Elba (2)
Elba me entrega un tesoro.
Elba II
Ya llevábamos algo más de un mes en nuestros encuentros pasionales y furtivos con Elba. Ella iba soltándose poco a poco y eso hacía que los encuentros cada vez subieran más la temperatura. Como hicimos que compré un auto, en realidad ella me lo compró, nos encontrábamos en el estacionamiento de algún Shopping, de allí salíamos en uno de los autos a algún hotel. Cuando podíamos repetíamos nuestro primer encuentro en su apartamento e incluso en el mismo sillón.
En uno de nuestros encuentros me dijo que le gustaría pasar el día (porque la noche se hacía muy difícil) conmigo y se le ocurrió que bien podríamos ir a la casa de un balneario que tienen ella y Jorge, y que está a unos 45 kms. de la ciudad. Yo le dije que sí pensando en que sería una interesante oportunidad para hacer lagunas cosas que ella no se había mostrado propicia a practicar.
Acomodé un poco mi trabajo y coordiné para un jueves algunas supuestas entrevistas en un par de ciudades próximas. Esto haría que estuviera todo el día fuera de la oficina. Guardé mi auto en un estacionamiento en el aeropuerto y ella me pasó a buscar.
Si algún vecino o alguien del balneario nos viera, no llamaríamos la atención ya que más de una vez nos han visto juntos por allí y también con nuestras familias.
Yo manejé hasta el balneario. Ella estaba algo nerviosa y excitada. Tocaba, acariciaba, hablaba rápidamente, su estado era evidente. En unos minutos estuvimos a la entrada de la casa, bajó rápidamente, quitó la alarma, abrió el portón del garage e introduje el auto. Cuando me bajé, ella ya había cerrado todo. La casa es muy cómoda y confortable. Hace poco que la arreglaron toda. Entra luz natural desde un patio trasero que le da mucha calidez.
Quieres comer o tomar algo?
Si... a ti...
Ja, ja... rió nerviosa.
Nos miramos y comenzamos con intensos y apasionados besos. Pronto la ropa no fue obstáculo para acariciar los cuerpos. El dormitorio me pareció que estaba especialmente preparado para este encuentro. Ella tuvo tres orgasmo con relativa velocidad, pero yo evité eyacular, por lo tanto mi verga enhiesta siempre estaba dispuesta a complacer a la ardiente hembra. Ella se levantó y puso algo de música. Se volvió a recostar a mi lado y mientras nos dábamos cariñosos besos y le acariciaba los desnudos pechos, ella tomo en su mano mi palpitante pija y comenzó una muy suave paja.
Que te pasa? No tienes ganas de acabar?
Si tengo muchas ganas, pero me gustaría acabar en un lugar especial que aún no conozco bien.
Ella me miró interrogativamente, luego se dio cuenta de lo que significaban mis palabras y...
Quieres el culo? Preguntó sin dejar de acariciarme
Psi... dije yo para luego introducir en mi boca uno de sus erguidos pezones.
Por qué los hombres siempre nos quieren coger por el culo? No está para eso, además debe doler mucho.
Lo hiciste alguna vez?
No... bueno con Jorge hicimos algún intento pero no funcionó, ambos estamos gordos... presiono mucho y me dolió, incluso me hizo salir algo de sangre. Por suerte paró cuando yo comencé a gritar y a llorar.
Bueno, quizás no supieron hacerlo correctamente...
Quizás..., yo sé que Berta (una amiga) lo hace y dice que es una sensación casi insuperable... pero mi experiencia me indica lo contrario...
Qué tal si me dejas hacer a mi?
No, no, en serio no me animo
Yo lo haría con sumo cuidado...
Lo sé pero... es que... no sé
Tienes miedo?
Si un poco...
Juguemos un poco y te prometo que no trataré de ponerte la verga en el culo... solo jugar y rozar...
Por favor... mira que confió en ti.
La bese en la boca y mis manos fueron rápidamente a sus nalgas. Yo sabía que a ella le encantaba que le separe las nalgas y dejar el orificio anal al descubierto, expuesto y vulnerable. Seguimos con nuestros besos y caricias y en determinado momento la puse boca abajo. Ella aceptó dócilmente la posición, aunque pude sentir que si cuerpo se tensaba. Acomodé dos almohadas bajo sus caderas y dejé el culo en posición casi ideal.
-Tranquila, no te haré daño, cumpliré mi promesa... sin penetración.
Ella trató de relajarse un poco y me dejó actuar. Separé sus nalgas y metí mi cara entre ella. Llegue a su fruncido orificio e introduje mi lengua. Sus suspiros y ayes no se hicieron esperar. Le pregunté si estaba bien lo que hacía si le gustaba. Era una pregunta retórica, porque su reacción demostraban que estaba yendo por buen camino.
Si, si!! Qué lindo!! Está perfecto... seguí, seguí un poquito más por favor.
Volví a mi tarea con más empeño, mis dedos se introdujeron en su jugosa vagina buscando su punto G y el roce con el clítoris.
Aaayyyy... así, así... perfectoooo ... huuummm qué rico...
Aprovechando el placer que ella esta sintiendo, la relajación que experimentaba con mis caricias y besos, humedecí un dedo de la otra mano en su concha, escupí el culo y apoye la punta del dedo en la entrada trasera. Su reacción fue instintiva e inmediata. Contrajo los músculos, cerró su culo, comprimiendo sus nalgas...
qué haces?
Te acaricio
Es que...
No te gusta lo que te hago?
No, no, me encanta, pero... hazlo con cuidado, suave, no me hagas doler...
Ya estaba, ahora sabía que estaba dispuesta a experimentar conmigo una relación anal. Yo debería ser especialmente cuidadoso. Pero ella quería probar, volver a intentar encontrar el placer que le habían comentado se sentía..
Volví al ataque, en su vagina, con mi lengua, y con mi dedo hurgando en su ano suavemente, buscando dilatar y penetrar. Ella elevó un poco más sus caderas, obsequiándome un mejor acceso a su esfínter que ya comenzaba a dar muestras de dilatación.
Introduje mi primer falanje, ella se tensó, contrajo los músculos y posiblemente sintió un poco de dolor o de molestia. Me quedé quieto, tres dedos en la vagina, un dedo en su culo...
sigo?
Espera, espera...
Tranquila, puedo parar aquí...
No, no... te lo quiero entregar a ti, seguí, seguí ahora pero suave, si?
Tú debes relajarte, calma...
Hay aceite en la mesita...
Sin perder tiempo tomé el frasco con aceite, unté mi verga y mi mano, dejé caer sobre el orificio un pequeño chorrito y con el dedo fui impulsándola dentro del orificio. Ella me miraba con un poco de miedo y gran expectativa por lo que iría a ocurrir, sus grandes tetas colgaban, le acaricie el pezón, cerro los ojos, disfrutó la caricia y trato de calmarse.
Yo retome mi trabajo, presionando con la yema del dedo hice ceder al esfínter, esta vez mi falange entró sin dificultad. Ella aún estaba tensa. Comencé un movimiento en círculos, sin forzar la penetración de mi dedo. Aflojó un poco sus músculos y metí mi mano en su caliente y encharcada concha. Sus manos se crisparon, asiendo con fuerza las sábanas. Comencé a guiarla para que moviera su cadera en círculos, ella sumisa seguía mis silenciosas instrucciones. Solo di una leve presión a mi dedo y este se deslizó con suavidad por dentro de la oscura cavidad. Elba suspiró...
Estás bien?
Si, si, así está bien...
Comenzó el movimiento de meter y sacar el dedo. En cada embestida aprovechaba para forzar la apertura del esfínter con un segundo dedo.
Voy bien, Elbita?
Si, si, se siente rico, es un poco raro...
Por que no te acaricias.
Nuevamente aceptó una sugerencia mía y comenzó a tocarse la concha y sobretodo el clítoris. Por un segundo pasó por mi mente verla mientras se masturba, quizás metiéndose cosas en la vagina y, por que no, en el culo al mismo tiempo.
El segundo dedo ya entraba con cierta facilidad y Elba solo daba suspiros de placer. El momento había llegado. Me acomodé lo mejor posible detrás de ella aún con los dos dedos dentro. Ella supo que la penetraría, que el siguiente paso sería tener una pija caliente y palpitante en su intestino. Quizás por miedo a que le doliera, quizás por calentura y deseo que le partiera el culo, el masaje en su vagina se hizo más intenso.
Retiré lentamente los dedos, el orificio se veía bien abierto, sin demora, apoye el glande en él y presioné. Vi como desaparecía el hinchado y morado capullo en su interior. Dio un pequeño grito. Me detuve... seguía acariciándose con fuerza e intentaba mover sus caderas en círculos como le había indicado. Presioné un poco más y gracias al abundante aceite con que me había untado el pene, éste se deslizó hasta la mitad de su longitud dentro de la caliente cavidad.
Nuevamente me detuve, un suave "ay" escapó de su poca y su mano libre se crispó, otra vez, en la sábana. Se acariciaba casi con violencia y movía sus caderas. Yo permanecí quieto. Aunque, como dije, no poseo una enorme herramienta, sabía que ese culo y sobretodo su dueña no estaban acostumbrados a ser penetrados.
Dejé que ella moviera su cadera a su ritmo, me afirmé con ambas manos en su cintura y la dejaba hacer, manteniendome firme atrás y en su interior. De vez en cuando le daba una suave palmada en sus nalgas. El movimiento de cadera se hizo un poco más intenso. Pegame más fuerte gritó en determinado momento y ... plash, sonó firme la primer nalgada... plash, sonó una segunda...
Aaayyy!! Pégame, pégame, me encanta!! Así, sssiiii....
Dos golpes más en sus nalgas y su cadera arremetió contra la mía, buscando una mayor penetración. Yo me afirmé en su cintura y mi verga profundizó en su culo, sin piedad, hasta lugares donde, estoy seguro, nunca fueron visitados por una verga.
Aaaggghh! Me estás matando hijodeputa...
Ya está, tranquila, ya la tienes toda adentro
Si mi amor? Toda adentro? Toda la pija en mi culo?
Si toda...
Qué rico, qué divino! Cógeme, rompe más el culo, que lindo lo haces... que suerte que estás tú aquí para enseñarme este placer.
Poco a poco fui incrementando el ritmo del metesaca en su caliente culo, ella se movía, se tocaba, gritaba e insultaba. Empujaba con su cadera hacia atrás para sentir más le penetración.
aagghh, aagghh,.. ay, ay, ay, siii, siiiii, ...así, así, asiiii .... dame, dame con más fuerza, ay, ay me acabo, me acaboooo, ay que sensación tan maravillosa. Qué hija de puta Berta (su amiga) que hace años se la cogen por el culo... aagghh, que gusto divino...
Se siente lindo mi amor???
Ssiiii es increíble... que gusto... tu verga está tan dura, la siento tan clavada, tan adentro... porque no me das tu lechita en el culo, primito?
Claro que sí...
Recuperé el ritmo y la intensidad. Golpeaba con mis caderas sus nalgas que vibraban como ondas marinas en cada estocada. Sentí el calor en la piel, mis testículos se elevaron levemente, arremetí con fuerza en ese culo maravilloso. No me pude contener y le di una nueva y fuerte nalgada. Ella gritó asssiii, pidió más, fuerte. Mis ojos se nublaron, el momento sublime y tan esperado estaba llegando, Le di más velocidad a mis golpes de cadera. La verga estaba toda adentro, casi no la movía, sentía el ardiente intestino envolviéndome. Contrajo su esfínter, sentí como si quisiera succionarme con su culo, una extraña forma de paja y... me descargue en su interior con fuerza inusitada. Los dos o tres primeros chorros de esperma debieron llegar a su estómago. Cuando ella comenzó a sentir el caliente jugo volcarse en su interior y calmar el placentero ardor que tenía en las paredes intestinales, comenzó a gritar, a gritarme un nuevo orgasmo. Era la primera vez que llegábamos casi juntos. Me dejé caer sobre su exuberante cuerpo y ella a su vez sobre la cama, presioné para que la verga no se saliera en el preciso momento que dejaba escapar el último chorro de leche dentro de Elba.
No la saques, por favor, se siente muy rico que estés allí...
Por unos largos minutos, como si fuéramos dos perros abotonados estuvimos quietos. Mi verga se fue deslizando hacia fuera a medida que perdía rigidez, junto con ella algo de leche y resto que siempre hay en los intestinos.
Ven, ven, no te vayas, quiero chupar ese hermoso instrumento que me da tanto placer.
Mejor lo voy a lavar un poco...
Ella le miró vio que no estaba en condiciones de llevarlo a la boca.
Fuimos juntos al baño, nos metimos en la ducha, con especial atención se dedicó a limpiarme la verga de cualquier resto indeseable de la última batalla. Mi verga comenzó a responder a tan concienzuda higiene. Ella se agachó y la llevó a la boca, previo una última inspección.
Mejor vamos a la cama así te la puedo chupar más cómodos.
Cómo te sientes, qué te pareció?
Humm... pues te diré... si antes de irnos no me cojes nuevamente por el culo como hoy... me enojaré y no te hablaré más.
Entonces si no te hago el culito nuevamente... esto terminará aquí?
No, no, si no me lo haces hoy me lo harás otro día, pero yo no te hablaré más porque soy muy educada y con la boca llena no se habla... terminó diciendo mientras mi semi erecta verga desaparecía en lo más profundo de su boca.
iosy