El viaje de mi vida

Continuación de la historia de Ana Suarez.

Aquí comienzo una nueva historia, un poco por aburrimiento por este confinamiento, y un poco por añoranza de escribir jaja. Hace tiempo, escribí una historia (Amor a primera vista) y gusto más o menos, espero que esta historia también guste.

Me llamo Ana Suarez, tengo 33 años, he estudiado muchas cosas en mi vida, después de varios años trabajando con Claudia, de Auxiliar Administrativa en su empresa, decidí cambiar de aires y trabajar un poco sobre todo el diseño de páginas WEB.  Cuando ya estaba acabando el ciclo, me tocaba ir a hacer prácticas en empresas, me dieron una beca por las notas que tuve y podía irme a otro país. Después de mucho pensarlo, decidí irme a Paris, pues me gustaba mucho la idea de conocer esa ciudad y su cultura.

Iba con una beca por 3 meses, y yo solo tenía que buscarme donde quedarme, pues la empresa me daba comidas y transporte. Después de varias semanas comprando ropa y cosas que me iban a hacer falta, llego el día que tenía que marchar.

Viernes, 8.00 de la mañana, salía ese día para tener el fin de semana para buscar algún lugar de alquiler, además tenía que hacer transbordo en Madrid y tardaría unas cuantas horas. Después de terminar de guardar las últimas cosas, como el neceser, entre lágrimas y abrazos, fui despidiéndome de mi familia, serian 3 meses sin verlos. Al llegar a mi madre, nos abrazamos como si la vida nos fuera en ello, al ratito, fui cogiendo mis cosas, para ya marcharme, cuando saliendo por la puerta me llama mi madre:

-Ana, espera, se me olvidaba tengo una cosa para ti. Entro para la habitación, y salió con un paquete grande en las manos, y me lo dio.

-mamá, pero esto que es, no hacía falta.

-tu ábrelo y espero que lo uses mucho.  Abriendo el paquete, me quede sorprendida era, un ordenador portátil de última generación. –espero que te sirva para tu trabajo, y corre que se te hace tarde.  Me dijo con lágrimas en los ojos.

Guarde el regalo dentro de la maleta, y me fui,  iba en el taxi en camino, mirando por la ventana, pensando que tardaría tiempo en volver a ver todo aquello,  me empezó a entrar un extraño sentimiento en el cuerpo, pero cuando quise darme cuenta, estaba en la puerta del aeropuerto, ya no había marcha atrás.  Recogí mis cosas, y me dirigí a la puerta de embarque, ya con la maleta en el avión, me quede con el bolso y me puse a descargarme algo de música, puse seria no solo ese viaje sino el transbordo desde Madrid. Después de un rato, llamaron para embarque, me dirigí a mi asiento y avise a mi mama que estaba en el avión y que cuando llegara a Madrid la avisaba, puse el teléfono en modo avión, y me puse a escuchar música. Después de dos horas y media llegamos a Madrid, quite el modo avión y avise a mi mama, se quedo tranquila y me dispuse a buscar mi puerta para Paris.

Al llegar a la puerta, aun no era hora de embarque tardaría unos 10 min aun, justo por detrás, tenía una cafetería, y tenía un poco de hambre, así que me dispuse a ir a tomarme algo.  Me acerque a pedir, y vi una chica que no paraba de mirarme sentada en una mesa, la mire y me sonrió, me quede media extrañada pero cogí mi pedido y me fui para un banco delante de la puerta de embarque.

Después de siete minutos, llamaron para embarcar, mire hacia atrás a ver a la chica que me había sonreído pero ya no estaba, supongo que había sido simple cortesía, continuo la fila y entro al avión, y realizo la misma acción que la primera vez, pongo el modo avión y me coloco los cascos con mi música, mi asiento era el de ventanilla y mi supuesto acompañante no estaba aun, con un poco de suerte, no vendría y tendría los dos para mi sola, aunque solo eran dos horas, pero no quería un compañero pesado que no paraba de hablarme. De repente, siento que alguien me habla a lo lejos, me quito los cascos y miro hacia donde me hablaban, para mi sorpresa era la chica que me había sonreído, me quede mirándola sin decir nada.

-¿puedo sentarme? –me dijo con acento francés.

-disculpe, ¿Qué? –fue lo que pude atinar a contestarle.

-¿si puedo sentarme?-repitió.

-si claro, disculpe. – poniéndome nerviosa al decir esto. Casi como un auto reflejo volví a ponerme los cascos, eso sí bajando el sonido de la música para poder escuchar si me hablaba.

Después, de despegar y llevar un rato de vuelo, pudimos quitarnos los cinturones, pero como yo tenía la música, no me di por enterada, cuando me toca mi acompañante el muslo, la miro y me quita ella misma el cinturón, me quede colorada, nunca me había pasado eso, me quite los cascos, y me hablo nuevamente:

-estaban avisando que podías  quitarte el cinturón pero como tienes los auriculares no lo escuchaste.

-e vale, gracias. –fue lo que pude atinar a decir, en ese momento.

-por cierto, me llamo, Joliet.- acercándose a darme dos besos.

-yo me llama Ana, encantada. –estaba un poco extrañada pero tenía a una chica espectacular a mi lado hablándome. Y  bueno al fin y al cabo no volvería a verla, o eso pensaba. Poco a poco fuimos hablando de porque íbamos a Paris. Y como pensaba, ella era francesa pero había ido a España a estudiar, y regresaba para ver a su familia y pasar los meses de vacaciones con ellos, le explique que mi caso era el contrario, iba a trabajar, y no conocía nada ni a nadien.

-bueno ya me conoces a mí. –dijo sonriendo.

-ahora entiendo tu nombre. –dije inconscientemente. Quedándome blanca al darme cuenta.

-¿a qué te refieres?-  dándose cuenta de mi reacción. Debía continuar, pues después de hablar debía salir del apuro.

-bueno según tengo entendido, el nombre de Joliet, significa, alegría y belleza. –le conté.

-continua. –sabia a que me refería, pero, le estaba gustando verme colorada.

-bueno y Ana significa… -dije para salir del paso, pero me cortó enseguida.

-sí, pero ¿porque ahora entiendes mi nombre? Por algún motivo lo dijiste. – sonriendo aun más si cabe, le hacía gracia esta situación, y verme cada vez mas ruborizada.  Me había metido yo sola en un la situación embarazosa, de la cual solo veía una forma de salir.

-Pues, -dije poniéndome más roja si cabe. Se acerco a mi cara. – ¿Y bien? –me dijo, trague saliva, y le conteste. –pues que me gusta tu sonrisa, es muy bonita.

-¿solo te gusta mi sonrisa? –estaba claro ella sabía lo que hacía y sabía muy bien, que no era solo su sonrisa lo que me gustaba. –Voy al servicio, acompáñame - agarrándome de la mano, me llevo al servicio y me hizo entrar al servicio para luego entrar ella y cerrar. Nada mas entrar empezamos a besarnos con énfasis, ya desde el  aeropuerto se había fijado en mí. Cuando estábamos a punto de ir a más escuchamos por megafonía que debíamos ponernos los cinturones, rápidamente, nos adecentamos, dándonos un último beso y salimos de una para no levantar sospechas. Nos sentamos cada una en su lugar y nos pusimos el cinturón, Joliet, me iba comentando mientras íbamos descendiendo, lo que veía, los distintos barrios, el rio, etc. Cuando estábamos a punto de aterrizar me cogió el teléfono, me hizo desbloquearlo, y  puso la cámara, nos sacamos una foto de recuerdo, y cuando pensé que me lo iba a devolver, me agarro la cara y me dio un beso en los labios, sacándonos una foto a la vez. Tenía dos fotos con mi diosa francesa, cuando me recupere de todo esto ya habíamos aterrizado, y Joliet, no estaba ya a mi lado, así como llegó, se fue, pero me quedaban las fotos. Salí del avión, y recogí mi maleta, justo en la puerta del aeropuerto en Paris, estaba perdida, y vi a Joliet, estaba subiéndose a un auto de última gama, el cual conducía un chofer, no podía creerlo.

Busque un taxi, y le dije como pude donde quería ir, había reservado ese fin de semana una habitación en un hotel, pues era lo más barato que encontré, y ya de ahí podría buscar algún piso o habitación en alquiler. Cuando llegué, me atendió una señora más o menos mayor y muy amable, la cual hablaba un poco de español, por tantos turistas que pasaban por allí, me llevo a una habitación un poco pequeña y me dijo que cualquier cosa estaba en la entrada. Se fue dejándome sola en la habitación, en ese instante recordé que debía llamar a mi madre para decirle que estaba bien y que ya me estaba instalando, cuando le quite el modo avión, entraron varios mensajes, pero me limite a llamar a mi madre.

-mami, ya llegue, todo bien, perdona no llamarte antes, pero me lie y ahora es que llegue a el hotel.

-ok, cariño, lo importante es que estés bien. Te quiero.

-yo a ti también, mamá.

Justo colgué y me puse a ver los mensajes, eran mensajes de algunas amigas, y también de mi ex. La cual hacia para 1 año, que no estábamos juntas, pero teníamos buena amistad, me preguntaba si llegue bien y esas cosas, le conteste que si que todo bien, y que me estaba instalando, de repente recordé que en algún momento de mi vida, quise venir a París con ella, pero poco a poco las cosas fueron acabándose, y ya ninguna sentía lo mismo que al principio, y así poco a poco, se fue acabando la relación. Era una vida nueva que empezaba y quería disfrutarla, sin acordarme de esas cosas, así que rápidamente me instale, y baje a la entrada, donde estaba la señora de antes.

-Dígame,  la puedo ayudar en algo -  me dijo al verme.

-bueno, querría hacer un poco de turismo, pero no se por donde deba moverme.

Me dio un mapa y me estuvo explicando lo que podía ver, y sitios para poder comer también, cogí todo y me dispuse a salir, mire el mapa y tenia los principales monumentos, a unos cuantos kilómetros de distancia, analizando podría ir a ver la Torre Eiffel, pues por la hora no creía que el Louvre estuviera abierto, me dirigía a la Torre Eiffel, de paso iba mirando anuncios de alquiler en las ventanas, pero no veía ninguno. Cuando llegue a mi destino, vi muchas parejas en plan romántico, pues, era la ciudad del amor, y me acorde de todos mis sueños con mi ex, me fui al jardín du Trocadéro, que estaba cruzando un puente, y  donde había innumerables esculturas y una fuente central con 20 chorros, no podía creer tanta belleza que estaba viendo.

Escuche la voz de una chica hablando por un altavoz, me acerque y era un grupo de españoles, que estaban de turismo, y tenían a una guía, y les estaba explicando la historia de todos los monumentos y jardines de nuestro alrededor, me quede con ese grupo tanto tiempo, que hice amistad con una pareja joven, cuando nos dimos cuenta  estábamos delante de su hotel, solo estábamos la pareja, la guía y yo.  La pareja se despidió y entró al hotel, mientras la guía se acerco a mí.

-¿no subes a tu habitación?

-bueno, yo es que no, duermo aquí. –le conteste tímidamente.

-así decía que no me sonaba tu cara, y ¿dónde te estás quedando?

-yo me estoy quedando en el hotel Opera D`Antin.

-Bueno, pues te llevo y así hablamos, pues me parece que no hace muchos que estas en Francia.

-no, llegue esta tarde, y la verdad que no se moverme bien aquí, y perdona que me metiera en el grupo pero  te escuche hablando y me gusto lo que contabas.

-no pasa nada, sube al auto y te acerco, yo sé donde es, y es un poco lejos para ir sola.

Me subí con ella, me inspiraba confianza, y había algo que me gustaba, fuimos hablando en el coche, y contándonos un poco de nuestras vidas, y fue cuando supe su nombre, Yvonne, tenía como yo 33 años y llevaba en Francia 4 años, de los cuales, 3 trabajaba de guía turística. Era una chica muy guapa, pelo largo, rubio medio cobrizo, y mediría 1.75 de altura, era espectacular. Cuando llegamos al hotel,  estacionamos y nos quedamos un rato dentro del auto hablando.

-sabias, que este hotel está respaldado por la famosa tienda Galeries Lafayette.

-No, la verdad que no lo sabía, si estudie un poco, el significado de los nombres franceses, pero de eso hace mucho tiempo.

-a, el mío es de origen francés, ¿sabrías que significa?

-Yvonne, un nombre precioso, y si no recuerdo mal, significa Independiente (se ve que lo eres), amante de la vida… -bueno también dice que es seductora, pero no era cuestión, de decirle eso, no quería ir a saco.

-exactamente, muy bien dicho, ¿mañana en la mañana, que haces? –me dijo cogiéndome de improviso.

-pues, supongo que desayunar. –dije echándome a reír.

-Bueno, si quieres desayunamos juntas y después te hago una ruta turística por Paris.

-te lo agradezco, pero seguro tienes trabajo, y no quiero molestarte más de lo que ya e echo.

-no te preocupes, no me molestas, además, el grupo de hoy, era el ultimo de momento. Y me gustaría que te puedas mover sin problemas. No quisiera que te pasara nada, en lo que estás aquí. –me dejo roja, no sabía que decirle.