El viaje a la playa

Me había convencido. Empecé a marcar el número de mi mujer por el teléfono del coche con la polla dentro de la boca de mi cuñada y mi mano acariciándole el culo, mientras volví a recordar cómo habíamos llegado a esta situación desde que empezamos el viaje.

El viaje a la playa

Mi cuñada ya casi tenía el vestido a la altura de su culo y cuando miraba a mi lado de reojo podía verle ya las braguitas blancas con una mancha de líquido en medio de su coño. No paraba de moverse así que decidí calmarla y le apoyé la mano en su rodilla y la acariciaba el muslo desnudo hasta casi la cintura. La miré y supe que le gustaba:

–      “Sabes cuñado me estás poniendo a cien cabrón”

–      “Ya te veo, pero si sólo te he tocado la pierna cuñada…”

–      “Ya lo sé, pero sé lo que vendrá a continuación”.

–      “¿A sí? ¿Qué viene ahora pervertida?” Y me fue guiando mientras hablaba.

–      “Síiiii, como soy una pervertida dentro de nada moveré mi cintura para adelante con cara de cachonda para intentar que me metas mano dentro de mi tanga” Susurraba mientras podía sentir su mirada fija en mí. “Pero como seguro que todavía pensarás en mi hermana moverás tu mano cerca de mi coñito y probablemente palpes por encima lo mojada que estoy pero no te atreverás a meter mano como lo necesito”.

–      “Entonces, tendré que convencerte y me bajaré uno de los tirantes del vestido para que puedas ver de refilón una de los mejores pechos que habrás visto nunca. No te preocupes por la carretera porque yo te guiaré la mano hasta me mi pecho para que lo sobes bien a gusto y puedas pellizcarme el pezón”.

La muy zorra estaba haciendo exactamente lo que me estaba diciendo. Ya tenía la mano cubriendo ese precioso pecho. Vaya tetas tenía la cabrona, tenía razón cuando decía que eran preciosas. No eran ni grandes ni pequeñas, simplemente de un tamaño perfecto para la mano, redondas y duras y un pezón redondo y suave. Me hinché a magrearla mientras seguía:

–      “Como me habrás puesto aún más cachonda de lo que estoy, moveré mi cintura como una puta para delante buscando la polla que todavía no tengo dentro de mí, así es que siguiendo mi instinto me llevaré tus dedos a la boca y te chuparé un y dos dedos que quiero que después metas en mi coñito”. Y así hizo comiéndome los dedos como si de mi polla fuera, que por cierto ya casi rompía el pantalón.

–      “Cuando mi saliva te corra por toda la mano, te cogeré la mano y la guiaré hasta el borde mis braguitas. Pero te dejaré libre ahí porque seguro que ya no tienes reparo en meterle mano a tu cuñadita salida y después de calentarme jugando con tus dedos alrededor de mi ombligo, meterás sin más tu mano y tocarás a destajo mi coño. Verás que está ya encharcado, al principio lo que cogerás con toda la mano y te empaparás bien, incluso bajarás tu dedo corazón hasta todo lo que puedas de mi culo, pero pronto sabrás que lo que más te apetece es acariciar el coñito de la guarra de tu cuñada y palpar la suavidad de sus labios vaginales y la calentura de su clítoris”. Era verdad, la zorra estaba encharcada.

–      “Como buen salido que eres, a esas alturas querrás arrancarme un buen gemido, y no dudarás en mientras me acaricias suavemente el coño, meterme sin más un par de dedos todo lo que puedas dentro de mi coñito y conseguirás que gima sin pudor y con ganas. Ahhhh, sí que bien cuñadooooooo”. Cómo se contorneaba, parecía que la estuvieran follando. Yo mientras intentaba prestar toda mi atención a la carretera, que aunque fácil por ser recta y no haber demasiados coches en la autopista mi cuñada era demasiado como para no intentar mirarla.

Estuve metiéndola mano un buen rato. Movía mis dedos por dentro de su coño y por fuera masajeando de vez en cuando su clítoris y de vez en cuando todo el coño. Lo tenía perfectamente afeitado y junto con lo mojada que estaba aquello era fácil. Ella se calló durante unos minutos, vi cómo cerraba los ojos y disfrutaba de la sensación de estar siendo tocada por el marido de su hermana.

Al cabo de unos minutos noté que aceleraba el ritmo de sus movimientos de cadera y puso su mano encima de la mía cuando tenía un par de dedos metidos dentro de su coño. La apretó fuerte para que no la sacara y noté cómo se corría mientras sus flujos encharcaban mi mano y probablemente todo el asiento. Ella se convulsionó varias veces mientras sus gemidos se convirtieron en casi gritos y se corrió bien a gusto. Cuando terminó liberó la presión de mi mano pero no la retiré, seguí acariciando su suave coño disfrutando de lo mojada que había quedado y lo relajado que tenía el cuerpo.

Mientras mi cuñada se relajaba en el asiento con cara de felicidad, recordé cómo había empezado toda esta historia este agosto cuando planeé bajar hasta Almería para pasar el resto de vacaciones con mi mujer y mis hijos. El viaje por delante daba una pereza increíble. Desde Bilbao hasta Almería el mismo viernes de operación salida de Agosto. Como todos los años, mi mujer y los niños se van todo el verano a un apartamento que tenemos en la costa de Almería, pero al contrario que todos los años en los que mi cuñada y su marido y también estaban en su apartamento de al lado, este año mi cuñada se había tenido que quedar a trabajar en Bilbao hasta el último momento y me preguntó si podíamos hacer el viaje juntos hasta el sur porque a ella un viaje tan largo le imponía mucho.

–      “Venga cuñado, que así te hago compañía y no te aburres en el viaje tú sólo!”

Pese a que intenté escabullirme porque no me apetecía pasarme diez horas escuchando a mi cuñada y teniendo que tener la música y temperatura que a ella le gusta, no lo conseguí. Le dije que saldría de madrugada, que no pensaba más que parar una vez, pero ella siempre decía que le daba igual y que se acomodaría a lo que dijera.

Así es que al final acepté y pasé a buscarla por su casa cuando salí del trabajo sobre las 4 de la tarde. Eso significaba que no llegaríamos hasta por lo menos las 3 o 4 de la mañana a Almería pero pensé que sería mejor porque así ella dormiría parte del viaje y además nos quitábamos bastante tráfico.

Cuando la vi bajar a la calle me quedé impresionado. Siempre me había gustado físicamente mi cuñada pero tampoco había pasado tanto tiempo con ella a solas como para fijarme bien y lo que vi me encantó. Llevaba puesto un vestido entero amarillo de algodón, según ella para ir cómoda en el viaje, corto por encima de las rodillas y de tirantes para el verano. El pelo castaño liso y largo, su piel ya bastante morena por el verano y sus curvas me excitaron de primeras.

Y mientras colocábamos sus maletas en el coche y se acomodaba pude disfrutar de un cuerpo con una figura de escándalo. De altura mide algo menos que yo, más o menos como mi mujer, pero mantiene una cintura fina que realza sobremanera sus pechos y un culo redondo, pequeño y firme que se adivinaba perfectamente pegado bajo el vestido. Qué maravilla de mujer, pensé mientras me daba cuenta de que a lo mejor había acertado con el viaje juntos.

–      “¿Sabes cómo sigue ahora no cuñadito?” De repente mi cuñada, ya recuperada, volvió a hablar y me sacó de mis pensamientos.

–      “Dímelo tú que seguro lo tienes pensado cuñada… pero qué caliente sigues”. Comprobé mientras seguía metiéndola mano.

–      “Aunque me has tocada como un cerdo y has metido mano hasta dentro a tu cuñada sin ningún cuidado y has conseguido que se corra como una zorra delante de ti, seguro que todavía sigues pensando en la pardilla de mi hermana y en que no deberías estar haciendo esto” Me dijo mientras se colocaba de rodillas en el asiento, se inclinaba sobre mí y me susurraba al oído.

–      “No te preocupes que te voy a quitar toda la culpa del cuerpo a lengüetazos” Y empezó a acariciarme la polla por encima del pantalón. “Pero si estás con un empalme que está pidiendo que la coman. ¿Quieres que te coma la polla cuñado?” Yo intentaba concentrarme en la carretera y además prefería no contestarla porque sabía que eso la calentaría todavía más y no hice nada.

–      “Cuñado me encanta cuando te callas, sabes que no necesito que me digas nada porque estoy deseando comerte la polla desde hace años. Ahora voy a bajarte la bragueta, voy a sacártela y voy a comprobar de qué estás hecho”. Así hizo.

–      “Cuñaaaadooooo, cariño, pero qué hija de puta mi hermana. Siempre me había dicho que no había visto polla como la tuya pero nunca me dio detalles. Madre mía, pero que pollón tenías aquí guardado. Que ganas tengo de comértela, pero con tres condiciones”

Pensé que esta tía no tenía fin, estaba deseando que me chupara pero seguí callado mientras ella seguía jugando con mi polla en su mano, masturbándome lentamente mientras me susurraba al oído:

–      “Primera, mientras te como la polla, quiero que me sigas tocando el culo y mi coñito porque necesito seguir sintiendo como me metes mano, mira así lo tendrás más fácil.” Dijo mientras se quitaba el tanga y se subía el vestido por encima de la cintura para dejarme vía libre. Si en esos momentos hubiera adelantado a alguien lo primero que hubiera visto de nuestro coche era el soberbio culo de mi cuñada con el coñito marcado.

–      “Segunda, quiero que corras cuando quieras, pero que lo hagas en mi boquita. Estoy deseando saborear tu leche y que sientas cómo te corres dentro de la boca de tu puta cuñada”. Me estaba poniendo a mil la muy zorra.

–      “Y tercera, quiero que mientras te la como llames a mi hermana y hables con ella. Quiero que los dos disfrutemos mientras le ponemos los cuernos a la gilipollas de mi hermana. Llevo toda la vida aguantando sus comentarios de lo maravillosa que es su vida, de que debería buscarme un hombre como su marido, todo lo que la quieres y el sexo que disfruta contigo. Quiero que la llames, y le preguntes por el cornudo de mi marido que ni se imagina que me estoy comiendo esta maravillosa polla. Quiero que le digas que me estoy portando muy bien, que te estoy haciendo pasar un viaje perfecto, pero que con el tráfico seguro que llegamos un poco más tarde.”

No entendí a qué se refería con más tarde hasta que mientras baja su cabeza hasta mi polla siguió hablando:

–      “Porque cuando te hayas corrido dentro de mi boca vamos a parar en área de descanso.” Y empezó a pasar su lengua por mi polla. “Vamos a pasarnos al asiento de atrás, me voy a sentar encima de tu polla y te voy a follar hasta que vuelvas a reventar…… Después seguiremos hasta que encontremos un buen sitio dónde cenar…… nos sentaremos y nos beberemos una botella de vino………….. te esperaré en el baño para que me folles. Llamaremos a nuestras familias y le diremos que nos tenemos que quedar a dormir porque se hace demasiado tarde……………………” Todo esto mientras me iba chupando la polla y yo le magreaba el culo y coñito.

–      “Nos meteremos en uno de esos moteles de carretera a los que la gente va a follar y eso haremos…………. porque quiero pasar toda la noche pegada a ti………………… Y cuando lleguemos a Almería quiero que me folles todos los días…….. delante de las narices de mi hermana y mi marido cuñadito”.

Me había convencido. Empecé a marcar el número de mi mujer por el teléfono del coche con la polla dentro de la boca de mi cuñada y mi mano acariciándole el culo, mientras volví a recordar cómo habíamos llegado a esta situación desde que empezamos el viaje.

Continuará.