El vieja y el guardia

Con tan mala suerte que el coche que llegaba era de la guardia civil, se pararon justo al lado del mío y bajaron del coche, y se fueron acercando a mí.

Las cosas que pasan el día de los santos inocentes, me llamo Francisco, Fran para los amigos.

Antes de nada, voy a presentarme un poco, tengo 27 años, mido 1.75 y peso unos 70 kg. Esto añadido al curro que tengo, con el que no paro quieto ni medio segundo, hace que me mantenga bastante fibrado.

Por otro lado, si queréis saber un poco mi forma de ser y actuar, puedo deciros que suelo ser un tío poco impulsivo, calmado y bastante cortante.

El pasado 28 de diciembre, después de salir de currar, me fui directo a casa a cenar rápidamente, darme un duchita y salir para el pueblo a pasar estas fiestas. Total, que me puse unos los típicos pantalones de Adidas, que aunque son cómodos y dan libertad de movimiento, dejan muy pocas cosas a la imaginación. En mi caso si me empalmo se me marca todo. Termine saliendo un poco tarde, las 23:00, aunque conducir de noche tiene sus ventajas, porque no hay ni Chus en la carretera. Finalmente, antes de emprender el viaje por la A1 camino de un pueblo de burgos, pare en un chino y me pille una Coca-Cola de 1,5l.

Tras pasar el puerto de Somosierra, la carretera ya es más tranquila y te puedes “relajar” en cierta medida.

Asique cogí el móvil y me en Grindr, para ver que había por la zona. La verdad, que no había mucha gente, mucho perfil sin foto, y alguno que otro con foto- polla. Uno de los perfiles me llamo la atención. Un tío de 25 años, con buen rabo, fuerte como un toro, lo único malo, que la cara salía pixelada. A pesar de todo le saludé, y seguí deleitándome con sus fotos, en diversas posturas mientras se pajeaba o enseñando el culo.

Visto que empezaba a calentarme, decidí tocarme el rabo, con lo cachondo que me había puesto del Grindr y el hecho de ir al volante, mi polla tardó a responder poco en responder a mis impulsos y se puso morcillona. Me gusta mantenerla en ese estado, cuando comienza a engordar en mi mano, a marcarse las venas y a salir algo de pre-semen. Me mantuve medio empalmado un buen rato, hasta que ya no pude soportarlo más. Tome la Salida 133, la típica salida con un puente sobre la autovía y rotondas a cada lado, está en concreto tiene cero tránsito y suelo parar con frecuencia para mear o cascármela, o ambas como en este caso.

Pare el coche al lado de la rotonda, baje del coche, me saque el rabo y me puse a mear allí mismo. Una vez terminé, me apoyé sobre la puerta del coche, miré el Grindr y vi que el tío de antes había contestado y salía más cerca aún. Dado que en mi perfil si sale mi foto de cara y otras tantas yo desnudo, le pedí que me enviara alguna más. No tardó mucho en darme acceso a un par de fotos en las que el tío se estaba corriendo, lo cual me puso más cachondo y empecé a pajearme. Al mismo tiempo que le daba a la zambomba me pellizcaba los pezones y me pasaba la mano por el muslo y los huevos, reconociendo todo mi cuerpo. Estaba tan absorto en darme placer, que no me di cuenta de que venía un coche hasta que casi lo tuve encima. Me subí el pantalón a toda ostia.

Con tan mala suerte que el coche que llegaba era de la guardia civil, se pararon justo al lado del mío y bajaron del coche, y se fueron acercando a mí.

Eran dos tíos, uno más joven cercano a mi edad diría yo, algo más alto que yo y parecía más musculado; el otro rondaba los treinta y tantos rondando los 40, de mi estatura más o menos y parecía tener un físico normal.

-          Buenas noches caballero, ¿tiene algún problema? Dijo el mayor de los dos agentes, enfocándome con una linterna directamente a la cara.

-          La situación me dejó totalmente bloqueado, y la linterna en la cara no ayudaba.

-          ¡Oiga que si le ocurre algo! – gritó el joven de los dos al tiempo que me daba un toque en el hombro.

-          Disculpen agentes, me he parado a descansar un poco, - por fin acerté a contestar.

-          Pues tiene un área de descanso justo en esa salida, los papeles del coche por favor caballero - Me indicó el de 40.

Rápidamente entre al coche, saqué los papeles del coche y de paso mi carnet de conducir y se lo di todo al agente que me lo había pedido. Cogió todos los papeles y se fue para su coche a comprobar que estuviera todo en orden, al tiempo que le decía al compañero:

-          Oye Sergio, haz una exploración, tanto al vehículo como al sujeto para ver si lleva algo extraño.

-          Me pongo con ello – contestó rápidamente.

Para mi desgracia estas palabras lejos de bajarme el calentón, me lo subieron aún más, el pantalón ya no era capaz de esconder lo que pasaba en mi entrepierna.  Sergio Comenzó mirando dentro del coche, un vistazo bastante rápido, porque está bastante limpio y salvo la Coca-Cola no llevaba mucho más. Una vez terminó con el coche, empezó a explorarme a mí.

Las manos en el cristal – me ordeno el guardia.

Empezó palpándome los brazos, hombros y espalda. Luego fue bajando poco a poco. Continuó por mi culo, me lo palpo bien a fondo, y después por la zona de la entrepierna. Paso su mano por encima de toda mi polla empalmada, y por si fuera poco mi polla comenzó a palpitar y expulsar más pre-semen. Sin lugar a dudas el guardia lo noto, pero hizo caso omiso y continúo tocándome los muslos tanto por la parte de fuera como la parte de dentro.

Gírese – me ordenó de nuevo

Ya no sabía dónde meterme, el guardia me empezó a palpar los brazos otra vez, y el pecho; pero con mayor detenimiento. Me paso la mano por los abdominales y volvió a bajar a mi polla, la cual con tanta excitación había conseguido que el pre-semen manchara el pantalón por fuera. El agente, enfocó con la linterna mi rabo, y ahí paro con la exploración.

A continuación, me dijo que permaneciera apoyado en el coche y se fue a hablar con el compañero. Estuvieron un poco hablando entre ambos. Cuando acabaron, Sergio salió del vehículo y acto seguido el coche encendió motores y se fue.

Mi compañero va a comprobar una cosa de su documentación y vuelve en breves – me dijo Sergio de una forma picaresca.

Sabe usted, ¿que la exhibición en público es un delito? – me dijo seriamente.

Si – dije seco y cortante.

Pues debería evitar, incumplir la ley si es conocedor de ello – me contestó

¿Cómo sabe que he incumplido la ley? – dije con seguridad

Creo que en su estado actual, esa pregunta se responde sola – respondió mientras me enfocaba con la linterna directamente la polla – además sabe que la multa de esta infracción es de 200€.

Cuando vuelva su compañero, les abono la multa y zanjamos este asunto – conteste mientras me tapaba el rabo.

Si le interesa podemos “zanjar el asunto” de una forma más rápida – dijo provocativamente mientras el agente se bajaba la bragueta y dejaba su rabo totalmente al aire.

Estaba totalmente perplejo, pero no paraba de mirarle el rabo. El rabo no estaba del todo empalmado, estaba algo morcillón y era bastante grueso. Dada la ausencia de respuesta, Sergio comenzó a acercarse a mí. Se puso delante mío, y me pego un morreo, al mismo tiempo que me metía mano.

Con el beso y el tacto de su mano en mi polla, se me libero toda la presión que tenia de la situación; y me deje llevar. Aproveche para meterle mis manos dentro de su pantalón, le aprete esas duras nalgas y los muslos. Luego le agarre su herramienta, que empezó a crecer en cuestión de segundos hasta su máximo esplendor.

Parece que ya te has decidido, por el pronto pago – me susurró al oído mientras se reía.

En ciertas ocasiones, es mejor seguir la corriente y ver donde te lleva el rio – respondí mientras le mordía la oreja.

Volvimos a besarnos, para terminar de liberar tensiones del todo. Sergio paro de besarme, dio un paso atrás, y se quedó mirando la silueta de mi rabo y la mancha del pantalón.

Tu erección no ha bajado en ningún momento tío, y menudo cacho rabo que te gastas, estas mejor dotado que él policía, veamos hasta donde llegas – me dijo al tiempo que me pajeaba.

¡¡Terminaras sorprendiéndote!! – le contesté

Ven y cómeme el rabo – indicó en forma de orden

Te voy a decir, que la autoridad me la paso por el forro de los cojones, si vamos a jugar así, dame la cuenta – respondí fría y directamente.

El agente se quedó totalmente pillado, no sabía por dónde salir; le agarré del traje y lo acerqué hacia mí. Le empecé a besar el cuello y fui bajando, le desabroché la chaqueta y el botón del polo, cuando ya no pude bajar más le hice un chupetón, dejándole una marca.

Creo que vamos a disfrutar más si los dos nos dejamos llevar por la corriente. Te llevas mi marca, la marca de Fran, para que aprendas algo de humildad.

Le moví, y le puse apoyando su espalda contra el cristal de mi coche, me agaché hasta quedar mi vista a la altura de su rabo. Como él dijo antes, mi rabo tenía un tamaño mayor que el suyo, pero no tenía nada que envidiar. Era una polla dura, gruesa, con las venas marcadotas y de unos 17-18cm. Desprendía un claro olor a rabo, fuerte y se veía la gota de presemen en la punta de su cipote. Me metí esa tranca en la boca, al principio solo la punta, saboreándola, exprimiendo su sabor y lubricando con mi saliva toda su polla, para poder meterme más carne sin problema. Fui poco a poco, hasta meterme llegar a la base. El únicamente mantenía sus manos apoyadas una en mi hombro y otra en la cabeza.

Tras esto, empecé a comérmelo con rapidez y succionando con la boca, al tiempo que le pajeaba. Como no le veía muy participativo, me saque el rabo de boca, saque toda mi lengua y le empecé a mirar fijamente a los ojos. Rápidamente cogió la señal y el guardia me sujeto la cabeza con las dos manos, sin ningún miramiento, me ensarto su pistola. La volvió a sacar y a meter, dejando su rabo bien al fondo. Note que, si mantenía la boca más abierta, produciendo ciertos sonidos guturales, se volvía más salvaje, más impulsivo e incluso gemía.

Al cabo de un poco, me agarró por los hombros y me ayudó a levantarme, me propulso hacia el coche besándome al tiempo que me quitaba la sudadera y la camiseta. Justo cuando me apoyo mi espalda sobre el coche, me estremecí del frio.

Toma, ponte mi chaqueta – me la dio, dejando al descubierto ese par de brazacos musculados.

Con esa prenda puesta, me impulsó sin problemas hacia atrás. Y recorrió con sus manos, mis pectorales, pasando la lengua por ellos. Dando ligeros mordiscos que me ponían a mil. Fue repasando con su lengua mi cuerpo y bajando al mismo tiempo hasta que llegó a mi rabo. Al contrario de lo que había hecho yo, él llevaba otra forma de proceder totalmente distinta. Se metió el rabo de golpe, hasta casi hacerse una arcada. Acto seguido comenzó a comérmela.

Espera tío – le dije mientras le sacaba mi rabo de la boca

¿No te gusta? – me miraba con ojos inquisidores

Por eso, no te preocupes, estoy disfrutando plenamente, pero porque no me lames un poco el rabo – le propuse.

Empecé a pasar mi polla, por su lengua, ayudando al guardia en su tarea. Aprovechando le puse mis huevos para que los sacara brillo. El cabrón paró un segundo, se escupió en la mano y dirigió esta hacia mi culo. Restregando su saliva justo en mi orificio.

¡Ostia cabrón! tu sí que sabes – le gritaba a él por la excitación

¿Quieres que siga? – me preguntó al tiempo que se volvía a meter mi rabo en la boca y me introducía uno de sus dedos plagado de saliva por el ano.

¡Adelante con ello! – le respondí, según le metía mi polla más adentro en su garganta.

Sergio, se preocupó de dilatarme y darme placer. Introdujo un dedo y lo fue moviendo, cuando notó que había buena dilatación metió el segundo y luego el tercero.

En ese momento, yo del calentón no podía aguantar más, pillé un condón y se lo di. El guardia se levantó como un resorte y se puso el látex. Se lubricó bien el nabo.

Me voy a poner sobre el capó del coche, para que te pille mi culo justo a la altura de tu rabo. Al principio vete despacio – le sugerí.

Tranquilo se cómo funciona, ¿por quién me tomas? – me preguntó en tono vacilón

Por un toro desbocado e impulsivo – le conteste sin miramientos.

Pues razón no te falta – dijo con una sonrisa picaresca.

A pesar de todo, fue fiel a su palabra, me la metió poco a poco. Iba notando cada centímetro de esa polla tan gruesa y él iba sacando y lubricando con su saliva, para mejorar la penetración. Una vez que llegó al final, se mantuvo estático y firme, permitiendo que mi culo se dilatara. Tras ello se desbocó, un mete-saca, mientras me sujetaba las caderas para dar más impulso.

¡¡Aaaaaaaa!!

¡¡SI!!

¡¡NO PARES!!

Gritaba yo de placer, el respondía bufando, como un toro. Siguió con ese potente ritmo, hasta que tuvo que parar un poco para recuperar.

Fran tío, he de decirte… que, sí que sorprendes, y que me has caído muy bien – me dijo entre jadeo y jadeo – no se si te has dado cuenta, pero hemos estado hablando por Grindr hace un rato.

¡Ostia tío que cabrón! ¿eres el chaval del perfil sin cara? ¿el de las fotos de las corridas? – me quede sorprendidísimo.

Ese mismo – me guiño un ojo

¿y tú compañero? – pregunte sin rodeos

No te preocupes, en verdad no hay ningún problema, cuando le avise vuelve, total a esta hora no hay nada de nada – me contestó – me has transmitido mucha confianza y me gustaría probar algo nuevo contigo.

Yo tengo un sentimiento similar, ¿qué es lo que quieres proponerme?

Acto seguido, saco de su cinturón unas esposas y empezó a darles vueltas sobre un dedo. Su sonrisa pícara ya iba indicando que era lo que pretendía; me baje del capo del coche y nos empezamos a besar. Rápidamente me giró, y me empezó a dar mordiscos en una de las orejas y en el cuello. De repente paró.

-          Queda usted detenido, cualquier cosa que diga puede ser usada en su contra - me susurraba al oído mientras me ponía las esposas.

-          Conozco mis derechos, quiero un abogado – le respondí de forma atrevida.

-          Toma el que tengo aquí colgado – vociferó al tiempo que me empujaba contra el capo del coche y me metía su polla de golpe.

-          ¡Aaaaa!

-          Y eso no es lo único que tiene mi abogado para ti. – me sujetó por las caderas y con su rabo bien dentro empezó a sacarlo unos centímetros y repetir las estocadas.

-          ¡Uffffff! No pares Sergio

-          El detenido… debe… permanecer… en silencio – atinó a contestar mientras me propinaba nuevas embestidas.

Su juego había cambiado, se notaba que Sergio tenia mas confianza, que se atrevía a más y yo estaba disfrutando de este gran polvo. Su polla se perdía dentro de mí, al tiempo que yo apretaba el culo para darle mayor presión a su polla y crear con ello mayor placer.

Sergio ceso sus embestidas, saco su nabo y fue hacia la parte de atrás del coche, abrió el maletero y luego regreso a por mí. Sujetándome por las manos, me dirigió hasta la parte de atrás. Me ayudo a colocarme boca arriba en el maletero, dejándole mis piernas y mi culo a su disfrute.

Empezó recorriendo mis muslos y apretándoles con sus manos, estimulándome y haciéndome que me relajara. Posteriormente cogió algo más de lubricante y se lo puso en el rabo y en mi culo.  Debió de notar la dilatación de mi agujero, porque no tardó ni dos segundos en introducirme su polla y en reanudar su follada a máxima potencia.

-          Sergio, casi no noto las manos. – le dije al poco tiempo

-          Espera que cambiamos de postura – contestó

-          No te preocupes, esta me gusta, pero tienes que ponerme las esposas de otra manera – le sugerí.

Se quedó pensativo 5 segundos, mirándome como perro famélico a un chuletón, me levantó, me quitó las esposas y me volvió a echar en la misma posición en el maletero, pero sin las esposas puestas.

-           Pero….

-          Tssssss, pásame tu mano derecha – dijo Sergio con suavidad.

Entonces me puso las esposas en la mano derecha y el pie izquierdo, dejándome libre la otra mano para sujetarme o pajearme.

-          Mucho mejor de esta formaAAAAAAAAAAA – terminé gritando en respuesta a su embestida

-          Si yo se lo que te gusta, ¡toma un poco más de esto! – dijo con energía.

Reanudo su marcha, él estaba totalmente concentrado en darme placer, en enfocar sus embestidas hacia mi punto G, y yo obviamente no paraba de gemir de placer.

-          Si sigues así voy a correrme – le dije

-          Estoy preparado para ello – respondió entre alaridos.

Me concentre entonces en el placer que me estaba dando este hombre, en sentir sus embestidas, me agarré el rabo y acompase sus embestidas pajeandome;

-          ¡Me corrooooooo! – grite al tiempo que mi polla empezó a soltar unos chorros de semen.  Que salieron disparados hacia mi pecho y abdomen.

-          ¡Aaaaaaaaaa! – aulló él casi al mismo tiempo que yo, mientras se corría.

Me quitó las esposas y callo desplomado sobre mí. Toda mi corrida quedó impregnada en su uniforme. Estuvimos un pequeño rato así, hasta que la molestia por la posición, el frio y el deber llamaron a la puerta.

Salimos del maletero, nuestras pollas aun flácidas, la mía goteando semen y la suya aun con el condón puesto. Cogió la goma, la ató y la lanzó a la carretera. Agarre su polla por última vez esa noche, para quitarle los restos de semen que le quedaban. Me deshice de ellos como pude y finamente nos empezamos a vestir.

-          Ahora aparte de tu marca, también me llevo tu corrida puesta – me dijo con cara feliz, como si tuviera el mejor premio de su vida.

-          ¿Pero te vas a ir con ella puesta? – le pregunté

-          ¡¡Claro!!, me parece una buena forma de honrar este momento tan intenso que hemos vivido. Pero obviamente, después la lavaré.

-          Eso es que te mola el olor de mi corrida

-          No solo me gusta eso de ti

-          Y si, me das tu número de teléfono, por si necesito la ayuda de un brillante guardia en el futuro.

Le pasé mi teléfono, y él guardó su número bajo el nombre “agente potente”

-          ¿agente potente?

-          ¿No te lo parezco?

-          Pero mira que eres chulo…

-          Eso es un si – dijo guiñándome un ojo.

Le di un toque para que tuviera mi número también, y luego montamos en el coche; Sergio llamó a su compañero y estuvimos hablando mientras llegaba. Justo cuando se vieron las luces aparecer, nos despedimos, Sergio salió del coche y yo marché para mi casa