El Virus VR (32)

Vuelta al pueblo visitando las cuevas, tiros y "desinfectados" llegada al torreón, noche con Ceci.

Se recomienda la lectura de los episodios anteriores para una mejor comprensión de la historia.


Recuerdo nítidamente aquella tarde, partimos frustrados de casa del “hombre lobo” al no haber sacado más que impresiones negativas de aquella visita, el tipo no solo se había comportado como un reyezuelo déspota de la edad media, sino que además había dejado caer que solo dejaría salir a la gente bajo pago de un rescate, las palabras “secuestro, rehenes y chantaje” tomaron forma en mi mente, al llegar a los bloques avisaría al capitán González de Llo… informándole de que había guardias civiles colaborando en un delito, después informaría al coronel Palacios de los hechos y dejaría que el mando actuara en consecuencia, éramos pocos para un ataque y la mayoría de mi gente eran mayores y tenían familias de las que preocuparse.

Nuestra ruta de vuelta era más rápida ahora que habíamos despejado de obstáculos la carretera, la voz de Julián sonó por el walkie:

-         Capo para Tiroloco, ¿me recibes?

-         Adelante Capo, Tiroloco a la escucha, cambio.

-         ¿seguimos con el plan y pasamos por las cuevas o vamos a los bloques? Cambio.

Pensando en lo del viejo déspota me había despistado, mire mi reloj viendo que eran las 19:30, quedaba poca luz para explorar las cuevas, pero decidí darles un vistazo ahora que éramos bastantes y podríamos salir de un apuro si hiciera falta liarse a tiros.

-         Seguimos el plan Capo, vamos a las cuevas aun queda luz, cambio.

-         ¿estás seguro? En poco más de una hora será de noche, cambio.

-         Tiroloco está seguro, daremos un vistazo rápido y si vemos indicios volveremos mañana a explorar en serio, cierro.

Seguimos aquella estrecha carretera, no perdíamos de vista la vegetación asilvestrada que nos rodeaba, nos parecía ver sombras acechantes tras los arboles, el hecho de haber pasado por ese mismo camino hacia casi tras horas, no contribuía a nuestra tranquilidad, pues éramos conscientes de que el ruido de los motores podría haber atraído a infectados curiosos hacia allí, estaban tan tensos que varios kilómetros más adelante la voz de Julián desde el primer vehículo, les sobresaltó al sonar por el walkie:

-         Aflojad la marcha todos, debemos tomar por el desvío de la izquierda, cambio.

-         Recibido Capo, adelante y despacito, todos al loro por si acaso, cierro.

Una vez más el camino era una trocha en el bosque, apenas dos huellas profundas con un resalte central cubierto de hierbas, arboles gruesos y silencio absoluto a su alrededor, solo roto por las ramas de estos cuando tocaban arañando con su sonido peculiar los techos de los coches, avanzaron poco más de un kilometro hasta desembocar en un pequeño valle saliendo del bosque, allí se veía una pequeña explanada de unos cien metros de diámetro, en la pared del monte opuesto mas escarpado y rocoso se apreciaban las cuatro pequeñas aberturas de las cuevas.

El problema es que no eran los primeros en llegar, alrededor de una de las cuevas había una treintena de infectados tirando piedras y maderas al interior, desde dentro les respondía alguien devolviendo piedras que los golpeaban con fuerza, varios infectados se arremolinaban alrededor de un cuerpo tendido en el suelo, estaban tan entretenidos cenando y atacando que solo se dieron cuenta de los vehículos cuando estos estaban saliendo a la explanada.

-         Alarma, infectados delante a cien metros. –Gritó Julián por el walkie.

-         Seguid y salid a la explanada, -Respondí, ordenando por el aparato- no debemos atascarnos en la arboleda, disparad desde los coches a los que veáis ¡FUEGO A DISCRECCION!

El Land Rover de Julián siguió su marcha llegando hasta el final de la explanada, mientras los demás vehículos le seguían saliendo a aquel espacio despejado, los ocupantes se asomaban por las ventanillas disparando hacia los infectados que veían, desde la plataforma trasera del camión Mara soltaba ráfagas de Mg-3 hacia las figuras que corrían hacia el bosque.

Los infectados corrían en todas direcciones, escapando como podían e internándose en el bosque circundante, la milicia maniobro sus vehículos mientras saltaban al suelo la mitad de sus ocupantes, organizando un perímetro defensivo improvisado, Julián se acerco informando:

-         He visto como atacaban aquella cueva con piedras, desde dentro les respondían así que ha de haber alguien en apuros dentro, vete a saber quien es y si está herido.

-         Tu ibas delante así que lo has visto mejor que los demás, iremos a ver de quien se trata pero sin despistarnos, esta ensalada de tiros habrá atraído a mas capullos de esos, así que me llevare a tres hombres a mirar pero los demás estad atentos a todo, especialmente al camino de vuelta id colocando los coches hacia la salida sin perder un minuto, creo que saldremos de aquí a escape antes de que caiga la noche.

El grupo que atacaba las cuevas fue sorprendido y sufrió bastantes bajas, al acabar el ataque habían perdido diez de los suyos entre ellos su líder, que había sido pillado en el grupo central mientras se cenaba a la figura que habían visto caída ante las cuevas, el resto habían conseguido huir con rapidez algunos con heridas leves y solo uno con un balazo en el estomago.

Mientras Toni se organizaba y daba órdenes, el grupo de “Soldado” se encontró con los atacantes huidos, tras olerse y gruñirse durante un rato ambos grupos se reunieron frente a frente, un joven macho tuvo la mala idea de enfrentarse al uniformado líder de los que llegaron, “Soldado” había quedado solo tras la muerte de la enfermera y tras dar una vuelta por la casa se guardo un cuchillo en una funda vacía que llevaba colgando del cinturón, ahora al ser atacado por aquel joven su instinto le llevó a coger rápidamente el cuchillo con la mano diestra, detuvo el ataque del otro y le hizo girar retorciéndole un brazo, al mismo tiempo le hundió el cuchillo en el cuello retorciéndolo mientras rajaba con fuerza, salió un gran chorretón de sangre antes de que el cadáver del medio degollado joven macho cayera sin vida al suelo, el enfrentamiento había durado 15 segundos, “Soldado” no estaba seguro de cómo lo había hecho, el instinto y los recuerdos fugaces de su vida anterior le habían hecho actuar así, la veintena de infectados supervivientes que ahora no tenían líder humillaron sus caras temerosos ante su nuevo jefe, el acepto su sumisión con un rugido fuerte y largo, ahora con más de 50 súbditos tras unirse ambos grupos se sentía más poderoso.

Entretanto en las cuevas, seleccione a tres hombres para que me acompañaran a dar un vistazo, en el avance a las cuevas rematamos a tres infectados que aun vivian, observe el cuerpo del que se habían estado alimentando, era un varón barbudo (como casi todos los infectados) aparentaba unos cuarenta años y al parecer le habían roto las piernas antes de comenzar a cenárselo, su cuerpo aun no había perdido el color pero estaba bien muerto, llegamos ante aquella abertura llamando a gritos pero nadie contestó, no obstante se apreciaban quedos movimientos cautelosos en su interior, el grupo se acerco mas y una piedra salió de allí siendo evitada por Paco casi de milagro pues el proyectil había sido lanzado con bastante fuerza, repetimos nuestras llamadas y avisos inútilmente, no podíamos perder tiempo o la noche nos pillaría en el bosque.

-         Bombas de humo, ¿lleváis alguna?

-         En cada monovolumen hay una, ¿voy a buscarla? –Dijo Oscar.

-         Si y tráete cuerdas, y trapos para hacer mordazas ¡corre!

Yo dudaba si eran gente corriente, infectados o de los “otros” es decir, gente que había sido infectada pero que habían eliminado el virus con el tiempo, la radio había hablado de ellos así cono “Doc” y los CSI que vinieron tras el ataque al torreón, sabía que los infectados los atacaban al dejar de oler como ellos, poco mas ya que no los habíamos encontrado aun y no estaba muy seguro de cómo tratarlos, en pocos minutos volvió Oscar acompañado por Julia que le ayudaba con lo que traía, rápidamente cortamos varios trozos de cuerda de un metro de largo para atar brazos y piernas, me descolgué la porra eléctrica que había cogido aquella mañana, indiqué a los demás que se colgaran los fusiles y cogieran palos del tamaño de porras, para golpear a los que salieran sin dañarlos demasiado, una vez listos me dispuse a lanzar la granada de humo al interior de la cueva.

Tiré la bomba de humo al interior atento por si nos la devolvían, sonó una detonación suave y comenzó a salir homo rojo por la abertura de la cueva, enseguida se oyeron toses fuertes de varias personas, mire hacia atrás viendo como la mayoría de milicianos miraban en nuestra dirección atentamente, Paco dijo a mi lado:

-         Se mueven jefe, van a salir.

Efectivamente, un minuto después salieron tres figuras por la boca de la gruta, la primera era una mujerona de unos 40 años grande y fuerte como un toro, era morena de pelo largo y totalmente revuelto, avanzaba dando brazadas intentando arañar a alguien, pero no podía vernos bien así que fue fácilmente esquivada y tras darla una corriente en el cuello cayó sin sentido, los dos siguientes eran un tío de unos 20 años y el otro un muchacho joven de unos 15, ambos fueron reducidos a porrazos antes de que les pudiera dar una corriente en la nuca, rápidamente separe a mis hombres de ellos antes de que los descalabrasen, los separamos de la entrada de la gruta y procedimos a atarlos fuerte brazos y piernas, finalmente tras amordazarlos por precaución los llevamos al camión.

Entre los arboles “soldado” y los suyos habían estado observando, este sabía que no debía atacar de momento pues eran demasiados enemigos y muy bien armados así que calmó los ánimos del grupo, su mirada vagaba por la gente uniformada hasta que tropezó con la cara de Mara, sus recuerdos de la noche de la batalla volvieron a su mente, recordaba a aquella mujer y se sintió excitado de golpe, no podía dejar de mirarla deleitándose recorriendo su cuerpo mientras ella se apoyaba en la culata de la Mg-3, haciendo resaltar sus caderas y culo inconsciente de ser observada con deseo, el “soldado” estuvo a punto de saltar hacia ella cogiéndola y llevándosela al bosque para hacer de ella su hembra, pero se retuvo sabiendo que no lo conseguiría y lo matarían sin piedad, pues la distancia era excesiva y había demasiadas armas alerta.

Una vez dejados los prisioneros en la caja del camión al cuidado de Mara y Damián, el convoy se puso de nuevo en marcha de vuelta al pueblo, “soldado” vio como la figura de la desconocida se alejaba de el, pero se juro a si mismo que la tendría viva entre sus brazos y la haría su hembra para siempre.

Entretanto yo en mi Jeep pensaba en que haría, no podía dejar a estos infectados en los bloques así que debía llevarlos al torreón, en cuanto Ceci los oliera sabría si estaban realmente infectados o no, pero en caso de haber eliminado el virus ¿qué hacer con ellos? sabia que debían tratarlos bien y que podían ser reeducados, ¿pero cómo y en que los podía educar? pondría el hecho en conocimiento de sus superiores y que ellos decidieran, llamé a Julián por el walkie diciéndole:

-         Tiroloco para Capo, cambio.

-         Adelante Tiroloco

-         Vamos al torreón a dejar la “carga extra” luego volveréis a los bloques, cambio.

-         Recibido Capo conforme, cambio.

-         ¿Nos llevaremos a Lucy? –Era la voz de Mara.

-         Negativo ahora sí que necesitare ayuda para vigilar a tanto huésped, cambio.

-         Entonces me ofrezco voluntaria para quedarme y ayudaros, corto.

-         ¡Es cambio, no corto lo que has de decir Mara! de acuerdo te quedaras a ayudarnos… gracias, corto.

No quería discutir con ella por el walkie, supuse que su presencia sería bien recibida por Lucy, además de dejarnos más tiempo libre a Cecilia y a mi así que acepte su propuesta, la noche cayo cuando ya veíamos el torreón, nos acercamos y las chicas salieron saludando y dando besos y abrazos a todos los del convoy, descargamos a los prisioneros metiéndolos en las celdas, tras tomar unos tragos y charlar un poco todos montaron y se fueron en dirección a los bloques, dejándonos por fin solos para hablar con Mara y ponerla al día.

Tras una pequeña charla con Cecilia y Lucy informándoles de los sucesos del día, decidí bajar con mi chica a los calabozos para que ella oliera a los nuevos huéspedes aprovechando que aun dormían, antes de bajar la escalera contemple como Mara y Lucy se comían la boca con la pasión propia de dos amantes que se reencuentran.

Habíamos puesto a cada uno en una celda, en la más cercana a la puerta estaba el chico, moreno por el sol, delgado y aparentemente fibroso, en buena forma física ya que llevaba meses de ejercicio constante, descubrí que la vida de los infectados era bastante ajetreada y esa condición se repetía en el otro joven de la celda de al lado, este era tambien moreno con barba rala y fuertes extremidades, ambos llevaban restos rotos de ropa deportiva y zapatillas gastadas, la mujer aparentaba ser la típica ama de casa, pelo castaño y rasgos vulgares pero atractivos, se notaba que había perdido peso durante sus meses de caminar por el monte, llevaba restos de una camisola y falda larga bajo un delantal raido, estaba descalza y tenía los pies en mal estado.

Anime a Ceci a que los mirase y oliese, esta se acerco a las celdas y tras olisquearlos medio rugiendo me dijo:

-         No huelen a… mi, sucios si pero son mas… como tú.

-         Entiendo nena, habrá que lavarlos un poco.

-         ¿Ellos se quedaran aquí? –Preguntó mi chica señalándolos.

-         No lo sé amor mío, espero que no de verdad, supongo que “Doc” y los suyos se los llevaran y cuidaran.

-         No me gustan… tú y yo solos aquí.

-         Yo también quiero estar solamente contigo nena, te necesito solo para mí.

-         ¿Lucy y Mara son… muy muy amigas? –pregunto mi chica señalando al techo.

-         Ellas son… novias entre si, como tú y yo pero son dos chicas, aunque de vez en cuando son muy amigas de otras personas, como tú.

-         ¿Eso es bueno? No se molestan por ser amigas de… otros.

-         Supongo que no cariño, ellas han decidido vivir así sin celos ni tonterías que las impidan quererse.

-         ¿Celos, eso es malo?

-         A veces los celos de una persona impiden quererse a la pareja, los novios han de hablar mucho y contarse cosas para que su vida sea mejor, pero teniéndose cariño todo se supera, ¿recuerdas cuando me dijiste ayer, que Lucy y tú habíais sido muy muy amigas muchas veces?

-         ¡si lo fuimos! Pero eso no es malo ¿no?

-         Los celosos lo llamarían cuernos y se enfadararian, estarían un tiempo sin quererse y darse mimos, ¿entiendes porque ser celoso es malo? Yo en cambio estoy deseando subir y meterme en la cama contigo.

-         ¡No podemos… tengo regla! Lo ha dicho Lucy y duele atrás en… riñones.

-         No importa cielo, subamos a cenar y ya improvisaremos algo.

¡La madre que pario a la p… regla! Justo hoy que quería meneo, en fin mientras las tres mujeres se dedicaban a alborotar por “mi” torreón preparando la cena, escribí a máquina mi informe del día y llame a Julián comprobando que todos habían llegado bien a los bloques tras pasar por la gasolinera a repostar los vehículos. Seguidamente llame a “Base tranquilidad” informando al capitán González, de la presencia de un vehículo de la guardia civil y al menos un cabo colaborando con “el hombre lobo” en un secuestro de civiles, el hombre se cabreo bastante con la noticia, e insistió en que el no tenia medios para hacer nada al respecto, indicándome que informase de inmediato a “Punto seguro 4” para que tomaran medidas.

Mientras las chicas acababan de  poner la mesa, llame y pedí hablar con el coronel Palacios en la comandancia de “punto seguro 4” me hicieron esperar casi diez minutos, cuando conseguí que se pusiera al aparato le di mi informe completo, indicándole que ya había notificado al capitán González la deserción de uno de sus cabos, asimismo le informe de la captura de tres “desinfectados” y solicite información de cómo tratarlos, aprovechando para reclamar de nuevo atención medica para los bloques, me respondió que se pondría a ello y esperase su visita para la hora de comer del día siguiente, las patrullas quedaban en suspenso hasta nueva orden.

Me reuní con las mujeres en la mesa y cenamos con apetito, Mara estaba más alegre sentada junto a Lucy mientras Ceci y yo disfrutábamos con su conversación, después de la cena nos duchamos y fuimos a la cama, dejamos a Lucy y Mara que se fueran a dormir al dormitorio de tropa para que tuvieran más intimidad en su reencuentro, mi chica bien aleccionada por la pelirroja, ya aceptaba con tranquilidad los tampones de la difunta guardia Macías.

En la habitación de tropa, Mara se desnudó rápidamente para hocicarse ansiosa entre las piernas de Lucy, esta se dejo lamer la vagina sentada en su litera mientras hundía los dedos en el pelo de su lamedora, jadeando de placer sin cortarse lo mas mínimo hasta que se corrió una vez, después tiraron dos colchones al suelo y se tumbaron besándose apasionadamente sin dejar de magrearse los pechos, no tardando en montar un 69 donde se lamieron a gusto sin dejar de penetrarse con los dedos.

En mi habitación yo estaba palote perdido con una hermosa erección, notando el calor de mi chica al lado y los suspiros de las otras dos retumbando contra la puerta, el escándalo había puesto cachonda a mi rubia y se pegaba a mi cuerpo, no tardamos en acariciarnos con ganas besándonos en las caras y sobándola los pechos mientras ella iniciaba en mi miembro una lenta paja, me gire hacia la mesilla cogiendo un condón de sabores y enfundándomelo rápidamente, ella sin hacerse de rogar se movió girando el cuerpo quitándose la braguita, para dejarme su chochete al alcance de las manos mientras se metía mi verga en la boca, yo rápidamente me coloque unos guantes de látex aplicándoles encima una generosa capa de lubricante intimo.

Mi chica lamia la verga con cariño recorriéndola entera con sus calientes y húmedos labios, su lengua se movía sin parar sobre el prepucio dándome un gusto tremendo, yo acariciaba sus labios vaginales y el clítoris evitando como podía la cuerdecita del tampón, pero insinuando un dedo en su culito se lo fui metiendo despacio, ella gemía y gruñía a la vez, aquella sensación la gustaba pero no demasiado por el dolor, no la hice caso y seguí empujando el dedo mientras ella mamaba con mas furia, se trago mi verga entera y sentí sus labios y dientes en la raíz del miembro apretando mientras la hundía mi segundo dedo en su esfínter, bombeándolos dentro y fuera a media velocidad, con mi otra mano no dejaba de acariciarla el clítoris y la entrada de la vagina empujando el tampón dentro de su cuerpo, ella jadeaba con la boca llena con mi verga, chorros de saliva me empapaban las pelotas y la sentí estremecerse de placer a la vez que aumentaba el ritmo de mis dedos.

Una vez vencida la resistencia inicial todo fue mejor, la cadencia de mis dedos en su culito la hacía gozar, se notaba que ella se estremecía de gusto y reanudo la mamada sin brusquedades regalándome una serie de movimientos de garganta profunda que me hacían alcanzar altas cotas de placer, sus labios y lengua me tenían alucinado de gusto y además la dio por apretarme los huevos, reclamando ansiosa la carga de leche que estos guardaban, yo me resistía a correrme hasta que ella lo hubiera hecho así que aumente la cadencia de mis dedos en su culo a la vez que masajeaba vigorosamente su clítoris, aquel ataque fue devastador para mi Ceci, que no tardo en correrse dando caderazos ansiosos, frotando su cuerpo contra el mío mientras se corría entre fuertes jadeos, yo no tarde en seguirla pues apenas recobrarse un poco de su orgasmo, mi chica me chupo con toda la lujuria posible haciéndome correr en seguida por aquel alud de placer y vicio, mi semen llenaba el condón y ella se lo saco de la boca sin dejar de masajear mi verga para que me descargase del todo.

Me incorpore segundos después quitándome la goma, ella me la pidió con sus manos sin decir nada y al recibirla la volcó en sus pechos, vi mi esperma sobre su bonito cuerpo en la penumbra y me apresure a sentarme a su lado, nuestras cuatro manos competían en acariciar sus pechos untándolos de leche caliente, ella gemía sin dejar de mirarme y sus ojos brillaban de pasión, untamos ambos su cuerpo desde el cuello hasta su vagina, donde acaricie su chochete hasta que mi amor se corrió de nuevo, ondulando lascivamente su hermoso cuerpo brillante a la luz de la luna.

Continuara…


Bien amigos, estos dos y las chicas tendrán seguramente un buen despertar en el siguiente capítulo, ya veremos.

Con respecto a “soldado” y su chica difunta tenía un dilema, para los 1.200 que hasta la fecha de hoy leísteis el relato numero 30, la enfermera murió en la cama y punto, pero para los 1000 que han leído la versión B más suave y sin escena “Gore” la chica seguía viva, ¡pues bien! esta es la solución.

Como recordareis antes de irse el grupo de milicianos de la casa plantaron dos minas, una en la puerta que estallo al entrar los infectados matando a dos y otra en la bodega que no había estallado al acabar el capitulo, pues bien la enfermera se despertó después de su siesta y se dio un paseíto, encontrando el regalo sorpresa que la destrozo piernas y vientre, convirtiéndola en cena caliente instantánea para el resto del grupo, así todos contentos (menos ella… claro)

Con respecto a los que han dejado de estar infectados con el virus, dudé en ponerles un nombre inclinándome en denominarlos “desinfectados” pero estoy abierto a sugerencias, dejadlas en la sección comentarios y recordad que desde ese lado de la pantalla formáis parte de esta historia.

Solo recordaros que estos personajes apenas recuerdan nada de su vida anterior, pero si lo que han aprendido y hecho durante su vida tras el reseteo de su cerebro, es decir morder acechar y cazar, pueden ser útiles como ya hemos visto por Ceci para detectar por el olor a mas infectados, supongo que tras un cuidadoso entrenamiento servirían como buenos guerrilleros o algo así, ya veremos que decide el mando.

Para finalizar sed honestos ¿Cuántos y cuando supusisteis que los infectados tenían barba? Es curioso la cantidad de zombis que salen en las pelis bien afeitados, aunque es sabido que al morir el ser humano le siguen creciendo las uñas y el pelo, ¿Cómo se lo montan para afeitarse si no saben ni andar? Mientras recapacitáis sobre este extendido y casi ignorado gazapo de cine…

¡SED FELICES!