El Viernes Llegó V
Me desperté cuando el sol empezó a iluminar la habitación y ella no estaba a mi lado, salí a buscarla y estaba en la cocina preparando algo para desayunar, la saludo con un beso en su hombro izquierdo justo sobre su pequeño tatuaje de mariposas, y empiezo a ayudarle a con el desayuno...
Me desperté cuando el sol empezó a iluminar la habitación y ella no estaba a mi lado, salí a buscarla y estaba en la cocina preparando algo para desayunar, la saludo con un beso en su hombro izquierdo justo sobre su pequeño tatuaje de mariposas, y empiezo a ayudarle a con el desayuno, antes de irme a preparar para el trabajo. Me despido con un beso y me dice que me quiere. Pasé toda la semana con una gran sonrisa en mi cara que nada ni nadie podía arruinar, ni siquiera el examen de Chino para el cual tampoco estudié esta vez.
La semana transcurrió con normalidad, el viernes llegó y era el día del cumpleaños de Amy, en realidad no tenía muchas ganas de ir pero como iba a ser en un lugar público y todo el mundo iba a estar por ahí pues decidí ir.
Siempre he pensado que esta ciudad es un patio en el que todo el mundo se conoce y está relacionado de una forma u otra. Vi un grupo de viejos amigos y fui a saludarlos, Laila me acompañó, y allí estaba Sarahy: una antigua compañera de clases por quien sentía una inmensa atracción, tuvimos nuestros momentos mientras estábamos en clases juntas pero un día simplemente dejamos de hablar. Laila debió notar algo pues cuando saludé Sarahy noté un cambio en su actitud, quizás ella estaba así porque no la presenté como mi novia pero tampoco es que fuéramos novias, así que no le di mayor importancia.
Mientras la noche y las copas iban avanzando el bar iba quedando con menos personas y ya para las tres de la mañana habíamos formado un solo grupo. Sarahy se acerco a mí y empezó a coquetear conmigo de una forma descarada frente a los demás, al principio la ignoraba pero luego le seguí el juego, no paso a mayores hasta que me invitó a bailar y acepte, a pesar de que Laila me dijo que estaba bien que bailara con ella, vi en sus ojos que para ella no estaba bien y aún así la deje allí sentada con los demás.
Luego de tres canciones Laila se nos acerca y me dice que está cansada que se irá a su casa, le dije que la acompañaría pero ella se negó y yo no insistí, sabía que estaba haciendo mal pero era como si no pudiera poner en orden todo mi cuerpo, es como cuando piensas una cosa, deseas otra, amas otra y haces otra cosa.
A los pocos minutos de Laila irse, Sarahy empezó a besarme y yo le correspondí sin pensarlo dos veces, hasta que me di cuenta que Liala me estaba mirando desde la barra, deje a Sarahy y me fui donde ella estaba, no planeaba darle una excusa ni mucho menos, ya que había besado a Sarahy simplemente porque quería hacerlo.
-Todo bien? –Le pregunté aunque ya sabía la respuesta.
-Si todo bien. –Me dijo con una sonrisa en sus labios pero con tristeza en su mirada.- solo quería darte tus llaves, las tenía en mi cartera pero sigue disfrutando y hablamos luego.
Ella se fue sin decir una palabra más y yo dejé que se marchara, quería perseguirla y decirle que solo había sido un beso sin importancia pero pensé que quizás era más sensato darle un poco de espacio. Me despedí de Sarahy y me fui a mi apartamento.
Desde que llegué me acosté en mi cama, ni siquiera Gaby pudo levantarme el ánimo, intente llamar a Laila pero su celular estaba apagado. No sé a qué hora me quedé dormida pero me desperté como hacía tiempo no lo hacía; Sintiéndome sola, con miedo, perdida y angustiada pero, esta vez sí pude recordar lo que soñé y sentí que ese había sido el mismo sueño de las veces anteriores:
“Estaba con Laila sentada debajo un gran árbol, nos estábamos riendo y hablando pero de pronto llega un viento demasiado fuerte que la aleja de mi lado y todo se vuelve oscuro, gris. El árbol se muere y no puedo encontrar a Laila. Camino por todas las calles y de a momentos veo su largo cabello y abrigo azul pero cuando la persigo desaparece, solo puedo ver rostros sin emociones, personas grises, entonces sigo corriendo y llego al final de la calle y ya no hay nada, la he perdido y me encuentro sola frente a un barranco, con un viejo pueblo que se cae poco a poco a mis espaldas.”
Veo la hora y son casi las ocho, me apresuro para llegar temprano a clases, cuando llego todos están ahí menos Laila, Caro me mira con cara de querer matarme y ahí recordé que ella estaba allí la noche anterior y vio todo lo que paso e incluso trato de que me comportara y no la escuché.
-Caro –Le digo en tono arrepentido.- lo siento, de verdad, perdón.
-Marie, no es a mí a quien tienes que pedirme perdón. –Me mira con un gesto frío y de decepción que me causa más dolor.
La clase pasó y Laila nunca llego y su celular seguía apagado. Cuando salí de clases, pasé por su apartamento pero nadie me abrió la puerta para poder entrar y no vi su carro parqueado tampoco. Llegué a mi casa e insistí llamándola pero aún nada, ante su ausencia comprendí que aunque no tuviéramos nada, lo éramos todo y sentí como mi corazón se quebraba de pensar que la podría perder por estúpida.
Eran casi las ocho de la noche cuando sonó mi celular y al ver su nombre en la pantalla mi rostro se iluminó aunque también tenía miedo de lo que fuera a decirme. Pero me pidió que abriera la puerta para parquear su carro y me dijo que subiría a hablar conmigo. No dejó que la saludara y entró.
-Laila, yo lo siento mucho de verdad. –Dije desde lo más profundo de mi corazón.
-Yo sé que lo sientes, yo también lo siento. –Hizo una pausa pero no la interrumpí.- Yo me siento mal por lo que pasó anoche pero, me siento peor porque sé que no puedo reclamarte nada, porque nosotras no somos nada y no tengo ningún derecho.
-Claro que somos todo. –La interrumpí pero ella continúo.
-Es que no le pusimos titulo a lo nuestro, sé que a ninguna nos gustan las etiquetas pero muchas veces son necesarias. Y yo necesito saber que tengo derecho a reclamarte si estás viendo a otra chica, que puedo decirte que no bailes con ella y ese tipo de cosas.
En ese momento las dos nos quedamos en silencio y ella saco un papel doblado de dentro de su mochila y me lo dio. Era un dibujo hermoso de nosotras dos frente a la playa, tenía la fecha de ese día que nos dimos el primer beso con un corazoncito al lado y debajo tenia la fecha del día que nos fuimos a la playa junto a un símbolo de infinito. Me quede asombrada viendo el dibujo, era perfecto, se podían percibir las emociones con solo mirarlo.
-Marie, tu quieres ser mi novia? –Lanzo esa pregunta sin más.
-Laila –Le dije mientras tomé sus manos.- Eres lo más importante para mí, claro que quiero ser tu novia. –y diciendo esto empezamos a besarnos.
La aparte de mi un momento pues necesitaba decir algo importante, y lo hice, le dije que la amaba, algo que tenía mucho mucho tiempo sin decir, ella me miró a los ojos y dijo: Pensé que nunca lo dirías, yo también te amo. Y con esto dicho nuestros labios volvieron a encontrarse.
Intenté prometerle que lo que había pasado nunca más pasaría pero ella me dijo que no quería que le prometiera nada, porque si se lo prometía y cumplía sería solo para no romper la promesa y que ella prefería que yo no lo hiciera porque la amo.
La semana fue tranquila, seguimos haciendo nuestras cosas juntas, amándonos cada día un poquito más.
El viernes llegó pero, no queríamos salir, así que nos quedamos en mi apartamento y por ahora así terminó nuestra historia. Con un café caliente, un sillón blandito, buena música y la mejor compañía.