El video prohibido
Al chico que me gustaba, pero que no había logrado si quiera declarar mi amor, lo molestaban unos bullers al creer que él era gay. Decido tratar de convencer a sus agresores de que eso no es así, mostrando mi cuerpo en un video.
El video prohibido
¡Hola! Soy Annie :) Esta es la segunda publicación de la historia “Una puta con cara inocente”. Es importante que si no lo has leído, por favor des click en mi perfil y vayas a mis historias recientemente publicadas, es del día 20-Mar-2020 (También puedes googlear ese título y debería aparecerte). Por favor déjame un comentario cuando hayas terminado! Es muy importante para mí el saber si te ha gustado.
Escribo este capítulo en época de cuarentena, tras unos días con fiebre. Creo que ahora me siento mejor, espero no morir y dejarles la historia inconclusa. Risa nerviosa
Bueno, sin más, comencemos.
En el capítulo anterior:
Annie, una chica en época escolar conoció al que se convertiría en su crush juvenil. Su nombre es Luis, un chico delgado y blanco de cabello Beetle con una obsesión por el teatro que le resultaba tremendamente atractivo y por razones que ella desconocía, le provocaba masturbarse casi cada noche. Ella aunque no era una modelo, tenía un cuerpo torneado por el ballet que había practicado casi toda su vida y un par de melones talla C que la naturaleza le había regalado.
Luis parecía no verse animalmente interesado (Como casi cualquier hombre, sin importar su edad o la relación que tuviera con Annie) en la apariencia física de la chica. Mientras que otros chicos no podían evitar verle los pechos o el trasero, él tenía la habilidad de verla a los ojos.
Unos chicos hacían bullying a Luis, a veces sucedían cosas no tan malas, como tirar sus cuadernos, pero a veces las cosas iban a peor al grado de golpearlo. Ellos creían que él era gay y Annie, buscaría una forma de evitar que esto continuara.
Capítulos 3. El video prohibido.
Habían pasado ya 3 meses desde el día en que él me había invitado al club de teatro, en promedio me había masturbado pensando en él cada día de la semana. Había días en que no lo hacía, pero había días en que lo hacía más de 1 vez, así que el promedio era de 1 cada día.
Yo era formalmente la bailarina del club, lo cual a su vez me convirtió en algo así como la encargada de las coreografías. Al profesor le encantaban los musicales, así que había traído a Susana, una chica delgada con una voz increíble para dirigir todo lo relacionado con las canciones y a mí, para dirigir los bailes.
Luis, “Luis Primero”, era habilidoso con el canto, pero no así con el baile, por lo que a veces necesitaba de mi ayuda fuera del horario de teatro. Francamente me hubiera molestado ayudar a alguien fuera de mi horario, pero con él, era la excusa perfecta para seguir “saliendo” cada día.
Teatro me había mostrado situaciones distintas al ballet que había practicado por tantos años. Por ejemplo, en teatro había vestuarios y a veces había que cambiarlos en tiempo record entre escena y escena. En los camerinos era normal que chicos y chicas se semi-desnudaran y se cambiaran de vestuario. Normalmente las chicas no veían mucho a los chicos y aunque los chicos si nos veían, eran generalmente respetuosos, ya que estaban muy ocupados cambiándose.
Pero, conmigo y el tamaño de mis tetas, resultaba más incómodo notar que los chicos sí estaban esperando el momento en que las mostrara solo cubiertas por el sostén y dar al menos una mirada fugaz. A veces había vestuarios sin sostén, por lo que me valía de un sostén deportivo color piel para evitar mostrarlos desnudos en los vestuarios.
Luis, como mi amigo (Y probablemente mi mejor amigo en toda la escuela) se enteró de mi incomodidad y cuando coincidíamos en los vestuarios, solía pararse frente a mí al cambiarse, dándome la espalda, cubriéndome de la mirada de los otros chicos y de paso, permitiéndome verle cambiarse en primera fila.
El musical de noviembre llegó. La presentación tuvo sus altas y bajas, pero en general podía decirse que fue un éxito. Después de ello, los ensayos se relajaron por unos días antes de preparar el especial de navidad. Es justamente en estas fechas, donde sucede la historia de este capítulo.
Resultaba que Luis y yo no vivíamos tan lejos el uno del otro. Mi camino a la escuela le quedaba relativamente de paso y él decidió tomar diariamente ese camino, aunque fuera más largo, para acompañarme.
Pero, un día, al llegar, el parecía más serio de lo normal. Se había peinado distinto, como un emo y el cabello le cubría casi los 2 ojos. No pude evitar reírme hasta saber la razón de su extraño peinado.
-¿Y ese peinado?- reí suavemente.
-A veces hay que innovar e imponer moda, señorita Annie…- respondió él, con un tono más grave.
En fracciones de segundo, desde la distancia que nuestra diferencia de estaturas obligaba, noté un color extraño cerca del ojo. Seguramente lo habían vuelto a golpear, pero debía tratar de “descubrirlo” de una manera amable para no hacerlo sentir mal.
-¿Y mi beso?- me quejé infantilmente. Su beso en mi mejilla cada día era de los pocos contactos físicos que teníamos.
Él dudó por un momento, pero al final accedió poniéndose a mi altura y justo cuando estaba por besar mi mejilla, pasé mi mano por su rostro y levanté el cabello. Efectivamente, tenía el ojo morado, la frente raspada y el pómulo inflamado.
-¡Ay Luis!- me quejé, molesta. –Mira cómo te dejaron…-
Luis mantuvo el silencio, con la mirada triste.
Impulsivamente, besé su mejilla, su frente y su ojo. Me moría por más contacto físico, pero no sabía cómo “coquetear” con él. Nuestra relación estaba en Friendzone y no sabía cómo llevarla a la Fuckzone o al noviazgo.
El aceptó mis besitos con paciencia, pero podía jurar que lo había disfrutado.
-Así nos…- empezó a recitar y lo arremedé con molestia.
-“Así nos llevamos”- dije, inconforme. –Algo hay que hacer, ¿de verdad el director no va a hacer nada?-
El subió los hombros, rendido. –Ya sabes lo que pasó cuando los acusé-
-Casi te matan…- suspiré molesta. Él afirmó con la cabeza.
Fuimos todo el camino tratando de hablar de otros temas, pero algo en mi mente empezaba a crecer. Todo el problema era que creían que era gay y verlo conmigo no había hecho la diferencia principalmente por actuábamos como amigos, así que debía ir al próximo nivel.
o-o-o-o-o-o-o-o
Esa misma noche comencé el que sería mi plan. Coloqué mi celular en modo selfie recargado en uno de mis muebles de noche y frente a él, empecé poco a poco a desnudarme. Estaba usando mi pijama de época de frío, la cual era de tela suave y cálida, pantalones y una sudadera ligera. Debajo me había asegurado de usar ropa interior de encaje, era negra, con traslucidos, de esos sostenes que apenas y logran cubrir los pezones.
Empecé lento y por la parte de arriba, mostrando el abdomen, poco a poco subiendo la sudadera hasta empezar a mostrar los pechos, movía la cadera en forma de S (Ese) mientras lo hacía. Miré a la cámara lo más coqueta que podía y poco a poco subí la sudadera hasta mi cuello y de un movimiento, la subía al rostro y me la quité.
El sostén tan escotado daba la impresión de que los pechos se saldrían por accidente. La historia de ese conjunto, es que era el regalo de mi último exnovio, así que el video tenía una doble intención. No era el plan, pero si acaso dicho video llegaba a manos de mi ex, me vería haciendo un video para otro usando su regalo.
Ahora seguía la parte de abajo. Me di lentamente la media vuelta y fui levantando el trasero poco a poco.
Si bien no he hablado mucho de la parte inferior de mi cuerpo, no lo hago no porque no sea llamativa, sino porque el pecho es lo que siempre ha llamado más la atención, pero mis piernas eran atractivas. Contaba con muslos fuertes, formados tras los años del ballet, mis nalgas eran frondosas, de unos 100 centímetros de medida y las caderas eran medianamente anchas, por lo que, era algo así como una coneja con pechos grandes. Mi cintura era lo suficientemente estrecha para hacerme la figura de guitarra.
Seguí moviendo el trasero con movimientos en S mientras fui poco a poco bajando el pantalón, mostrando la ropa interior, un cachetero casi tanga, negro de encaje igual al sostén. Continúe bajándolo más y más, hasta mostrar por completo el trasero y los muslos y al final, haciendo uso de mi flexibilidad, bajé los pantalones por completo empinando el trasero a 180 grados.
Me volví a girar frente a la cámara, ahora sólo en ropa interior. Ahora empezaba lo realmente difícil, la desnudez. Sujeté mis pechos con ambas manos y empecé a moverlos de manera circular, aquello hacía parecer aún más que en cualquier momento simplemente abandonarían el sostén.
Jugué con ellos un poco y empecé a sacar los hombros de los tirantes del sostén y saqué un brazo y luego el otro sin dejar que nada se viera aún. Me giré, volviendo a mi baile en S y de espaldas, liberé el seguro, volví a estar frente a la cámara y bajé por completo el sostén, ahora mis pechos, probablemente mi desnudez más preciada, estaba siendo grabada en alta definición.
Muchas chicas podrían no coincidir conmigo, pero mostrar mi trasero desnudo e inclusive mi vagina, no me resultaba tan vergonzoso como mis pechos, era por eso que incluso había depilado cuidadosamente la zona eliminando hasta el último vello.
Así pues, lo que seguía era repetir la misma rutina que había usado al quitarme los pantalones, pero ahora con los cacheteros. En esta ocasión, además del baile en S, empecé a perrear suavemente para que mis nalgas empezaran a rebotar mientras todo sucedía. Volví a empinarme por completo al finalizar, con una escena que dejaba ver mi vagina desde atrás y por último, me quedé frente a la cámara completamente desnuda.
Ahora, venía lo más fuerte de la escena. Fui por el celular y lo llevé conmigo en modo selfie hasta la cama y me acosté. Jugué un poco con las tomas, haciendo close-up a mi rostro, a mis pechos, a mi abdomen, vientre y por último mi vagina. Mientras la toma no mostraba mi mano libre, saqué un dildo, no el de 2 cabezas, mi amigo inseparable en las noches de masturbación, si no uno más “decente” para no ser catalogada como una maniática sexual y terminar asustando a Luis.
Este dildo vibraba y era de los que sonaban fuerte, así que lo encendí y mostré en primera toma el cómo mi vagina lo tragaba, aunque con especial dificultad. Estaba nerviosa y no estaba muy mojada. Sin embargo, ese sonido húmedo como de chasquido sí sonaba mientras el dildo entraba y salía.
Me grabé un rato más, moviendo los pechos que habían tomado una forma más aplastada debido a la posición y después de unos 5 minutos de video, decidí apagar la grabación y enfocarme a seguir mi masturbación sin tener más preocupaciones, lo cual acabó con un fuerte orgasmo que me hizo arquear la espalda y por último, me dejó rendida en la cama por unas 3 horas hasta darme cuenta que me había quedado dormida.
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Lo demás fue decidirme a enviar el video a Luis. Tenía que hacerlo ver como un gran favor, uno muy importante que yo estaba haciendo por él, un sacrificio. Inclusive me arrepentí más de 3 veces sobre si el plan era una buena idea. Estuve a punto de borrar el video. Quizá debía haberme grabado con un antifaz o máscara. ¿Y si el video se terminaba haciendo viral? ¿Qué debía hacer?
Así que me tardé 1 día entero más pensándolo, pero al otro día, al ver aún lo morado en su rostro, sólo reforzó mi ira. Ellos querían pruebas y un par de besitos en la escuela no iba a ser suficiente, así que no había otra opción. Los chicos veían un montón de chicas desnudas en internet, verme a mí no debía ser especialmente importante y Luis debía asegurarse de mostrárselos desde su celular, nunca enviárselos.
Así pues, le escribí por la noche del otro día, envalentonada por la calentura nocturna que sucedía cada noche.
-Luis, estuve pensándolo y tengo un plan para que esos chicos te dejen de molestar…-
Él contestó casi de inmediato, eso amaba de este chico, él nunca te dejaba en visto y respondía tan rápido como podía. Si alguna vez no contestaba es porque realmente estaba ocupado.
-¿Qué trama señorita Annie?- contestó con perfecta ortografía y un emote dudativo.
-Te voy a enviar algo…- inicié la idea. – Pero debes prometerme que no vas a cambiar conmigo una vez lo veas. Sigo siendo la misma chica con la que te llevas tan bien todos los días…-
El mensaje de “escribiendo” apareció y el corazón empezaba a latirme con fuerza. Un emote sonriente apareció.
-Yo nunca dudaría del valor de tu persona, Annie…-
-Bien…- contesté seriamente y seleccioné el ícono de enviar un video. Lo hice rápido, casi sin pensarlo y al final lo envié, pero era un archivo pesado, así que tardó mucho en subir y con cada segundo que pasaba, quería arrepentirme.
-Recuérdalo, sigo siendo Annie… tú Annie…- le mandé un mensaje más y el video se terminó por subir, llegándole ambos al mismo tiempo.
Sentía el corazón en el pecho latir con fuerza.
-¿Es un video?- contestó él casi de inmediato, era obvio que no lo había visto y la miniatura no sugería nada del contenido.
-Sí, míralo y hasta que lo termines me dices tu opinión…- contesté y bloqueé el teléfono con impaciencia.
Fueron los 5 minutos más largos de la vida, los conté religiosamente hasta que estimé que él ya debía haberlo visto todo. Justo cuando le iba a escribir un “Y bien?”, un mensaje suyo llegó.
-¿Es un video reciente, verdad?- contestó y me desconcertó la pregunta. ¿Qué tenía que ver? ¿Por qué era lo primero que le venía a la mente preguntar si acababa de verme desnuda follandome un vibrador?
-Sí, de ayer…- contesté.
-Claro, lo sospeché, estas usando la pulsera que te regale, la roja en tu muñeca derecha…-
Contestó y sí, efectivamente, inclusive la usaba en ese momento mientras chateabamos. Pero sus comentarios me hacían enojar. ¡Habla de mí, carajo! ¿Acaso si sería gay?
-Pero… ¿no tienes ningún otro comentario sobre el video?- le pregunté.
-Bueno, que soy el hombre más afortunado del mundo.- atinó a responder.
¿Era un cumplido? ¿Por qué no era por un momento un hombre normal?
-Sí… jejeje- apenas contesté. –Bueno, el plan es que vas a enseñárselo a los que te molestan, pero es muy importante que no se los envíes por nada en el mundo, sólo desde tu propio celular para que no tengan una copia del video, luego lo eliminas o te lo quedas, me da igual…- contesté.
-¿Estás loca? ¡Van a verte desnuda esos idiotas!- contestó obviamente alterado, algo muy raro en él.
-Ya lo sé y no me importa, tú me importas…- le contesté, a lo que él me envió un corazón, que más que alegrarme, me lastimó.
-Eres la mejor amiga del mundo, prometo eliminarlo en cuando se los muestre…-
¿A… Amiga?... ¡Carajo!
Continuará….
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¡Hola de nuevo! Espero te haya gustado este capítulo. Si así fue, es MUY MUY, pero que MUY IMPORTANTE que me regales un comentario. De verdad que sí, eso me impulsa a continuar escribiendo. Podrás ver que en mi perfil hay historias que no continué, principalmente porque no me dejaban comentarios, así que si quieres saber cómo terminamos follando en los camerinos de teatro, es muy importante que me dejes un comentario.
Me despido por ahora, no olvides quedarte en casa y lavarte las manos, hasta la próxima! :) <3