El viaje de mi vida 7
Sentimientos
Justo en ese instante, sentí que me agarraban la mano, casi me da un ataque al corazón, pues no podía creerlo, era mi imaginación, jugándome malas pasadas, después de recordar esos momentos, decidí escribir a Ivonne, contarle que esa noche me quedaba en el hospital, y que Luz estaba bien, que solo era cuestión de tiempo que se despertara.
Al momentito recibí contestación:
-vale, intenta descansar que lo necesitas, yo mañana tengo un tour, pero es rápido. Te escribo mañana, buenas noches, descansa preciosa.
Cuando paso un rato, vi como Luz me miraba, de pie en frente mío, con lágrimas en los ojos.
-Ana, ¿Aun me quieres?, pues necesito saberlo.
-Luz, yo… (No sabía que decir, entre verla llorar y lo que me preguntaba).
Apareció Ivonne con su sonrisa, y en el estomago sentía una sensación rara, como si tuviera mariposas, no podía creer que estuviera a mi lado.
De repente, escuche un pitido en la distancia, y al intentar averiguar de dónde venía, me desperté, dándome cuenta que era un sueño. En seguida mire a Luz, todo estaba bien, seguía dormida y escuche a las enfermeras correr por el pasillo, otro paciente se había puesto peor. Cuando ya me calme del susto, mire la hora, eran las 5 de la mañana, decidí escuchar música, mientras me quede mirando a Luz, y empecé a pensar en el sueño que había tenido, parecía como si Luz me estuviera preguntando desde el subconsciente.
Yo la quería mucho, pues era mi primer amor, y durante muchos años solo pensé en ella, pero después de regresar a mi vida, llegó un día que me di cuenta que solo sentía cariño por ella, ese cariño de alguien especial, pero no de esa persona, que te hace sentir algo, que ni tú entiendes. Pasado un rato, entró la enfermera y me dijo que la iba a bañar, le dije que si me quedaba o salía, me dijo que si podía quedarme para ayudarla pues, como me confirmo después, ya le habían comentado que yo era su pareja. No le di mayor importancia y la ayude, pues había visto muchas veces a Luz desnuda, e incluso tenerla que ayudar a bañar. Entre las dos la aseamos rápidamente, y la pusimos finalmente la bata del hospital, justo cuando entraba la doctora.
Reviso a Luz, comprobó que todo estaba igual y salió, me volví a sentar y al minuto entro Claudia, mirándome seria me pregunto:
-¿La doctora que te dijo? –ya estaba empezando a extrañarme ese carácter conmigo, y le conté que había dicho la doctora, para después hacerla salir de la habitación:
-Claudia, ¿Qué te pasa conmigo? Sé que la situación no es común, pero tú nunca has sido tan seria conmigo, y desde anoche estas rara conmigo.
-¿Quieres que te diga que me pasa? –la mire con cara de estas tardando, y continuo.- Pues que te marchaste dejando todo atrás, y haciendo daño a personas que te querían, y ahora regresas y quieres que sea todo como antes y eso no es así. –me quede blanca, nunca me había hablado así antes.
-Claudia, tu sabes que me fui porque era una oportunidad para mi carrera, y siempre he querido ir a Paris, pero aparte necesitaba tomar distancia para averiguar que sentía por Luz realmente, y bueno así ha sido. –miraba a Claudia, y mis ojos se ponían cada vez más rojos.
-¿Y que es, Ana? –me senté en un asiento a las fuera de la habitación, y me puse las manos en la cara, y empecé a llorar. –Ana, dime ¿Que es lo que sientes por Luz?
-Cariño, pero no estoy enamorada de ella, y me da rabia, pues ahora ella esta así y yo no quiero verla así, quiero verla feliz y alegre, como sé que es ella. –Claudia me agarro las manos, me abrazo, y me intento calmar.
-Ana, ella va a salir de esta, es fuerte, y creo que tenemos que tener una conversación con calma, déjame entrar a saludarla y vamos a tomarnos un café. –entró a la habitación, le dio un beso en la mano a Luz, y le dijo buenos días cielo, ya regreso y volvió a salir, me hizo señas para ir con ella.
Bajamos a la cafetería, pedimos unos cafés y nos sentamos en una de las mesas a beberlos.
-Ana, veras, cuando te marchaste, Luz se quedo muy mal, pues ella te quiere mucho y pensaba que había sido culpa suya que te marcharas. –continuo tras ver mi cara, pues no entendía el porqué Luz pensaba eso.-pues por su forma de ser tan maniática, según sus palabras, ella iba a esperar unos días para darte tu espacio, y presentarse en Paris, para darte una sorpresa. –mí cara era un poema.- evidentemente, la sorpresa se la llevo ella, cuando le dijiste lo de tu amiga, y se refugió en casa, tuve que ir yo a su casa, hablar con ella, y justo el día que conseguí que saliera, paso el accidente. Nos hemos unido mucho, y ha empezado en mí un sentimiento que no conocía por Luz. Al escucharte anoche decirle que la necesitabas, no pude evitarlo y salieron mis celos, discúlpame, pensé que al regresar volverías con ella, tenía que haberte preguntado antes, te pido disculpas.- esta vez Claudia me agarraba las manos, y le empezaban a brotar lagrimas de los ojos.
-Claudia, no tengo que disculparte nada, al contrario, te agradezco que estuvieras con ella, nunca quise hacerle daño, pero justo ese día había tenido un mal día y estaba con Ivonne, y Luz no paraba de llamar, y bajo mi enfado del día y la insistencia, perdí el control. –Claudia sabía bien como me ponía cuando me enfadaba, pues me había visto en varias ocasiones.
-Y ¿Quién es Ivonne? –preguntando con gran interés.
-De momento una buena amiga y compañera de piso. Gracias a ella he aprendido a moverme por Paris y ha sido un gran apoyo. –me ponía roja al hablar de Ivonne, pero por dentro sentía las mismas mariposas que en el sueño de la noche anterior. Claudia que me conocía bien, se echo a reír, y me contesto:
-¿Una buena amiga? ¿Solamente? –echándose a reír- tu cara no dice lo mismo, estoy segura, que deseas hablar con ella, ver su cara, sus ojos, sus labios, incluso me atrevería a decirte, que incluso si pudieras besarla. –al decir esto último me puse más nerviosa aun, en seguida lo noto- a espera ¿ya la has besado? –justo cuando fui a contestarla sonó mi móvil, cuando mire el numero, era de algo oficial, descolgué rápidamente.
-Diga. –estaba extrañada, hacia mucho que no estaba en la ciudad y de repente me llaman.
-Buenos días, ¿la señorita Ana Suarez Pérez, por favor?
-Si soy yo, ¿quién es? – nadien sabia mi segundo apellido, pues usaba de primero el apellido de mi madre, en vez de mi padre, una historia que contare en otro momento.
-Buenas, le llamo de la policía, nos han comunicado que se encuentra en la ciudad y nos gustaría que cuando pueda pase por comisaría para declarar, por el caso de Luz Ravelo Beaulieu .
-Por supuesto, pasare en breve por comisaria, muchísimas gracias.
-De acuerdo, hasta ahora.
Le comente a Claudia, lo que pasaba, que debía ir a comisaria aunque realmente no entendía, pero así aprovecharía a saber que saben del caso.
Subimos a la habitación de Luz, me despedí de ella dándole un beso en la frente como tenia costumbre y cuando estaba a punto de irme:
-Ana, te olvidas esto. –entregándome las llaves del coche, el ramo de flores y los bombones, me miro extrañada por lo ultimo y le comente que ya le explicaría a mi regreso. Me monte en el coche y me dirigí a la dirección de la comisaria que me había dicho el policía, debía averiguar qué era lo que pasaba antes de regresar a Paris.
Debo agradecer a tod@s los que comentan mis historias por su paciencia, como he comentado, por motivos de la vida privada no me permite escribir más rápido. Reciban un cordial saludos, y abrazos en la distancia.