El viaje a Qeretaro (II)

El epílogo de mi aventura con la tía de mi amigo, me dejó seco de la sesión sexual.

EL VIAJE A QUERÉTARO II

Les voy a platicar la segunda parte de mi aventura en Querétaro con la tía de un amigo de la preparatoria, esto sucedió hace mucho.

Cuando me salí corriendo de la casa de Nena, mi primera reacción fue de sorpresa, la segunda de desorientación, no sabía realmente en donde andaba, apenas recordaba el nombre de la calle en donde estaba la casa que nos prestaron y por ahí casi no había circulación de autos, estaba metido en un problema, traté de recordar por dónde habíamos llegado pero resultó inútil, pensé una y mil cosas, mis amigos estarían preocupados por mi, ¡bonito embrollo en el que estaba!

En esas estaba cuando vi una luz iluminando una habitación de la parte superior de la casa de Nena, tuve las ganas de lanzar una piedra al vidrio para ver si era ella, después me arrepentí porque no sabía si me equivocaba y era la de su hija Rocío, como no hallaba cuál decisión tomar, comencé a caminar hacia la avenida más próxima, de repente escuché que me llamaban por mi nombre, volteando rápidamente vi en la ventana a Nena, me hizo señas de que me acercara y con voz queda me dijo:

  • ¿A donde vas?

  • Ya me voy a la casa con mis amigos, ya es muy tarde y no conozco por aquí – respondí.

  • Permíteme, voy para abajo, no te vayas – repuso.

Unos instantes después estaba en la puerta de su casa, iba enfundada en unos pants y ya no llevaba maquillaje.

¿En que te vas a ir? – me preguntó con tono preocupado.

Voy a buscar un taxi que me lleve, no te preocupes, - acerté a contestar no muy seguro.

Pues no estoy dispuesta a dejarte ir solo – me dijo -, yo te llevo, ¿estás de acuerdo?

Como no veía otra opción, le respondí:

¿No es molestia?, no quiero que tu marido se moleste porque sales a esta hora.

¿Marido?, ¿cuál marido?, soy viuda, contestó rápidamente.

Viendo que la solución a mi problema estaba a la mano acepté diciendo:

  • Correcto, solo pasa a dejarme y te lo voy a agradecer mucho.

Se regresó por las llaves de la Suburban y subiéndose me abrió la puerta del acompañante, me subí y comenzamos a platicar animadamente:

  • Me gustó mucho lo que hicimos, lo disfruté bastante, ya tenía como 9 años de no saber lo que es tener alguien dentro de mi – me dijo sin recato.

  • Pues también lo gocé yo, jamás había sentido tanto placer, además es solamente la segunda vez que lo hago – no le quise decir que me acababa de estrenar en las artes del sexo.

  • Para ser inexperto lo hiciste bien, es más hasta ganas me dan de enseñarte otros secretitos en esto del amor- contestó y continuando me dijo – ¿te gustaría?

Me quedé sin habla, no podía creer que estaba a punto de hacerlo por segunda vez en la noche - ¡Claro que si! – Contesté – pero mis amigos se van a preocupar por mí, ¿no crees? – finalicé diciendo.

Por ellos no te apures, le llamé a mi sobrino y le dije que estabas ayudándome para recoger todas las cosas, él sabe que llegas más tarde.

Me quedé sorprendido por eso, mi pene empezaba acrecer por lo que escuchaba, mi mente4 comenzó a dar vueltas imaginando lo que pasaría en poco tiempo, pero fui interrumpido por la mano de Nena, me acariciaba la pierna desde la rodilla hasta la ingle, notando mi excitación me dijo:

  • Guarde tus fuerzas porque las vas a necesitar – comentó son una sonrisa.

No supe que decir, solo disfrutaba las caricias que recibía, de repente su mano bajó mi bragueta y liberó al prisionero que encontró en mis calzones. Detuvo la camioneta y comenzó a mamármelo, tan rico sentí que me hizo cerrar los ojos, apoyé mi mano en su nuca y logré que se metiera todo en la boca, ella succionaba con avidez, se notaba que era experta en hacer gozar a su pareja, deseaba que ese momento nunca terminara

Se detuvo un momento para decirme:

  • Vamos a la casa, quiero tenerte dentro de mi otra vez.

No pude contestar, aún sentía sus labios subiendo y bajando por mi lanza, me dejé llevar por el placer y cuando reaccioné, estábamos en su casa; entramos en penumbras y tomándome de la mano me llevó arriba, a su recámara.

Al momento de cerrar la puerta muy despacio, me besó apasionadamente y me empezó a desvestir, por mi parte hice lo mismo, no me costó trabajo porque la ropa deportiva que ella llevaba cayó rápidamente al suelo. Sentí que sus manos se paseaban por mis nalgas, sonriendo me repitió:

  • Tienes buenas nalgas, no puedo parar de acariciarlas.

Pues tú tienes todo, eres muy linda y tienes un cuerpo hermoso – contesté.

Gracias precioso, pero a mi me gusta que me hablen como si fuera una puta, me excita escuchar palabras sucias y groserías, trátame como si fueras una de ellas.

Supongo que mi cara denotó mi asombro y tomándome por la reata me dijo:

  • ¿Quieres que te la mame?, lo sé hacer muy rico y te vas a venir como nunca mi rey.

Viendo que ella empezó, inmediatamente le dije:

  • Chúpamelo rico puta, mételo hasta dentro y sácame toda la leche.

Ella comenzó a chuparlo mejor que en la cocina, su lengua se movía tanto que parecía con tenía vida propia, deteniéndose por un instante me pidió:

  • Pégame papacito, dame de nalgadas porque soy mala, una puta mala – terminando de decirlo se volvió a meter hasta el fondo de su húmeda boca mi chile, y como quería complacerla en todo le di dos nalgadas suavemente.

  • Pégame más fuerte, hazme tu esclava – me repitió en tono apremiante.

Sin darle tiempo a meterse la reata en la boca, de di una sonora nalgada que la hizo estremecer de placer.

  • Así papi, así pégame, con fuerza, más fuerte – respondió.

Viendo que le gustaba, repetí la dosis, solo que ahora le pegué 2 veces en cada nalga, ella solo movía el trasero como si se la estuvieran cogiendo pero no dejó de mamar mi chile como becerro hambriento.

¡Déjame chuparte las tetas! – le dije con voz de mando – no quiero venirme aún.

Mansamente obedeció y se acostó sobre su cama, me subí sobre ella y la besé toda, no dejé un solo pedacito sin chupar, ella tomó entre sus manos mi pene y lo acercó a sus tetas, entendí lo que quería y me coloqué sobre ella, rodeó mi lanza con las tetas y comenzó a masturbarme, cada vez que mi cabecita asomaba entre sus melones, ella estiraba la lengua para besármelo, esa sensación me hizo explotar en su cara, recibió mi leche con gusto, lamió todo lo que pudo y se la tomó toda, incluso me chupó el rifle hasta que me dejó totalmente exprimido.

Pasado el momento de pasión, abrazándome a mí me dijo:

  • En cuanto te repongas vas a saber qué se siente cogerse un culo.

Recordando lo que me dijo antes de las nalgadas, le respondí:

  • Pues muéstrame el culo para, irlo abriendo y te pueda coger rico.

Ella obedeció y colocándose en cuatro patas, me dejó ver si anillo trasero, lo acaricié con delicadeza y luego le volví a dar 2 nalgadas, vi como se movía su piel, se enrojeció al momento y después le mordí cada una de aquellas deliciosas bolas de carne, ella suplicó:

  • Muérdeme más fuerte, marca tus dientes en mi, soy tuya.

Le propiné una mordida fuerte, y como respuesta escuché un gemido de placer, repetí la mordida y su respiración aumentó de frecuencia; no se cómo pero alcanzó mi caramelo y lo metió nuevamente en la boca, sintiendo nuevamente la calentura, comenzó a agrandarse con la sensación de sus mamadas, poco a poco logró que creciera hasta que al sentirlo lo suficientemente tieso, me ofreció nuevamente las nalgas hacia arriba y se lo puso en la entrada de su estrecho ano. Arremetí contra ella y logré que entrara casi ni resistencia, Nena comenzó a mover las caderas en forma circular, con eso logró que mi excitación llegara al máximo, me pidió que le volviera a pegar, lo cual hice de muy buena gana, me estaba gustando someterla de esa forma, los movimientos de ella aumentaron y yo la metía y sacaba lo más rápido que podía, no tardamos mucho en venirnos, ella lo logró primero y casi inmediatamente fue mi turno, quedamos exhaustos todavía unidos por mi reata, estuvimos así no se cuanto tiempo hasta que sentí que me llamaban:

  • Despierta amor, despierta, ya casi va a amanecer y tengo que llevarte con tus amigos.

Deseaba que esa aventura nunca llegara a su fin, pero como no era posible, con todo mi pesar me vestí y en la camioneta apenas dije unas cuantas palabras.

El regreso no se como fue, dormí todo el trayecto en el autobús, mi recuerdo de esa aventura es tan vívido que parece que hubiera sido ayer.

Don Pato

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