El Virus VR (52)

Recuperación, ataque nocturno, planes y huida de Ceci, el convoy, ¿muerte?

Se recomienda la lectura de los episodios anteriores, para una mejor comprensión de la historia.

Como dije en el capítulo anterior, dormí durante diez horas bajo los efectos del retrovirus experimental, un ligero murmullo de voces y carreras salpicado de fuertes detonaciones fue lo que me despertó, abrí los ojos en la umbría habitación pues fuera se estaba haciendo de noche, note presión en mi mano derecha y me gire viendo una sombra, tarde unos segundos en distinguir medianamente a Cecilia sus manos sujetaban la mía.

Sentí la boca seca y tarde unos segundos en poder coordinar ideas, por fin dije con una voz que no reconocí:

-      Hola rubia bonita.

-      ¡Toni! Has despertado, ¿Cómo estás?

-      Supongo que algo menos jodido que antes de dormir, pero apenas te veo.

Ella encendió una lamparilla que había en la mesilla, por fin veía su cara, estaba triste pero sus ojos chispeaban de alegría con lágrimas de emoción, antes de darme cuenta la tenía encima dándome besos en las mejillas y buscando mi boca, solo tuve un instante para recordar que estaba infectado y mi saliva debía contener el virus, evite su boca con todo el dolor de mi alma, Ceci me miro extrañada al sentirse rechazada pero se lo explique:

-      Ahora soy yo el que está malo cariño, solo podemos besarnos en la cara ¿vale?

-      Si los recuerdo, besos de amigos.

-      Exacto rubia, no quiero que te pongas mala otra vez.

Afortunadamente en ese momento apareció el doctor Mata, venía con expresión seria que relajo un poco al verme despierto, se acercó a la cama y tras tomarme el pulso y comprobar mis pupilas dijo:

-      Vale holgazán, te doy el alta provisionalmente.

-      Yo también me alegro de verte doc.

-      Llevas razón Toni, no he sido muy educado, se bienvenido a la pesadilla en que se está convirtiendo Villalta, pero te necesitamos ahí fuera urgentemente, la situación se complica.

-      Vale ya me levanto, avisa al teniente torres o al alcalde Julián.

-      Están ocupados en las defensas, pero Dani anda por aquí, te lo traeré.

Salió de la habitación, ayudado por Ceci me levanté y procedí a vestirme entre náuseas y algún mareo, minutos después entraba Dani con un sándwich y un pequeño brik de zumo, me lo entrego con una sonrisa y dijo:

-      Saludos jefe, el medico dice que te zampes esto o te caerás, llevas horas sopa perdido, desde que te inyectaron esa cosa.

-      Me siento tan mal como aparento, gracias chavalote.

Mientras comía Dani me resumió la situación, el jaleo que se escuchaba era por la gran afluencia de infectados, teníamos mil y pico rodeando el pueblo, las detonaciones fuertes eran debidas a las minas que plantamos hace tiempo, ahora los visitantes las hacían detonar a su paso, aquello ralentizaba a algunos que se detenían a tomar un bocado de sus compañeros caídos, otros los más veloces eran disparados desde las defensas del pueblo, aquello los mantenía a raya.

-      ¿Está todo preparado para la marcha? –Pregunté.

-      Todo listo para mañana jefe, al amanecer llegara un helicóptero para llevaros a Ceci y a ti con lo que queda de la impedimenta, luego según dice el teniente Torres, los UAV darán una pasada durmiendo a los infectados y media hora después cuando todos estén dormidos nos vamos de excursión motorizada a Llo…

-      Está bien, ya he acabado ayúdame a levantarme.

Tras unos vacilantes pasos me di cuenta de que me encontraba mejor, mi confianza aumentó y pude moverme solo aunque despacio, dije a Dani que subiríamos al tejado para hacerme una imagen de la situación; una vez arriba me asombré de lo que vi.

Incluso con la poca luz que había la situación estaba clara, ¡estábamos rodeados! Los infectados pululaban al otro lado de nuestras defensas, como formas oscuras contra el paisaje nevado, se apreciaban los pequeños cráteres de las minas explotadas con grupitos a su alrededor cenándose a las víctimas de estas, algunos se habían enganchado con las alambradas, otros más habían caído en pozos ocultos por la nieve, los corredores caían abatidos por disparos, la mayoría solo avanzaban de un lado para otro intentando entrar por algún hueco de nuestro perímetro defensivo, compuesto por coches apilados y calles tapiadas.

Sabiendo que deberían llegar cerca de 10.000 infectados, no había que ser un Arquímedes o un Newton para saber que simplemente la presión de tanta gente tiraría los muros, la orden del presidente decía que solo podíamos disparar a los más cercanos, pero respetando a la masa principal para rociarlos con el nuevo antivirus, dudé en abrir fuego sobre los que estaban más cerca, el sonido y los fogonazos tanto de los fusiles como de las explosiones, serian un imán irresistible para la masa que se acercaba por detrás de los que nos cercaban.

Fuimos a la posición del teniente torres, este estaba con Julián en el “barrio de guardia 2” nos saludaron efusivamente y cambiamos impresiones:

-      Esos tipos me tienen harto Toni, -Decía Torres- cuantos más nos cargamos más llegan.

-      Es por las explosiones y fogonazos. –Contesté- el ruido y las luces los atraen.

-      Pues a ver como los páramos, las municiones no duraran mucho a este ritmo. –Replicó.

-      Solo hay una manera, -Dije- llamad a la base y pedir un “Dormilón” para ya mismo, que suelte la carga a 200 metros del perímetro.

-      Eso afectara también a algunos defensores, es muy cerca y con la dispersión del gas…

-      O eso, o mañana cuando llegue la masa principal solo les tiraremos piedras, usted decide Torres, es el más antiguo en el cargo y por tanto estamos a sus órdenes.

El teniente miró el plano y asintió con la cabeza, tácticamente la situación era caótica, por una parte se le permitía disparar, pero con restricciones, por otro lado tenía delante a un enemigo implacable dispuesto a matarnos a todos sin misericordia, aquello era como luchar con una mano atada a la espalda y sabiendo que perdería, la duda fue breve, incorporándose tomo el teléfono y llamó al cuarto de radio diciendo:

-      Operador llame a base, quiero un UAV “Dormilón” debe soltar su carga a 200 metros de nuestro perímetro en órbita abierta, confirme recepción e informe, deles clave: Torres150, prioridad uno.

Tres minutos después sonó el teléfono y Torres lo tomo, asintió dio las gracias y colgó, nos informó de que el ataque llegaría en diez minutos, deberíamos estar todos atentos para despejar las defensas y sustituir a los nuestros que quedasen dormidos, llevándolos a lugar seguro lo más rápidamente posible.

Minutos después se avisaba a todo el mundo para el repliegue, solo una docena de hombres permanecieron en su posición disparando, el UAV realizo su ataque orbitando el pueblo, todo el perímetro exterior recibió la descarga de sus pulverizadores de gas, los infectados caían como sacos pero también algunos defensores al expandirse el gas, tapándonos boca y nariz recogimos a los nuestros llevándolos a los bloques, la situación estaba controlada y siguió así hasta el amanecer.

La noche pasó lentamente envuelta en una extraña calma, muchas personas habían sido evacuadas pero aun restábamos unos cincuenta, que saldríamos en dirección a Llo… al día siguiente en los vehículos disponibles, me acerque a uno de los camiones contemplando su carga, eran los cerdos y ovejas que habían sobrevivido durante meses de asedio, en otro camión había un par de vacas, parecía increíble como habíamos podido alimentar y convivir tanta gente y animales sanos en aquel rincón del mundo, en otro camión había cajas conteniendo latas, utensilios y herramientas diversas, recorrí el convoy de quince vehículos de todo tipo, pregunté a los milicianos que encontré si todo estaba en orden y preparado, todos asentían y daban ánimos pero yo podía leer la pregunta en sus ojos, una pregunta que nadie hacía por respeto, esta era ¿Qué pasara contigo Toni?

Algo más tarde mientras volvía a los bloques escuche suspiros en la parte trasera de un camión, levante con cuidado una esquina del toldo y encontré a Lucy dentro, estaba despidiéndose del pueblo a su manera, es decir echando un polvo, la joven se encontraba sentada sobre la verga de uno de los Goes de espaldas a este, me pareció reconocer a uno que llamaban “piños” y parecía pasárselo de fábula, la chica se había bajado el pantalón hasta los tobillos y se había sentado, clavándose en su chochete la dura verga del soldado que simplemente se había abierto la bragueta, ella se inclinaba hacia atrás inclinando la cabeza contra la del hombre mientras este metía sus manos bajo el chaquetón de Lucy amasando lujuriosamente sus pechos.

La joven mecía sus caderas, el hombre daba unos caderazos impresionantes sumiendo su verga cada vez con más ímpetu en la mujer, ambos no tardaron en jadear de placer intenso, se apreciaban las manos bajo el chaquetón apretando y amasando los pechos de la joven, mientras ella inclinaba la cara besando a su pareja, la verga entraba y salía velozmente produciendo un audible chapoteo, no tardo Lucy en envararse mientras oscilaba las caderas resonó un gemido intenso en la oscuridad, supe que ella se estaba corriendo de gusto pues reconocí su manera de jadear al hacerlo, el soldado no aguanto más que un par de vaivenes mientras el chochete de la joven le estrujaba el miembro, corriéndose en aquel receptáculo caliente, la joven dio un impulso breve y la verga salió de su coño aun expulsando chorretones de esperma que la salpicaron vientre y muslos, vi los chorros caer  sobre su piel.

No se habían dado cuenta de mi presencia, así que me alejé del camión moviendo la cabeza, suponía que la joven había sentado la cabeza al echarse novio, pero si la apetecía darse un revolcón con otro era su problema; finalmente llegue al apartamento de los bloques y abrace a Ceci que ya dormía, en la oscuridad pensé en cómo hacer que la gente saliera del pueblo sin disgustos, yo debía quedarme y resetearme pues no podía caer en manos de los cómplices de Ana, pero tampoco podía quedarme con los demás e infectarlos al despertar del reseteo, tumbado con mi chica medité en cómo salir de aquel lio.

El amanecer llegó, recuerdo vagamente aquel amanecer donde comenzó mi confusión, el virus dentro de mi cuerpo ya casi me dominaba, conseguí llegar media hora antes donde dormía Torres y explicarle mi plan, debía solicitar dos “Dormilones” el primero repetiría la órbita de ayer noche, durmiendo a los infectados más cercanos, el segundo debía sobrevolar el camino a Llo… donde localizaría y fumigaría al grupo que venía hacia el pueblo, esto despejaría el camino de enfermos y el convoy pasaría sin detenerse para evitar problemas incluso sobre los caídos, atropellándolos si hiciera falta.

La segunda parte del plan, era facilitar la entrada de infectados al pueblo para tenerlos agrupados, con ese fin debíamos abrir todos los accesos exteriores, le dije que algunos voluntarios y yo mismo nos quedaríamos a abrir dichos accesos, uniéndonos al convoy lo más rápidamente posible en uno de los todoterreno, las ideas eran buenas asi que Torres se mostró conforme, saliendo rápidamente al cuarto de radio a dar instrucciones.

Casi enseguida se reunió la tropa y apareció el Chinook en el cielo, el helicóptero venía a recogerme lo mismo que a Cecilia y lo que quedaba de material valioso, pero me negué a embarcar metiendo en mi lugar a Julián con el encargo de proteger a Ceci, mientras metían el material dentro del aparato nos despedimos, ella lloraba y nos costó soltarla de mi pues me abrazaba con fuerza, gruesos lagrimones caían por sus mejillas, la dije:

-      Amor mío debes irte es más seguro, volveré a tu lado te lo prometo.

-      Toni tu ven… te quiero no te quedes.

-      Debes irte con Julián ahora…

-      ¡No! Yo contigo.

-      Vete Ceci volveré a tu lado… vete Cariño, te amo.

Julián tiraba de mi rubia hacia el interior del helicóptero, vi el portón cerrarse pero la cara de mi chica apareció por una de las ventanillas, la vi gritar mientras el aparato se elevaba, caí de rodillas mientras lloraba de desesperación viendo cómo se alejaba, el teniente Torres me puso una mano en el hombro diciendo:

-      Eso que has hecho ha sido lo más valiente que he visto, pero ahora debemos preparar nuestra propia salida.

-      ¿Torres tienes alguna orden referente a mí?

-      ¿Quieres saber si tengo orden de volarte la cabeza por lo que sabes?

-      Más o menos, sí.

-      Ni la tengo… ni la cumpliría, esta noche has salvado otra vez al pueblo, anda déjate de chorradas y vamos al tajo.

-      Gracias amigo, llevas razón pongamos este convoy en la carretera.

Recogimos el cuarto de radio, nos avisaron los de las defensas que los infectados estaban poniéndose pesados, además varios grandes grupos estaban llegando lo cual se notaba en el creciente rumor de pasos sobre la nieve, además del griterío correspondiente procedente de miles de gargantas, una terrorífica hora después nos llamaron diciendo que los “dormilones” realizarían su pasada en cinco minutos, todo el mundo montó en el vehículo asignado.

Sentía la cabeza pesada y dolorida,  volvieron las náuseas, sabia que la hora del reseteo se acercaba, estoy con el todoterreno en la plaza del pueblo, cuatro hombres de la milicia están al lado de las puertas en cada esquina del pueblo, deben abrirlas y venir al coche para huir todos juntos tras el convoy, no consigo recordar sus nombres, veo el cohete de señales lanzado por Torres, eso indica que los UAV han soltado su carga, en unos minutos los infectados estarán dormidos, luego escucho la voz por el walkie que llevo en la cintura:

-      Puerta barrio 1 abierta, corto y corro.

-      Puerta barrio 2 abierta, corto y corro.

-      Puerta barrio 3 abier… ¡Joder, no duermen… aagghh

-      Puerta barrio 4 ¿abro?

Algo ha fallado, supongo que una ráfaga de viento ha dispersado la nube de gas que debía caer cerca del barrio 3, ahora los tenemos dentro del pueblo, callejeando, corriendo, hambrientos y furiosos, grito por el walkie a la vez que desenfundo la pistola:

-      ¡Torres largaos rápido, no esperéis más, vuestra salida está libre iros ya!

-      Recibido Toni, suerte.

-      Puerta barrio 4 vienen hacia aquí, corred…

Se oyen disparos, veo venir corriendo a un miliciano pero lleva detrás a varios tíos, los apunto y disparo una y otra vez, el sonido retumba en mi cabeza, mi corazón esta oprimido como si alguien se apoyara sobre el con toda sus fuerzas, mis piernas tiemblan y mi brazo derecho pierde las fuerzas, se me cae la pistola, caigo al suelo dándome un fuerte golpe en la cara, mis ojos se cierran, me cuesta respirar, creo… que me estoy… muriendo.

Continuara…


Bien amigos, la continuación se ha demorado bastante pero espero que sepáis perdonarme.

El sexo en esta entrega ha sido algo forzado, pero espero que lo hayáis disfrutado.

Sed felices.