El viejo del cine X

Un viejo se aprovecha de mi calentón y me folla a sun antojo. Me dirige, se recrea y cumple sus deseos más sordidos.

Me llamo Carlos y me vuelven loco las mujeres, tanto jóvenes como maduras pero he de decir que, en el terreno sexual, tener relaciones con hombres después de haberlo probado me gusta mucho. En este relato voy a contar una aventura que me sucedió. He exagerado algunas cosas que no se hicieron realidad pero porque no surgieron y otras por precaución pero salvo esas exageraciones casi todo fue realidad.

Un día de verano decidí ir a una sala X de mi ciudad que, normalmente, está frecuentada por hombres muy maduros. Yo, además de ser joven, tengo buen cuerpo y buen rabo.  El caso es que me dirigí a la sala X y entré. La sala es un tanto peculiar y está decorada en los 70 y continúa igual. Me introduje en la sala. Los gemidos y comentarios obscenos se oían desde la puerta. Estaba tan oscuro que no podía ver ni el pasillo para avanzar. A la entrada ya había gente de pie esperando. Después de unos minutos, mi vista se acostumbró a la oscuridad y entré. Me situé alrededor del centro de la sala pero a un asiento del pasillo. Nada más sentarme vi a un hombre de unos 50 y muchos años que se sentó a mi lado. Estaba rellenito pero no gordo. Acercó su pierna a la mía y la rozó. Yo, por supuesto, dejé la mía rozando con la suya. A los pocos segundos, posó su mano en mi pierna y fue acercándola a mi paquete. Estaba nervioso y excitado al mismo tiempo. Me desabrochó el pantalón. Metió su mano hasta mi pecho y lo acarició y pellizcó mis pezones. Yo puse mi mano en su paquete y le desabroché el pantalón. Noté su pene duro en mi mano y comencé a rodear con mis dedos el capullo. Otros hombres pasaban y miraban.

Este hombre me bajó los pantalones y me cogió el pene en sus manos y me masturbó. Le fui acariciando el borde del capullo y gemía cada vez más fuerte, muy fuerte diría yo. Me excitaba muchísimo oírle gemir y tener pequeños espasmos. Me susurró que se iba a correr y yo continué. De pronto comenzó a agitarse mucho. No aparté mi mano y comenzó a correrse. Soltó muchísima leche, caliente, suave en mi mano. A mí la leche me excita de un modo brutal.

Me dejó la mano empapada de leche. Cuando se calmó, se subió los pantalones, me dio las gracias y se marchó.

Al ratito, aparece otro hombre, esta vez mucho más mayor. No sabría decir si 60 y muchos o incluso 70. Se sentó y me dijo:

_ Qué exagerado el que estaba antes, no?

_ Si pero muy morboso, me excita mucho ver como disfruta otro.

_ ¿Quieres que disfrutemos juntos? Preguntó.

Le dije que sí y puso su mano en mi polla que estaba fuera y muy mojada de excitación.

Le abrí el pantalón, aparté el calzoncillo y cogí su polla morcillona en mis manos todavía un poquito húmedas por el esperma del anterior hombre. Ufff, era pequeña pero muy gruesa. Se empezó a poner dura. La mía ya lo estaba. Se incorporó y agachándose se metió mi polla en la boca. Su boca estaba supercaliente, mojadisima y la chupaba suave, no notaba sus dientes. Succionaba muy bien. Atrapaba mi capullo entre sus labios. La lengua recorría mis huevos. Yo empecé a gemir. Mientras veía como los hombres que deambulaban por los pasillos miraban.

Se incorporó y me dijo que se la chupara. Me agaché. El olor era extraño pero no desagradable. Le lamí el capullo. Era muy gordo. Bajé por la piel hasta sus huevos y se los chupé. Ahora era él el que gemía.

Levanté la cabeza y le dije que si quería follar. Me dijo que sí pero que allí no. Que fuéramos al baño. Así lo hicimos. Nos ajustamos los pantalones y fuimos al aseo del cine. Nos metimos dentro del aseo y cerramos la puerta. Nos bajamos los pantalones. A mí se me había bajado a medias y a él totalmente. Me agaché y se la mamé. Me sujetaba la cara y me follaba la boca. Se hizo grande en mi boca y la mía se hizo grande sola. Me dijo que tenía un buen pollón. Me puso de espaldas, agaché el cuerpo pero antes le dije que tenía lubricante. Me llenó el ano de lubricante. Me metió dos dedos por el culo. Noté el pinchazo de dolor en el culo pero los dejó un rato dentro. Al final me acostumbré. Acercó su capullo y me la metió. De nuevo el pinchazo de dolor pero al entrar se calmó y se convirtió en excitación. Me sujetó de la cintura y empujó. Me follaba como un loco. Gemía muchísimo. Yo mientras me masturbaba. Me tocaba con ansia la espalda, el culo, la polla. Me chupaba la espalda. Yo entre sus meneos me corrí de gusto. Es un placer correrse con algo dentro del culo. El orgasmo es especial, largo e intenso.

Llené el suelo de esperma. Él continuaba. Aguantaba como un campeón. De pronto la sacó y se quitó el preservativo. Me dijo que me pusiera de rodillas y así lo hice. Todavía con los pantalones bajados, me arrodillé. De pronto, vi como soltaba saliva que colgaba y se dirigía a su capullo. Cayó en su capullo y resbaló por su polla. Abrí la boca y me la metí, caliente y empapada. Sabía a preservativo.  Me cogió de la cara y movía la cabeza para follármela. Era muy gruesa pero podía metérmela hasta el fondo porque no era muy larga. Gemía de placer. Al rato la sacó y colocó su polla en mis labios. Soltó unos chorros increíbles de esperma. Me llenó los labios, cara y nariz de leche. No era muy espesa. Me abrió la boca con sus dedos y me metió su polla mojada de leche que le limpié. La volvió a sacar y limpió mi cara de esperma para que se la limpiara con la boca a cucharadas pero con su capullo de cuchara.

Me dijo que me iba a limpiar las manos y las puso encima de la taza y comenzó a mearlas. Su orina era muy muy caliente, ardía en mis manos. De repente, empujó mi cara y sus últimos chorros cayeron en el lateral de mi cara. Que caliente. Terminó. Nos pusimos de pie. Nos vestimos, nos aseamos y nos dimos las gracias. Me dijo que muchos días venía por aquí. Que si quería repetir ya sabía y que tenía amigos.

Volví a casa descansado. Hubiera faltado una chica y el trio hubiera sido perfecto.