El violinista
Esta vez el violinista no estaba en el tejado, sino en mi vagina
Ivan era un músico de intercambio que estaba en mi ciudad por seis meses. Lo conocí a través de una amiga también músico que le servía de anfitriona mientras duraba su estadía aquí, mi amiga me había invitado a un ensayo de la orquesta y al salir iríamos por un café. Esa tarde conocí a Ivan . Un tipo alto, muy blanco, delgado, cabello negro y de ojos azules casi infantiles que tocaba el violín en su país natal. Hablaba muy bien español a pesar de no ser su lengua materna y era algo reservado. Mi amiga me había dicho que sospechaba que el fuese gay, por ciertas actitudes que había notado. Al salir del ensayo fuimos al café del teatro y merendamos los tres mientras hablábamos de todo un poco. Estos encuentros se dieron algunas cuantas veces más donde Ivan fue tomando confianza dejando un poco su rigidez europea a un lado. Un fin de semana me invitaron a una fiesta y decidí llevar a mis amigos músicos conmigo. Quedé impactada al ver a Ivan divirtiéndose y bailando como si fuese latino, mi amiga y yo especulábamos entonces si saldría acompañado de la fiesta por un chico o una chica y nos reímos apostando quien de las dos ganaría. Al final nos fuimos los tres como niños buenos a casa dejando la apuesta para otro día. Llegó el día del concierto para el cual se estaban preparando ellos y recibo una llamada de Ivan quien con su español acentuado me dice: "L, sería un honor que estuvieses en la sala como mi invitada". Me pareció un gesto muy tierno de su parte y accedí con gusto. Esa noche me puse un vestido negro sencillo, unos tacones a juego y una pequeña cartera plateada. Ya en el teatro le envié un mensaje a mi amiga indicándole que ya estaba allí. A los 5 minutos veo a Ivan acercarse vestido con un smoking, tenía el cabello perfectamente peinado con gomina y sus ojos azules de niño que brillaban haciendo juego con su sonrisa. Me abraza y después de darme un beso en cada mejilla me dice "¿Qué harás luego? más tarde es la fiesta de los productores y quiero ir, ¿te unes? " "¡Cuenten conmigo!" respondí.
El concierto estuvo increíble, ejecutaron piezas de Brahms, Beethoven y el mismísimo Ivan fue el encargado del cierre quien interpretó un solo de violín de Tchaikovsky que me hipnotizó, escucharlo en la inmensidad de la sala, iluminado con un reflector mientras tocaba aquella pieza de manera tan apasionada, vestido tan elegante y tan guapo, movió piezas en mí que me resultaron extrañas, me sentí atraída por un hombre que confundía con su ambigüedad sexual. Pensé que me estaba dejando llevar por el excelente momento, procedí a bloquear todos esos pensamientos y enfocarme en disfrutar la música. Pero verlo allí parado con esa pasión ejecutando su violín y con la espectacularidad del escenario me hacían sentirme tan atraída por el como una polilla a una luz. Al finalizar, mi amiga y yo nos encontramos y abrazamos, la felicité por el éxito y le dije que no sabía que Ivan era el solista, que lo había hecho espectacular y que se veía muy guapo, que provocaba preguntarle si por fin le gustaban los chicos o las chicas. Mi amiga me veía con los ojos muy abiertos y sonriendo me dijo señalando mi espalda "Pregúntaselo a el mismo" Ivan estaba de pie detrás de mí. No me quedó otra que empezar a reírme y decirle con la mayor sinceridad "Ay Ivan, es que no sé " y empezamos a reír los tres.
Pasamos a la recepción donde la champaña abundaba, había toda una gama de exquisiteces para halagar a los músicos invitados, veía como muchas personas estrechaban las manos de Ivan mientras mi amiga y yo empezamos de nuevo la apuesta a ver con quién se iba Ivan esa noche de la fiesta, pero de nuevo nos fuimos los tres a dormir a la casa de mi amiga. Estábamos muy ebrios por la champaña, tanto que no sabíamos ni siquiera como bajarnos del taxi que nos llevó a casa. En el apartamento mi amiga saco una botella de tequila y nos tomamos unos shots celebrando el éxito. Ivan se retiró a su habitación y mi amiga y yo nos quedamos en el sofá hablando tonterías de las que se dicen cuando estamos borrachos. En algún momento caímos dormidas, porque yo de pronto sentí como una boca besaba mi cuello y tocaba mis senos por encima de mi ropa, ¿estaría soñando? una mano delicada sigilosamente subió por mi pierna y se metió debajo de mi vestido acariciando mi muslo tan deliciosamente que me provoco abrir mis piernas para que esa caricia onírica continuara su labor en mi vagina. Yo continuaba sin poder abrir mis ojos y abandonada a aquel sueño erótico divino cuando comencé a sentir como masajeaban mi clítoris como si supieran exactamente qué hacer para excitar a una mujer. Sentía como unos dedos finos y delicados se introducían sin prisa en mi vagina mientras una dulce respiración revoloteaba como un ave entre mis senos. Sentía unos finos labios besándome tiernamente llevando poco a poco a sumirme en un placer extraño y nuevo. Por un momento no quería abrir mis ojos mientras mi mente se debatía entre la realidad y la fantasía que estaba viviendo, estaba muy excitada pero el licor no dejaba que tuviera control de mi cuerpo que se había abandonado a aquellas caricias tan dulces y afeminadas. En un minuto de lucidez trato de decirle a mi amiga que se detenga y escucho la voz de Ivan que me dice "Shhh, ella está dormida" lo que hizo que abriera mis ojos y me encontrara a Ivan sobre mí y a menos de dos metros a mi amiga totalmente dormida de la borrachera. Ivan era el artífice de aquellas sensaciones. Le dije "¿Qué haces?" y me tapó la boca con una mano en la que pude oler mi propio sexo. Me levanto con una fuerza que no hubiese sospechado y me llevó a su habitación, me di cuenta que aún no se había quitado del todo el traje y que tenía una enorme erección. Ivan se colocó detrás de mí y me bajo el cierre del vestido, cada centímetro que descubría era seguido de un suave beso o de un lametazo de su lengua ávida y traviesa. Sentía como si sus caricias fueran un guante de terciopelo que me erizaba a su paso. Cuando notó que no llevaba ropa interior me dijo "Eso es lo que más me gusta de las latinas, lo calientes que son" Me recosté sobre su almohada y abriendo con mis manos mi vagina le dije "Prueba lo caliente que es una cuca latina" Ivan sonriendo obediente comenzó a chupar mi clítoris y a meterme la lengua en mi madriguera húmeda hasta que hizo correrme llenando con mis fluidos su boca y sus sábanas. En ese momento se levantó y sin quitarse el pantalón sacó su pene muy rosado y sin mediar me lo metió a fondo en mi cuca que aun latía por el orgasmo provocado. Ivan colocando sus manos a cada lado de mi cabeza me cogía deliciosamente con el ritmo de un diapasón. Sentía como resoplaba ante cada envite de mis caderas dejando escapar unas o palabras en su idioma. Me dijo "mámalo ahora" y tomándome por el cabello fuertemente acercó mi cara a su falo que aún estaba húmedo de mis aguas. Se lo chupe frenéticamente y cuando me dijo " Voy a acabar" trató de sacarlo de mi boca, pero se lo impedí dejándolo sin otra opción que llenar de semen mi garganta. Al terminar lo miré y me dijo una frase en su lengua nativa que no me quiso traducir. Empecé a recoger mi ropa para irme a la cama y antes de salir me dio un beso delicado como los miles que me había dado esa noche.
A la semana Ivan retornó a su país y lo fuimos a llevar al aeropuerto, al despedirnos le pregunté que me había dicho en su idioma esa noche al terminar, sonriendo respondió "Por cierto L, me gustan mucho las chicas".