El viento
Al tú dejarme, solo me quedó el viento.
El viento
Al irte tú,
el viento se me ha quedado entre los dedos.
¿Qué voy a hacer con él?
No tengo, sin ti,
velas que empujar por el mar,
ni cañares que tender a la orilla del río.
Tampoco una bandera que ondee en un mástil.
En tu ausencia
tomaré el viento. Lo llevaré conmigo,
lo acunaré,
y será mi más tierno compañero.
Acariciará mis pechos y mi vientre,
cantará en mis oídos las canciones del agua y de la tierra,
dormirá cuando duermo,
y solo cuando vuelvas
dejará de soplarme entre los muslos,
sofocante y caliente.
(El viento, mientras llegas, es, lo sabes,
mi oscura desazón y mi consuelo).