El viaje con Andrea

"Nunca me imagine que me gustaría tanto que a mi novia la miraran toda, sobre todo en un autobús en un viaje".

Lo recuerdo intensamente. Íbamos de viaje mi novia Andrea y yo para su pueblo, una provincia de Veracruz de nombre Ciudad Mendoza.

Somos estudiantes del Tecnológico. Andrea es una chica increíble, tiene una cara de ángel que invita a la máxima depravación y degeneración. Su hermoso cuerpo que comienza por sus pompas firmes y redondas que antojan agarrase. Sus senos son increíbles, son redondos, no muy grandes pero firmemente colocados. Simplemente esta buenísima.

Andrea y yo llevamos más de 2 años de noviazgo, y en todo ese tiempo hemos pasado "muchas cosas". Recuerdo que en el primer año de novios soñaba con tenerla y poseerla. Quería que fuera mía, besarla por todo su cuerpo, incluyendo su parte íntima que tanto quería tener frente a mí.

Después de haber pasado muchas aventuras, me encantaba la idea de que los demás compañeros y gente de la calle pudiera ver a Andrea un poco de lo que yo la he visto. Por ese motivo, me encantaba el hecho de que vistiera minifaldas- Sobre todo esa minifalda blanca que le regalé una noche y que se le transparentaba hasta dejar ver nítidamente su ropa interior de señorita. Posteriormente uso tangas, era una persona muy cuidadosa, pero hasta ella sabía que la tanga se le marcaba claramente y que todos sus compañeros la veían, cosa que siempre el incomodo mucho.

Conforme el tiempo avanzó, al igual que nuestra relación, a Andrea usaba toda esa ropa porque a mí me gustaba, incluso le compre de Monterrey una minifalda negra de piel, honestamente de las más cortas que he visto, que lucía sus hermosa piernas torneadas y que cuando se sentaba, la ponía en situaciones extremadamente incómodas, cosa que de manera oculta me excitaba mucho. Después fueron los tops que tenía, entre ellos uno blanco que transparentaba todo. Le decía que era de mal gusto usar brasier con los tops porque se notaba, que lo correcto era no usar nada; todo con la firme intención de poder ver como se le marcaban los senos, cosa que logré aun sin todo su consentimiento. Todos sus compañeros de la escuela la miraban y estoy casi seguro que poco a poco la idea no le fue siendo indiferente.

En esa ocasión en el viaje, Andrea iba vestida de manera normal, traía un pantalón pegado color crema, lo que me decía seguramente que traía una tanga para evitar que se le marcara. Una blusa pegad color blanca que marcaba su brasier. Conforme avanzó el viaje mis pensamientos empezaron a viajar también. Cuando anocheció como eso de las 9:00 de la noche comenzamos besarnos y acariciarnos, aprovechando la oscuridad de los autobuses cuando viajan de noche. Comencé por tocarle sus senos que están hermosos, todos redonditos y claritos. Acerco su mano a mi entrepierna y comenzó a acariciarme, eso me puso a mil, aún más cuando al tocarla en su parte íntima que quería comerla a besos, me di cuenta de que traía puesta una tanguita roja con encaje. Sabe que eso me mata!! Entonces le metí el dedo hasta el fondo hasta que se moviera como una gatita en celo. Teníamos que tener mucho cuidado porque había gente, pero por la hora casi todos venían dormidos o la luz no les permitía ver. Quedaban como 15 minutos para llegar a la Terminal de Córdoba, parada al igual que en Orizaba que hacen los autobuses antes de llegar a Mendoza. Nos calmamos un poco para que la gente que iba despertando no se diera cuenta, pero por dentro no dejaba de quitarme la idea de hacer que Andrea mostrara sus atributos a alguien del autobús.

Al dejar la Terminal de Córdoba, volvimos a tomarnos para acariciarnos. Recuerdo que en el autobús íbamos del lado contrario al conductor en los asientos 27 y 28, Andrea en el 28. Venía un mujer delante de nosotros contrario al conductor, y atrás venían cuatro personas todos hombres. Andrea empezó a sacarme el pene y discretamente, haciendo como si se recargara en mis piernas para dormir, comenzó a besarme. Ahh! La idea de que todos vieran eso me excitó más, pero Andrea lo hacía con mucho cuidado. Entonces ya no aguanté, preparando la situación metí mis manos dentro de su blusa y le desabroché el sostén y le pedí que se lo quitara por completo. Me miró con sorpresa pero aceptó diciendo: - lo que tú quieras precioso. Dije entonces: - ¿lo que yo quiera?

Sí, lo que me pidas.

Sabía que presentía mi calentura enorme, le dije que pusiera el brasier a la vista de todos. Con miradas de ¿En serio? Lo hizo. Llegamos a Orizaba, recuerdo que estaba super excitado nada más de ver cuando se prendían las luces para que bajaran los pasajeros que se quedaban en esa ciudad y de que su sostén estaba a la vista. Bajaron todos excepto un muchacho, sentado aproximadamente en el asiento 34 pegado a la ventana. Entonces me vino más deseo a la mente, le pedí que se levantara la camisa y que así se fuera todo el camino, incluso cuando prendieran las luces. Se sorprendió pero lo hizo, y la idea de que me excitara mucho ayudó para que como gata en celo se embarrara en el cuerpo. Le besé los senos, el pecho. Le desabroché el pantalón y se le medio bajé también. Entonces me dijo: - ¿Qué más quieres que haga mi amor? Y entonces mirándola excitado le dije, quiero abras las cortinas del asiento de atrás así como estás, con los senos por fuera. Su reacción fue de gran sorpresa pues el muchacho del asiento de atrás podría verla claramente. Me dijo: - En serio mi amor, aunque pueda verme el muchacho. ¿Quieres que me vea? Y callado, con miedo a mi respuesta le dije Sí! Entonces se levantó del asiento por encima del suyo propio, con los senos por fuera tratando de esconderlos, entonces le quité la mano y le dije que quería que la viera el muchacho, lo hizo haciendo como que no lo miraba y se sentó. Me hubiera gustado ver la cara del tipo, se a de haber sorprendido mucho. Pero cuando regresó, como estaba tan excitado, comencé a besarla con más pasión y tocándole todo, le bajé completamente el pantalón y la dejé en tanga. Le quite la camisa de manera notoria para que el muchacho tratara de adivinar que vendría. Se puso encima de mí y le empecé a meter el pene por su vagina preciosa de niña. Entonces Andea comenzó a decirme: - me puede ver, me está viendo. Y se comenzó a agachar cubriéndose con el asiento. La levante de las nalgas y le dije, quiero que te vea, levántate. Se levantó lentamente. Lo miró. Pregunté: - ¿Te está mirando? Y sin quitarle la mirada respondió que sí. L e dije: - Levántate más, quierpo que te vea todos los senos. Tócatelos y míralo directo a la cara. Todo esto mientras se lo metía todo. Se quejó y se quejó, mientras el muchacho – según me platicó después – no le quitaba la mirada de encima, hasta que lo tuve. Ahí terminó todo.

Recuerdo que Andrea y yo ya no queríamos llegar porque el muchacho nos iba a reconocer después. Pero no quisimos miraqrlo, se bajó tirando miradas sobre Andrea, mientras miraba para otro lado. Bajamos y no volvimos a saber nada más de él. Todo esto me dejó tan emocionado que para la siguiente ves, y lo juró, le pediré a Andrea que se desvista toda y que vaya al baño de esa manera para que todos puedan ver sus hermosas piernas, su culo en la tanguita y sus senos preciosos. Hasta la próxima.