El Viaje (5)

- Estoy cabreado contigo, cuando vas a aprender que tú eres mi esclavo, y solo debes obedecerme en todo lo que yo te diga, te guste o no te guste. – dijo furioso sin apartar su vista de mí.

TEBEOS FACSIMILES EDIT. MAGA

Dentro de la piscina todavía se respiraba ese aire de sexo que aun estaba presente, queria hablar con Miguel sobre lo ocurrido pero ahora era el centro de atención de todos y lo rodeaban la mayoria de los presentes por lo que me era muy difícil acercarme a el. Me sali del agua y me coloque en la amaca para tomar el sol a la espera de charlar con mi amigo, me habia quedado dormido y fui despertado por este para que volvieramos a las habitaciones.

Miguel me acompañó a la mía y allí aproveché para hablar de lo ocurrido en la piscina.

Miguel, hoy me has impresionado con lo que has hecho, jamás me he puesto tan caliente con el sexo.

¿Te ha gustado verme?

Tengo que reconocer que me ha gustado muchísimo.

Me alegra saberlo, espero que pronto yo pueda decir lo mismo de ti.

Yo no estoy preparado, ni creo que me guste lo que te han hecho a ti. Mírame, apenas puedo soportar este consolador y solo es un trozo del pene que te ha follado a ti.

Carlos, yo sufrí al principio lo mismo que tú, tampoco me gustaba la penetración y ya ves ahora, me gusta follar y que me follen y si puedo elegir las prefiero grandes. Cuando se ha probado y te han puesto en el cielo ya no quieres bajar. – dijo con una sonrisa.

Pues yo no siento ningún placer con esto en mi culo, sino más bien una molestia.

Eso es un juguete para entrenarte, lo bueno vendrá cuando pruebes una de verdad, y ya no puede tardar mucho.

Bueno te dejo que voy a darme una ducha para ir al comedor. – dijo marchándose a su habitación.

Suerte que tienes, porque yo se ya lo que me toca de almuerzo. – contesté resignado.

Yo al igual que Miguel, me fui a la ducha y me relajaba mientras el agua caía sobre mi cuerpo, pensaba en lo que habia visto unas horas antes en la piscina, no era fácil olvidar las escenas y sobre todo como follaron a Miguel de esa forma tan bestial. Me tiré en la cama y observé como habia perdido peso desde mi llegada, era normal pues sin alimentos sólidos no cabía esperar otra cosa. Las piernas y brazos habian perdido tono muscular y alguna costilla se notaba bastante, si el amo queria modelar mi cuerpo lo estaba consiguiendo pero a base de yo pasar hambre, ademas yo era un chico bastante bien formado y sin nada de grasa, no entendia esa mania de tenerme pasando hambre.

Ver mi cuerpo completamente depilado y ahora con unos kilos menos me daba mas aspecto de niño del que tenia cuando llegué. Esperaba a Miguel para ir con el al comedor, pero en el fondo no me hacia pizca de gracia volver a estar agachado debajo de la mesa, mientras todos comen a placer y yo alimentándome a base de esperma.

Yo tenia noticias de secuestros a personas para pedir rescates por ellas o tenerlas como esclavos trabajando para ellos, pero lo que me pasaba a mi no lo veía normal. Tenerme perdiendo peso y comiendo solo semen humano no era nada lógico, además de la perdida de fuerza, que ya notaba por la falta de alimento básico jamás lo había oído. Estaba claro que algo se traía entre manos el amo y no me lo iba a decir.

Miguel asomaba su cabeza por la puerta y al verme en la cama sin el tanga puesto dedujo que tampoco tenía colocado el consolador, y llevaba razón, mi culo estaba descansando. Pero asumido mi papel me dispuse a coger el lubricante y embadurné mi culo y el juguete con la crema. Todo era ya mecánico, la crema, me agachaba y para adentro el juguete. Mi orificio se estaba acostumbrando a estar abierto porque solo unas leves molestias y ya tenia dentro el consolador, mi tanga puesto y para el comedor a beber leche de sabe dios de que polla seria ahora.

Cuando llegamos, ya estaban sirviendo la comida los demás esclavos, me acerqué al amo y me dio un beso en la boca a la vez que me decía.-

Ahora te dejo elegir de cuales te quieres alimentar, tu mismo. – dijo

Gracias Amo. – dije resignado por tan buena oferta

Me agaché bajo la mesa y puse mis labios sobre la primera polla que encontré, de nuevo me encontraba tragando un pene mientras su dueño se alimentaba a placer con los manjares de la mesa. Pero como sabia que o eso o nada, puse todo mi empeño como en veces anteriores por sacar el jugo del trozo de carne que se perdía en mi garganta.

Tensaba las piernas y eso hacia saber que en breve tendría mi boca llena de leche.

¡Bingo¡ mi boca empezaba a llenarse de liquido blanco, yo tragaba como un bebé lo hace de la teta de su madre, sin respirar y sabiendo que es el único alimento que me llegaría. Acabado de ordeñar la primera polla me acerqué a la de al lado y continué con mi alimentación, dentro, fuera, dentro, fuera y asi hasta tenerla a punto para que saliera el liquido alimento que llenaría de nuevo mi estomago. Esta vez fueron cuatro las pollas que vaciaron su contenido en mí, el hambre dominaba mi cuerpo y me daba cuenta de que cada vez necesitaba mas leche para saciar mi apetito.

Cuando terminé de alimentarme, el amo me ordenó que me fuera a la habitación y esperara allí, a un invitado que no tardaría en llegar.

Me dirigí a la habitación y me tumbé en la cama a la espera de esa persona que comentó el amo. Sin nada en que matar el tiempo dormí una siesta y al despertar vi al amo a los pies de la cama hablando con otra persona.

Despierta, que nuestro invitado no tiene mucho tiempo para entretenerse. – dijo

Froté mis ojos y cuando los abrí, mi cara se llenó de rabia al ver esa sebosa figura frente a mí.

El camionero, era el malvado personaje que me había llevado al lugar donde estaba siendo esclavizado y sufriendo vejaciones. Mi primera reacción fue ir hacia el para sacarle los ojos ante la rabia que me produjo el encuentro, pero un enorme guantazo del amo me tiró de nuevo sobre la cama, cosa que no impidió que lo intentase de nuevo, pero volví a recibir otro golpe en mi cara y esta vez mucho mayor.

¡Estúpido¡ no me obligues a volver a pegarte, eres mi esclavo y servirás a quien yo diga, además tengo que agradecerle el regalo que me hizo al traerte conmigo. – dijo enfurecido el amo.

Apreté mis dientes y dirigí mi mirada de odio hacia los dos haciéndoles ver que no estaría domado por nadie.

Y ahora vas a hacer las cosas bien o te llenaré de golpes hasta que lo entiendas. – dijo

Demuéstrale lo que has aprendido con tu boca desde que estas conmigo, y sino queda contento lo pagaras a base de castigos. –

El camionero comenzó a quitarse la ropa y yo maldecía en mi interior el día y la hora que me crucé en su camino. Desnudo se dispuso a subir a mi cama para recibir una mamada mía por los favores que el amo le debía. Ahí me di cuenta de que yo era realmente un esclavo y no tenia ningún derecho sobre mi persona.

Me acerqué al cerdo del camionero y comencé a mamar su asquerosa polla que además olía muy fuerte, estaba claro que el aseo no era lo suyo, yo me había acostumbrado a comerme las pollas de los siervos y la del amo, pero esta no la podía tragar sin sentir asco. El me miraba y acariciaba mi cabeza mientras disfrutaba con la felación, quería que le mirase mientras se la chupaba, pero yo no acedía a sus pretensiones. Me limite a sufrir mi suplicio con asco e intentaba que me vaciara su leche lo mas rápido posible, y vaya si lo conseguí.

Minutos después me tenía las dos manos sobre mi nuca y me follaba la boca mientras despedía chorros de esperma en el interior de mi garganta. No paraba de decir cosas, mientras se corría.-

Traga putita, trágate mi leche que la tenia reservada para ti.

Asi, asi, estas hecha una buena zorra, están haciendo de ti toda una experta come pollas, aaaaaaaaaaaagggggggggggg.

Toda esa mierda tuve encima que aguantar del culpable de mis problemas. Me levanté de la cama y allí seguía el saco de carne que estaba hecho el malvado camionero.

Puedes estar orgulloso del trabajo que haces, esta hecha toda una experta con la boca. – dijo dirigiéndose al amo.

Mientras el camionero se vestía, yo me daba una ducha para quitarme de encima el olor nauseabundo que había impregnado sobre mi piel, él por supuesto ni siquiera hizo la intención de lavarse, se fue como vino, siendo un cerdo asqueroso.

Los dos abandonaron la habitación charlando entre ellos, yo volví a la cama y maldecir mil veces al canálla que había tenido que satisfacer momentos antes. Me acordaba de las palabras que me dijo, putita, zorra, siempre en femenino, eso hizo que me cabrease aun más, y no pude reprimir gritar de rabia, AAAAAAAAAAAAAAAA tal fue el grito que a los pocos segundos Miguel estaba entrando en la habitación con cara de asustado.

Ocurre algo Carlos, y esos gritos, que ha ocurrido. – dijo preocupado

Nada Miguel, solo he gritado para desahogarme. – dije con rabia

Algo te ha pasado para que gritaras de esa forma, cuéntamelo – dijo

Me dispuse a contárselo y a la vez me serviría de consuelo y de desahogo, el escuchaba atento todo lo que salía de mis labios y podía ver en su rostro la ira al tiempo que se enteraba lo que me había ocurrido.

Asqueroso, ha sido asqueroso lo que te ha obligado a hacer el amo, lamento lo que te han hecho, pero mi consejo como amigo es que procures olvidarlo lo antes posible. – me dijo consolándome.

A los pocos minutos volvía a aparecer el amo en la habitación, como un resorte Miguel abandonó la misma.

Estoy cabreado contigo, cuando vas a aprender que tú eres mi esclavo, y solo debes obedecerme en todo lo que yo te diga, te guste o no te guste. – dijo furioso sin apartar su vista de mí.

No he podido evitar ponerme furioso, el es el responsable de mi situación, y yo no elegí estar aquí. – contesté

Como castigo no saldrás de la habitación en todo el día, mañana veremos que hago contigo. – contestó furioso

Se fue cabreado dando un portazo al abandonar la habitación, yo me puse a llorar al explotar mi rabia interna. Me tire sobre la cama con la esperanza de que Miguel viniera para al menos poder hablar con alguien amigo, pero mis esperanzas se vinieron abajo cuando al rato la persona que entraba en la habitación era el medico.

Hola, como estas. – dijo saludándome

Cabreado, o es que no se nota. – contesté

Tranquilízate, vengo a darte la medicina y a pincharte asi que relájate y no te dolerá el pinchazo. –

No contesté, cojí las pastillas me las tragué y me tumbe boca arriba para recibir la inyección.

Todo fue rápido, al instante el medico recogía sus cosas y se despedía hasta el día siguiente. Con la ayuda de las medicinas mi cuerpo se notaba que deseaba dormir, y asi fue como un nuevo día estaba a punto de finalizar para mí en mi dichosa prisión.