El Virus VR (2)
Continuan las andanzas de Toni.
Aquella noche cerré la puerta del torreón a cal y canto como vulgarmente se dice, dos vueltas de llave y una mesa apoyada contra la puerta con unas cuantas latas vacías encima, para que si alguien empujase dicha puerta se cayeran y el escándalo producido me despertase, dormí bien y me desperté tarde pues el sol ya estaba alto y los pájaros cantaban alegremente, relajado me puse a pensar en qué bien se lo debían estar pasando los pajarillos viendo como los humanos nos autodestruíamos, ellos en caso de apuro solo echaban a volar y se posaban 200 metros mas allá a salvo sobre un árbol.
Desayuné y me fije en las cámaras de circuito cerrado que el torreón tenía en sus muros, el día anterior no las había visto sin duda por tener tantas cosas nuevas a mi alrededor, inspeccione el lugar y descubrí el monitor que las controlaba en el antiguo cuarto de guardia al lado de la cocina, tras un par de intentos conseguí que funcionaran debidamente, ahora podía controlar los alrededores sin exponerme, durante mi búsqueda entre en un pequeño cobertizo que había en la parte este del torreón, encontré útiles de jardinería y semillas, también había dos taquillas sin llave donde encontré dos pares de guantes de boxeo y varias raquetas, dos balones de futbol y tres pelotas de tenis, así como un collar y una correa de cuero para algún perro que habían tenido, se veía que hacía tiempo que no se usaban.
Baje a ver qué hacia mi amiga la del calabozo, de pasada mire en el cuaderno que había en el pequeño cuarto al lado de las celdas y vi la fecha de hacía dos días, allí estaban los nombres del viejo y del gañan muertos, además de un nombre de mujer: Cecilia Borrás de Palo Alto, caramba por el nombre tenía pinta de hija de papa, recordé su ropa y pensé que no parecía la de una campesina, entré y la mire mientras ella me hacia su numerito habitual, lanzándose contra los barrotes y sacando los brazos estirados engarfiando las uñas e intentando cogerme mientras gruñía, la enseñe la porra eléctrica y se echo hacia atrás mientras gruñía sin dejar de mirarla, después de dos sacudidas había aprendido a reconocer y temer aquel objeto, entonces di un paso hacia ella mientras decía:
- Buenos días Ceci, ¿has dormido bien?
Ella me miro inclinando un poco la cabeza y prestándome más atención, ¡había reconocido su nombre! pero la calma no duró mucho pues empezó de nuevo a gruñirme, puse cara de cabreo y la enseñe de nuevo la porra diciéndola:
- Vamos a llevarnos bien ¿vale? Si eres buena comerás, en caso contrario no ¿me entiendes Ceci?
Ella no decía nada y yo aproveche para fijarme en su aspecto y su ropa, era rubia y con el pelo muy largo, unos ojazos de gata de color verde, con la parte blanca surcada de venitas muy rojas me observaban fijamente con furia, bajo ellos una nariz fina y recta de tipo romano, ya sabéis de esas que parecen señalarte de forma agresiva, su boca de labios llenitos tenía esa curvita en el labio superior muy acentuada, ya sabéis era de esas que parecen pedir besos con solo mirarte y te incitan a meter algo en ella, como la lengua ó…algo mas, su camisa abultaba bastante a la altura del pecho y sus grandes pechos se medio distinguían bajo la tela de su escote, lucía un canalillo profundo que en otras circunstancias me produciría un deseo intenso, se apreciaba poco de su cintura pero destacaban mas sus caderas algo más anchas y rotundas, bajo su falda larga se distinguía un trozo de unas piernas firmes y bien torneadas, tenía un par de anillos en los dedos y parecían de los caros, la ropa tampoco era de saldo y aunque rota y manchada la camisa y falda larga eran de marca, mirándola bien en ese momento me di cuenta de que se había hecho de todo encima, tanto el vientre como el culo tenían una gran mancha que pegaba la tela a su cuerpo, por las piernas la bajaba un hilillo húmedo de heces y orina que olía bastante, deje la porra y enganche una manguera a un grifo que había cerca para lavar las celdas, la metí un buen manguerazo lavándola a fondo mientras ella se acurrucaba al fondo de la celda mezclando gemidos, gritos y rugidos a medio camino entre el temor y la furia, despuer la tire una toalla y me fui del calabozo.
Salí al patio a hacer una ronda por mis “dominios” recorrí la muralla y observé, vi los cuerpos de los que mate ayer además de los de los guardias y detenidos que saque del torreón, todos ellos ya eran solo montones de huesos y jirones de ropa, los del pueblo habían tenido cena abundante y gratis esta noche, esperaba que no lo tomasen como una costumbre y se auto invitasen a cenar hoy, estaba ensimismado en mis tonterías cuando recordé lo que había pasado en los calabozos, me llame idiota hasta en suajili pues había desperdiciado un montón de valiosos litros de agua en duchar a la cagona de la Ceci, volví a revisar el torreón y sus alrededores con mis prismáticos hasta descubrir el pozo y su pequeña bomba de agua que proporcionaba el suministro de esta al torreón, estaba a 100 metros de la pared sur de la muralla, si los del pueblo me cortaban la corriente ó esta simplemente se agotaba por cualquier causa, me quedaría seco y podía morir de sed.
Claro que podía llenar botellas y bidones de agua, pero cuando me disponía a hacerlo recordé que en la gasolinera cercana, vendían bidones de 35 litros de agua de manantial, de esos de plástico que venían precintados y por tanto durarían mas en condiciones de uso, que cualquier cacharro que yo pudiera rellenar de forma individual, además tenía que repostar el coche y llenar al menos un par de bidones de combustible para el generador o me quedaría sin luz cualquier día, ¿Por qué esperar? Miré cuanto combustible quedaba y baje dos bidones vacios al coche, así como uno de los cetmes cargado y me puse unas trinchas, con una cantimplora y cuatro cargadores de 30 balas además de mi pistola con dos cargadores de reserva, baje a la celda y sin mediar palabra aplique la porra eléctrica a una de las manos que Ceci saco rabiosamente para cogerme al verme entrar, ella cayó hacia atrás y yo abrí la celda para darla otra corriente en el pecho, aquello la mandó al mundo de los sueños instantáneamente, sin dudarlo la desnude totalmente y tire su ropa fuera de la celda, Salí de allí y mientras cerraba la puerta mire y admire su bonito cuerpo desnudo, mis acciones tenían un motivo, siempre es más fácil lavar un cuerpo desnudo que rodeado de ropa sucia y llena de mierda, se ahorra más agua y si hacia frio la tiraría una manta para que se resguardase y calentase un poco.
Monte en mi coche y salí de allí cerrando bien la puerta desde fuera, tenía claro lo que quería hacer, pues la carretera hacia una forma de U rodeando el pueblo, yo conocía un camino de mis tiempos de excursionista que cerraba aquella U y me permitiría rodear el pueblo totalmente, conduje hacia el sur en lugar de ir hacia la gasolinera que estaba al norte, me encontraba de vez en cuando con algún coche tirado en los arcenes, cuando calcule que estaba lo bastante lejos tanto del torreón como de la gasolinera me pare y con precaución pistola en mano me acerque a un coche que estaba vacío en el arcén, revise su carga y le cogí una mochila con provisiones y alguna herramienta, en el maletero tenía una botella de camping gas que también requisé, las llaves estaban puestas y al girarlas me di cuenta de que el coche tenia batería pero estaba sin gasolina, tome una rama de un metro de larga y la encajé de un empujón entre el techo del vehículo y el volante haciendo que sonara el claxon, volví a mi coche y seguí mi camino rodeando el pueblo hasta la gasolinera, a mi espalda el claxon sonaba haciendo de imán a los infectados pues estos siempre acudían a los ruidos fuertes.
Detuve el todo terreno al llegar a la gasolinera unos 5 Km después, salí del vehículo con el cetme firmemente empuñado, recorrí todo el edificio y su sótano buscando a alguien sano o infectado, pero aquello estaba vacio así que busque el cuadro eléctrico, me daba prisa pues sabía que me podía encontrar en cualquier momento con uno de ellos de camino al sonido de claxon que aun se escuchaba aunque en dirección opuesta al centro del pueblo, localice el cuadro eléctrico y activé los surtidores, sin perder tiempo volví al coche y mientras se llenaba el depósito saque los bidones para rellenarlos de fuel, en ese momento dejo de oírse el sonido del claxon.
El depósito se llenó y puse la manguera en el primer bidón, fui rápidamente a la gasolinera a por los bidones de plástico transparente con agua de manantial, pues sabía que un hombre andando recorre 15 Km a la hora, yo estaba a 5 del vehículo que con su fuerte sonido había atraído a todos los afectados del pueblo, seguramente le habían dado un montón de golpes al coche y finalmente la rama simplemente se cayó dejando de accionar el claxon, ahora todos los que el ruido había atraído se estarían dispersando, tenía como máximo 20 minutos hasta que alguno llegara hasta aquí simplemente andando por la carretera, debía darme prisa.
Cargue dos bidones de agua en el asiento trasero, cambie la manguera al segundo bidón de fuel y volví a por mas agua, repetí la operación volviendo cargado al coche y sacando la manguera del segundo bidón ya lleno del preciado combustible, volví al edificio de la gasolinera y desconecte la corriente para evitar accidentes u otros percances, llene dos bolsas con lo que encontré de refrescos, zumos y golosinas que encontré por el suelo y los estantes, pues aunque los infectados habían estado allí debieron ser pocos los que entraron, pues se dejaron bastantes cosas tiradas pero aun útiles, junto a la caja habían unas revistas guarrillas, pasatiempos y pilas de varios tamaños me lleve un poco de cada cosa, pues pensé que estando tan solo me vendría bien un desahogo de vez en cuando, salí del edificio y baje la persiana metálica aunque sin asegurarla pues no encontré la llave, pero pensé que disuadiría a los afectados a entrar por simple costumbre, además pensé que la siguiente vez que volviera si veía que estaba abierta entraría dispuesto a pegar tiros.
Me metí en el todo terreno y volví al torreón, llevaba dos bidones con más de 100 litros de fuel, el depósito del coche lleno y cuatro bidones de agua de 35 L. con 140 litros en total, además de una carga mixta de zumos, refrescos, chuches y pastelillos además de varias revistas guarrillas y alguna de pasatiempos, además de la mochila cargada de cosas que rapiñé del otro coche y una bombona de camping gas, buena cosecha había realizado en una mañana de trabajo.
Rodee el pueblo según mi plan, por el lado contrario al coche que había usado de cebo, complete el circulo de vuelta al torreón sin ver un alma ni infectada ni sana, metí el coche y di una vuelta inspeccionándolo todo el recinto, descargue el vehículo y metí cada cosa en su sitio ó despensa, después volví a dejar el coche contra el portón de entrada pero esta vez de morro a la puerta por si en algún momento había que salir zumbando.
Vinieron a mediodía, debían de tener hambre y el instinto o el olor de las chuletas que me estaba haciendo antes de que la carne se estropease los debieron atraer al salir el humo por la chimenea, los vi por las cámaras y tome mi Remington con mira telescópica y tres cargadores de 5 balas, subiendo de inmediato a la azotea almenada del torreón.
Eran cerca de 20 venían muy dispersos igual que ayer por tres lados y muy despacio, encaré mi rifle me puse a observarlos por el visor de 8x, estaban los más cercanos a 100 metros y yo les veía hasta los pelos de la nariz, no solo podía volarles la cabeza sino que podía escoger en que parte de ella darles, mi primer disparo tardo unos segundos y el afortunado fue un tío de unos 25 años, el ángulo de tiro era muy agudo pues estaba unos 50 metros de la muralla, le entro por encima de la ceja y la salida del proyectil le arranco el bulbo raquídeo y las primeras vertebras del cuello, una mujer gorda que llevaba lo que parecía un brazo humano fresco y aun goteando sangre en la mano fue mi siguiente blanco, la revente el corazón de un disparo y ella cayó hacia atrás convertida en una gelatinosa montaña de carne muerta, me moví y mate a dos más en distintas zonas del perímetro pero no muy cerca de la muralla.
Baje a la cocina y retire mis chuletas del fuego poniéndolas en un plato y volviendo a subir a la azotea, me senté en una silla que tenía allí de esas de camping y comí, me entretenía viendo como aquellas cosas que antes eran gente se apretujaban contra la muralla pero sin poder hacer nada más, ni trepar podian pues no había cuerpos sobre los que subirse, de vez en cuando decía:
- ¡Tu, el raro! Toma bicho, come algo que me das pena.
Les tiraba un hueso o un trozo de carne a la cabeza, aquello les volvía locos y luchaban entre ellos para conseguir lo que les había tirado, se herían bastante en aquellos ataques furiosos pero pese a las dentelladas y agarrones que se daban no murió ninguno al pie de la muralla, volví al interior del torreón y lave mi plato sentándome frente al monitor a ver qué hacían, media hora después y al no verme en lo alto el grupo se dirigió a los cadáveres recientes y se los comieron, luego volvieron al pueblo.
Yo abrí una lata de comida para gatos y puse la mitad en un plato de plástico, baje a ver a Ceci y le pase su ración por debajo de los barrotes con una escoba, ella agarró codiciosamente el plato y se fue al rincón de la celda donde se puso a comer ansiosamente con los dedos, yo miraba su cuerpo desnudo y algo sucio, el deseo aumento y me hice una paja mirando sus grandes pechos y el leve balanceo de su cuerpo mientras ella comía.
¿CONTINUARA…?
Como veis la idea de Toni de tener sexo con la infectada Ceci, se va abriendo paso en su mente pero ¿es posible, cómo y por donde? Lo descubriremos en el siguiente capítulo, se aceptan sugerencias.
Nota: Todo parecido personal de Hechos, lugares o nombres de este relato es ficticio, no se ha dañado físicamente a ningún infectado del virus VR. Mientras se perpetraba este relato.
¡Sed felices!