspecto laboral, donde le gustaba mandar a nuestros empleados, y aunque en más de una ocasión le había propuesto que probara con una mujer, que probara conmigo, ella siempre se había negado, pues, aunque respetaba mis gustos por las mujeres, ella siempre había creído que era 100% heterosexual.

Volviendo al día del cumpleaños, Silvia le iba a regalar a su sobrina un aumento de tetas, a pesar de mi oposición porque ya se las había visto en multitud de ocasiones, al practicar nudismo tanto en mi casa como en las playas de Cádiz en verano, donde íbamos las 3 juntas y pasábamos unos 15 días del mes de agosto, y también un coche en cuanto que se sacara el práctico y ya pudiera conducir legalmente.

Yo preferí regalarle algo de ropa, por ejemplo, el vestido que iba a llevar a la fiesta de su 18 cumpleaños, así que, el día de la fiesta por la mañana, fui con mi Porsche

Cayenne

(Por si había muchas bolsas mejor llevar coche grande) a la casa de Silvia y recogí allí a Sonia y me la llevé de compras.

Yo me puse ese día un vestido corto negro, una chaqueta de cuero (Una de mis debilidades en cuanto a ropa, el cuero) y unas botas de no demasiado tacón, (Si de algo soy fetichista, es de las botas, las llevo incluso en verano); Sonia llevaba un pantalón corto y una camiseta y zapatillas deportivas.

Ayudé a Sonia a escoger un vestido para la fiesta, uno negro no demasiado largo, que le quedaba genial, y le dije que corría de mi cuenta, que iba a ser uno de mis regalos por su cumpleaños. Aparte del vestido, le iba a regalar también una videoconsola, pues Sonia siempre había manifestado su interés por probar ese mundillo, y aunque su tía Silvia nunca le había dejado jugar conmigo, pensé que era ya un buen momento para ver si se le daba bien el tema, para darle una oportunidad.

Una vez que se acabaron las compras, eran ya las 14:00, casi la hora de comer, así que le propuse a Sonia ir a comer a un restaurante japonés, pero ella me respondió que prefería ir a mi casa, pedir comida al japonés o donde fuera, y aprovechar para hablar de dos asuntos importantes.

Yo accedí a su petición, pues aparte de que era su cumpleaños, sí que es cierto que cuando hay que tratar temas delicados, es mejor hacerlo en privado, así que regresamos a mi casa tras cargar las bolsas en el

Cayenne

y pedimos comida a un restaurante japonés, mientras esperábamos la comida, nos servimos unas cervezas, que no eran las primeras para Sonia a pesar de los 18 años, pues Silvia ya le dejaba beber alcohol sin mayores problemas, y comenzamos a hablar.

Sonia: -” Gracias por escucharme, como te dije antes, hay dos temas que quiero tratar contigo y espero que no digas nada hasta que me hayas escuchado del todo, confío en que no te cabrees por lo que voy a decirte”

Sonia continuó al ver que yo asentía y que mostraba cierto interés por escucharla:

Sonia: -” Sé que te gusta mi tía Silvia, no lo niegues, porque veo como la miras sobre todo cuando tomamos el sol en bolas en el jardín o cuando nos bañamos en alguna de tus piscinas (Mi casa dispone de piscina tanto interior como exterior para usarla en invierno), así que creo que te voy a ayudar a que consigas follártela e incluso dominarla, que sé de sobra que eres Ama y te va el dolor”.

Yo me quedé un poco

sorprendida,

pero reaccioné con cierta rapidez:

Elena: -” Sí, es cierto, no lo voy a negar, ¿Qué tramas?, ¿Qué plan tienes en mente?”

Sonia, algo dubitativa al principio, con voz algo nerviosa porque iba a dar el paso definitivamente, respondió:

Sonia: -” Yo también soy lesbiana, en realidad lo sabe muy poca gente, solo Paloma (Una de sus amigas, a la que también conocía porque iba algunos de los días de vacaciones en Cádiz, entre otras cosas), mis padres porque fue el detonante realmente de que tuvieran el accidente que les costó la vida porque íbamos discutiendo sobre el tema, la cosa se salió de madre y por eso pasó lo que pasó y también mi tía Silvia, que se lo tomó bien cuando se lo dije, pero le pedí que no te lo dijera, porque quería ser yo misma quien te lo comunicara, además, el caso es que me gustas tú, porque desde que comencé a practicar nudismo contigo, me empecé a dar cuenta de que me gustabas, me pones muy cachonda y muchas veces me masturbo pensando en ti; así es que quería saber si es posible que follemos tú y yo, y que Silvia nos pille en medio de la escena, a ver si así, por fin, sucumbe y se une a la fiesta”.

Yo en realidad no había considerado como mujer a la que me quisiera follar, por así decir, a Sonia, pero el hecho de que ya fuera mayor de edad y no hubiera por tanto ningún problema legal a la hora de poder follar con ella, hizo que me empezara a plantear la situación,

porno

hablar de su buen físico, que era excitante.

Decidí dar el paso y comenzamos a besarnos ahí mismo, en el sofá de cuero negro del salón de mi casa, el sonido del timbre nos hizo tener que parar unos instantes para atender al repartidor de la comida, porque la asistenta interna no estaba en la casa en ese momento, pero al regresar con la comida, mientras íbamos degustando la comida, nos fuimos comiendo a besos, y también hablamos de sus gustos a nivel sexual y de si Sonia tenía algún plan en mente con su tía Silvia.

Sonia me dijo que ella sospechaba que Silvia era sumisa, pues había logrado espiarla en su habitación, sin que Silvia supiera nada y la había pillado viendo algún vídeo porno de lesbianas en el que una de ellas era sometida y sufría bastante, además, también me explicó que al igual que a mí, a Sonia le gustaba más dominar y ser Ama, por lo que no le importaría tratar de dominar, las dos juntas, a Silvia.

Seguimos comiendo y al acabar el postre, decidimos subir a mi habitación, para follarnos por primera vez y, de paso, llamar a Silvia con la intención de que nos pillase juntas en plena faena y la lográramos convencer para que se uniera a la fiesta.

Mientras subíamos a la habitación ambas tomadas de la mano, llamé a Silvia, con una excusa de cosas de trabajo, le pedí que acudiera a mi casa y que subiera a mi habitación, porque me iba a encontrar allí trabajando. (Tengo PC también en mi habitación, porque, aunque no lo he dicho, soy bastante friki de la Informática).

Ya en mi habitación, comenzamos a desnudarnos la una a la otra, le quité a Sonia el pantalón corto y la camiseta que llevaba y ella me desnudó a mí, casi rompiéndome el vestido que llevaba puesto hasta ese momento, de las ganas que tenía Sonia de follarme.

Sonia comenzó a lamer mi cuerpo, fue bajando desde el cuello, pasando por mis tetas, que estaban ya duros los pezones por la excitación por lo que iba a ocurrir, me sorprendió que parecía tener algo de experiencia, así que me anoté mentalmente que le tendría que preguntar el porqué de semejante capacidad sexual.

Después de mordisquear suavemente mis pezones, siguió por el resto de mi cuerpo con su lengua, y se detuvo al llegar a mi coño, que ya estaba chorreando, y me lo comió entero con su lengua, lo que hizo que acabara corriéndome y llenando toda la cara de Sonia con mis jugos.

En esas estábamos cuando oímos la llegada de Silvia, que se aproximaba a mi habitación, al llegar y vernos, Silvia se sorprendió un poco, durante unos segundos puso cara de haber metido la pata, y musitó que se esperaba la escena, pero no se enfadó.

Sonia sin taparse nada nos pidió a Silvia y a mí que bajáramos de nuevo al salón, porque teníamos que hablar de lo que había pasado, de lo que Silvia había presenciado.

Sin ponernos nada de ropa, porque en mi casa hay buena calefacción por lo que se puede ir en bolas en cualquier época del año, bajamos al salón y nos sentamos en el sofá del salón, con otra ronda de cervezas para pasar mejor la conversación que prometía que iba a ser trascendental.

Sonia comenzó a hablar:

Sonia: -” Bueno, Silvia, como ya sabes, creo que soy lesbiana, de hecho, con lo que acaba de pasar ahora con Elena, me lo ha confirmado aún más; sé también que a ti te atrae la idea de probar el dolor porque te pillé viendo vídeos porno de lesbianas siendo sometidas, así que, hemos pensado Elena y yo en que a partir de ahora, te vamos a convertir en nuestra puta, en nuestra sumisa; si te niegas, mandaré a todos tus conocidos el vídeo que grabé cuando te descubrí masturbándote viendo ese vídeo porno del que hablo, para que sepan lo puta que quieres ser”.

Silvia no sabía muy bien qué decir, y yo estaba algo sorprendida por el carácter de Sonia, a la que nunca había visto hablar de manera tan decidida.

Tras unos segundos que se hicieron eternos, Silvia alcanzó a hablar y dijo:

Silvia: -” Está bien, ahora que ya eres mayor de edad, no habrá problema en que desarrolles tu sexualidad plenamente, además, siendo sincera, en más de una ocasión me he masturbado pensando en lo que sería ser dominada por dos mujeres, así es que estoy ante la oportunidad de mi vida de probarlo”.

Pasamos un par de horas discutiendo los detalles y las normas que a partir de ese momento Silvia iba a tener que cumplir, por ejemplo, nos tendría que llamar Ama Elena/Sonia cuando no estuviéramos delante de alguien a quien le pudiera realmente comprometer, además, a partir de ahora controlaríamos nosotras su vestimenta para que fuera más de putilla que de mujer elegante y empresaria respetada como era hasta ese momento.

Se acercaba la hora de la fiesta de cumpleaños de Sonia, así que le ordenamos a Silvia que se fuera a su casa a cambiarse para la fiesta y que se pusiera la ropa menos apropiada que encontrara, porque ya iríamos de compras para cambiar su vestuario al día siguiente, y también le dijimos, para que se fuera preparando,

que,

al acabar la fiesta, empezaría la primera sesión de sexo lésbico para ella, con nosotras dos dominándola.

Silvia se fue a su casa a cambiarse y Sonia y yo, tomadas de nuevo de la mano como si fuéramos casi una pareja, subimos a mi habitación, donde nos dimos una rápida ducha las dos juntas antes de vestirnos para la fiesta.

Mientras subíamos y tras besarnos para celebrar que Silvia había aceptado ser nuestra sumisa, le pregunté a Sonia por sus buenas artes amatorias, ella, con un poco de vergüenza, me confesó que yo no era la primera mujer en su vida pese a su juventud, y

que,

por un lado, una de sus profesoras y

Paloma

, su amiga, ya habían disfrutado también de su cuerpo.

En la ducha, aparte de ducharnos y de mear pues por las cervezas que nos habíamos bebido a ambas nos entraron ganas de hacer pis, nos dimos algún beso, pero poco más, pues había algo de prisa, además,

Paloma

estaba a punto de llegar porque ya había avisado a Sonia de que iba a tardar apenas unos 15 minutos en aparecer por la puerta de mi casa.

Sonia se puso el vestido que le había regalado y ayudado a elegir junto con unas botas de cuero con bastante tacón que le daban cierto aspecto de dominatrix (A propuesta mía), y yo me puse el vestido que tenía reservado también para la fiesta, negro, largo y unas botas iguales que las que llevaba Sonia; nada de lencería ni de ropa interior.

Estábamos a medio vestir cuando sonó el timbre, así que Sonia bajó a abrir la puerta, era

Paloma

, como esperábamos, yo bajé un par de minutos después y me las encontré a las dos hablando sentadas en el sofá del salón.

Paloma

no había acertado demasiado con su atuendo, llevaba un vestido bastante feo, que no le sentaba bien, supuse que fiaba todo al hecho de que su melena morena y sus pecas en la cara, hacían gran parte del esfuerzo en que luciera bien, pero no se había esforzado lo más mínimo en complementar el look, al menos, llevaba botas, pero de tipo cowboy, que no son las que más me gustan.

En cuanto a Paloma, también con 18 años cumplidos apenas un par de meses atrás, bastante guapa, casi siempre sonriente, los padres a los que conocí en alguna ocasión porque querían saber con quién se iba su hija de vacaciones, eran bastante religiosos, en especial Micaela, la madre, el padre, Jaime, un cirujano plástico de prestigio, estaba más pendiente del móvil y del trabajo en la clínica que de la reunión de amigos que tuve que improvisar en mi casa el día que los vi por primera vez.

Evidentemente los padres, o al menos la madre de Paloma, no sospechaban lo más mínimo de lo que hacía su hija (Nudismo, por ejemplo) y de sus gustos sexuales.

Sonia me dijo que le estaba comentando a

Paloma

lo que había sucedido a lo largo de ese día, de hecho, fue

Paloma

quien la había convencido para abrirse y que me pudiera contar sus sentimientos y sus gustos.

Yo le pregunté a

Paloma

si también iba a querer unirse a nosotras, si le apetecía ser sometida por nosotras dos y acompañar a Silvia en el proceso de sumisión.

Paloma

no lo dudó ni un momento y reconoció que, si había convencido a Sonia de que diera el paso, era con la esperanza de ser dominada por ella y por mí, llegado el caso.

El timbre volvió a sonar y mandamos a

Paloma

a que abriera la puerta,

Paloma

regresó pasados unos segundos, y trajo consigo a alguien a quien yo ya conocía, pero a quien llevaba tiempo sin ver, alguien de mi pasado que me hizo retrotraerme a la primera vez que me di cuenta de que me gustaban las chicas.

Se trataba de Mercedes, una mujer de unos 50 años, muy bien llevados, y que me había dado clases de Matemáticas en la época del colegio, claro, de eso habían pasado ya unos 20 años, allí ella tendría unos 30 y comenzaba a dar clases, era un

bellezón

, aunque ya digo, lo seguía siendo, y claro, como yo destacaba en la materia, pues me propuso darme clases avanzadas y una cosa fue llevando a la otra hasta que no pude decir que no a sus encantos de mujer y a dos poderosas razones, principalmente, que seguía teniendo en su sitio y del mismo tamaño.

Ese día Mercedes llevaba un bonito vestido muy escotado, como siempre recordaba que solía vestir, debido al enorme tamaño de sus tetas naturales, un abrigo de cuero que se quitó al llegar a mi casa por el calor habitual de la calefacción y unas botas con mucho tacón. (De hecho, con ella aprendí a llevar botas)

Mercedes y yo nos saludamos,

Paloma

me dijo que era la profesora de Matemáticas de su colegio y Sonia se apresuró a confirmar con la mirada, que Mercedes era la profesora con la que se llevaba especialmente bien y de la que me había hablado un rato atrás.

Apenas nos habíamos sentado cuando volvió a sonar el timbre, en esta ocasión era Silvia, que ya cambiada y arreglada a nuestro gusto venía para la fiesta de su sobrina, de Sonia.

Silvia llevaba una microfalda de tipo escolar de esas con cuadros escoceses con la que se le veía medio culo como poco, un top de cuero que apenas tapaba sus tetas, medias de red y unas botas, si me la ofrecieran en un puticlub, no dudaría en aceptar follármela.

Cuando Silvia vio a Mercedes se sintió un poco incómoda, se lo noté en la mirada, se

saludaron,

pero se miraron poco a lo largo de la fiesta de cumpleaños.

Comenzamos la fiesta abriendo unas botellas de vino blanco y abriendo los regalos para Sonia; el mío era una tv y una videoconsola, por parte de Silvia, una especie de vale de la clínica de cirugía estética dirigida por el padre de

Paloma

para la operación de aumento de tetas, por parte de

Paloma

, una enciclopedia de Neurocirugía (Porque no lo he dicho pero los sueños a nivel académico de

Paloma

y de Sonia son los mismos, estudiar Medicina y llegar a ser cirujanas, de cirugía plástica en el caso de

Paloma

para seguir la tradición familiar y Neurocirugía en el caso de Sonia, de ahí que ambas estudiaran muchas Matemáticas chungas y que tuvieran a Mercedes como profesora, así es que el regalo de

Paloma

, a Sonia le hizo mucha ilusión porque además llevaba tiempo pidiéndole a Silvia que le comprara esa enciclopedia).

Mercedes no había llevado ningún regalo, pero se ofreció a hacerle sexo oral, como ya habían hecho en más ocasiones, Sonia aceptó y fuimos testigos de cómo Sonia se quitaba el vestido y Mercedes, poniéndose de rodillas una vez que Sonia se había tumbado sobre el suelo del salón de mi casa, comenzaba a lamerle el coño, poniendo también sus tetas enormes a plena vista de Sonia, que las miraba con ganas.

Sonia tardó bastante en correrse, y cuando lo hizo, le ordené a

Paloma

que limpiara muy bien con su lengua los restos, tanto de la corrida de Sonia como de la de Mercedes, que también se había corrido, porque Sonia no había podido resistir la tentación y había acabado lamiendo las enormes tetas de Mercedes.

Cuando

Paloma

comenzó a lamer los restos de la corrida a Mercedes, noté en ella una sensación especial de placer, supuse que

Paloma

le debía excitar especialmente, algo que comprendía.

Entre unas cosas y otras, eran ya las 21:00, hora de cenar algo especial, teniendo en cuenta la hora que era, Silvia ya se había encargado de ello y mientras asistía como espectadora y se masturbaba mirando a su sobrina disfrutar, se dedicó también a pedir comida de un restaurante italiano a modo de cena.

Cuando llamaron al timbre, Silvia fue a abrir, regresó con lo que pudo del pedido de la cena y tuvo que volver a por el resto, porque eran varios paquetes, ya de regreso nos confirmó que había intentado convencer a la repartidora de la cena para que se uniera a la fiesta, pero tenía más pedidos que entregar y no podía quedarse a celebrar.

Pasamos al comedor a tomar la cena, que, con ayuda de Mercedes, que se ofreció a colocar la cena en platos en la cocina para tener una excusa para poder hablar unos segundos a solas conmigo, pude lograr que en menos de 10 minutos desde que llegó el reparto, pudiéramos estar ya todas disfrutando de la cena, regada con más vino.

Mercedes quería hablar conmigo en realidad para proponerme quedar a solas las dos y hablar con calma, aparte de para ponernos al día, pues hacía más de 5 años que no nos habíamos visto en persona (De hecho, la última vez que nos vimos, fue por casualidad, un día que yo iba por El Retiro corriendo para mantener mi físico de fitness a tope y ella iba paseando con su familia, marido y dos hijas de unos 10 años en ese momento), poder tratar un asunto que ella consideraba muy importante.

Así es que quedamos en que al día siguiente nos veríamos justamente en El Retiro para pasear y poder charlar tranquilamente.

Al acabar de cenar, Mercedes recibió una llamada en su móvil, según dijo, de una de sus hijas con algún problema que debía resolver de inmediato, por lo que se despidió de todas y me recordó de nuevo la cita para el día siguiente por la tarde en el parque para charlar.

Mercedes y

Paloma

se despidieron con un beso en la boca, quedaos con este dato porque es importante.

La fiesta continuó, no hubo tarta por petición expresa de Sonia, que prefería tratar de evitar el dulce para mantener su bonito cuerpo en forma, nos quedamos charlando hasta la 1 de la madrugada (Y aprovechamos también para recordar con cierta pena las ausencias de los padres de Sonia), momento en el que Paloma dijo que ya se tenía que ir, pues al día siguiente había clases y había que madrugar. (Aunque ese día también había habido clases, Sonia no había acudido a ellas para poder celebrar su cumpleaños sin presiones y en condiciones y yo fui aprovechando algunas pausas para trabajar desde mi casa).

Nos despedimos de

Paloma

, que pilló un taxi y se fue a su casa, que no estaba demasiado lejos, pero al estar un poco aislada, era mejor ir en coche desde mi casa hasta la suya.

Así es que nos quedamos ya a solas las 3, Silvia, Sonia y yo, por lo

que,

tras tomar una última copa, decidimos subir a mi habitación para seguir allí la fiesta.

Yo quería probar cómo se le daba a Silvia el sexo oral, por tanto, la primera prueba de la noche, ya a solas, fue ordenarle a Silvia que le lamiera el coño a su sobrina, y le dije

que,

si lo hacía bien, como premio, entre las dos nos la follaríamos con

strap-ons

, uno cada una en cada uno de sus dos agujeros.

Silvia nos desnudó a Sonia y a mí, yo me serví más whisky, Sonia se tumbó sobre mi cama y Silvia se puso de rodillas, antes de que comenzara le pregunté a Silvia si quería que le esposara las manos a la espalda, pero ella me dijo que mejor que no, que eso, en otra ocasión, y, sin más, comenzó a lamerle el coño a su sobrina, que estaba notablemente excitada, se le notaba en su húmedo y casi chorreante coño.

Yo me senté en una silla como espectadora, tratando de no masturbarme porque tenía que tomar buena nota mental de lo que veía, cronometré el tiempo que tardó Sonia en correrse, no fue mucho, me esperaba algo más, pero supuse que la excitación y el alcohol, habían hecho mella.

Cuando Silvia también se había corrido, le di una bofetada, que pilló a Silvia de improviso, pero rápidamente recordó que una de las normas que le habíamos puesto era la de pedir permiso a alguna de las dos Amas a la hora de correrse y se le había pasado por completo hacerlo.

Le advertí a Silvia que la siguiente vez, el castigo iría algo más allá de una bofetada, pero como había logrado el objetivo, acordé con Sonia, que también dio el visto bueno, cumplir con lo prometido y que entre nosotras dos, nos follaríamos a Silvia.

Íbamos ya a empezar a follar, de

hecho,

teníamos ya puestos los

strap-on

cuando sonó el teléfono y tuve que atender la llamada de Beatriz...