El vestido de bodas-IV

Mi noche prohibida continúa...acá continúo yo...aprendiendo a disfrutar del sexo entre mujeres, gozando de la más dulce lujuria que solo mis dos princesas pueden darme...

  • ¿Qué esperas Laura?, ¡cómeme el chocho que estoy ansiosa! – me insinuó Karla con decisión, así que dejando mi culito en pompa para que su reflejo erótico a través el espejo nos calentara aún más, me deslicé grácil entre las piernas de Karla hasta quedar muy cerca de su coñito delicioso que totalmente rasurado esperaba por mis mimos. Con mis manos me apropié de sus labios menores separándolos para liberar su clítoris y con mi lengua extendida empecé a jugar con su capullo precioso turbándolo de arriba abajo y de abajo arriba, en movimientos circulares y zigzagueantes para sentir como se colocaba duro, erecto y muy húmedo. Con mi lengua disfrute del clítoris de Karla como una niña disfruta de un bombón de canela.

Simultáneamente  Jimena se acercó a Karla colocándole su coño en el rostro. Karla con sus manos sostenía las nalgas de Jime para disfrutar sin restricciones del coño acaramelado de su pareja. Yo me comía el coño de Karla y a su vez, Karla devoraba la concha de Jimena, una sinfonía lésbica perfecta que se sublimaba con nuestros sonidos de succión frenética y con nuestros gemidos acompasados que descaradamente rompían la tranquilidad de la noche.

  • ¡Que rico me comes la cuquita…por eso te amo tanto! – susurró Jimena.

  • Conejo precioso…¡lo deseo solo para mí! – dijo Karla entre gemidos.

  • Toda mi concha es tuya, chúpamela enterita como la cerda golosa que eres…mmm, así…mmm… ¡que rico!

Mi lengua disfrutaba del delicioso clítoris de mi amante canela, mientras mi cuerpo se ponían aún más cachondos con la conversación entre Karla y Jimena, así que envuelta por un halo de pasión introduje dos dedos en la concha de Karla empezándola a penetrar lenta pero rítmicamente, al mismo tiempo que mi lengua continuaba torturando el botón erecto de mi amante. Su concha se llenó de jugos, mi mano se llenó de sus aguas de pasión y mi lengua cató los primeros sabores de un orgasmo femenino en mi rostro. Estaba a mil. Jimena gritaba histérica mientras escuchaba como las poderosas succiones de Karla llevaban a nuestra chica rubia al clímax.

  • ¡Sigue chupando, sigue chupando nena, no me sueltes la puta concha que me quiero correr en tu cara…síííí…¡me corro, me corro ahhhhhh! – Jimena empezó a temblar mientras Karla apretaba sus deliciosas nalgas para mantener su concha pegada a su rostro. Yo continuaba en mi labor frenética de devorar un coño precioso y torturar una concha con mis dedos. Dentro del cuerpo de Karla buscaba su punto G para presionarlo y así hacer llegar a mi amante. Deseaba que se corriera en mi boca.

Jimena terminó en el rostro de Karla, llenándola de jugos de pasión. Karla la dejó bien limpia, buscando con su lengua el último rastro de placer en la concha prístina de Jimena. Se fundieron en un sensual beso lésbico de amor total y mi amate rubia desapareció de la escena, las sentí alejarse de la cama y mientras lo hacía me propino una sabrosa nalgada que me dejó el culo marcado. Mientras tanto yo seguía en mi labor de devoradora de coños, quería graduarme con honores en la escuela del lesbianismo.

Karla separó sus piernas sosteniendo con sus manos sus muslos como si fuera a parir y empezó a bramar como un animal en celo.

  • ¡Dame dedo puta, dame mucho dedo que ya me tienes ahí!, quítame la lengua y mientras me das dedo y alcanzas mi punto G, con tu pulgar restriégame el puto clítoris con toda tu furia que voy a eyacular. ¡Dame duro mi amor que te voy a mostrar cómo nos venimos las guaras!... ¡Síííí, así!

Seguí las instrucciones de Karla, la penetré con furia mientras que con mi dedo pulgar amasaba su clítoris totalmente erecto. No pasaron ni un par de segundos cuando trémula por el orgasmo, sentí y vi como unos deliciosos chorros de pasión me pringaban la mano. Estaba en éxtasis, sabía que yo podía venirme a chorros, pero nunca había visto a otra mujer eyacular y menos por el placer que le estaba causando. Karla estaba transfigurada, respiraba aceleradamente y sus ojos estaban en otra galaxia. Continué dándole dedo sin restricciones mientras que con mi mano libre tomé su turgente seno derecho apretándoselo sin pudor, al mismo tiempo que pellizcaba su pezón. Karla continuaba eyaculando empapando todas las sabanas mientras yo disfrutaba de esa deliciosa escena de placer. Yo también gemía sin restricciones.

Cuando paro de venirse mi amante canela totalmente posesa por la lujuria tomó mi mano, con la que la estaba masturbando y lamió cada uno de mis dedos, los introdujo al fondo de su garganta y lamió y relamió los estertores de su orgasmo impregnados en mi mano. Yo mientras tanto acariciaba su pelo de noche.

  • Gracias, Laura, te juro que nunca antes una cliente me había hecho venir así, ninguna otra mujer, ni siquiera Jime…tuve como diez orgasmos seguidos y quiero más, soy una puta ninfómana…¿me darías más dedo?, lo deseo…siente lo duras que tengo las tetas, cuando me vengo en squirting se me ponen así. – Me acerque a Karla, tomé sus senos y delicadamente mordí sus pezones aproveché para acariciar con mis manos esos pomos del paraíso…en verdad estaban duras. Luego de algunos segundos de dádivas, recordé que tenía una pregunta por responder.

  • Claro nena, con gusto, quiero hacerte correr cuantas veces lo desees.

  • Dame dedo en el culo, tus dedos son mágicos, quiero dos dedos tuyos en mi culito…¿podrías?...¿sí?...¿podrías?

Solo el escuchar la propuesta me turbó el espíritu, así que tomamos nuevamente posiciones. Karla  recostada sobre la cama nuevamente se abrió totalmente de piernas pero colocó una almohada sobre  su trasero colocándolo en pompa para mí. Con sus manos se separó las nalgas exhibiéndome un anito precioso, rosadito y palpitante. Yo aproveche tal manjar y por unos segundos lo lamí degustando su sabor a anís. Pero como sabía que Karla quería acción no me demoré en colocarme en cuatro nuevamente para que el espejo reflejara mi culo y sexo ansiosos y para tener una mejor posición de penetración. Lamí mis dedos índice y medio y los introduje lentamente en el ano de mi amante, los llevé hasta el fondo y nuevamente, ahora desde su ano, estimulé su punto G haciendo círculos con mis dedos en el interior del culito de mi amante. Karla mantenía sus nalgas separadas. Sus senos estaban exultantes con sus pezones totalmente hinchados. Empecé a penetrarla con cadencia al mismo tiempo que, aprovechando su concha totalmente abierta como flor salvaje, empecé con mi lengua extendida a recorrerle su preciosa raja de arriba abajo, degustando sus jugos y volviendo a sentir su clítoris palpitante en la punta de mi lengua.

  • ¡Sííí, así, qué rico! Mi culo está lleno con tus dedos, me penetras de maravilla…¡mi culo goza!

Entonces sentí, mientras penetraba a Karla que Jime regresaba. Sin preguntar se colocó detrás de mí y sentí como un falo maravilloso me llenaba la concha. Sólo pude gemir con sorpresa. De reojo vi, que mi nena de sol se había colocado un arnés a la cintura portando una deliciosa verga artificial y ahora sin más ni más, Jimena se apoderaba de mis caderas y me palmoteaba las nalgas mientras ese falo me llenaba toda entera…esa maravillosa herramienta de placer ocupaba toda mi concha. Cerré los ojos para disfrutar de la penetración rítmica de Jimena mientras continuaba chupando coño y penetrando analmente a mi nena caoba.

  • Pensaste que me había ido…¿verdad, puta?...pues aquí estoy para llenarte de verga la concha…¿quieres?...dime…¿quieres verga?

  • ¡Ahhhhhh, sííííí!, culéame todita…dame verga por el conejito…así en cuatro me vengo fácil…dame rico Jime…¡dame dulce verga!

La escena era de antología, mientras Jimena me penetraba acompasadamente con un falo artificial, Karla gritaba como posesa a medida que mis dedos se perdían en su culo. Yo escasamente podía gemir, ya que mi lengua y mi boca se encontraban ocupadas con la concha de mi princesa canela. Jime me penetraba deliciosamente, me tomaba con fuerza por la cadera mientras de vez en cuando, ¡slap!, me palmoteaba las nalgas. Con cada nalgada gemía con más ahínco.

Karla se vino sin avisar. De un momento a otro su concha empezó a emanar chorros potentísimos. Un par me entraron en la boca estrellándose contra mi garganta y otros cuantos me empaparon el rostro y el pelo. Era lo que siempre había soñado, lo que precisamente me atontaba ver en pelis porno. Que una hembra de verdad me ofreciera todos sus jugos. Me encantaba el semen y ahora que estaba probando una brutal eyaculación femenina sobre mí, supe que era adicta al sexo, el sabor a mar de los jugos de Karla me encantaron, me saciaron la piel y el paladar como si el elixir de la eterna juventud se tratase.

¡No pares de darme por el culo, no pares!...¡que rico me llenas!… ¡me viene otro multiorgasmo!, ¡síííííí!

Entonces mientras disfrutaba de los jugos de Karla también me vine yo y jugos míos insuflados por el bombeo permanente de verga que me estaba dando Jimena, terminaron de humedecer la cama. Las tres gritábamos como locas histéricas.

Karla se recuperó de su orgasmo, suspiro profundamente y se fue de la cama dejándome sola con Jimena. Mi rubia de sol paro de penetrarme y de un solo envíon sacó el arnés de mi cuerpo. En ese momento otro orgasmo recorrió mi concha. Estaba llena de jugos de Karla y sudor mío, quería que la noche, nunca acabara. Yo me puse de rodillas sobre la cama y Jimena se colocó de pie colocándome la verga de plástico sobre mi rostro, ahora que la veía de frente era una verga preciosa, de hongo ancho y venosa. Suspiré profundamente.

  • ¿Te gustan las pollas verdad?

  • Me encantan

  • Te gusta mamar verga…¿cierto?

  • lo adoro…mamar y que me llenen la boca de leche

  • muéstrame entonces la mamada que le vas a regalar a tu prometido en tu luna de miel

Esas palabras, movieron algo en mí, además la escena de ver a una rubia voluptuosa con un pene erecto colgando me turbó el espíritu, así que sin pensarlo dos veces, tome esa deliciosa verga color crema a dos manos y le propiné una deliciosa lamida desde los huevos hasta el glande, recorrí toda su extensión con mi lengua tensa antes de metérmela entera a la boca y  empezar a succionar como si se tratase de una verga de verdad. Succionaba con delirio mientras miraba a los ojos a Jimena quien con movimientos sutiles de cadera me introducía esa deliciosa polla artificial hasta la campanilla. Yo la sacaba para relamer el glande y luego volvérmela a introducir entera a la boca.

  • ¡Fóllame la boca! – con una mirada entre el antojo y la lujuria le supliqué a mi amante rubia.

  • Eres una mamadora profesional.

  • ¡Sí, me encanta!...ahora fóllame la boca.

Jimena no demoró en seguir mis instrucciones y sin miramientos me tomo por el pelo, sujetando mi cabeza y obligándome a meterme el falo hasta el fondo de la garganta. Allí yo lo retenía hasta que me quedaba sin respiración y lo sacaba de mi boca dejando copiosos rastros de saliva sobre mi piel, sobre mis pezones erectos. Así repetía la mamada a garganta profunda, tratando de meter cada vez más polla a mi boca. Estiraba los labios para sentir llegar al límite con ellos, sentir los testículos artificiales del strap-on sobre mi boca. Jime me obligaba a quedarme estática con el delicioso pene muy adentro de mi garganta, hasta que me quedaba sin respiración y mis ojos se colocaban vidriosos por la falta de aire. De repente, de reojo, vi a Karla volver a la escena con otro arnés precioso. Este de color negro como una noche sin estrellas.