El Viaje a Amsterdam (II)
Continuan nuestras aventuras en la ciudad del sexo.
El viaje a Ámsterdam (2ª parte).
Al llegar al local del amigo de los dos alemanes que se pegaron el lote con mi mujer, vimos que era un local de sexo. En el escaparate había una mujer que se movía sensualmente al ritmo de la música. Estaba haciendo un streptease como reclamo al espectáculo que habría dentro. Mi mujer contemplaba el espectáculo con expectación y algo de envidia ya que me dijo que si me gustaría verla ahí. Yo le respondí que seria excitante y parecía que nos leían la mente ya que uno de los chicos presentándonos al dueño del local que estaba en la puerta hablando con unos clientes, le invito a mi mujer a pasar dentro.
Entraron el dueño y mi mujer y yo me quede fuera con los dos Alemanes. Al cabo de un rato que se me hizo larguísimo apareció en el escaparate mi mujer. La habían cambiado de ropa y ahora llevaba un vestido totalmente transparente negro que apretaba sus pechos y dejaba a la vista todo el cuerpo desnudo de Vanessa. Le habían puesto unos zapatos negros brillantes de salón y de tacón altísimo de aguja. Parecía una puta mas del lugar, sobre todo cuando fue desinhibiéndose poco a poco y se movía sugerente agachándose y mostrando su coño desnudo, apretándose las tetas y juntándolas. Se daba la vuelta y poniéndose de cuclillas se separaba las nalgas y se acariciaba con un dedo su dilatado ano debido a la follada anterior.
Era un verdadera stripper y disfrutaba con ello, todos disfrutábamos con ello y yo volvía a estar a cien. La calle fue llenándose de gente que veía el espectáculo y empezaba a causar sensación. Estuvo casi cuarto de hora así en el escaparate hasta que una mujer entro en el escaparate y agarrandola de la mano la saco del escaparate metiendola en el local. Ella según se iba me decía que pasase y me sonreía, estaba disfrutando.
Me costo entrar ya que toda la gente que había fuera decidió hacer lo mismo que yo, sin duda había sido un buen reclamo para el negocio.
Ya dentro, había varios pasillos y puertas a los lados. Comprendí que eran cabinas y los Alemanes me hicieron entrar en una de ellas. Era pequeña, y daba a una cama redonda que giraba lentamente. Solo separaba la cama de la cabina una barandilla por lo que seguramente se podría tocar al a chica que saliese allí y que no tarde en comprobar que era mi mujer. Apareció caminando sobre la cama con sus zapatos negros y ese vestido transparente que dejaba totalmente desnuda a Vanessa de un modo excitante.
Ella contoneándose se puso a cuatro patas y acariciándose era tocada por los tíos que había en las otras cabinas, Le pasaban las manos por el culo abierto, la tocaban las tetas. Ella se acercaba a las cabinas y se alejaba jugando con nosotros. Se acerco a mí y besándome en la boca me dijo que subiera a la cama. Yo no lo dude aunque me daba algo de vergüenza todos esos tíos mirando y pajeandose delante de mi mujer y ahora viéndome a mí allí.
Ella me fue desnudando y tumbándome en la cama me empezó a masturbar y a chuparme la polla. Mientras tanto los tíos de las cabinas le sobaban el culo a Vanessa e incluso introducían sus dedos en su ano y en su coño al lento paso por delante de ellos. Ella seguía chupandome la polla todo lo bien que sabe hacerlo.
Uno de los tíos subió a la cama con la polla fuera y poniéndose detrás de mi mujer le enchufo la polla por detrás y comenzó a follarla. Ella sin apartarse se dejaba follar mientras seguía tragándose mi polla. Así otro subió a la cama y poniéndole la polla cerca de la cara la encamino hacia ella y soltando la mía se trago la del tío sin rechistar y se la empezó a mamar rápidamente. El que la follaba por detrás saco su polla y sacudiéndola un par de veces se corrió sobre el culo de Vanessa y se aparto para dejarme paso a mí que tenia ganas de follarme a mi mujer ya que estaba muy cachondo. Me puse detrás de ella y le metí la polla en el culo que tenia dilatado de antes y ahora mojado del semen que le escurría por sus nalgas y que había dejado el tipo anterior. Empecé el mete saca en su ano mientras acariciaba sus tetas que permanecían apretadas dentro de aquel vestido.
El tío que tenia la polla en la boca de mi mujer empezó a correrse y la leche se le salía por la comisura de los labios mientras que yo me corría dentro del culo. Ya había otro tío dentro que la sentó encima de su polla y se la metió por el culo que a estas alturas tenia mas que dilatado y solo la proporcionaba placer. Otro chico mas joven se acerco y le metió una enorme polla por el coño y así fue follada por los dos que se corrieron dentro de ella.
Así estuvo un buen rato siendo follada por varios hombres cada vez hasta que la cama dejo de girar y la música de sonar y una puerta se abrió saliendo los dos de allí. Ella estaba muy cansada pero satisfecha. Nos llevaron a un yacuzzi y allí sobre todo ella pudo asearse ya que escurría semen por todos los sitios.
Nos fuimos del local y salimos a la calle. Dimos un paseo y nos fuimos al hotel ya que había sido un día bastante ajetreado. Fuimos directos a la cama y nos quedamos dormidos casi al instante.
Cuando me desperté ya era de día y mi mujer no estaba a mi lado. Me levante y al salir de la habitación vi a mi mujer sentada encima de un de los botones que estaba tendido en el suelo del salón cabalgando sobre su polla mientras le chupaba la polla a otro que estaba sentado en el sofá.
Me quede de piedra, debían de llevar un rato así ya que el que estaba sentado no tardo en correrse en la boca de mi mujer. El otro que estaba debajo de ella la levanto y apoyándola contra el sofá, de pie la metió la polla por detrás y la estuvo follando unos minutos hasta que se corrió sobre su culo y su pierna.
Yo que estaba en la puerta viendo el espectáculo estaba empalmado viendo a mi mujer así y ella al verme me dijo que me acercase. Sentada en el sofá me puso un pie en la cara y haciéndome chuparselo, me saco la polla y masturbándome me la condujo hacia su coño, que estaba empapado de jugos no solo de ella.
La folle un buen rato así, ella tumbada en el sofá con las piernas hacia arriba y yo lamiéndole los pies que tenia dentro de unas sandalias de tacón fino y bajo que solía usar para andar por casa. Termine corriéndome sobre sus pies que me hizo limpiar.
Mi mujer es un autentico volcán sexual y es maravillosa en todo lo demás. Es una suerte tener una mujer así. Las vacaciones en esa ciudad hicieron honor a algunas de las cosas que dan fama a Ámsterdam. Una ciudad fantástica.