Elda mi ama.
La historia de como una chica en el chat me ayuda a ser una damita, y sentirme una princesa muy puta.
3
Ahí estaba yo, en posición de perrita y soportando las frenéticas embestidas de esa hermosa travestí. A pesar de tanto sexo durante el día, dolía mucho. Mi respiración entre cortada, mis músculos tensos y mis afeminados gemidos eran vistos por Elda. Ahí estaba ella, sentada en el sillón viendo como me reventaban el culo. Traten de imaginar la escena, una hermosa chica sentada en el sillón viendo como dos chicos vestidos de nenas follaban con morbosa pasión.
Podía sentir cada centímetro del miembro de esta preciosidad entrar y salir. Elda comenzó a masturbarse viendo excitada como gozaba con esa polla. Ambas me decía cosas como “que buen culito” y demás guarradas. Llego un momento en que me desconecte, pensé en unas horas antes y como me volví toda una damita. Y comencé a recordarlo.
1
A estas alturas ya no se quien influyo más en quien. Conocí a Elda gracias a una prima. Ellas se conocieron por Chat, mi prima quien sospechaba que en mi viva una linda señorita, me hizo a la fuerza agregarla al Messenger.
La primera vez que platicamos me sentí muy cómodo con ella, debo decirles que ella es muy liberal. Tardamos poco tiempo en tenerlos confianza y ella morbosamente me contó sus deseos de tener un encuentro lesbico. Una vez me pregunto por mis fantasías y con el tiempo termine confesándole mis deseos. Le compartí mi deseo de sentirme una nena, de poder usar la ropa de mi prima.
Gracias a su carácter alivianado, ella morbosamente comenzó a tratarme como si fuera una chica. De pronto ella se volvió mi todo, esperaba salir de la universidad para platicar con ella. Gracias a estas morbosas charlas, comenzamos a hablar por teléfono.
Nuestras platicas fueron subiendo de tono, hasta que un día le conté mi fantasía: Que deseaba ser penetrado por una chica, pero era casi imposible. Al principio sentí que la idea le parecía poco atractiva. Pero en nuestras siguientes platicas, comenzó a llenarme de preguntas. Ahí comenzó todo.
-El día que tu quieras yo puedo vestirte de nena y volverte mi puta.- Dijo Elda con la desinhibición que tienen las personas de buen corazón.
-Eso seria maravilloso- le conteste con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Te imaginas vestidas igualitas teniendo sexo como dos chicas?- Dijo ella con sensual voz.
-Me gustaría penetrarte con arnés y hacerte sentir el rigor de una buena pija- Me decía, mientras no podía contener mi excitación. Cuando colgaba de hablar con ella me sentía especial. Me ponía muy de buenas, su voz y su linda personalidad. Con el tiempo intercambiábamos fotos y cosas morbosas.
El día que vi su foto me quede encantado, ella era morenita, media 1.60 un cuerpo delgado pelo, castaño, un rostro y una trasero divino. Un día mi vida se derrumbo, ella me dijo que iba a casar. Debo admitirlo estuve varios meses en depresión y acostumbrándome a no poder hablar con ella. Extrañaba esas morbosas fantasías que construíamos juntos.
Con el tiempo, ejercicio y un poco de trabajo la herida fue sanando. Me fui a vivir a otra ciudad, me la pasaba muy bien, pero ese sentimiento de querer ser penetrado por un arnés, me llegaba en las noches. Recordaba muy a Elda, recuero que algunas veces la quise contactar por el facebook sin ninguna respuesta. De pronto un lunes, la sangre me regresó al cuerpo: tenia una solicitud de amistad de ella. Mi corazón volvió a latir, acepte sin chistar, le envié un inbox saludándola y diciendo que me daba gusto verla. Ella no me contesto, pero el resto del día lo pase feliz. Me sentía en la nubes, abrí una maleta que contenía ropa que había ido comprando por ordenes de ella. Fue como abrir una cajita de Pandora, encontré las pantis y el corpiño blanco que un día compre a escondidas. Unos jeans súper ajustados y una playerita rosa, de botones y cuello que le robe a mi prima. Estaba a mil no resistí más y me los puse.
Me sentía increíble, el espejo me devolvía la imagen de un chico afeminado. En ese mood me puse a hacer el quehacer de la casa, como la damita que Elda hubiera querido que fuera. Después de tanto tiempo mi cuerpo comenzaba a recordar las morbosas sensaciones de aquellos tiempos. Mis pequeños pezones estaban duros, y mi colita dilatada. Deseaba; no más bien necesitaba, sentir mi colita llena, busque en todo mi departamento y no encontré nada que apagará el calor que Elda había regresado a mi culito con solo una solicitud de amistad.
Con la playerita rosa y los pantalones ajustados, me fui a una farmacia que estaba a solo unas cuadras. La gente me miraba raro, pero fingí indiferencia, estaba ilusionado de nuevo. Llegue a la farmacia buscando algo que saciara mi calentura. Estaba a mil, compre una caja de tampones, desde luego los más grandes y un cepillo de dientes con vibración. Pague y me fui a casa llegando, lo primero que hice fue ponerme frente al espejo en posición de perrito y sin pensarlo introduje el cepillo en mi colita.
El dolor, que gracias a la excitación, no fue tanto, se convirtió en placer cuando accione las vibraciones del cepillo. Era lo máximo, la ergonomía de ese instrumento rozaba un poco mi próstata. Estaba a mil, cuando en el espejo vi reflejo vestido como un mariconcito afeminado dándose placer a si mismo con un vibrador.
Con mis manos hundía un poco más el cepillo lo que provocaba oleadas de placer en mi cuerpo. A mi mente llegaban todas esas morbosas fantasías que habíamos tenido Elda y yo, como la de ir a la marcha del orgullo gay vestida ella de novio y yo de novia. O en la que hacia pararme en tlalpan como una prostituta y ella me recogía como su cliente. O en la que yo era una ama de casa y ella se convertía en mi esposo. O en la que me obligaba a ir vestido de mujer por la zona rosa. A mi subconsciente llegaba ese morboso juego donde me saludaba diciéndome “Hola Guapa” o cuando me decía que buscará un pene de verdad para hacerme feliz. O su comentario más morboso, cuando me decía que ella quería que yo le diera mi culito, pero que no le gustaría que yo la penetrara, porque era un mariconcito.
Tanto morbo y satisfacción por el cepillo en mi cola me llevo a un orgasmo en el cual no tocaba mi pene. Me vine como una señorita, me saque el consolador improvisado y revise mi facebook. Note que había un inbox de ella. Me recosté en la cama, revise mi buzón de entrada y platicamos.
Nos saludamos y pronto ella soltó una frase brutal. Me dijo que estaba sorprendida porque a pesar de haberme dejado unos cuantos años, ahora tenia una cara de puta que no podía con ella. Le dije que la extrañaba y me comento que era culpable de haberle metido la fantasía en la cabeza, la fantasía de penetrar a un hombre con un arnés. Que había buscado, pero no había encontrado nadie que se dejará.
Coqueta y sumisamente le dije que mi culito estaba esperando para ser roto por ella. Ella me comento que le encantaría y que moría de ganas de que fuera su sumisa. Me dijo que seguramente para estos años, yo ya era una puta, que se notaba en la cara. Le dije que estaba más que dispuesto a hacerlo, pero que si su esposo no se enojaría. Ella me contesto que no estaba casada, yo no quise preguntar más. Después de tantos años de morbosas platicas planeamos el encuentro.
Yo estaba a mil, y durante el tiempo que llegaba la fecha. Me puse a dieta y hacer ejercicio. Baje de talla, ahora era talla 5, cada vez que me entraba la tentación de romper mi dieta, pensaba en que me tenia que ver guapa para ella.
Durante este tiempo ella me mandaba morbosos mensajes esporádicos diciéndome que quería hacerme sentir placer, que me iba a volver su sumisa y que ahora ella seria mi hombre. Yo respondía, pero ella no seguía la conversación dejándome en excitación constante.
2
El día llego y nos quedamos de ver en una plaza comercial. Viaje desde la ciudad en la que vivo al DF. Llegue a la cita y ahí estaba ella, lucia hermosa, radiante ella me saludo con un “hola preciosa como estas”. Me dijo que debíamos ir a comprar unas cosas para nuestra noche y paseamos por la plaza.
Entramos a una tienda de lencería y me hizo pedirle a la dependienta uno conjunto de brassiere y pantis que había en el aparador. Cuando la dependienta pregunto la talla, Elda le dijo a la chica que eran para mi, la dependienta se rió y los saco. Elda los puso sobre mi sostenidos en el gancho y dijo que tal vez me quedarían bien. La dependienta puso una mirada morbosa y le dijo a Elda como no había nadie, podía pasar al probador.
A Elda la idea la lleno de morbo y se metió conmigo. Me hizo ponérmelos, me dio la orden de vestirme de nuevo. Y al salir le dijo a la chica que me los llevaba puestos, la chica se rió y nos cobro y continuamos nuestro recorrido.
-¿Como te sientes con tu conjuntito nena?- Me dijo Elda en tono burlón mientras yo sentía el delicado algodón de las braguitas y el rose del corpiño con mi cuerpo.
Llegamos a una tienda de ropa y me hizo comprar un pantalón elástico blanco y una playerita del mismo color súper pegadas, esta vez no pude medírmelos pero ella decía que estaban muy bien. En otra tienda escogió una peluca castaña y unos tacones que me hizo probar en una pequeña zapatería de la plaza ,donde les comento a la vendedoras que era su nueva novia y me quería bien arreglada. Pague mientras las chicas hicieron una risita morbosa en mi cara.
No podía con la excitación y morbo de que algunas mujeres me consideran un putito afeminado. Estaba a mi y muerto de calor. Salimos de la plaza y Elda, me pidió las llaves, abrió la puerta del carro y llegamos a una sex shop de la zona rosa. Elda ahí vimos una gran variedad arneses, consoladores, bolas chinas y lubricantes. Entre mi indecisión ella me llevo a la sección de travestís donde escogió unas prótesis de silicón que de inmediato me obligo a usar en el corpiño. Le comente que eran muy grandes, además de un poco molestas, pero me dijo que me fuera acostumbrando y que con el tiempo iba amarlas.
Recorrí la sex shop con las prótesis puestas, en verdad me avergonzaba que alguien me viera así. Pareciera que alguien me leyó la mente, cuando una señorita se nos acerco para preguntarnos si se nos ofrecía algo. Elda le dijo que hoy iba a estrenarme como nena, pero no sabíamos que juguete elegir. La muchacha con una sonrisa picara en la boca, nos sugirió un kit de iniciación con muchos lubricantes consoladores de varios tamaños y unas bolitas. Además sugirió que tamaño del arnés debía ser muy parecido al de mi pene. A Elda la idea la lleno de morbo y me hizo pagarlo todo. Salimos a pie de la sex shop con mis nuevas lolas, mientras con orgullo me traía de la cintura como si fuera su novia. Me dio muchísimo morbo las miradas de la gente.
Llegamos a la puerta de un cafe y me hizo sentarme, fue humillante la imagen de verme con senos. Ella se regodeaba al ver mi vergüenza. Le suplique nos fuéramos, pero ella me ignoraba, se me escurrieron las lagrimas, cuando de pronto ella me condiciono la huida del lugar si besaba sus zapatos. Con mis ojos llenos de lagrimas accedí y fuimos al estacionamiento.
Después de unos minutos llegamos a tlalpan, entramos a un hotel y ella me obligo a pedir la habitación. La recepcionista me observaba divertía, después Elda se puso atrás de mi y me dio una nalgada como lo haría cualquier padrote a su puta.
Nos metimos al baño y Elda me hizo ponerme en cuatro pata en la regadera. Saco un enema de 2 litros y me hizo ponérmelo, la sensación era horrible. Luego me hizo contener el liquido unos minutos antes de arrojarlo. La sensación debo admitir era placentera, una liberación total.
Me comenzó a depilar con cera, y me puso un corset que acentuaba mas cintura. Me puse la playera, el pantalón ajustadito y los tacones. Comenzó a maquillarme y planto la peluca. No podía creerlo al verme al espejo hasta yo quería tener sexo con mi reflejo. lucia como una chica.
Ella me dijo que tenia que preparase, tardo unos 20 minutos y cuando regreso me dejó impactado. Lucia una pequeña faldita a cuadros, una blusa blanca muy ajustada, calcetas y sus dos coletitas. Comenzó a moverse con esa felinidad que sólo las mujeres que se saben sexys pueden evocar. Mi cuerpo respondió con una erección impresionante que se notaba a través del pantalón blanco. Ella se molesto, y me regaño.
-Las nenas no tienen penecito- dijo mientras se me acercaba. Mi respiración se entrecortaba, no podía más. De pronto se levanto la falda y me enseño el arnés.
-Chupalo perrita, de inmediato obedecí, lo sentía grande y que me ahogaba, pero ahí estaba chupando la pija de aquella chica. Dure unos 20 minutos, suficiente para que se bajara la erección y ella me hizo acostarme en la cama, con la colita al aire. Ella me felicito por ser una linda mamadora y me bautizo.
-Tu nombre será shejis- dijo divertida mientras yo estaba ofreciéndole mi colita a esa bella y morbosa chica.
De pronto se puso encima de mi y pude sentir sus pechos contra mi espalda mientras besaba mi cuello, mi nuca y lamía mis orejas. Yo estaba derrito, lentamente con lamidas dulces bajo hasta llegar a mi colita, la cual abrió para darle un suave besito con la lengua, cada lamida era una oleada de placer.
-Es tu culpa por meterme esta idea en la cabeza Shejis- Dijo Elda con un tono de voz entrecortado.
-Hazme tuya Eldita- dije traicionado por la calentura y el deseo.
-Vas a tener que suplicarme putita- Dijo mientras restregaba el arnés contra mi colita. Estaba ardiendo de ganas. De pronto ella se recargo y pude sentir con ardor cada centímetro de ese pene de plástico en mi culo. Ardía horrible. Ella gozaba en su papel de macho dominante, mientras me decía frases guarras como “te va encantar putita” “mira que rico culito” “hoy serás una verdadera puta”.
Yo le decía que si, de pronto sentí un alivio al sacarlo, pero un martirio al volverlo a meter. Tan feos fueron mis chillidos, que lo saco de golpe, y lo unto con lubricante. Fue en ese instante que lo inserto de un solo golpe y dolor se convirtió en placer. Comenzó a meterlo y sacarlo con rigor.
-Gózala putita- me dijo mientras comenzaba con ese frenético mete y saca. Me sorprendió como yo por instinto quería clavarme más hondo en ese falo de plástico moviendo mis caderas. De pronto comencé a suplicarle que lo hiciera mas duro. Ella solo reía mientras me cabalgaba, su voz hacia notar una excitación enorme. De pronto comenzó con las nalgadas, mientras me vociferaba “quien es la hembra aquí”,mientras con morbo y calentura le decía que yo.
Después de unos veinte minutos de dura bombeada, eyacule como nunca. Estaba exhausto y quería salirme, pero Eldita dijo que no había acabado y que esperara. Durante ese tiempo vi y sentí lo rico que ella me hacia su puta. Sentir su aliento, el como frenéticamente me encajaba ese falo de plástico en las entrañas, como estaba excitada. Moría de placer al saber que podía provocar eso.
Tenia mi culito adolorido, aunque a Elda no le importo y me hizo levantarme. Me puso firmes con las manos atrás, me hizo ponerme los tacones, retoco mi maquillaje, acomodo la peluca y me ato las manos. Agarro una silla que había en la habitación del hotel y me dijo que era momento de volverme una perrita viciosa. Saco el plug anal del kit y me lo introdujo con dureza. Salió de mi un femenino gemido y me vendo los ojos.
Me hizo sentarme con las piernas cruzadas como toda una señorita, y de pronto sentía un leve cosquilleo en mi colita. El plug era inefable y Elda lo estaba haciendo más grande dentro de mi. La sensación de llenado era deliciosa, de pronto como toda una experta ella comenzó a decirme frases guarras.
-Imagínate que es una buena polla que se esta encajando, ¿te gusta que te bombeen putito?- fue lo que me decía mientras sentía como ese juguete me dilataba por dentro. El sentir esa expansión en mi culo fue lo máximo. De pronto ella se canso de estar manipulando el plug y me puso la bombita entre las manos. Con las manos atadas y gozando de placer como una puerca me la pase inflando y desinflando el plug en mi cola. Era una sensación maravillosa, de pronto lo hacia dilatarse mucho y de golpe lo dejaba de inflar, luego lo hacia constante.
Dure unos 30 minutos así hasta que llegue a mi segundo orgasmo del día. Durante ese tiempo me imagine como una linda putita que era follada por muchos chicos. Me imagine vestida de novia siendo rota por unas pijas enormes, me imagine siendo penetrada por el culo, mientras hacia sexo oral a otro pene.
Cuando quede exhausto, Elda me quito la venda los ojos. Para ese momento lo poco que tenia de hombre había escapado por mi culito. Me sentía una princesa putita, que necesitaba tener su culito lleno. Estaba muerta de calor aún le agradecí a Elda por tan bonita noche. Pero ella dijo que esto apenas comenzaba.
Me dejo descansar unos 20 minutos y fui al baño, tanto había influido en mi aquella follada, que hice pipi sentada. La puta que había en mi salió y no había quien la detuviera, Elda me miraba orgullosa, me dio un dulce beso y me mando a cambiarme.
Saco unas braguitas de algodón, el sostén, unos jeans ajustados y una playerita ajustadísima azul cielo. Me puse las prótesis y la peluca, el espejo me devolvía de una chica. Me sentía una reina buenísima, cual fue mi sorpresa cuando ella salió del baño, vestida igual que yo. Estaba a mi el espejo nos regalaba de dos tías buenísimas dándose besos y mimos.
El estar vestidas iguales me hacia sentirme una especie de perra perversa en busca de llenar su culito. Ella me dijo que era su turno de gozar, puso en mi culito el plug inflable de nuevo y me bajo los pantalones. Se bajo los pantalones y comencé a darle placer con mi lengua, me sentía una sumisa dándole placer a su ama. Ella mientras lamía su coño me bombeaba mas y mas con el plug anal. Estremecimos de placer como un par de gatas en celo y terminamos al mismo tiempo. Nos besamos dulcemente y el espejo nos regalo la imagen de un par de putitas divinas, le agradecí, ella me dijo que disfrutara mi regalo y el tocar me tenia preparada una sorpresa que me marcaría de por vida.