El Viaje (4)

- Venga no te demores, que vamos tarde, ¿por cierto llevas puesto el consolador? – - No, esta noche he dormido sin él. –

TEBEOS DE LA EDITORIAL BRUGUERA.

Había dormido profundamente toda la noche, y hoy comenzaba otro nuevo día en mi pequeña prisión al servicio del amo. No me encontraba bien físicamente, tenia una sensación extraña en mi interior, culpé de mi salud al ajetreo del día anterior y a los medicamentos que me suministraron la noche anterior.

Me dirigí a la ducha para despejarme y afrontar lo que me deparase el nuevo día, al rato vi a Miguel entrar en la habitación.

Buenos días Carlos, vayamos a desayunar que nos esperan. –

Perfecto, tengo ganas de tomar un buen café, hace días que no lo pruebo. – conteste

Venga no te demores, que vamos tarde, ¿por cierto llevas puesto el consolador? –

No, esta noche he dormido sin él. –

Pues póntelo y que no se entere el Amo que se te ha olvidado. –

¿Cuál tengo que colocarme hoy? – dije

Hoy le toca el turno a éste. – dijo señalando a uno bastante mas grande que los anteriores.

Sabia que quejarme no me libraría de colocármelo, fui por la crema lubricante y doblé mis rodillas para iniciar la penetración. El tamaño de éste, se podía considerar como de medidas aceptables era muy parecido a las medidas de mi propio pene, unos 17cms. No estaba entrando con facilidad, me dolía y eso hacia que mi culo se contrajera y hacia mas difícil la penetración, intentaba relajarme y volvía a llenar de lubricante el esfínter y el juguete. Cambié de posición para un nuevo intento y coloqué el consolador sobre un sillón y me dispuse a sentarme sobre él, notaba como la punta se habría paso en mi interior y muy despacio dejaba caer mi cuerpo sobre el falo, la penetración no era tan dolorosa pero aun así las molestias eran muchas y nada placenteras.

Déjate caer de una vez, que no llegamos al desayuno. – dijo Miguel

No es fácil para mí follarme con semejante consolador. – contesté

Pues eso no es nada con lo que te van a meter por ese culito. –replicó

Déjame en paz, no puedo relajarme si me das la lata. – dije

Se hizo el silencio y volví a concentrarme, tuve que sacarlo para respirar profundamente y volver al principio. Volvía a bajar y ceder paso, al objeto que quería dilatar mi esfínter para ubicarse en mi interior, sudaba pero ya tenía que acabar, las ganas de desayunar asi lo requerían.

Ice un esfuerzo y llegué al final, notaba como la base del consolador rozaba el exterior del culo. Me molestaba bastante aunque ya dolía menos pero su tamaño no me dejaba relajarme, me puse el tanga de cuero para evitar su salida y me fui con Miguel a desayunar.

Ya era hora, parecía que no tenías ganas de tu desayuno. – dijo el amo dirigiéndose a mí.

Hemos tenido un pequeño problema con el juguete. – dijo Miguel

El amo hizo un gesto para que me acercara y una vez a su lado comprobó con su mano que mi culo estaba penetrado. Dio un tirón a la correa de mi cuello y me hizo agachar.

Ya sabes lo que tienes que hacer, ahí tienes tu desayuno. – dijo señalando a su polla.

Yo no contesté, estaba a punto de llorar de rabia, pero me contuve y como fiel cordero comencé a saborear mi desayuno. No mintió cuando me dijo que durante un tiempo mi único alimento iba a ser el semen que yo mismo extrajera de las pollas. La necesidad de comer algo me hacia lamer la polla de forma feroz y cuando llegó el orgasmo del amo, procuré tragar toda la leche pues estaba visto que ese iba a ser mi alimento y el hambre me hacia ver el semen como un alimento exquisito. Apenas sentía asco al tragar la leche y ese sabor fuerte que notaba al principio había desaparecido.

Veo que te esta gustando comer mi polla y su leche.- ¿sigues con hambre? – preguntó

Si amo todavía tengo hambre. – dije ingenuamente.

Pues ya que sigues con apetito, sigue debajo de la mesa y ve vaciando de leche las demás pollas de mis siervos. – replicó

Con mi orgullo por los suelos, pase a tragar la polla del siervo contiguo al amo. Este se acomodó y me la ofreció, yo comencé a saborear un nuevo falo de tamaño considerable y dedique todo mi esfuerzo para llenar mi estomago con algo caliente. Después de varios minutos de engullirla, recibí el primer chorro de leche al final de mi garganta y asi uno tras otro hasta vaciar su depósito. El siervo tiro del collar de mi cuello, me acercó a su cara y me dio las gracias con profundo beso.

Este le dio la correa al siguiente y volvía a estar tragando otra polla para recibir mi alimento, tenia el pene algo mas pequeño y podía tragarlo entero, de mi boca salía y entraba con facilidad su polla y eso facilitó que antes de lo previsto me estuviera llenando con su semen toda mi garganta. Yo seguía en lo mío de alimentarme con semen y no cesaba de chupar hasta ver que ya no había nada más que sacar.

Al tercero de los siervos pase sin necesidad de que me obligara, cogí su falo con la mano y lo introduje en mi boca como si de un caramelo fuera. Volvía a tener mi boca ocupada pero ahora no tenia la facilidad de tragar de antes, a decir verdad quería pero no podía, la enorme polla del siervo negro no era fácil de engullirla, solo podía tener dentro de mi boca unos pocos centímetros, su enorme diámetro me lo impedía aun poniendo todo de mi parte. Yo la sujetaba con las dos manos y ahí es donde se veía el inmenso tamaño de su falo, el obligaba con su mano en mi cabeza a que tragara lo máximo posible, pero era inútil, además de grande, mi boca empezaba a tener molestias por el tiempo que llevaba en esos menesteres. Aun sin tragarla en su mayoría, sabía que podía hacerlo correrse y saborear leche de raza negra. Dicho y hecho me agarró la cabeza con ambas manos y sacudió chorros de leche en mi boca sin descanso hasta soltar la última gota, había superado a los demás en cantidad por mucha diferencia.

Mi boca estaba cansada y dolorida y con suficiente alimento en mi interior, como para dejarlo por el momento. El amo asi lo comprendió y me hizo levantar de debajo de la mesa.

Espero que estés satisfecho y hayas aplacado tu hambre, vete con Lito y disfruta de la piscina. – dijo

Gracias amo, eso haremos. – contestó Miguel

Instalados en el césped de la piscina, Miguel me miraba sin apartar la vista, por lo que le pregunté que le pasaba.

Que observé como tragabas las pollas y deduje que te estaba gustando. – contestó.

No me gusta comer pollas, pero si para recibir alimento tengo que hacerlo, pues lo hago y basta. –

No me engañas, no digo que al principio te gustara, pero hoy has demostrado que al menos ese asco ya no lo tienes. A mi me ocurrió lo mismo, yo llegué en las mismas circunstancias que tú y hoy como veras disfruto del sexo con hombres. – dijo

Ahí cosas que te acostumbras a la fuerza, llevo tres días aquí y solo recibo como alimento el semen de los demás, ya me dirás que hago para sobrevivir. – contesté

Te entiendo perfectamente, pero reconoce que al menos que ya no tienes ese asco cuando estas tragando la leche. –

Si lo reconozco, pero ha sido tanta leche como he tragado, que al final tenia que llegar a acostúmbrame, pero no a gustarme como pretendes hacerme ver. – contesté

Todo a su tiempo, llegara el día que pongas tu boca pidiendo tu ración. – dijo

Dejé de contestarle y cerré los ojos para relajarme y disfrutar del sol de la mañana. Al rato mi cabeza volvía a pensar en la conversación de Miguel, seria verdad lo que me dijo, me estaría acostumbrando a beber el semen y sobre todo, llegaría a gustarme como me vaticinó. Mi cerebro me decía que eso jamás ocurriría, yo no era maricon y solo con salir de allí se acabarían esas dudas.

Un toque en mi hombro me hizo salir de mis pensamientos, era una de los esclavos que me traía unas pastillas y agua para tomarlas.

Me lo ha dado el medico para ti, debes tomarlo ahora. – dijo

Tomé las pastillas en mi mano y con un trago de agua desaparecieron en mi garganta.

¿Miguel, para que me dan estos medicamentos? – pregunté

No lo sé, imagino que será para compensar la falta de los alimentos que no recibes. – dijo

Eso espero, porque si sigo alimentándome solo de semen me voy a quedar en el chasis. – dije

A ti no te lo dieron cuando llegaste. – pregunté

No, a mi no me dieron nada de medicinas, pero yo comía alimentos que tu no recibes y eso hará que te los den a ti. – dijo

Pues será por eso entonces. –

Hablando estábamos, cuando vemos llegar a la piscina a los siervos junto a los otros esclavos y al amo, éste se dirige hacia nosotros y le dice a Miguel que se acerque a mi.

Lito, mamale la polla hasta que se corra en tu boca, creo que hoy se lo ha ganado. – dijo

Miguel, acercó sus labios a la cabeza de mi pene y comenzó a tragarlo de forma suave, bajaba y subía su cabeza de forma acompasada. Mi polla lucia una fuerte erección y mis jadeos lo excitaban aun mas, era todo un experto y me hacia subir al cielo con su boca. Al igual que me lo hacían a mi, yo agarraba su cabeza con mis manos para acompasar el ritmo de la felación.

No pares Miguel, aggggggg…….. mi cuerpo se contraía y yo no soltaba su cabeza de mis manos.

Dios……. que placer, hummmmmmm……aaaaaaaaaaaggggggggg, eso era lo único que salía de mi boca. Ya no pude más y un inmenso chorro de leche lleno la boca de Miguel, y otro, y otro, asi hasta vaciar mis testículos. Mi amigo parecía querer más, pero no podía complacerlo, ya no había ni una sola gota. Terminada su misión se fue a su hamaca y me dejó descansar.

¿Te ha gustado como te lo ha hecho? – preguntó el amo

Si amo, he disfrutado mucho. – contesté

Miguel al final se estaba saliendo con la suya de que poco a poco llegaría a gustarme esa forma de sexo tanto como a el.

El amo me hizo dar la vuelta y observó el consolador que llevaba colocado, lo sacó y comprobó sus medidas, hecho esto, me lo volvió a introducir.

Creo que en un par de días estarás a punto para recibir una polla de verdad en tu precioso culo. – me dijo

Yo callé, y pensé con temor en ese futuro día, no se si estaría lo suficientemente preparado para ello. Los que si estaban del todo preparados eran los siervos que tenia enfrente, unos y otros se estaban calentado y el espectáculo que se avecinaba era evidente que lo iban a disfrutar al máximo. Ya había varias pollas dentro de las bocas de los esclavos y los más desesperados incluso tenían sus culos perforados por las pollas cercanas. Era una verdadera orgía a la que se sumó Miguel. Nada mas unirse al grupo comenzó a engullir dos pollas a la vez y al mismo tiempo el siervo negro intentaba hundir su mástil en su pequeño orificio.

Quédate aquí y disfruta del espectáculo. – dijo el amo al levantarse y unirse al grupo.

El amo, se acercó a Miguel y agachó su cabeza para saborear la polla de este, mientras el negro seguía intentando penetrarlo y los otros dos hundían sus pollas en la boca. Miguel estaba ocupado en su totalidad, el amo al ver que tenia problemas en la penetración se dispuso a lamerle el culo e introducir su lengua. Mi amigo jadeaba y se veía que gozaba al máximo, como el dijo minutos antes a mi tarde o temprano me ocurriría lo mismo.

Al rato de estar preparándole el culo con su lengua, el amo agarró el miembro del siervo negro y lo colocó a la entrada del culo, el negro comenzó a forzar el esfínter y ya tenia unos centímetros dentro, Miguel sudaba y en su cara se reflejaba que no era nada fácil ser follado por semejante falo. Dejo de lamer las pollas y se concentró en la penetración, su respiración era lenta y profunda para intentar relajarse lo más posible. Para ayudar a la penetración el amo se colocó frente a Miguel para que los envites del negro tuvieran mas fuerza y asi impedía que éste se fuera hacia delante.

Yo no podía creer lo que veía, jamás pensé que un culo pudiera recibir tanta cantidad de carne. El miembro del negro estaba a punto de desaparecer en su totalidad dentro del culo de mi amigo. Lo poco que quedaba por entrar se encargó Miguel, dejándose caer sobre las piernas de su amante. Una vez perforado el culo en su totalidad, su boca volvió a recibir a las pollas anteriores.

Miguel estaba fuera de sí, sus ojos delataban que estaba en una nube y que gozaba como ninguno de los presentes. Sus manos no dejaban salir de su boca a las pollas, y sus movimientos de cadera evidenciaban que en su culo no había dolor sino todo lo contrario. El mástil negro que lo tenía ensartado se movía de dentro a fuera y los vaivenes que recibía eran de una fuerza enorme. La escena ofrecida era de un morbo total y absoluto y yo no era ajeno a lo que estaba ocurriendo, mi pene volvía a estar en erección máxima y deseaba pajearme al tiempo que observaba dicha escena. El amo me observó y se acercó a mí, apoyó su brazo en mi hombro y me tumbó en el césped, colocó su cuerpo y el mió enlazados en forma de tijeras y su pene rozaba al mió.

Escupe en mi mano. – dijo

El hizo lo mismo, y con ella untada de saliva procedió a pajear a su polla y la mía a la vez, era una delicia lo que me estaba haciendo. Mi cabeza solo pensaba en el placer y en que durase lo máximo en corredme. Miraba a Miguel y viéndolo gozar se disipaban mis tabúes sobre el sexo entre hombres, y a la vez mi calentura iba en aumento, mi polla seguía disfrutando de la mano del amo y aunque deseaba que tardara en llegar al orgasmo no pude evitarlo y mi leche y la del amo se fundían entre si. Yo me retorcía de placer mientras el amo continuaba sacando con su mano la poca leche que ya tenían mis testículos.

Miguel continuaba empalado y su boca y su cara estaba siendo regada por las pollas de los siervos. El negro no parecía tener prisa por acabar y Miguel parecía un muñeco ante los envites de su pareja, el falo negro salía en su totalidad para volver a desaparecer de nuevo en el interior del culo de Miguel. Era la mejor y más caliente escena de sexo que jamás había presenciado, segundos después se podía saber que el mástil negro estaba descargando porque las piernas de Miguel chorreaban de semen al no poder el culo de mi amigo soportar tanta cantidad en su interior.

Empalado como estaba por el falo del negro, Miguel recogió con sus manos parte de la leche que bajaba por sus piernas y la utilizó como lubricante para masturbarse. Con la calentura que tenia solo le bastó un par de minutos y su polla mandaba lejos, destellos de semen que se perdían en el suelo del césped.

Una vez todo hubo acabado, a una orden del amo nos tiramos a la piscina para relajarnos, me acerqué a Miguel y pude ver en su rostro la felicidad que le invadía.