Elena en la oficina

Subió a su oficina y se sentó delante del ordenar. Tenía mucho trabajo que hacer y poco tiempo para hacerlo.

Helena se había levantado radiante y mirándose al espejo, se cogió una teta y se chupo el pezón.

  • Que buen estás cabrona!!!

Se puso su conjunto de raso casi trasparente y encima una blusa negra y una falda también negra, como tres dedos por encima de la rodilla.

Unas medias negras y unos zapatos de tacón negros de 15cm. Se miró al espejo y se lanzó un beso. Para sus cuarenta y pocos años estaba muy bien. Aun hacia que los hombres se volviesen a su paso.

Paro a desayunar en el mismo bar de siempre y se fijó que la estaban comiendo el culo, hasta se relamian y todo. Una sonrisa apareció en su cara y la hizo ponerse contenta.

Subió a su oficina y se sentó delante del ordenar. Tenía mucho trabajo que hacer y poco tiempo para hacerlo. El tiempo se le pasó volando y a eso de la una y media miro el reloj. Que bien ya casi no la quedaba nada poco más de una hora. Estaba enfrascada en su trabajo, cuando notó el aliento caliente y el perfume de su jefe.

-vete al baño y déjame las bragas en mi mesa.

Elena noto como sus bragas se mojan al instante y sintió la necesidad de salir corriendo, pero no lo hizo. Miro a todos lados , se levantó muy digna y meneando ese precioso culo se acercó al baño. Estaba chorreando.

Se sentó en el Walter y se quitó las bragas. Paso sus dedos índice y anular por el medio de su rajitas y la moto toda húmeda. Los volvió a pasar y un suspiro salió de si boca, estaba muy muy caliente y no pudo pararacaricio su clítoris muy lento, como si fuese una lengua y termino metiéndose los dedos hasta los nudillos. Estaba apunto de correrse cuando se abrió la puerta. Metió si mano húmeda en la boca y saboreo sus jugos.

-¿Hay alguien?

-Si, siii estoy yo, ahora salgo que se me olvidó echar el pestillo. Elena estaba roja como un tomate, pero se relajó y salió.

  • ¿estás bien? Te noto azorada.

-Si, solo ha sido una subida de azúcar, pero ya estoy bien.

Salio contineando su culo y tiesa como una vela, paso por su cubículo hizo que cogía algo y fue al despacho de su jefe.

Soltó las bragas encima de la mesa.

-muy bien, a las tres y cuarto aquí.

Elena solo movió la cabeza y salió tan tiesa como había entrado. Por sus piernas caía un hilillo De flujo que la hizo cerrar las piernas. Se sentó frente al ordenador y se iba relamiendo a la vez que sus compañeros iban abandonando la oficina.

-Elena, vamos a tomar una cerveza, ¿Te vienes?

-ya lo siento, pero estoy a tope, aún tengo para un rato.

Bueno ya sabes dónde estamos.

Cuando el último compañero hubo salido, fue a la puerta y echo el cierre. Se acercó muy tiesa al despacho de su jefe y abrió la puerta. Fue bajando las persianas muy lentamente a la vez que subía su falda hasta dejar al descubierto su precioso culito.

-ponte de rodillas y ven aquí.

Su jefe se lo dijo autoritario y ya con la polla fuera. Elena sabía lo que tenía que hacer, se acercó y poniendo la punta de su lengua en sus huevos, fue subiendo lentamente hasta la punta del capullo y volvió a bajar muy lentamente tambie. Le chupo los huevos metiéndolos en su boca a la vez que meneaba su polla en una muy lenta paja. Esa polla cada vez está más dura y de la boca de su jefe salían unos suspiros que la estaban poniendo a cien. El jefe, la cogió de la cabeza y la hundió la polla hasta la garganta. Elena dio una arcada a la vez que un chorrito escapaba de su coñito. El jefe cada vez la daba más fuerte, la estaba follando la boca muy duro.

Elena le bajó los pantalones hasta los tobillos y le metió un dedo en el culo. A la tercera vez que lo metió, su jefe la agarró del pelo y arqueando la espalda la lleno la boca con u a larga y espesa corrida.

-joder perra cada vez me la comes mejor hummmmm qué gusto me has dado y he sentido como te corras en mi pie ehhhh.

-hummmm cabrón que bien me has follado la boca, si que me he corrido si hummmmmm

-siéntate en la mesa.

Elena se sentó en la mesa y su jefe fue a lamerla el coño. Literalmente se lo lamía desde el año hasta el clítoris, rozando con la punta de su lengua todo el recorrido. Lo hizo durante mucho tiempo, hasta que Elena le agarró la cabeza y la sujetó contra si clítoris

  • Hummmmm si cabroooon cometelo, cometeloooooo hummm siiiiiiii

Y se corrió en su boca mientras sus flujos resbalaban por si barbilla.

El jefe se levantó y acaricio su clítoris con la punta de su polla. Elena ya sabía lo que venía y se preparó. El jefe empezó a pasar muy rápido su polla por su coñito hasta que Elena empezó a soltar grandes chorros que los mojaron a ambos.

Siiiii siiiii ohhhhh siiiiii hummmmm quueeee buuueeenoooo siiiiiiii.

Y abrazándose a él le comió la boca en un beso largo y húmedo.

El jefe apunto su polla al coñito de Elena y la penetró lentamente, muy lentamente. Elena gemía y abría la boca buscando aire, notaba la polla muy dentro, muy dura y muy gorda. La estaba llenando entera y eso la estaba volviendo loca.

Le miró a los ojos y le dijo

  • Vamos cabrón rompeme en dos.

El la agarró por el cuello y tensando su espalda empezó a darla muy muy duro.

Siiiiii

Asiiiiiii

Siiiiiiiiii

Maaaassss meteme los huevos hummmm siiiii dameee más siiiiiiiiiiiiiiii

Y agarrándose a su nuca se corrió como una verdadera perra. Se soltó y se dejó caer sobre la mesa.

  • No se te ocurra sacarla.

Para que no decallese su polla su jefe se movía muy despacio.

-hummmm espero que no estés cansado hummmmm aún me tienes que follar de espaldas. Se sacó la polla de su coño, se dio la vuelta, se apoyó en la mesa con los codos y sacando su culito le dijo.

-¿esperas ayuda o puedes tú solo?

El jefe la metió la polla de un golpe y empezó a darla muy fuerte a la vez que tiraba de su pelo y azotaba tu culo. Era todo un espectáculo, ver cómo esa polla entraba y salía de ese coñito y como ese precioso culo se iba tornando en un color frambuesa.

Tirando fuerte de su pelo la arqueo la espalda a la vez que el la levantaba del suelo con su ímpetu y se corrió dentro de ella gritando sin parar.

Siiiiiii mi perrritaaaa siiiii hummmm siiiiiii asiiiiiii siiiiiii.

Elena se relamió saboreando su orgasmo y sabiendo que una vez más el ahora era suyo para siempre.

Se vistieron y Elena se puso las bragas, pero no la dejo lavarse así que tuvo que ir hasta el coche chorreando flujo y semen.

  • cabrón que bien me has follado ¿Me tenías ganas ehhh?

-si te tenía ganas si.

Agarrándola por la nuca la dio un morreo a la vez que su mano se metía entre sus bragas.

Sueñame perrita, sueñame