El viaje de mi vida 7
Sorpresas de la vida
Me dirigí a la entrada encendí el móvil y tenía varios mensajes de Ivonne, abrí el último que recibí:
-amor, ¿estás bien?, hace unas horas que debías llegar y no sé nada de ti, me tienes preocupada, llámame por favor.
En seguida, le hice una video llamada para que viera que estaba bien, y así poder verla, aunque fuera por la pantalla, pues extrañaba su cara. Rápidamente acepto, y me sorprendió verla con lágrimas en los ojos:
-amor, que paso ¿porque lloras? –se seco rápido las lagrimas y me peleo por no llamarla antes. –tienes razón disculpa, me vine directa al hospital y me despiste de avisarte, perdóname por favor. –ahora era yo, la que casi tenia lagrimas en los ojos.
-vale, pero no llores, no me gusta verte llorar. ¿Cómo sigue Luz? –pregunto rápidamente.
-pues no sé nada, hasta que no hable con la doctora que la trata, y tuve que hacerme pasar por su pareja, porque como Luz no tiene familia pues, sino, no me dan información. –explicándole todo lo que me había dicho Claudia del accidente.
-pero entonces la policía debería tener abierto las investigaciones. –tenía razón, de eso, no me habían dicho nada, pero mi instinto decía que algo raro había. Le conté que iba a ir para casa mi mama, que no sabía nada y quería verla. –está bien amor, espero que tu mama este bien, y que Luz se recupere pronto, cualquier cosa que necesites me escribes no importa la hora que sea. Y por cierto… -mirándome con cara media tristona. –yo también te echo de menos. –mandándome besos por el móvil.
Esa mujer me tenía cautivada, no sabía que tenía que hacía mucho no me sentía tan especial, rápidamente me vino a la mente, cuando Luz volvió a mi vida, y me sentí mal, porque yo estaba feliz mientras que ella, estaba en coma en una cama de hospital. Regrese a la habitación y me encontré a Claudia en el sillón al lado de la cama de Luz, se notaba que se habían unido mucho en mi ausencia.
-Clau voy a ir a casa a dejar las cosas y ver a mi mama, y ya regreso para que tú descanses, que seguro no te has movido de aquí. –metió las manos en el bolsillo y saco unas llaves, eran de su coche.
-para que no tengas que coger un taxi, llévatelo total, no me hace falta ahora. –le di un beso en la mejilla, cogí mi maleta, me dirigí a el parking y en seguida vi su coche, arranque y me fui para mi casa.
Al llegar, toque el timbre, salió mi mama a la puerta, al verme casi se desmaya, en seguida la ayude y entramos. Le conté parte de porque estaba allí y que me iba a quedar unos días nada más, hasta que supiera que había pasado. Mi mama en seguida me dijo que mi habitación la tenia, y que para lo que necesitara estaba allí, marchándose para la cocina sin más.
Acomode un poco mis cosas, y me di una ducha rápida, me puse ropa limpia y cuando le dije a mi mama que iba a salir, me freno.
-espera hija, toma algo de comida pues seguro que tanto Claudia como tú, no habéis comido en horas. –y tenía razón ni tiempo de comer nada. Le di un beso y me fui para el hospital nuevamente. Cuando llegue, aparque en el mismo lugar que cuando me fui, y antes de bajar llame a Ivonne, necesitaba escuchar su voz. Después de un par de minutos hablando le dije que le escribía en un rato, que iba a subir a la habitación. Cuando subí, no encontré a Claudia, pero pensé que habría salido a coger aire, entonces me senté al lado de Luz, y me puse a hablar con ella:
-Luz, cariño, discúlpame por haberte hablado así, tienes que ponerte bien, sabes que eres importante para mí, y que te necesito en mi vida. –entrando justo en ese momento Claudia.
-¿ya regresaste? –tenía una cara rara, nunca le había visto de esa forma conmigo, siempre que me veía era alegre, también era consciente que la situación no era común, más no le di importancia.
-Sí, mi mama te envía saludos y esto. –Acercándole la bolsa con comida.- pensó que no habrías comido en horas, y me dio eso.
-gracias. –pero sin mucho afán. Justo en ese momento entró la doctora y pidió hablar con un familiar, como yo había dicho que era su pareja me acerque, le note que Claudia quería saber y le hice señales para que se acercara también, pues ella estaba muy unida a Luz y debía saber.
La doctora empezó a hablar y nos dijo que el coma podía durar horas o incluso días pero que no debíamos preocuparnos pues después de hacerle pruebas a Luz, no había ningún órgano daño, si acaso algún hueso pero que no era de preocupación, que debíamos esperar a que despertara para comprobar posibles secuelas en el cerebro. Al escuchar eso, mi pregunta fue clara: -imagino, que está en manos de la policía, pues por lo que me ha comentado Claudia, -mirando a esta.- tiene toda la pinta de haber otra persona implicada. – la doctora me lo confirmo, justo en ese momento le sonó su busca, se disculpo y se marcho corriendo.
Regresamos a la habitación, Claudia se sentó al lado de Luz, y no dijo nada, tuve que tomar la iniciativa yo:
-Clau creo que deberías ir a casa a darte una ducha y descansar, yo me quedo esta noche con Luz, para que no esté sola. –Claudia se levanto y me hizo salir al pasillo.
-Ana tienes razón, voy a casa me ducho, me cambio de ropa y regreso, no quiero dejar sola a Luz. –mirando para el interior de la habitación.
-Claudia, Luz no estará sola, estoy yo, te prometo que no me moveré hasta que tu vengas. Pero tú también tienes que descansar, pues también tuviste el accidente. –finalmente la convencí y salió dirección la calle, la pare y le devolví las llaves de su auto.
Regrese a la habitación, mire a Luz, y recordé todos los momentos buenos que pase con ella, desde nuestro primer beso siendo niñas, hasta cuando regreso a mi vida, en forma de admiradora secreta. Era una persona muy importante en mi vida, y aunque ella no lo creyera, siempre seria alguien especial. De pronto entro un mensajero a la habitación con una caja en la mano y una flor, pregunto por Ana Suarez, le comente que era yo, y me lo entrego. Cuando revise la caja eran bombones, con una tarjeta:
-bienvenida de nuevo Ana, espero que la sorpresa te haya gustado, pues te dije, que me las pagarían. –me quede blanca, caí rápidamente a el sillón, mi instinto me decía que algo raro había, y eso me daba la razón.
Justo en ese instante, sentí mi móvil vibrar, cuando mire era Joliet nuevamente llamando, entonces decidí cogérselo, estaba cansada de sus llamadas y mensajes.
-Joliet hola, te pediría que dejaras de escribirme ni de llamarme, pues como bien sabes no estoy en Paris. Y ahora mismo no tengo mi mente para boberías. –no le di tiempo de decir nada, pues simplemente colgué.
Mi cabeza estaba dándole vueltas a la tarjeta que recibí, quien era esa que se quería vengar de nosotras, poco a poco fui haciendo memoria, recordé varias de las peleas que habíamos tenido, casi siempre por boberías, pero conseguíamos resolverlas. Si es cierto, que también yo alguna vez provocaba alguna pelea boba, pues lo más que me gustaba era la reconciliación. Recordé un día que nos peleamos por no hacer la cama, Luz era muy maniática, le gustaba tener todo en su sitio y bien hecho, pero ese día yo salí corriendo y se me quedaron cosas sin hacer en casa, cuando volví en la noche, estuvo peleándome un buen rato, yo en ese momento, no sabía cómo compensarle y decidí sorprenderla, pues a ella le gustaba mucho las acampadas y hacia mucho que no salíamos.
Tenía una habitación que no se usaba, y decidí aprovecharla, busque la tienda de campaña, y la prepare, también aproveche y compre algo de comida, para no tener que estar haciéndola yo, pues era muy mala cocinando. En resumidas cuentas que prepare todo como si estuviéramos de acampada de verdad. Cuando Luz salió de la ducha, le dije que viniera un momento, cuando vio todo lo que había hecho, no sabía si matarme o besarme. Al final fue tanto, lo que la impresione, que esa noche hicimos el amor como nunca antes. Justo en ese momento, me note algo por la mejilla, me había salido una lagrima al recordar esos momentos, eran parte de mi vida con Luz. Justo en ese instante, sentí que me agarraban la mano, casi me da un ataque al corazón, pues no podía creerlo.