El viejo noruego me da por delante y por detras.
Acelero a los pocos minutos e intuyendo una se iba a correr, provoco en mi otro orgasmo, que hizo estremecer los muros de aquella casa, pues los alaridos de placer que dimos juntos al corrernos a la vez eran para asustar a más de un vecino.
La primera noche que pasaba en la cama del viejo vikingo, tuve que ser precavida y rauda en las artes de los bajos fondos, pues no podía resistir esa noche otra sesión de sexo como la que había recibido ese día, pues andaba aun con molestias en gazapo por las acometidas de aquel coloso, que me había dejado casi para el arrastre.
Después de la cena y ordenar mi ropa, salió del baño como dios lo trajo al mundo dispuesto a meterse en la cama, por lo que me tuve que adelantar a sus insinuaciones, indicándole que estaba escocida, señalando el a su tranca que ya se iba inflando con los hombros encogidos y riendo picaronamente, por lo que me tuve que poner en las artes del sexo oral para evitar ser penetrada esa noche…
Comencé con unas caricias en sus enormes pelotas, mientras balanceaba aquel miembro que por segundos iba endureciéndose, bajando con cuidado la piel que cubría su enorme capullo que rasgado por los años y seguramente el roce de más de un conejito, lucia aun terso y jugoso.
Acerque mi lengua y lo fui lubrificando mientras una de mis manos subía y bajaba lentamente por toda la longitud de aquella tranca, introduciendo a duras penas la cabeza en mi boca debido a su tamaño y grosor; como veía esto era lo que más placer le daba, dilate mis labios hasta casi reventarlos por las comisuras de estos para intentar meterme todo lo que podía de aquel rígido y venoso pollon.
Gemía como un oso en medio del bosque y su voz ronca y masculina me motivaba más en mi labor, descansando de vez en cuando para tomar aire y dedicarle unos chupetones en su jugoso par de apéndices colgantes … Era excitante verlos con ese pelo lacio recubriéndolos.. de vez en cuando subía mi mano y mesaba el pelo de su pectoral pellizcándole los pezones, pues a más de un hombre también les excita esto… no es exclusividad solo de nosotras como más de una o uno piensan.
Su mano se dirigió a mi conejito para compensar mi trabajo y aunque intente frenarlo, al final consiguió acariciarlo y jugar delicadamente con sus dedos, haciendo mi labor aún más agradable.
Varios minutos anduve comiendo aquel rico monstruo hasta que vi que su respiración se aceleraba y una mano sujetaba más firmemente mi cabeza para que no la retirara.
Tome la mejor postura enfilando aquel rígido rabo a mi garganta y espere unos segundos más a recibir aquellas fuertes ráfagas de espesa nata que manaba a borbotones y chufletazos en una cantidad escandalosa.
No cese de pajear aquel enorme musculo hasta que vi no queda gota en su interior y comenzaba rápidamente a ponerse más flácido, quedando el ahora rendido sobre la cama con los ojos medio entornados y la respiración entrecortada por aquella magnifica mamada, que aunque suene petulante, seguramente había sido de las mejores que había tenido.
Se me durmió rápidamente y una junto a él, abrazada por aquel viejo y macho nórdico que me tenía anonada.
Lo oí trasteando en la cocina, cuando desperté y tras ponerme una de su camisetas para cubrir mi desnudo cuerpo, pues no encontraba mí bata, me dirigí a ella pues tenía ganas de tomar un buen café.
Andaba el con una bata abierta mostrando en su frontal todos sus encantos, aunque ahora en reposo, sonriendo al verme e indicándome el café estaba recién hecho, a la vez me tomo de la cintura con sus fuertes brazos y me atrajo hacia el para besarme y de camino restregarme picaronamente su relajado pero no pequeño arsenal contra mi sexo.
Se reía de verme con su camiseta y metió la mano para testar no había debajo nada, pues está casi cubría mi cuerpo de lo grande que me quedaba.
Hizo señas de si estaba este ya andaba curado, pues aun teníamos problema con el idioma, mientras uno de sus dedos entro suavemente, notando que se mojaba rápidamente con su presencia y sus caricias.
Ummm resoplo y sacándolo se lo llevo a la boca insinuantemente mientras lo chupo como si de un caramelo se tratase y haciendo gestos que deseaba comérselo..
Lo frene como pude y comenzamos a tomar café los dos sobre la barra americana que estaba en medio de la cocina y sentada en un taburete junto a él, así como unas ricas tostada que había preparado el previamente.
Las había untado bien en mantequilla y le dije con gestos que estaba muy buena indicándome en el bote que estaba allí al lado y que intuía ponía era artesanal.
Unto un poco un dedo e insinuando era otra cosa me lo llevo a mis labios para que la probara sola.
Se lo chupe llevándole el juego y el volvió a untar otro poco y lo chupo también con la misma forma que una había hecho.
Estaba acabando el desayuno con juegos picarones entre ambos, cuando retiro hacia atrás con la mano todo lo que había sobre la encimera de la barra y tomándome como una pelele me subió sentándome sobre ella.
Me inclino delicadamente hacia atrás poniendo un paño de cocina para apoyar mi cabeza y sentándose el nuevamente en el taburete frente a mí, levanto mi camiseta con delicadeza para llevar las manos hasta mis pechos, comenzando a masajearlos y pellizcarlos dulcemente.
En la postura que estaba tenía mi conejito justo frente a su boca, y esta no tardo nada en comenzar a devorarlo tan sabiamente que se abrió como una flor y los jugos calientes y ardientes que se retenían en su interior comenzaron a fluir rápidamente.
La lengua de aquel viejo nórdico era tan experta que me tenía sorprendida por el placer me daba y los rincones hasta donde llegaba, palpitando mi cadera a los pocos minutos de aquella rica comida.
Ante mi sorpresa metió los dedos en el tarro la mantequilla y los restregó por todo mi conejo degustándolo este nuevamente para comer toda la crema que allí había puesto.
Devoraba este como una pasión y frenesí desbordada, haciendo que me llegara un orgasmo descomunal y me quedo corta, por lo placentero y largo de este, y más cuando a sabiendas de mi estado, seguía comiendo sin cesar un segundo con más ímpetu y ganas.
Quede rendida jadeando sobre la encimera con los ojos cerrados pensando en el rico momento había vivido, cuando abrí estos y vi acerco su rígido y enorme rabo que habida crecido y de lo lingo, hacia el bote de la mantequilla, metiendo la punta y untándola con descaro mientras reía por mi sorpresiva cara, aunque me hizo un gesto para tranquilizarme e insinuar que no era para la boca.
Se sentó nuevamente sobre el taburete y atrayéndome hacia el mientras me levantaba tirando de mis brazos, me dejo caer para sentarme sobre él, a la vez que su rabo entraba en mis entrañas con una facilidad pasmosa gracias a su lubrificacion.
Un gemido de satisfacción salió por mi boca antes de ser atracada y violada esta por su lengua con unos besos ardientes y calientes como hacía tiempo no me daban.
Con sus manos sobre mis caderas, subía mi cuerpo como si fuese una pluma sobre su estaca, entrando y saliendo esta de mí esta mañana con más facilidad y goce aunque seguía dilatando mi conejo de forma escandalosa por el grosor y longitud de esta.
A los cinco minutos en esa postura me volví a correr y no pude contener mi excitación mordiéndolo el labio de tal forma que le hice un poco de sangre… no frenando esto su ímpetu, sino todo lo contrario, acelerando aún más su empuje.
Paro y vi en su mirada picara y medio diabólica que tramaba algo, y más cuando saco su trabuco de mi interior y tomando el bote nuevamente lo embadurno nuevamente, así como dos dedos de su mano que llevo a mi trasero para con delicadeza poner parte de esta en él, introduciéndolos con suavidad, ante mi atónita mirada, haciendo gestos de negación con mi cabeza.
Pero los suspiros que di, más bien casi de placer, no frenaron su intento y tras levantarme sobre su pecho como si fuese una muñeca de trapo, guio con su mano su duro rabo engrasado hacia mi trasero y no sin un poco de trabas por la estrechez de este, introdujo la cabeza y me dejo caer sobre todo lo largo de aquel coloso que entro en mi interior hasta la base de sus huevos.
Mi respiración se cortó por segundos y mi cuerpo quedo a la merced de aquel viejo macho que con una vitalidad sorprendente me estaba fallando por atrás de una forma escandalosa y rica.
Lo había hecho esto ya seguramente con su difunta esposa y más de alguna amiga, pues se notaba tenía arte en entrar por la trastienda, volviéndome a besar ahora con delicadeza, dejando que su rabo hiciera las delicias en mi interior.
Acelero a los pocos minutos e intuyendo una se iba a correr, provoco en mi otro orgasmo, que hizo estremecer los muros de aquella casa, pues los alaridos de placer que dimos juntos al corrernos a la vez eran para asustar a más de un vecino.
Si no hubiera estado clavada y bien clavada, me habría caído redonda al suelo, pues ni un suspiro tenía mi cuerpo para mantenerme tersa, me abrace como pude a su cuello apoyando mi inerte cabeza sobre su hombro y quede allí hasta que pude tomar aliento.
Pasaron un par de minutos y aún seguía con aquello dentro de mí, pero ahora algo más flácido, cuando por fin el me desclavo con delicadeza besándome al mismo tiempo y tras ponerme en el suelo, nos fuimos de la mano como dos tortolitos a la ducha.
Nos enjabonamos mutuamente durante esa buena y relajante ducha que me sirvió para tomar fuerza y desplazarme al hospital a ver a Diego que según me habían dicho el día anterior, iba bien en el tema de las fracturas aunque seguía sin recobrar la conciencia, si bien a veces se despertaba no reconocía a nadie, por lo que al final su familia decidió trasladarlo hacia la península para acabar allí la recuperación.
Me dejo en la tesitura de si ir acompañarlo pues era con quien más compartía mis días últimamente, pero ante la reacia aceptación de su familia con mi presencia por celos hereditarios, descarte acompañarlo muy a mi pesar, decidiendo quedarme un poco más con aquel vikingo que tan bien me había acogido.