El viejo vecino de al lado

Siguen mis encuentros con mi viejo vecino morboso

Este relato empieza donde el otro termino, con el portazo de la puerta de mi casa y me quede allí, mas satisfecha de lo que había estado jamás.

Me di una ducha y me prepare una ensalada deliciosa y una lata de Coca-Cola, puse a Alejandro Fernández en el equipo de música y su voz como siempre me transporto a ese mundo donde me escondía cuando la vida me trataba mal, pero esta vez me perdí en mi mundo para recordar a ese hombre, que sin hablar, sin acariciarme, sin preámbulos y sin pedir permiso me volvía loca de placer.

Salí al balcón con el plato y la lata mientras la música de fondo me calentaba el alma.

Comía escuchando la música, sintiendo aun el calor entre mis piernas aun. Cuando termine, deje el plato, bebí un trago y me relaje en la tumbona. Dos minutos después note su mirada, antes de mirarle sabía que estaba allí. Le mire, me miro y la única diferencia es que sonrió tímidamente. Solo duro un segundo, hasta creí haberlo inventado.

Su mirada me calienta más que la música de Alejandro, de repente rompe el contacto y mira al frente, momento que aproveche para mirarle, era un hombre muy grande, más que gordo era grande, aun así es un hombre elegante, con un porte erguido a pesar de su edad. Nunca me habían atraído los hombres mayores, pero él era diferente, desde el primer día con su indiferencia logro que pensara en el mas de la cuenta.

Sus ojos vuelven a mí y los míos se quedan enganchados, todo con él es erotismo puro. Se acerca a la barandilla que separa nuestros balcones y se agarra a los barrotes, se lo que quiere y lo hago despacio, pongo los pies descalzos en el suelo y me acerco lentamente a él, que mete las manos entre los barrotes y de un fuerte tirón baja mis pantalones, estos caen a mis tobillos. Intento subirlos y él me dice:

-no

Me quedo parada mientras sus manos acarician mi culo desnudo, el aire me enfría la piel y sus manos la calientan, siento como empiezo de nuevo a mojarme, el calor bulle de nuevo entre mis piernas. Casi lloro cuando deja de acariciar mi culo, coge mi camiseta y la sube quitándomela.

-aquí no

-nadie más que yo puede verte en la oscuridad

Dios su voz me calienta casi tanto como sus manos acariciando mis pechos entre los barrotes, solo estos me separan de él, su mano baja y busca la humedad entre mis piernas, la encuentra y frota mis clítoris, lo coge entre dos dedos y lo fricciona, mientras yo agarrada a los barrotes pego mi sexo a estos, cuando el mete tres dedos en mi vagina, entra y sale sin miramientos en mi sexo aun sensible de antes.

El placer recorre de nuevo mi cuerpo concentrándose entre mis piernas y mandando calor a todo mi cuerpo, tira un poco y un barrote queda entre mis piernas, sin pensarlo me froto contra el barrote mientras el baja los dedos para facilitarme la acción sin dejar de penetrarme.

-ahora córrete ahora

Solo esa frase dispara mi orgasmo intensificado por sus dedos y mi frotamiento, si no estuviera agarrada me caería, jadeo lo más flojo que puedo mientras oleadas de placer estallan como fuegos artificiales dentro de mí.

Entonces el besa mis tetas primero uno y luego el otro y se sienta de nuevo en la penumbra, yo vuelvo desnuda a mi tumbona y tirando de una manta me acurruco bajo ella y me quedo dormida sintiendo su mirada.

Despierto de madrugada y le busco, sigue allí mirándome, casi me asusta su perseverancia, hasta que noto el dolorcillo entre mis piernas que me recuerdan lo que ese hombre le hace sentir a mi cuerpo, entonces le sonrió, me levanto y me meto dentro envuelta en la manta.

A la mañana siguiente cuando despierto llega mi marido, se da una ducha y se cambia de ropa, ya no me importa de dónde viene o adónde va.

Entramos juntos en el ascensor y coincidimos con él. Se pone detrás de nosotros, siento su mirada y sin poder evitarlo me caliento, mi marido me habla y yo apenas le escucho, le contesto con un monosílabo cuando noto una mano en mi culo, entonces beso a Manuel con rabia, le beso para que no vea la mano de él, le beso para hacerle rabiar por conseguir calentarme hasta ante mi marido. De pronto deja de tocarme y me siento desnuda, triste y desolada

Me dirijo al gimnasio y cada vez que entra alguien espero que sea el, pero no viene, ni hoy, ni en los tres siguientes días.

No sé nada de él y me enfado conmigo misma por echar tanto de menos a ese viejo desagradable la mayor parte del tiempo. Pero los momentos en que no es desagradable es tan bueno que consigue que olvide los malos momentos, consigue que olvide hasta mi nombre y que solo sea capaz de pensar en lo que me hace sentir.

Así sucede a pesar de mi enfado a los tres días mientras me ducho en el gimnasio oigo la puerta y me giro a enjabonarme, pensando que es alguna de las chicas. Al momento siento sus manos, el champú en mi cabeza me impide abrir los ojos, el me inmoviliza, no me deja girar, se arrodilla detrás de mí y noto su boca en mío trasero, me muerde con fuerza y yo enfadad le empujo, pero no me lo permite sus grandes manos me empujan hacia las frías baldosas. Me asusto un poco y le digo:

-di algo joder que sepa al menos que eres tu

No contesta, su boca ahora lame, chupa mi piel, mi culo, mis muslos y hasta levanta mis pies para lamer la planta, me mojo, me excito al sentir su lengua entre los dedos de mis pies. Sube por mis piernas y sigue por mi espalda, noto como me tapa los ojos con un paño que ata detrás. Me da la vuelta y me apoya en la pared de la ducha, noto como se arrodilla y sube mi pierna a su hombro dejándome abierta y vulnerable.

El morbo de no verle y pensar que podría no ser el aún me excita más, jadeo mientras absorbe mi clítoris, lo mordisquea y me corro como una loca intentando no chillar, me penetra fuerte, entre y sale de mi con sus dedos, dentro, fuera y de nuevo un minuto después vuelvo a correrme. Sin dejarme reponer me da de nuevo la vuelta, me agarra de las caderas y empuja su polla en mi coño desde atrás, me llena y me enloquece con sus empujones fuertes, aprieta mis tetas y separa mis piernas. De repente noto la boca en mi coño, me lame, me muerde, mientras me folla?? De repente caigo en que no estamos solos, intento zafarme pero sus manos agarran mis muñecas y su polla me penetra, fuerte, más fuerte, mientras esa boca succiona al mismo tiempo y de repente me quita la venda, jadeo al ver a un amigo de los suyos lamiendo mi coño mientras el clava sus dedos en mis caderas y de un empujón me hace correr de nuevo.

-así puta, no pongas limites, disfruta el placer, no pienses en nada más.

El orgasmo es tan fuerte que pierdo el conocimiento unos segundos, el me aferra fuerte y se tensa en mi interior corriéndose dentro de mí, mientras ese hombre no deja de lamerme, de calentarme, de hacer que mi sexo no baje del todo tras el orgasmo y al notar como su semen me llena vuelvo a correrme en la boca de ese desconocido que me succiona con una habilidad pasmosa.

Me empuja bajo el agua que arrastra el champú mientras me quedo sola en la ducha pensando en lo que acaba de pasar.

Salgo de los vestuarios como en una nube, llego a casa liada y aun flotando mientras pienso en que menos mal que mi marido no va a volver hasta el domingo, tengo dos días por delante para recuperarme y vivir esta nueva locura, esperando a que será lo siguiente que ese hombre conseguirá conmigo. Hace unos meses era impensable pensar que sería capaz de llegar a esos extremos.

Esa noche de viernes tras cenar hable con alguna de mis amigas en el ordenador, luego salí y él no estaba, me quede dormida allí, desperté a media noche y le vi.

De nuevo estaba observando mi sueño, pero no se acercó. Esa noche tan solo nos miramos y empecé a disfrutar de sus silencios, del clímax que antecede a la pasión sabiendo que llegarían momentos desenfrenados a su lado.

El sábado, limpie mi casa, salí a la compra y seguía sin haber ningún movimiento con mi viejo y amante vecino. Sinceramente esperaba con ansia que volviera a darme más placer.

De repente oí el timbre y al abrir la puerta había una caja, la cogí y entre, la abrí nerviosa y dentro tan solo había una nota.

-te espero en esta dirección, sube a la habitación 232 en media hora.

Corrí a la habitación, escogí mi mejor ropa interior y me maquille en exceso, quería parecer la puta que ya era. Cogí del armario unos vaqueros y una camiseta y las metí en el bolso y encima tan solo me puse un abrigo, lo abroche bien y tras comprobar todo salí de casa sin pensar en nada. Era mi momento y quería disfrutarlo sin medir nada.

Llegue a la dirección, era un hotel céntrico pero de lujo, pase ante la recepción y me dirigí al ascensor, el chico me miro pensando que sería la putita de turno y miro hacia otra parte.

Al llegar a la habitación los nervios me comían por dentro y antes de arrepentirme toque con los nudillos. Al momento la puerta se entreabrió y el empuje, dentro todo era oscuridad. Cerré la puerta y me quede quieta, tan solo solté el bolso en el suelo y espere. Estuve así más de diez minutos, viendo su sombra estaba sentado en la cama, mirándome, degustando el momento, creando un ambiente de sensualidad que solo él lograba. Se acercó a mí y sin tocarme, empezó a desabrochar el abrigo, lo abrió y lanzo un gemido al ver que debajo no iba vestida.

-eres mi adicción

Sus palabras rebotaban en las paredes de mi cerebro mandando ondas de placer por todo mi cuerpo, me gustaba saber que era adictiva para él, palabra justa que definía exactamente lo nuestro.

Con dos dedos acaricia la piel alrededor de mi ombligo y sube por mi piel, hasta llegar al sujetador, saca  las tetas por encima del sujetador y baja la cabeza. Enseguida siento sus dientes atrapar mis pezones, su lengua los lame a continuación y termina succionando con sus labios los ya erectos pezones, cuando están bien duros vuelve a morderlos y el placer se instala entre mis piernas, el fuego sube por mis entrañas, impidiéndome respirar, jadeo y muerde más fuerte, aprieta más y me duele, pero hasta ese dolor inunda mi entrepierna.

-me duele, duele mucho

No me contesta, no me sonríe, no me acaricia, tan solo sigue mordiendo y yo no me muevo, le permito que me cause ese dolor que hace bullir todo mi cuerpo de deseo.

Cuando creo que podría estallar solo así, mete su mano entre mis piernas, sobre mis bragas y mete un dedo, arrastrando la tela, mojándolas y suspirando al notar mi grado de excitación.

Me quita el abrigo y me lleva a los pies de la cama, me empuja y caigo en ella, me tumba bien y sube mis manos, veo un pañuelo atado a la cama y con el ata mis muñecas inmovilizándome, baja entre caricias y besa mis piernas, baja a mis pies y lame mi empeine, se mete mis dedos en su boca caliente y los succiona, me moja más y más, jadeo, me retuerzo, tan solo soy una masa de carne que modela a su antojo, me ata los tobillos y en ese momento alguien toca a la puerta, me asusto al ver que abre y veo otra figura a su lado. El lleva tan solo un pantalón deportivo, pero la visita va completamente vestido, se acerca a la cama y me mira, es el de la ducha. Sé que viene a por más.

-no, no quiero

El me ignora y el otro se desnuda, se arrodilla entre mis piernas abiertas y me retuerzo intentando escapar.

-suéltame, no quiero seguir

El sigue ignorándome, se miran entre ellos y le dice:

-huele su coño, está apunto

Se agacha y huele sobre mi braga, me excito aún más para mi vergüenza y jadeo al notar su nariz en mi sexo. Entonces él se arrodilla a mi lado y me dice:

-eres mi putita?

Lo pienso, miro al otro, lo miro a él, sé que si le digo que no me soltara y podre volver a casa, a mi vida aburrida, a mi cama siempre vacía, a mi marido que busca en otras lo que no consigue de mí y se lo que debo contestar, se lo que quiero, se lo que deseo más que nada y es eso, quiero ser su puta, quiero vibrar en sus brazos, como solo él sabe. Asiento con la cabeza y entonces el rompe mi braga por un lado y le dice al otro.

-ponte el preservativo y fóllate a mi puta ahora.

Se sienta a mi lado y sin dejar de acariciar mi pelo, mira como el otro se agarra la polla ya enfundada, la pone en mi entrada y empuja, le miro, me mira y noto otra polla bombeándome, no es tan grande pero me llena, entra y sale como un poseso, agarra mis tetas y las aprieta.

-qué coño más rico tiene, me gusta

Él no le contesta, sigue acariciando mi pelo.

-si sigo me correré

Sale de mi interior y se arrodilla a lamerme, jadeo ante el placer que provoca su lengua en mi coño, es más suave que él, menos intenso, pero me lleva al orgasmo, jadeo y gimo mirándole a los ojos, sin hablarnos.

De nuevo poniéndose entre mis piernas me la mete profundamente y me pellizca el clítoris, vuelvo a estar a cien. Empuja más y más, entra y sale y de repente se tensa y al notar su orgasmo me abandono con él.

-un coñito divino, me encanta la manera en que estruja mi polla vaciándola por completo, espero que me la dejes probar de nuevo.

Dicho esto, desaparece en el baño con su ropa, él se pone sobre mí y agarrando mis tetas coloca en medio su polla, dura, gorda y caliente, me estruja las tetas apretándosela y yo intento lamer la cabeza que sale, pasamos así varios minutos y siento al otro cerrar la puerta de la habitación, solo entonces me desata, besando las marcas rojas. Me da la vuelta y poniéndome como una perrita, me separa los cachetes de mi culito y empieza a lamerme, es la primera que siento eso y el placer es indescriptible, su lengua juega en la entrada y luego pasa por toda la rajita encendiéndome, haciendo que mis gemidos retumben en la habitación, cuando estoy apunto, noto un dedo donde antes estaba su lengua y empuja. Escuece, duele y me excita.

-me haces daño

-lo se

Sigue empujando y ya no escuece tanto, entra y sale con dos dedos de mi culo, mientras con la otra mano acaricia mi coño abierto y mojado de mis orgasmos anteriores y no lo puedo evitar ese escozor me enloquece, sus caricias me llevan al borde de un precipicio en el que me dejo caer, grito mientras otro orgasmo sacude mi cuerpo, saca los dedos y noto su polla, me coge de las caderas y empuja, duele, duele más que sus dedos, noto como me abre.

-me haces daño

-lo se

Para unos momentos y mete dos dedos en mi coño, luego tres y abriéndolos dentro hace círculos, me siento llena y ardo, me fundo por dentro cuando empuja fuerte y me la mete completamente. Grito y el me empuja, caigo en la cama, el encima me aplasta contra el colchón y empieza a moverse al tiempo que mueve sus dedos en mi coño y el dolor desaparece, vuelve el calor, noto el fuego consumirme de nuevo mientras jadeo, jadea en mi oído;empuja, empuja y aprieto esos dedos, mientras fuertes espasmos sacuden mi cuerpo al tiempo que se tensa conmigo,noto su semen en mi culo, calmando el ardor mientras llegamos juntos jadeando, gimiendo, desesperados a un orgasmo brutal que me nubla la vista.

Cae más sobre mí, su peso apenas me deja respirar y soy feliz.

En ese momento mientras se pone y me pone de lado sin salir, separa el pelo de mi cara y me besa la nuca.

En ese instante soy más feliz de lo que he sido jamás.