El Virus VR (56)

La cosa, recuperación en el torreon y llamada por radio, salvamento.

Se recomienda la lectura de los episodios anteriores para una mejor comprensión de la historia.


Finales de febrero, en algún lugar del bosque, a medio camino entre la colina del “Hombre lobo” y Villalta…

La nieve se fundía por todas partes, la temperatura aumentaba ligeramente a mediodía anunciando el final de la peor parte del invierno, el sonido de los pájaros entre los arboles prestaba a la escena una imagen bucólica de paz y tranquilidad; lo único que difería entre una postal y la presente escena, era que los arboles estaban en su mayoría tumbados, inclinados o quemados, aquel había sido el límite de la onda expansiva causada por la bomba que destruyó el monasterio a casi doce kilómetros.

“La cosa” fue antes un ser humano, meses atrás fue uno de los hombres que salieron a buscar a la doctora Ana y al zapatero Ernesto cuando se fugaron, el encontró a la mujer y fue mordido por ella en el cuello, lo cierto es que la mujer mordió a diestro y siniestro hiriendo a varios más, con las prisas por volver los demás le dejaron por muerto y volvieron al monasterio con la prisionera, el difunto se levantó como zombi un día después y deambuló por el bosque donde mordió a su vez a un infectado comiéndose parte de sus tripas, no se enteró del ataque de los GEOS ni se acercó al monasterio, el caminaba bastante alejado de aquella zona.

La explosión de la bomba le pilló de improviso, su cuerpo fue lanzado contra los arboles violentamente por la onda expansiva de la colosal explosión, la nube ardiente lo alcanzó quemándolo y mutilándolo horriblemente, la piltrafa resultante cayó al suelo en una ligera depresión del terreno, donde fue cubierto por el agua resultante de la nieve fundida, esta no tardó en helarse y la nevada posterior lo cubrió por completo congelándolo.

Ahora tres meses después con la mejora de las temperaturas, fue cuando “la cosa” se activó al deshelarse el agua que la cubría, lo que una vez fue una mano surgió del agua, sus dedos eran una costra negra con uñas de tres centímetros con los que se agarró al terreno tirando de su cuerpo hacia la luz, tardo poco en salir de su prisión pues el cuerpo era corto, solo llegaba hasta sus caderas pues las piernas fueron arrancadas por la explosión, su brazo izquierdo acababa en el codo dejando expuesta la articulación y sus ojos habían reventado, además estaba desnudo por completo al arder sus ropas y el pelo, todo el cuerpo restante estaba cubierto de una gruesa costra negra.

“La cosa” solo podía arrastrarse, su rumbo lo decidía la suerte, el olfato y el poco oído que aún conservaba, si no paraba podía recorrer un kilómetro al día, no podía cazar pero comía hormigas y cualquier animal que se posara sobre su cuerpo o no lo evitara lo bastante rápido, el encarnaba a la lenta muerte reptante ya que no era cazador sino victima propicia y fácil para depredadores más astutos.

Días después un zorro fue su primera víctima, el animal le vio y se acercó olisqueándolo a distancia, tras gruñirle decidió morderle para defender su territorio, el animal mordía sus caderas evitando los golpes defensivos de su brazo útil, el cuerpo se zarandeaba emitiendo por su boca un –ARRRRGGG- furioso, pero lo que detuvo el ataque fue simplemente el mal sabor de la carne, el zorro se alejó de su fácil victima convencido de haber asustado a aquel extraño animal; aquella noche el zorro sufrió convulsiones y murió, un día después abrió los ojos y se levantó buscando presas que morder, su pelaje había perdido el lustre y sus ojos eran dos canicas negras, la peste zombi comenzaba en el reino animal.


Entretanto en el torreón Toni recordaba de nuevo a sus viejas costumbres…

Me gustaba estar a cubierto entre cosas familiares, pero no tenía luz ni agua así que tras mirar por todas partes descubrí el generador, me costó unos días volver a leer y comprender lo que ponía pero finalmente lo conseguí, una semana después ya tenía luz y comprendía el funcionamiento de la máquina, comer no había resultado difícil pues tenía latas y recordaba como abrirlas, solo más tarde descubrí que las que tenían la foto de un gato eran específicas para estos animales, con la vuelta de luz vino la del agua pues la bomba del pozo era eléctrica así como el calentador que estaba en la cocina, las duchas volvieron y por fin deje de apestar.

Comencé también a leer todo lo que podía en voz alta, supongo que al principio diría cualquier cosa y vocalizaría como un tonto del culo, pero poco a poco mis frases salieron más nítidas, gracias al cielo había una tele y las películas que habían dejado para Ceci así como sus cuadernos, no tardé en sentarme a ver pelis y repetir sus diálogos en voz alta, a veces intentaba escribir sin muchos resultados, un día estaba harto así que cogí un libro y comenze a copiarlo letra a letra y palabra por palabra, aquello mejoro un poco y deje de romper folios apretando el lápiz a la vez que me mordía la lengua.

Naturalmente había quitado el árbol que me sirvió de escalera, así como los hatillos de ramas y quitado los pallets dejando el foso despejado, incluso retiré los cadáveres para no apestar más de la cuenta, por lo demás solía emplear el tiempo en pasear por las almenas y hacer ejercicio, encontré las reservas de armas y comida así como un plano donde figuraban las cuatro casas donde habíamos dejado más depósitos, incluso tome un fusil y tras un par de intentos conseguí disparar unos tiros, mi puntería era de principiante pues atinaba dos tiros de cinco a cien metros, necesitaba practica pero faltaba munición, tome la decisión de dejarme ver poco por las almenas pues podrían verme desde el bosque, no quería líos hasta no estar más preparado, solo usaría las armas si alguien saltaba la muralla.

Pasaba el tiempo y mejoraban mis recuerdos, el diez de Marzo decidí conectar la radio para intentar comunicarme con alguien antes de que se me acabase la gasolina para el generador, al llegar solo quedaban un bidón y una lata así que procuraba usarlo poco para racionar las reservas, al lado de la radio estaba un block con los indicativos de llamada y las frecuencias de “Punto Seguro 4” y varias “Bases avanzadas” conecte el aparato viendo brillar el piloto verde, apreté la tecla del micrófono y dije:

-      Puesto avanzado 8, llamando a base tranquilidad, ¿me reciben…? Cambio.

Nadie contesto, solo sonaba la estática de fondo así espere un minuto y dije:

-      PA-8 llamando para Punto seguro 4, Cambio.

El silencio se repitió, intente la llamada varias veces durante una hora, pero nadie contestó lo cual me deprimió un poco, tuve suerte al día siguiente pues a la tercera llamada me contestaron, solicitaron que me identificara así que respondí:

-      Soy el teniente Toni Lope, indicativo “Tiroloco” llamando desde PA-8.

-      Recibido indicativo, espere…

-      Recibido espero.

Minutos después tras buscar a Julian y explicarle lo sucedido le llevaron a la sala de radio, escuche su voz ya medio olvidada:

-      Identifíquese de nuevo por favor, cambio.

-      Llama PA-8, soy el teniente Toni Lope, indicativo “Tiroloco” único superviviente de esta base, cambio.

-      Imposible maldito bastardo no puedes ser Toni le vi caer, cambio.

-      Claro que soy Toni y tú eres el “Capo” viejo roñoso, te voy a meter la vuvucela por el culo cuando te vea, cambio.

-      ¡Toni! tu voz es distinta, ¿es cierto que estas vivo? menudo cabrito… si es posible que sea el, espera Toni, cambio.

-      No dime antes como esta mi Ceci por favor, cambio.

-      Esta preciosa y más rellenita tío con suerte, vas a ser papa, ahora espera que te paso al oficial al mando de la radio, cambio.

Seguí hablando un rato con la gente de la base, al acabar me sentí mejor aunque no me habían dejado charlar con mi mujer, prometieron dejarme charlar con ella al dia siguiente, la noche se me hizo larga y me costó dormir pero al día siguiente pude charlar con ella, su estado era bueno pero parecía dispuesta a venir a buscarme, el mando echó por tierra esas ilusiones diciendo que debía permanecer aquí aislado hasta que se cumpliesen los ocho meses tras mi reseteo, es decir que me recogerían en agosto y mi hijo nacería en septiembre si todo iba bien, periódicamente me mandarían provisiones, gasolina y municiones, también recogerían muestras de mi sangre para estudiarlas pero no saldría ni recibiría visitas la orden era tajante y venia de muy alto, ni siquiera el coronel Palacios podía hacer nada y me consta que lo intentó en serio.

Mi nueva vida era aburrida, así que decidí dejar un legado para mi querida Ceci y mi hijo (o hija) por si acaso, empecé este diario con los acontecimientos vividos desde que llegue a Villalta, las primeras páginas del primer cuaderno las arranque pues no se entendía bien la letra, un mes después tire el cuaderno completo, pero mi escritura había mejorado y se entendía mejor, los recuerdos se agolpaban en mi mente por lo que me esforzaba en ponerlos en orden cronológico según escribía.

A veces me entraba la crisis, bueno yo la llamo así, podéis leer sobre ella en el capítulo 11pero  intentare explicarla, te entran temblores como en un ataque de malaria, a veces son suaves pero la mayoría son tan fuertes que te cortan la respiración a la vez que tu cuerpo se tensa preso de espasmos, le siguen una serie de calambres en las articulaciones pero van menguando tras un par de horas, dicen en la base que es debido al retrovirus controlando pequeños brotes del virus que intentan replicarse, curiosamente eso casi no les ocurre a los desinfectados normales que lo eliminan a su tiempo, supongo que en mi caso es un pequeño pago por eliminar el virus tan rápido, menudo peaje.

El primer helicóptero llega en Abril, se bajó un sanitario vestido con un traje de protección NBQ y me saco una muestra de sangre del brazo, un segundo individuo con la misma indumentaria me interroga durante una hora, toma nota de todo en una libreta especialmente lo relativo a las crisis que sufro cada diez días más o menos, entretanto han bajado un pellet cargado con cosas que inspecciono en cuanto se van, Comida, combustible, algunos medicamentos y municiones, pero lo mejor de todo está en una caja multicolor con un lazo azul, son una docena de fotos de Ceci y un teléfono móvil con su cargador, a partir de ese día charlo con mi amor a diario una hora al día, su voz me da ánimos y siempre espero ansioso la llamada, su voz a mejorado y es una maravilla.

A finales de Abril me llegan visitas, estoy en el patio cuando escucho jaleo y subo a las almenas a mirar, una figura tambaleante viene hacia el torreón seguida por dos más lejanos que salen del bosque persiguiéndola, dudo en hacer algo pero finalmente bajo tomo una pistola y subo de nuevo, desde las almenas veo que es una mujer madura y morena de pelo largo y lacio, reconozco la cara de pánico y despiste de los renacidos, la persiguen dos infectados más mayores uno de ellos lleva un garrote, sus intenciones son evidentes, ella se detiene al llegar al foso, su cara refleja pánico y se agacha esperando la paliza grita asustada, ellos llegan casi a su lado el tipo del garrote lo levanta, se ve en sus caras que van a cargársela, mis dudas se acaban así que levanto el arma tras quitar el seguro, disparo tres veces pero solo atino una vez al primero en el pecho y este se desploma, mis siguientes dos disparos vuelan la cabeza al tío del garrote que se desploma contra la mujer cayendo ambos al foso.

Bajo y abro la puerta, la mujer chapotea en el foso, intento ayudarla pero me teme sus ojos delatan el miedo, grita al arañarse con el alambre espinoso del fondo, tiro el arma al patio y lanzo una de las brazadas de madera al foso para que se agarre, ella lo hace y se calma un poco pero elude la mano que la tiendo, espero veinte minutos sin dejar de vigilar la arboleda pero ella no acepta mi ayuda.

La hablo durante ese tiempo intentando tranquilizarla:

-      Vamos ven, estas a salvo no seas tonta, te enfriaras o harás daño, ven aquí.

Finalmente me dejo de tonterías y la cojo del cabello tirando para sacarla del agua fría, forcejea pero sale lanzándome puñetazos y patadas fruto del miedo, no me queda más remedio así que la doy una bofetada y sujeto sus brazos reduciéndola, no la hago más daño simplemente la abrazo desde atrás, ella tiembla y su cuerpo húmedo se estremece llorando, dos o tres minutos después la suelto empujándola al patio y cierro el portón, ella me mira pero se da cuenta de que no la he dañado y se tranquiliza un poco, lleva un pantalón de escalada gris y zapatos bajos, los restos de un chaquetón rosa dejan entrever un jersey de lana gris perla bien relleno a la altura del pecho.

Mi intención no era tener invitados pero tampoco podía dejar que la mataran allí ante mi puerta, quiero suponer que he obrado de manera correcta, tiendo mi mano y esta vez me la coge dejándose guiar al interior del torreón, una vez dentro la dejo que curiosee aun con la ropa mojada puesta mientras busco la porra eléctrica, no quiero piojos ni demás bichos en casa así que me cerco y la doy una descarga en el cuello, ella cae sin un gemido y procedo a encender el generador, seguidamente vuelvo a su lado y la desnudo totalmente, parte de su ropa va a la lavadora y el resto a la basura, llevo su cuerpo aun bien formado a la bañera y suelto el agua caliente procediendo a lavarla, tiene buenos pechos de gruesos pezones además me fijo en la cicatriz de su vientre, es de una cesárea así que tiene al menos un crio, descubro en su espalda la cicatriz de un mordisco sobre su paletilla derecha, asi debieron contagiarla el virus, por lo demás su cuerpo es delgado y su cara agradable intento no pensar en sexo pero su felpudo me atrae, tengo una buena erección pero no dejo de enjabonarla por todas partes, su pelo es un mazacote de guarreria por lo que uso el champú en abundancia, al acabar contemplo mi obra antes de secarla es maja en sus cuarenta y tantos años además de alta, en un concurso de belleza no superaría un 7 pero es lo que ahí.

La llevo en brazos a una de las literas y la tapo con una manta, luego saco un pantalón y una camisa colocando esas prendas en una silla cercana, seguidamente la pongo en el brazo un inyectable de antibióticos, vuelvo a la lavadora y saco sus cosas tendiéndolas para que se sequen, sé que los desinfectados no suelen ser agresivos, además la actitud de víctima de mi invitada me hacen suponer que no me atacara, las horas pasan hasta que cae la noche, tras cenar y ducharme charlo con Ceci por teléfono, me tumbo en el sofá y duermo a ratos pues el olor a mujer me altera un poco.

A la mañana siguiente paso a verla pero sigue dormida, hago algo de desayuno y el olor a café la despierta pero no sale de la habitación, entro con una bandeja y la morena apenas se tapa los pechos, parpadea inquieta pues no recuerda nada desde que entró en la vivienda, desayuno con ella y hablo para que se acostumbre a la voz, después la muestro la ropa y salgo de la habitación mientras se viste, salgo a la azotea mirando alrededor con los prismáticos hasta que la oigo venir a mi lado, me da la mano y me giro mirándola a los ojos son marrones y su cara delata tranquilidad, su boca grande sonríe y pese a su nariz algo ancha me parece atractiva, supongo que dada la soledad y abstinencia que me queda por delante, en mi particular concurso de belleza la daría un 8 y el mes que viene seguramente un 9, supongo que caeré como un pardillo en sus brazos.

Continuara…


Bien amigos, la serie está acabando por lo que supongo que nuestro protagonista podría tener una última alegría, ya veremos pero os prevengo que aparecerán más infectados y renacidos en el siguiente capítulo, no olvidemos tampoco a “la cosa” el puñetero despojo de zombi, este ya ha iniciado su peste particular y ahora tenemos un zombi de zorro mordiendo bichos por doquier.

Se admiten ideas y comentarios.

¡Sed felices!