El viaje de trabajo que jamás olvidaré
Una confesión de mi primer viaje en mi nuevo empleo, ¿le fui infiel a mi esposo? Gente nueva, colegas de otras ciudades, nadie te conoce. Lo que queda en un viaje se queda en el viaje.
Mi nombre es Belinda, 4 años de casada, estoy en los veintes, sin hijos.
Hace dos meses obtuve un nuevo empleo después de estar encerrada en casa por la pandemia varios meses. Nos enviaron a un viaje de capacitación hace dos semanas a Ciudad de México donde van varios compañeros de todas partes del país. Mi esposo confía plenamente en mi, así que no tuve ningún problema y me fui una semana, la semana más intensa que he vivido en mi vida…
Al llegar al hotel me asignaron mi habitación, la cual compartía con otra compañera; al día siguiente comenzamos con la capacitación, nos llevaron a todo el grupo de 20 personas aproximadamente hombres y mujeres en un camioncito hasta el lugar de la conferencia, una vez ahí, las clases eran en un salón, era como volver al salón de clases, empecé a conocer a mis compañeros por dinámicas que nos ponían a hacer y la verdad todos eran muy divertidos, así convivimos los 3 primeros días, era como irte de excursión escolar diario, desde el camión hasta las clases que tomábamos. Todos nos llevábamos de lo mejor, y claro, no podía faltar el gracioso del grupo, el que comenzó a organizar la fiesta en la habitación del hotel, era miércoles, teníamos 3 días de conocernos pero todos parecíamos conocernos de bastante tiempo, saliendo de clases nos fuimos a un bar que estaba enfrente del hotel, Roberto, el alma de la fiesta no paraba de pedir shots para todos y, aunque al principio yo no quería tomar, empecé a acompañarlos con uno a petición del buen amigo Roberto que tenía un don de convencer a la gente, así fue como entre risas, me tomé varios, la música estaba muy bailable así que el ambiente estaba de lo mejor, nuevos amigos, el alcohol haciendo su rico efecto, olvidando nuestras vidas reales, muy lejos de nuestras familias, esposos, responsabilidades… todo era genial, mi compañera de habitación Luisa, también se estaba convirtiendo en mi buena amiga, después de un shot y otro, pidieron cervezas, las cuales también probamos y la fiesta se intensificó, Roberto me acercó a él y me dejé llevar por la música, era un poco extraño estar tan cerca de un cuerpo distinto al de mi esposo, su barba negra y tupida raspaba un poco mi cuello, sus manos tocaban mi cintura, subían y bajaban hasta mi cadera, ya saben, bailar es excitante, si mi esposo me viera…. Lo bueno que estaba muy lejos. De pronto, las luces del bar se encendieron porque ya iban a cerrar, fue muy rápido y todos seguíamos muy ambientados, pedimos la cuenta y Roberto nos dijo que fuéramos a seguirla a su habitación, que tenía unas botellas más ahí, algunos ya no quisieron pero nos fuimos 6 para la habitación, mi nueva amiga Luisa se llevaba muy bien con Liam, un hombre serio alto pero muy agradable, que también compartía habitación con Roberto, los otros dos hombres también eran divertidos así que ahí estábamos 4 hombres, Luisa y yo, platicando y riendo en la habitación de nuestros compañeros, se fueron pasando las horas y yo ya me sentía algo borracha, Luisa me dijo que ya se iba a la habitación, yo no quería que esto terminara todavía así que le dije que después la alcanzaba, los otros dos compañeros también se fueron y me quedé con Roberto y Liam, pedimos servicio a la habitación, cena y más cervezas, después Liam se quedó dormido y le dije a Roberto que ya me iba, él me abrazo contra la pared y me dijo que porque no me quedaba a dormir, y yo le dije: no puedo, tengo que volver, soy casada.
- no te preocupes no vamos a hacer nada, yo también soy casado, tengo a mi familia, solo recuéstate para que descanses
La verdad es que estaba ya algo cansada y le tomé la palabra, me acosté y él se recostó a un lado, apagamos la luz, me abrazo de cucharita, y me dijo al oído:
- ¿porqué no te quitas el pantalón para que estés más cómoda?
- No, cómo crees no puedo
- Ándale
Me comenzó a desabrochar y bajar los pantalones acaricio mis nalgas con sus manos grandes y de un momento a otro me despojo de mis jeans, en la cama de al lado dormía Liam plácidamente, Roberto besaba mi cuello y comenzó a acariciar mi rajita, la verdad estaba muy mojada, aunque sabía que estaba mal no podía hacer nada más que rogar porque no se detuviera, metió su mano en mi blusa y masajeó mis tetas, jugó con mi pezón y le dije que parara, pero hizo caso omiso y no seguí insistiendo, levantó mi blusa y metió mi pezón en su boca, lo mordía, lo chupaba uno y otro, -estás tan rica, dijo, luego bajó por mi abdomen hasta llegar al triángulo de mi tanga, la cual hizo a un lado para introducir su lengua en mi rajita, abrió mis labios con sus dedos y comenzó a succionar mi clítoris, woow fue extraordinario, mi esposo no hace esas cosas, metía su lengua en mi vagina y succionaba, aspiraba todos mis fluidos como si fuera un riquísimo postre, mientras sus manos apretaban mis senos, los sacudía y yo woow ahí estaba con las manos arriba dejándome consentir mientras mi compañero se deleitaba con mi cuerpo, de piernas abiertas dejándome querer.
-quieres mi verga? Sin pensarlo dije que si, -la quiero en mi boca.
De pronto se la sacó y wow, era gigante, unos testículos enormes, todo el racimo era enorme, me senté en la cama y el de pie y la metió toda en mi boca, sabía delicioso, saladito y rico tremendo pedazo de carne venudo, lo mamé y lamí sus riquísimos huevos, estaba desenfrenada, como un rico helado gigante para mi sola, nunca lo había disfrutado de esa manera, luego me dio la vuelta y me puso en 4, y embistió su enorme tronco por mi vagina, la sentí enorme pero estaba tan mojada que resbaló sin problema y comenzó a entrar y salir, mientras sujetaba con fuerza mi cadera, no quería hacer ruido pero no pude evitar soltar unos gemidos y desperté a Liam, que vergüenza! Nos vio cogiendo! Pero estaba tan Rico que no pude parar, y Roberto siguió, Liam se levantó de la cama y dijo: “¿porqué no invitan?, después sacó su miembro y prácticamente me lo puso en la cara, yo pensé bueno ya estoy aquí, ¡date! comencé a mamárselo, mientras Roberto me embestía rítmicamente, estrellando sus enormes bolas contra mis nalgas haciendo ese ruido particular, luego Roberto se salió comenzó a meter su pulgar en mi ano, con un poco de saliva, y le dije: ¡No! Pero me dijo: -te va a gustar, mira… la verdad es que se sentía muy bien, luego metió su miembro en mi culo, y fue inexplicable, una sensación nueva para mi, oficialmente me desvirginó mi culito, pero sincermente, ¡me encantaba! Mientras seguía comiéndome la verga de Liam, luego Roberto se salió y me dijo los veo un momento, Liam se sentó en el sofá y yo de frente me le senté encima de su pedazo de carne, que rico, mis tetas brincaban al ritmo que Liam me lo metía por la vagina mientras las sujetaba con sus manos y mordisqueaba, no pude evitar venirme y gritar, que pena con las habitaciones contiguas!, de pronto, Roberto se acercó y comenzó a acariciar mi ano de nuevo fue una sensación deliciosa, comenzó a introducir sus dedos y wow sentí rico, luego metió su enorme verga por mi culito, nooo! No lo podía creer, me penetraban los dos rítmicamente al mismo tiempo y yo, yo solo podía gemir de placer, hagan conmigo lo que quieran, destrócenme, ¡me vine como nunca, una y otra vez, grité hasta con todo sin poderlo evitar, mi cuerpo se entumeció del placer no me podía ni mover, estaba reducida a una cosa, mi colita era usada sin reparo por estos dos individuos, ya no podía más, después los dos terminaron dentro de mí, y me quedé en la cama tumbada echa polvo, con sus fluidos saliendo de mis partes, dormí unos minutos y poco a poco la sangre de mi cuerpo volvió a su sitio, me recuperé, ellos estaban dormidos, me levanté y me vestí para irme a mi habitación, no podía dormir ahí toda la noche, ¡soy una mujer casada!
Al día siguiente los vi en las clases, todo normal, solo esas miradas de complicidad, nos quedaban dos dias antes de despedirnos para no volvernos a ver jamás…