Elena versus David (3)

Elena vive una mezcla de miedo y placer la primera vez que coge con David. El contrapunto de la serie de peterpan titulada Elena

ELENA VERSUS DAVID 3.

La experiencia sexual vivida en el centro comercial no dejaba de darme vueltas en la cabeza todo el día. No entendía como había podido ser tan tonta y tan puta para dejarme llevar a una situación así.

Me autojustificaba al decirme que pasaba muchas horas sola, que apenas conocía a nadie en España, que era una argentina en tierra desconocida, que me había hecho sentirme seductora, en fin cualquier justificación para no verme culpable.

Soy muy ardorosa, cachonda que dice mi marido, pero me había quedado en un grado de calentura que lo era aun más. . Por la tarde, cuando volvía del trabajo, cogía con él, y luego otra vez al acostarnos. Siempre mi hombre arriba, quería ser su hembra sumisa. Y cerraba los ojos y pensaba que era David el que me follaba.

Junto a la culpa se movía el deseo, las ganas de experimentar, de traspasar lo prohibido. Pero David no me llamaba, quizás no le habría parecido suficientemente guapa. Seguro que estaba con otra, con la dependienta, se habían dado el teléfono. Y pensando en ellos me masturbaba al estar sola..

Cuando me llamó, el corazón me dio un vuelco, necesitaba vivir esa aventura de entrega, pero tenía miedo, no sabía nada de él.

A la hora de la cita, estaba nerviosa, histérica, llena de terror y ansias. En el parque, apunté el número de matrícula de su coche , se lo di a Georgina y pidiéndola que me llamara en tres horas, si no lo hacía yo antes.

Hubiera preferido ir a un hotel, en su casa tenía miedo que me impedía gozar.

Cuando jugó con el pañuelo en mi cuello, me vendó los ojos, me ató y se esforzaba en darme placer, viví una situación extraña. Por un lado sabía acariciarme, llevar el tempo del placer, mi piel respondía, pero yo estaba tan asustada que no podía dejarme llevar. Mi mente buscaba una salida de aquella situación en que como una boba me había metido, pero a la vez los nervios me jugaban una mala pasada, haciéndome más excitable y voluptuosa. Mi cuerpo actuaba de forma independiente a mi cerebro, sentía irme pero sólo deseaba soltarme.

La idea de pedir ir al cuarto de baño, cambió todo, me soltó y en la intimidad del aseo me recompuse. Había perdido el miedo y sólo me quedaba el intenso deseo de sexo.

Cuando me volvió a atar, yo era una gata mimosa, viciosa y caliente.

Adoro que me depilen la concha, y David sabía hacerlo, con mimo, cuidando de no cortarte y aprovechando para acariciarte íntimamente, apenas empleé dos segundos en pensar una coartada para cuando me marido me viera rasuradita.

Estaba muy mojada, necesitada de un orgasmo sin traumas, y cuando su boca buscó mi coñito me relajé.

Siempre he defendido y defiendo, que el comerte te lo hace mejor otra mujer, pero David era bueno, sabía que hacer con la lengua, los labios y los dientes. Explosioné como una bomba enorme a la que siguen una cadena de estallidos. Gemí, chillé , le pedí que parara , que siguiera, me quedé vacía y llena.

Deseaba sentirle dentro, cuando levantó mis piernas para penetrarme , me vi victoriosa, mujer, hembra que da placer. Cogimos como fieras, me llegaba a lo más profundo, y me llenaba con su grosor, pero mis fluidos hacía deliciosa la cabalgada. David tenía un ritmo mágico, que te hacía caminar por un paraíso hasta el séptimo cielo.

Al acabar le dije que le pertenecía.

Sonó mi celular.

Le dije que tenía que atenderlo. Era Georgina. Le dije que estaba bien con una amiga en su casa y le di la dirección.

" David, no me importa ser tu puta, tu sumisa, tu esclava, pero siempre deben saber donde estoy, como medida de precaución, y otra cosa muy importante: podemos hacer TODO , pero NUNCA debes dejarme marcas en la piel"

Era hermoso, desprendía masculinidad. Su verga en semidescanso cayó en mi mano derecha, la acaricié, me incliné mimosa sobre su pecho y le musité.

" Todavía tenemos dos horas"