El vestido de bodas V

Así termina mi noche de lobas...luego de cantar a la luna el más puro amor lésbico todo queda en silencio y tan solo mi vestido de bodas es el complice perfecto que guardará para siempre el secreto íntimo de mi despedida de soltera.

  • Volví chicas – Dijo Karla mientras besaba a Jime, al mismo tiempo que colocaba el nuevo arnés muy cerca de mi rostro.

  • Que bueno, ya te extrañábamos…Juliana es una mamadora profesional.

  • Entonces que me mame a mí también….quiero verlo – dijo mi princesa canela mientras me miraba con lujuria.

Seguí la orden como una gatita obediente, mientras que con mi lengua extendida toqueteaba el glande oscuro del falo cargado por Karla, con mi mano extendida masturbaba la verga de Jimena. De rodillas, totalmente sumisa, imaginé que esas vergas artificiales eran en realidad dos penes reales, dispuestos a ser devorados por una puta…y yo, me sentía en ese preciso instante la más puta de todas. Mientras succionaba el falo crema, masturbaba al negro y viceversa, mientras me engullía hasta los huevos la verga negra, masturbaba a la polla crema. Así alternativamente, mamaba de la una y luego de la otra, masturbaba a la una y luego a la otra, mientras que con mis ojos entreabiertos, observaba como Karla y Jimena se besaban en un juego de lenguas perfecto mientras se acariciaban las tetas y pellizcaban los pezones…el paraíso lésbico. Chupe con tanta vehemencia que todo mi torso se pringó con mi propia saliva, tenía las tetas húmedas y mi chocho palpitando…quería algo más.

  • ¿Cómo quieres que terminemos contigo? – preguntó con la lujuria brillando en sus pupilas Jimena. La pregunta me crispó los nervios…me quedaba una fantasía por cumplir.

  • Quiero una doble penetración…la verga negra en el culo y la crema en el chocho – dije sin tapujos…sin miramientos ni restricciones…¡era mi noche!

  • ¡Te vamos a hacer venir por todas partes! – susurró Karla mientras se acercaba a besarme.

Karla se recostó sobre la cama siendo sostenida por un par de almohadas. Yo le di la espalda y a arcadas, muy lentamente me acuclillé sobre ella. A medida que bajaba con las piernas abiertas sobre su cuerpo, Karla con pericia guío la verga negra a mi ano y muy lentamente se fue introduciendo en mi cuerpo, llenándome deliciosamente el culo. Comencé a mover mis caderas en círculo para sentir ese poderoso trozo de silicona en mi interior, giré mi cabeza para mirar a Karla y con mi lengua recorrí mis labios como una fiera salvaje satisfecha luego de una comida deliciosa.

  • ¿Te gusta que te enculen verdad? – pregunto Karla con lascivia.

  • Soy adicta al sexo anal…a todos mis amantes les pido que me follen por detrás.

  • ¡Entonces pídeme verga, preciosa!...me encantan las mujeres vulgares.

  • Dame verga mami…lléname el culito…sodomízame rico – le susurré a Karla totalmente llevada por la lujuria.

  • Dime que eres puta y te doy rico.

  • Sí mami…soy reputa…chuléame rico por detrás….¡Sí…así!, ¡que rico!, ¡que puta soy! – Ya no era yo misma, estaba  totalmente posesa por la lujuria y gritando esas palabras me liberaba totalmente como una alma viajera.

Karla me penetraba con vehemencia. La deliciosa verga negra ocupaba todo mi ano estimulando mi zona más erógena. Yo cabalgaba con desenfreno disfrutando de unas deliciosas penetraciones anales, mientras mi espalda descansaba en los senos turgentes de Karla. Jimena aprovechó mi posición y mientras me penetraban analmente, por un par de minutos, descendió a mi concha y con sus labios expertos me chupó el clítoris hasta dejarlo como piedra, solo entonces se colocó frente a mí y muy sutilmente, introdujo el falo crema a mi concha, que llena de jugos permitío desde el inicio una penetración profunda. Le tomé las tetas a Jime y le clavé las uñas sin restricciones. Nunca había sentido tanto placer en mi vida.

  • ¡Ahhhhhhhhhhh, que rico, estoy llena!...chuléenme duro mis amores…denme dulce verga…¡Sí así!

  • ¡Qué delicia a la muy guarra le entra todo!

  • ¡Síííí…me entra todo porque soy la más puta de todas!...No paren…¡Mi culito goza…mi chocho goza!

  • Adoro este trabajo…¡mira mi amor la belleza que nos estamos fallando!

  • Sí, es un bizcochito ninfómano…me encanta.

  • Ahhhhhh, sí, ¡Ya estoy, ya estoy!, me viene un orgasmo por el culo voy a explotar ¡Siiiiiiiiiii! ¡Culéenme, culéenme!...no paren ¡Siiiiiiii!

  • ¡Toma todo puta!, ¡toma todo!

  • ¡Siiiiiii, ahhhhhh!... Jime, sácame la verga de la concha que quiero eyacular…¡Másturbame…masturbame!

Entonces llegó el momento del climax, Jimena rápidamente me liberó de su falo y prontamente su mano experta comenzó a restregarme la concha y a oprimir mi clítoris, entonces, bombeada por las sendas envestidas anales propinadas por Karla un fuerte chorro parabólico salió de mi concha y fue a caer al vestido de novia pringándolo con mis jugos. Mientras más me penetraba Karla, más eyaculaba, parecía una fuente inagotable. Todos mis chorros de pasión empaparon el vestido de bodas de arriba abajo. No podía dejar de eyacular y un multiorgasmo poderoso se apoderó de todo mi sistema nervioso central, llenándome de espasmos continuos, cortándome la respiración y quebrándome la voz al punto del llanto. Mis amantes estaban extasiadas por mi orgasmo liberador.

  • ¡Ohhhhhh Dios, nunca me había corrido así, nunca eyaculo tanto…esto es demasiado!...¡Ohhh no puedo más, no puedo más!

Entonces desmonté a Karla quien con sutileza empezó a besarme con dulzura, en mi rostro y mi cuello, mientras jugaba con mi cabello. Jimena se nos unió, también besando con delicadeza mi vientre y mis senos. Con caricias sutiles me dieron un par de minutos para recuperarme, para volver en mí y para quitarme la anestesia de un multiorgasmo que nunca antes había tenido…pero solo un tiempo…las cosas volvieron a calentarse.

  • ¿Cuándo tu prometido te folla rico, cómo le agradeces?- Pregunto con decisión Jimena

  • Pero nunca me habían follado tan rico…me vine por todas partes.

  • Pero, ¿cómo lo agradeces? – Volvió a preguntar Jimena ahora jalándome un poco el pelo.

  • Me coloco de rodillas, y abro de par en par la boca para que me termine allí o si lo desea para que me llene la cara de semen.

  • ¿Te gusta el semen verdad?- preguntó sensualmente Karla.

  • Adoro la leche…me la trago toda

  • ¿Quieres que te terminemos en la boca?

  • ¡Siiiii!, me gustaría – atiné a responder aunque no sabía eso como podía suceder.

  • Entonces te queremos de rodillas con la boquita bien abierta – me ordenó Karla.

Seguí las órdenes de mis amantes. Me arrodillé en el piso, cerré los ojos y abrí mi boca de par en par con mi lengua también extendida. Luego de unos tensos segundos, sentí como Karla y Jimena me colocaban los falos artificiales muy cerca de mi cara masturbándolos con decisión. No sabía que esperar. Continué gimiendo de ansiedad con mi boca abierta, hasta que de un momento a otro, sentí como de ambos falos salían sendos hilos de una sustancia blanquecina que me salpico el rostro, me saturó la boca y me pringó el pelo. Cerré la boca para tragar un poco y mágicamente me supo a semen fresco. Por instinto me acaricié la concha.

  • ¡Denme más nenas…quiero más lechita…esto es mágico!

Y así fue, los falos artificiales no paraban de eyacular, mi rostro estaba totalmente lácteo, mi boca se saturaba, yo tragaba para que me volvieran a llenar la boca. Todo mi cuerpo estaba pringado por el “semen” que copioso salía de ese par de vergas artificiales. Me sentía en el paraíso.

  • ¡Qué rico!…me bañaron toda. ¡Estoy toda eyaculada! – dije mientras relamía mis dedos y mientras esparcía sensualmente la leche por todo mi cuerpo.

Terminamos con un delicioso beso lésbico a tres bocas y a tres lenguas en donde Karla y Jimena buscaban los estertores de ese orgasmo artificial previo en mi boca, en mis labios y en mis pezones. Lamieron mi cuerpo sin restricciones hasta dejarme casi limpia.

Ellas empacaron y se fueron dejándome su tarjeta de servicios sobre la mesa de noche. Las acompañé a la puerta y me despedí de ellas no tan segura de que no las iba a volver a ver.

Volví a mi cuarto y los restos del naufragio me hicieron reflexiona sobre la noche loca que había tenido. La atmósfera del cuarto estaba aun densamente cargada de una pesadez a sudor y a sexo. Todas las sabanas estaban empapadas, mi piel tensa y pegajosa por el baño de semen artificial que me habían dado. Mi paladar sabía también a semen, mis labios a concha, aún tenía mi ano un poco dilatado y mis pezones firmes, pero lo que más me sorprendió es que mi cómplice de la acción, mi vestido de novia que usaría en un par de días estaba totalmente empapado por mis jugos…olía a pasión lésbica…ya no sabía si sería capaz de ir al altar con una prenda que ya no me recordaría la virginidad que supuestamente dejaba atrás, sino que me rememoraría el más salvaje amor entre hembras que ocurrió esta noche. Si me casaba con el vestido, con cada paso hacia el altar, recordaría los senos turgentes de Jimena, la concha perfecta de Karla y los orgasmos demenciales que tuve esta noche…ya no sabía que iba a ser.

A las 2 de la mañana sonó el teléfono, era mi prometido llamándome desde su despedida de soltero en un bar de la ciudad.

  • Hola mi amor…¿Qué si me he divertido con mis amigas en mi despedida de soltera?...no mi amor…fue una noche tranquila…un par de cocteles y nada más…