El Viernes Llegó

El viernes llegó como solían llegar los viernes últimamente para mí: sin ningún cambio, sin ninguna espera, sin nada. La semana había sido como las semanas anteriores, el fin de semana sería como los fines de semana anteriores, sin cambios, sin emociones, estáticos.

Este es mi primer "relato" como tal, así que espero que puedan hacer críticas constructivas sobre el y me digan si quieren que suba las otras partes del mismo.

El viernes llegó como solían llegar los viernes últimamente para mí: sin ningún cambio, sin ninguna espera, sin nada. La semana había sido como las semanas anteriores, el fin de semana sería como los fines de semana anteriores, sin cambios, sin emociones, estáticos.

Salí a tomar un trago por mi cuenta, pues mis amigas estaban ocupadas con sus propias vidas, sus propios demonios y sus propias emociones. Llego al bar, está más vacio que de costumbre, quizás he llegado muy temprano o ya no es el sitio de moda, la verdad eso me tiene sin cuidado y me siento en la barra.

-Pero mira nada mas quien anda por aquí, y eso tu tan solita Marie?

-Hola Carlos! Yo también me alegro mucho de verte. Como has estado?

-Pues ya sabes, en lo mismo de siempre –me mira con cara de cachorrito en venta- esperando a que te decidas a darme amor.

-Haha payaso, mejor sírveme lo de siempre por fa –le digo guiñándole el ojo.

-Un trago doble que te haga ver las estrellas –Si no fuera gay, diría que está completamente loco por mí.

Luego de varios tragos, y como es de costumbre, me puse a pensar en cómo cambia la vida. Hace menos de un año seguía en la universidad y me pasaba los días pretendiendo ser una artista, ahora ya no tenía tiempo para nada de eso, llegó el trabajo y con él las responsabilidades. La vida a veces apesta.

Carlos debió notar mis pensamientos, porque en seguida me saco de ellos.

-Oye linda, para que veas que soy bueno contigo –dice con una cara de pícaro tremendo- mira aquellas chicas que vienen ahí, a mi un pajarito me dijo que les van las tías.-Estas últimas palabras las dijo como un susurro en mis oídos, algo que de verdad me causaba risa.

No podía negarlo, las chicas lucían bastante bien sobre todo una de ellas pero, desde lejos se notaba que eran de esas que están tan preocupadas por la marca de sus zapatos que sus ojos no pueden ver más allá de eso, y la verdad que con esas chicas mejor paso.

Desde que llegaron y se sentaron en la barra no pude evitarlo, ya no era mi ambiente, y me marché.

Entro a mi departamento y para mi sorpresa Gaby, mi perrita, me estaba esperando. Entro, le doy su dosis nocturna de cariño y caigo en un profundo sueño.

Me despierto de repente y noto que aún está oscuro; -genial son las 5 de la mañana podría dormir dos horas, me digo a mi misma, pero, la sensación no me deja, hace meses que me pasa lo mismo; no logro recordar lo que sueño pero, siempre son los mismos sentimientos al despertar: soledad, miedo, me siento perdida y angustiada. Ya no se qué hacer, me gustaría poder entender lo que pasa para así poder solucionarlo, es difícil luchar contra lo desconocido.

Decidí esperar el amanecer, para ir a mis clases de Chino, de la mejor forma que sé hacerlo, con una buena taza de café y un excelente libro en mis manos. Estaba completamente sumergida en mi mundo cuando de repente, Gaby, quien estaba adormecida en mi regazo, da un salto y empieza a ladrar, ahí me di cuenta que estaba sonando mi celular, era mi amiga Carola.

-Tanto alboroto por un celular? En serio Gaby –La miro como si me entendiera.

-Hello?

-Amorcito, dónde estás?

-En mi casa princesa, por qué?

-Queeeee?  Marie, y no piensas venir a clases?

-Claro que voy Caro, pero aún es temprano –Le digo convencida.

-Nada de temprano, ya son las ocho, llega rápido!

-Oh mierda –Miro el reloj y me quedo sorprendida de lo rápido que pasa el tiempo- En que aula es la clase?

-Estamos en la 5 pero, hay una nueva estudiante, creo que nos moverán a la 7, pero tu llega que el aula es lo de menos.

-Como que una nueva estudiante? –Pregunto mientras me voy poniendo unos jeans.

-Siii! Parece que estaba en otro instituto y tomo un examen de nivel y cayó más adelante que nosotros pero como no hay ningún grupo más avanzado pues decidió ponerse en este.

-Oh ok, gracias por el update, te quierooo –Le dije mientras le colgaba para poder terminar de prepararme.

Realmente me tiene sin cuidado que haya una persona nueva en la clase, si total solo éramos 3 estudiantes: Mi súper amiga  Carola, quien estaba a mi lado desde los inicios de la universidad, y un chico llamado Alberto.

Llego a clases pasadas las ocho treinta, así que me siento tranquila en mi lugar. Me quedo observando la chica nueva, su nombre es Laila, me parece que la conozco de algún lugar pero no puedo recordar de donde. De repente nuestras miradas se cruzan, fueron solo unos segundos pero fue el tiempo suficiente, y recordé, era la chica del bar. Durante todo el día a penas cruce palabra con ella, al finalizar la clase fue la primera en salir.

Durante el fin de semana me reuní con varios amigos que tenía un poco olvidados y la pasamos muy bien. Pero la semana llegó y fue lo mismo otra vez, mis días se resumen en lo siguiente: me levanto (con las mismas sensaciones y sin saber lo que soñé), preparo el desayuno y el almuerzo, juego con Gaby, me voy al gimnasio, luego al trabajo, llego a casa a las 6, me pongo “cómoda”, preparo la cena, intento hacer algo artístico, me frustro, lo dejo, me pongo a ver alguna serie, reviso mis correos electrónicos mientras escucho música, una hora de lectura y a la cama.

El viernes llegó y la verdad es que no tenía ganas de salir, así que me quede en casa, no pasaba nada que un buen vino y una buena dosis de música no pudieran resolver.