El Ying y el Yang (el Yang)

Dos historias, un hijo, una madre, mismas personas, mismo tiempo, distintas situaciones. El Yang.

Me llamo Juan, vivo en Madrid, cerca de Vicálvaro. Soy hijo de Salvador y Carmen, mis padres de 42 y 40 años respectivamente. Mi padre, Salvador, es segurata de una gran empresa de construcción española y, antes de la crisis, anduvimos bien situados (clase media), sin embargo a partir del 2008 empezaron los recortes salariales. Eso hizo que mi madre, que había sido ama de casa toda su vida, tuviera que trabajar. Un día vino muy contenta con su primera paga, que por cierto era en B porque decía que total que serían unos meses....era un señor pastizal, 2.000€.

Puedo decir que soy un gamberrete, bebo, fumo, salgo con malas compañías, saco malas notas, un poco bala perdida. A nivel de deportes soy un hacha, soy el capitán de fútbol del colegio y hago full contact.

Físicamente os podéis imaginar que soy fuerte, alto y el muy guapo. De eso estoy seguro porque no sólo sé que tengo a todas las tías del insti colgadas de mi sino que he llegado a oír que a alguna profesora también le atraigo.

Salvador, mi padre, es bastante duro. Estuvo en la legión, pero eso no daba pasta y se pasó a la seguridad en empresas privadas. Me ha enseñado a cómo sobrevivir y a no fiarme de nadie.

Carmen, mi madre, está muy buena. Muchas veces he pensado que si no fuera mi madre me la zumbaría. Es un poco tontita, pero no es mala persona.

Celebré mi cumpleaños la semana pasada con unos amigos del insti. Nos fuimos a tomar unas birras y a algún que otro bareto de Madrid.

En una de esas, después de que varias piritas nos miraran, estuvimos discutiendo el tema del sexo:

-Luis: bah, eso del sexo en el cine es muy fácil no? Parece como si con una copa ya te tiras a una.

-YO: Pues muchas veces es así, que es cierto que en más de una ocasión te la puedes triscar en la primera cita. Es más, mira la rubia de la barra, si me apeteciera esta noche me la follo.

-Luis: Anda ya!

-Carlos: Juan....tú eres un fanfarrón.

-YO: ¡A que te calzo una hostia! - dije bastante cabreado.

-Carlos: No te enfades hombre, tal y como hablabas parecía que todas las tías estuvieran a tus pies.

-YO: la cuestión no es que estén a mis pies, es que hay que ponerlas a mis pies.

-Luis: Yo pensaba que saliste con Azucena.

-YO: Claro, salí cuando teníamos 10 años, pero lo más que hacíamos era ir de la mano y, a escondidas darnos piquitos....yo necesitaba lío del bueno. La Almu sí que me puso en órbita. Cómo la chupa la jodía.

-Luis: Bah, eres un exagerado, seguro que te ha hecho como mucho alguna paja.

-YO: Ya, y como a ti no te la chupan por eso te vas de putas.

-Luis: ¡¿Pero qué dices?!

-YO: Vale, valeeee. Tampoco es para tanto, el caso es que la Almu me la estuvo chupando durante un tiempo, hasta que me lié con la Silvia, que es otra guarra de las buenas

-Luis y Carlos: ¿Pero cuándo? ¡Qué callado lo tenías!

  • YO: Hace dos años. El caso es que en una de las noches que quedamos fuimos a su casa, todo empezó bien, sus padres no estaban, fuimos a su habitación, nos pusimos muy calientes y, sin saber qué dije, nos pusimos a discutir y me echó de su casa. Entre el cabreo y el calentón decidí vengarme, me puse a ver mis whatsapps y respondí a Silvia que me había enviado varios mensajes, total que me decidí a ir a su casa. Al principio fui muy cabreado y con ganas de venganza, pero a medida que pasaban los minutos me iba arrepintiendo. Cuando estaba delante de la puerta y llamé al timbre estuve a punto de darme la vuelta y volverme a casa, pero me abrió vestida de una forma que quitaba el hipo, con zapatos de tacón, lencería roja con transparencias y enseñándome las tetas....

  • Carlos: jajajaja, no te cautivo su sonrisa ya veo!

  • YO: jajaja, sí la del coño, no te jode. Entré como hipnotizado sin parar de mirarle las tetas. Cuando nos fuimos a la habitación me tumbó sé tumbó encima mío para hace un 69. Se lo estaba pasando tan bien como yo. No pude aguantar mucho y cuando me fui a correr la agarré la cabeza y se tragó toda la mascá. Fue brutal.

-Carlos: Joder, una guarra en condiciones ¿no?

-YO: Joder, lo que os decía. Porque después de correrme yo me pidió que no parara de chuparla, así que seguí con mi parte del 69 y tuvo un orgasmo en mi cara.

-Luis: ¡Jooooder!

-YO: Eso vino después, jajajaja. El caso es que fuimos a limpiarnos un poco y me preguntó que qué me gustaba, no sé porqué le dije que por detrás y poco después estábamos dale que te pego en la cama de nuevo, me la estaba triscando a cuatro patas por el culo y ella me pedía más y más mientras que se auto consolaba con las manos el otro agujero.

-Carlos: ¡Menudo polvazo! Bueno, entonces al final ¿os casateis? Jajajajajaj

-YO: Jajajaja, eso es lo que diría una tía sí. Al final estuvimos quedando de vez en cuando, joder cómo se corría la tía y cómo le gustaba de todo, incluso una vez me llevé a su casa una peli de tías con perros y se puso calentorra. Si llegamos a tener un perro cerca seguro que lo deja seco.

Estuvimos hablando del mismo tema un rato largo, hasta que se hizo tarde, las tías se habían esfumado por arte de magia y me había quedado un calentón de tres pares, así que le dije a Luis que me llevara al puti donde suele ir.

Pillaba un poco retirado de mi casa, pero me dijo luego me cogería un taxi o por las horas que eran igual me esperaba un rato y me pillaba el metro.

Me abrió un vegestorio, que esperaba no fuera una de las chicas de la casa. Me agarró el culo en dos o tres ocasiones la vieja verde, me ofreció agua y se interesó por mi como si realmente le importará mi bienestar.

  • Nos vas a disculpar -me dijo con verdadero sonido de disculpa- pero como has venido sin avisar casi todas mis compañeras están trabajando. Sin embargo dentro de diez minutos vienen Paqui y Lucía.

Según me hizo el comentario me enseñó dos fotografías, de las que debían ser Paqui y Lucía, que mostraban el cuerpo de cuello para abajo.

  • No se les ve la cara- se anticipó a aclararme- porque hemos tenido algún problema con unos clientes anteriores, se llevaban las fotos o hacían fotos con el móvil y luego lo subían a internet, pero te aseguro que las dos son hermosísimas.

Hablaba de ellas con un orgullo, como de madre que explica lo guapas que son sus hijas, se le veía en los ojos que realmente las apreciaba.

  • Si quieres, puedes esperar aquí mientras llegan, aunque te aconsejaría que eligieras y fueras duchándote para estar fresco y no aburrirte esperando.

Estaba cansado, olía ya a sudor y seguro que una ducha me venía bien para despertarme. De las dos fotos una parecía que no había salido a la luz en su vida, así que elegí a la otra, no tenía mala pinta, sólo esperaba que no fuera un engendro.

  • Muy bien guapo. ¿No es la primera vez que vienes a una casa como la nuestra verdad?

  • No es que venga de continuo, pero a alguna ya he ido.

  • Muy bien guapo. Te explico de todas maneras, porque en cada asa tienen sus costumbres. Para que no quede feo me pagas a mi y luego, si hicierais algo más de lo que hablamos me pagas a la salida. Ahora te acompaño a la habitación, en el cuarto de baño hay toallas nuevas, gel y champú y unas zapatillas de usar y tirar, para que estés cómodo. Mientras esperas puedes ver la TV pero no subas mucho el volumen por respeto a los demás. Tienes películas porno en el canal 12, 13 y 14.

Menudo tostón de vieja, y venga a sobarme el culo mientras me explica toda esa sarta de instrucciones.

  • Tranquiiiilo guapo - me dijo al ver que me molestaba que me tocara el culo- seguro que Paqui te cuidará, no lo habrás notado porque tiene un cuerpo de pecado, pero tiene sus añitos y sabe cómo tratar a los jovencitos como tú.

Sin parar de sobarme el culo y la espalda a la vez que me sonreía me acompañó a la habitación.

Tenía una cama grande, una silla, un armario empotrado con una de las puertas abiertas en las que se veían toallas y sábanas en las baldas, una televisión grande frente a la cama, unas mesillas a los laterales de la cama, con cajas pañuelos de papel, ceniceros y condones encima de ambas.

Había una puerta dentro de la habitación que conducía a un baño que tenía de todo en unos 10 metros cuadrados.

Me desnudé en la habitación, dejé mi ropa en la silla y me duché. El gel olía a rosas y el champú también olía a flores. Todo en esa casa era demasiado empalagoso. Las toallas eran extremadamente suaves y cálidas y, también, tenían matices aromáticos a jazmín. Desnudo y con las zapatillas de usar y tirar, por cierto, muy cómodas regresé a la habitación.

Mucho más tranquilo, fresco y relajado me tumbé en la cama, con el mando de la TV. Al encenderla, el canal que había preprogramado me recordó a lo que había ido. Era el canal 14, y estaban dos mujeres haciéndose un cunilingus mutuo. No le quité ojo y mi virilidad se irguió hacia arriba. Vaya, demasiado pronto.

En ese momento entró Paqui en la habitación diciendo:

  • Hola guapo, ya me dijo Mme. Teresa que....

Me volví de inmediato al reconocer esa voz. Los dos nos llevamos las manos a la boca, con los ojos abiertos del susto.

  • ¿tú, qué haces aquí?

Nos dijimos mutuamente. Pero según lo dijimos, volvimos a taparlas. La miré de arriba a abajo, llevaba unas sandalias transparentes de tacón altísimo, no sé cómo podría andar con eso, no llevaba medias mostrando sus piernas, torneadas.Tenía una pulsera plateada en el tobillo izquierdo, de una cadena fina. Llevaba un tanga negro con algunos dibujos y transparencias en el triángulo que le tapaba su coño. Coño, por cierto, que parecía estar bien depilado. El sujetador iba a juego con el tanga, algunos encajes negros y transparencias que permitían ver los pezones. Las aureolas eran redondas, bien definidas. No lo sabía, pero mi madre llevaba un piercing plateado en el ombligo, con una piedrecita azul, estaba como para darle cuatro días seguidos.

  • Lo siento hijo, siento que te hayas enterado.

-¿Pero tú desde cuando eres puta?

Yo no había analizado la situación, estaba totalmente descolocado. Por un lado tenía un calentón de narices y mi madre estaba buena de la hostia, pero por otro lado...¿mi madre puta?

  • Tu padre no se tiene que enterar de esto, por favor no le digas nada, por favor....

  • Tranquila mamá -pensé rápido- que no se tiene que enterar si tú no se lo cuentas.

-¿Cómo se lo voy a contar yo? Gracias hijo.

-Creo que no me has entendido mamá. Yo he pagado 150€ a la vieja de abajo que no ha hecho que sobarme el culo hasta llegar a la habitación. Tenía la poya ya dura antes de llegar pero con ese modelito levantas muertos mamá y o follamos ahora y me dejas seco y así guardamos los dos un secreto, o papá se entera fijo.

  • No me hagas eso Juan.

  • Yo he pagado y he venido a follar, no estoy haciendo aquí nada malo, salvo que no seas una puta sino mi madre. Porque si no eres una puta y resulta que eres mi madre tendré que llamar a papá....

Se quedó callada, pensativa y luego dijo, medio llorando:

  • Vale, vale, pero no le digas nada a papá. ¿Qué quieres, que mamá te haga una pajita?

  • No mamá, a follar, una paja me la podía haber hecho gratis en casa.

  • Está bien, está bien.

Parecía que se había calmado, y yo también.

  • Túmbate boca arriba hijo.

Obedecí sin dejar de mirarla. Ella, sin desviar la mirada de mis ojos, se metió parte de mi verga en su boca. En ese momento yo tuve que cerrar los ojos. Fue una sensación nunca vivida, el calor de la boca de mi madre, la fricción de sus suaves y delicados labios alrededor mi glande y mi tronco, mientras que con las manos jugaba con mis testículos.....era increíble.

Eran tan grande el placer que no quería que cesara, me obligaba a no correrme.

  • Te gusta mi poya eh mamá....no sabía que eras tan puta, sino te habría follado en casa y me habría ahorrado la pasta, qué bien la chupas mamá, no me extraña que cobres lo que cobras.

Luego la agarré la cabeza y comencé a follarme su boca, cómo tragaba, era toda una profesional.

En cuanto noté que mi poya iba a estallar hundí mi verga en su garganta manteniendo apresado en sus labios mi tronco para recibir mi leche, que tragó mientras yo me convulsionaba con el mejor orgasmo que había tenido en mi vida.

Ella chupaba y tragaba, chupaba y tragaba mientras yo seguía temblando aún del clímax.

Cuando terminó, se limpió con unos clinex, se puso de pie, se quitó el tanga y me fue diciendo:

-¿Qué quieres hacer ahora?

La agarré la puse boca arriba encima de la cama, la metí dos dedos en la boca para obligar a chupármelos y sé los llevé a su chocho.

A principio no parecía que quisiera cooperar mucho, pero a medida que los metía y los sacaba de ella al tiempo que rozaba su clítoris, comenzó a gemir suavemente. Luego le siguieron unos jadeos y unas frases que no ocultaban ya la lujuria:

  • Sí hijo no pares, no pares, sigue, sigue.

Se corrió entre mis manos. No sólo tuvo un orgasmo sino que me dejó la mano empapada con sus jugos. La muy guarra me había puesto de nuevo la poya dura sólo con su orgasmo.

  • Ahora sí que vamos a follar.

Me tumbé boca arriba, dejando mi sexo apuntando al techo, la situé a horcajadas sobre mi y se lo fue introduciendo poco a poco. A cada centímetro parecía tener descargas eléctricas, mientras yo disfrutaba de cómo entraba en mi madre, ella entornaba los ojos y disfrutaba de mi carne.

Una vez entré del todo mi madre se agarró los senos y empezó a cabalgarme, me estaba follando a mi madre, que no sólo era mi madre, que ya era más que lo que cualquier chico termina deseando, sino que era una guarra que estaba de la hostia de buena.

La agarré por la cintura y disfruté de la vista y la cabalgada, mi madre me quitó las manos de su cintura para llevarlas a sus tetas.

  • Tómame hijo, son tuyas.

Y mientras subía y bajaba sobre mi, sus propias manos se dirigieron a su sexo, que la proporcionaba más placer. Yo jugaba con sus pechos, entraba y salía involuntariamente de ella mientras que ella acariciaba su clítoris con pasión.

Poco después paré y cambiamos de posición, sin sacarla, mientras ella se tumbó boca arriba, ya la puse las piernas abiertas situándolas detrás de sus hombros, aún con las sandalias de tacón.

  • ¡Te voy a empalar!

Comencé un mete saca lento pero profundo, subiendo la intensidad hasta que con cada embestida mi pelvis golpeaba la suya, no dejaba ni un milímetro de poya sin meter.

A cada embestida ella gemía, jadeaba, pedía más y más. Yo parecía el mecanismo de una locomotora, un mete saca tan rápido y bien coordinado.

Volví a parar, la di media vuelta, la puse a cuatro patas y, escupiéndola en el culo fui a meter mi poya:

  • ¡No ahí no! - me rogó.

  • Sí aquí sí, que te gustará, ya verás.

-Espera al menos.

Y me dio un gel que había en una cajonera de una mesilla. Me lo unté en mi poya y luego en la entrada de su culo y aquello entró como un guante, qué zorra si ese culo debía tragar más de lo que escupía. No tardó en demostrarme que no me equivocaba y que le gusta más por detrás que por delante. No paré de taladrar ese culazo y de vez en cuando me percaté que se llevaba las manos al coño para meterse los dedos.

Yo estaba disfrutando como nunca, mi madre de repente empezó a contorsionarse de nuevo, se agarró a las sábanas y me gritó.

  • NO PARES HIJO, NO PARES!!!

Definitivamente estaba teniendo otro orgasmo. Yo ya no pude contenerme y comencé a descargar en su culo.

Las últimas embestidas, descordinadas a causa de mi clímax, me vaciaron dentro de mi madre, quién aprovechó para masturbarse mientras yo seguía llenándola. Poco después de que yo hubiera terminado mi orgasmo tuve ella otro con su mano en su sexo. Sus palpitaciones anales estrangulaban mi pene, que seguía escondido en ella.

Al terminar caí rendido y sudando al lado de mi madre.

  • ¿Te ha gustado mamá? No me mientas porque se te nota que lo has pasado de la hostia.

  • Si hijo, ha sido genial....ha sido mejor de lo que creía. Pero no podemos decir nada de esto a nadie, ni lo de dónde trabajo, ni lo que ha pasado hoy, está claro?

  • Sí mamá, claro.....oye mamá?

-¿Dime Juan?

-Mientras no tenga novia, ¿podemos follar tú y yo no?

  • ¡Serás cabrón! Bueno, pero no vengas aquí, que sino Mme. Teresa se puede hacer de oro a costa de tus hormonas...Ya vemos en casa cómo nos arreglaremos.