El vestido de bodas-III

Cada vez, la noche se pone más caliente. Estoy totalmente dispuesta a la pasión lésbica. Entre sexo oral, besos negros y corridas muy húmedas, continúa mi noche perfecta. El sueño hecho realidad.

Posesa por la lujuria mi lengua hacía círculos concéntricos sobre el  clítoris erecto de mi rubia perfecta. Luego de acariciarlo con mi lengua en repiques frenéticos, acompasadamente, chupaba sus labios menores que húmedos me recordaban el sabor de un mar olvidado. Jimena gemía quebrando la soledad de la noche, mientras yo disfrutaba de su coño perfecto y de sus jugos deliciosos. Abajo, Karla me penetraba con una cadencia de sinfonía con sus largos dedos de ángel caído, al mismo tiempo que succionaba con desenfreno mi botón de placer. Su boca no se apartaba de mi clítoris y sus dedos se introducían en lo más profundo de mi concha, estimulando mí puno G. No tarde en venirme de nuevo, dos y tres veces seguidas con unos orgasmos fuertísimos que me hicieron eyacular nuevamente sobre el rostro de Karla. Gemía trémula, mientras los estertores de un multiorgasmo profundo me hacían succionar con furia toda la concha de Jimena, quien también en su momento de nirvana, se vino sobre mí, empapándome la cara. Sentir sus jugos resbalando por mi rostro exacerbó mis sentidos haciéndome correr nuevamente. Atrapé su clítoris con mis labios, mientras mis manos apretaban sus tetas perfectas con fuerza. Todas gritábamos como locas de psiquiátrico.

  • ¡Ahhhhh que rico come la concha esta puta…la empape toda! – dijo Jimena mientras mi boca entera disfrutaba en éxtasis el sabor de su orgasmo.

  • Yo tengo mi boca llena de los jugos de Laura. ¡Eyacula mucho esta putita…sabe deli! – dijo Karla mientras continuaba penetrándome con decisión, ahora su dedo pulgar jugaba con mi clítoris.

  • Ven nena quiero probar esos jugos – con la respiración entrecortada espetó Jimena.

Entonces Karla se desprendió de mí, y jalando el pelo de Jimena la indujo a un beso lésbico en los que las chispas de mi orgasmo fluían de la boca de Karla a la de Jime. Un juego de lenguas frenético calentó aún más la noche.

  • Ya me comiste la concha putita…¿quieres probar mi culito? – sensualmente, susurró Jimena.

  • Ábrete ese culito rico que te lo voy a follar todo con mi lengua, ¡te voy a dar un beso negro de antología! – estaba tan caliente que quería probarlo todo…era mi noche…única noche y quería disfrutar sin tapujos del más obseso sexo lésbico.

Jimena giró ciento ochenta grados colocando ahora su suculento trasero de nalgas turgentes sobre mi rostro. Karla quien seguía junto a ella, tomó las nalgas de Jime y separándolas con firmeza, liberó su delicioso ano a mi obcecación lésbica. Un agujerito perfecto, rosado e impoluto se abría a mi paladar. Junté mis manos con las de Karla, separando aún más las nalgas perfectas de mi pálida amante. Escupí un par de veces sobre su ano y sin pensarlo dos veces, tensé mi lengua que introduje toda en el agujero vicioso de aquella mágica mujer, saboreé su culo entero, me pringué con su sabor y con mi lengua tensa empecé a follarlo con decisión.

  • Mmmm, deli, cómete todo ese culito que sabe a vainilla – Dijo Karla con la melodía de la picardía en su voz.

  • ¡Sííí nena!, entiérrame la lengua, chúpame el ojete que eso me pone súper arrecha – grito mi rubia de fantasía con lujuria.

Mientras me engullía como una cerda viciosa ese culito maravilloso, lamiendo con desesperación la entrada mágica a ese esfínter perfecto y mientras tensando la lengua como si de un pene se tratase para así introducirla al rincón más íntimo de Jime, sentí como Karla volvía a su labor, ubicándose entre mis piernas, metiéndome dos dedos en mi trasero y nuevamente adhiriéndose a mi coño con sus labios carmín de ventosa, succionaba mi clítoris como si su vida dependiera de ello. Las tres gritábamos como locas de manicomio. Con mis manos sobre las nalgas de Jimena, sostenía su balanceo sobre mi rostro, penetrando con mi lengua tensa su culito de diosa. Efectivamente, sabía a vainilla fresca mezclada con lluvia. Con decisión, lamía y relamía el agujero vicioso de mi amante, mientras sus gemidos saturaban la atmósfera de las notas prohibidas del más bestial amor lésbico. Tener la boca llena con el ano de mi diosa pálida, no me impedía sollozar, gemir extasiada palabras amorfas derivadas de la chupada de coño más deliciosa que nunca nadie me hubiera dado. La boca experta de Karla, se aunaba a sus dedos diestros que muy dentro de mi culo, estimulaban mi punto G, haciéndome llegar a orgasmo tras orgasmo que en forma de jugos vertía todos sobre su rostro.

  • ¡Ahhhhhh, síííí! Mi culo goza, que beso negro tan delicioso me está dando esta puta…tengo la concha escurriendo y las tetas súper duras….Sígueme follando el culo así mami…que rico…¡Me vengo!…¡Sígueme dando lengua!

Entonces mientras llegaba a un nuevo orgasmo gracias a la boca inquieta de Karla y a sus dedos expertos, sentí como los jugos cálidos de Jimena se deslizaban desde su concha hasta mi pecho, se había venido ella también gracias a mi lengua lasciva que llenaba cada rincón de su culito ninfómano. Me sentí orgullosa de mí, otra vez había hecho correr a Jimena.

Jime aún en éxtasis se acercó a mí y con su respiración agitada me dio un beso trémulo, mordió mis labios y succionó mi lengua mientras yo devolvía estás dadivas con mi saliva tibia que se perdía entre la boca de mi ángel. Tenía mi gusto pringado con el sabor salitrado del ano de mi amante y sabía que ella misma lo estaba degustando de mi propia boca.

  • Ahora nos toca a nosotras puta…te vamos a comer ese culito lindo como si la vida se nos fuese en ello. Páranos ese culito que te vamos a dar el beso negro de tu vida.

Extasiada seguí las órdenes de Jimena. Me desprendí de Karla, giré mi torso colocando mi pecho sobre la almohada y elevando mi trasero de una forma deliciosamente vulgar que exhibía mi ano totalmente depilado, listo a ser devorado. La lascivia más pura invadió cada fibra de mi ser.

  • ¡Fóllenme el culo putas…que mañana no me pueda sentar! – dije sin restricción mientras sentía como las manos de Karla y Jimena poseían mis nalgas tomándolas con firmeza. Sus dedos muy cerca de mi esfínter anal, lo abrían como una flor de lujuria lista para ser devorada.

  • ¡Guauuuuu!…mira que culito tan divino – susurró Jime.

  • Que delicia…que banquete el que nos vamos a dar – dijo Karla.

Sin miramientos, recibí dos escupitajos cálidos sobre mi ano que me crisparon los nervios y posteriormente, sentí como dos lenguas de sol, húmedas y cálidas peleaban entre ellas por poseer cada rincón de mi culito totalmente abierto. Cerré los ojos para disfrutar mejor, imaginando los rostros de Jime y Karla muy muy cerca, con sus lenguas extendidas en una danza frenética sobre mi esfínter anal, una danza húmeda que saturaba mi culo de placer, excitando en perfecta sincronía mi punto más erógeno. No demoré en empezar a gritar como posesa.

  • Que culito tan rico…hace rato no nos comíamos una preciosura así.

  • Clávale la lengua tu primero, luego lo chupo yo.

  • Chicas, ¡culéenme toda, soy de ustedes! Hagan lo que quieran conmigo, ¡sííí, ahhhh, que rico beso negro me están dando!

Sincrónicamente, sentía como una lengua tensa penetraba mi culito con decisión tratando de llegar hasta el fondo de mi esfínter. Sentía como esa lengua deliciosa una vez adentro recorría con avidez mi rincón más íntimo. Luego de salir, unos cálidos labios se posaban sobre mi ano como unas ventosas del paraíso, succionando con decisión mi culito. Una lengua me penetraba y luego unos labios chupaban, o unos labios chupaban y una lengua me penetraba. Las tres gemíamos también en sincronía, mientras yo aprovechaba para acariciarme el coño lleno de jugos. Estaba en el paraíso lésbico, uno que jamás soñé posible. Disfruté por algunos minutos de aquellas dádivas orales, hasta que mi instinto salvaje me hizo rogar por el siguiente paso.

  • ¡Penétrenme chicas, quiero un juguete en el culo…¡fóllenme el orto! – imploré con decisión.

  • Si eso es lo que quieres, es lo que tendrás – escuché la voz de Jimena modulando esas palabras – ve tu por los juguetes mientras yo me como un ratico este coñito de golfa, lo quiero probar otra vez.

Sentí entonces como Karla se despegaba dulcemente de mi ano dándome un tierno beso en una de mis nalgas, mientras tanto, Jimena cambiaba un poco de posición, colocándose detrás de mi culito en pompa, con su cara de princesa muy cerca de mi concha. Delicadamente retiró mi mano, y apoderándose de mis labios vaginales los separó un poco para liberar mi clítoris tieso como roca.

  • Tienes un coñito de fantasía puta, lindo, lindo…me lo voy a comer entero…puede que esta noche no se repita.

  • Cómeme toda Jime, chúpame el clítoris lo deseo, ¡me quiero venir sobre ti!

  • ¡Síííí nena, córrete encima!, ¡quiero tu squirting en mis tetas!

Jimena separó mis labios menores para liberar mi botón de placer e inmediatamente empecé a sentir su lengua experta repicando a la velocidad del rayo sobré él. Con la lengua tensa torturaba mi clítoris haciendo figuras de fantasía, lo recorría en todos sus puntos cardinales presionando el punto exacto con su tersa lengua, agitándolo como si de una campanilla se tratara. De improviso, cuando ya me tenía a punto de explotar, se separaba de él para succionarlo con sus labios, para casi arrancarlo de mi piel.  No podía dejar de gemir.

  • Mi amiguito está saladito, sabe a mar, me encanta – dijo Jimena excitando mis sentidos.

  • ¡No lo sueltes nena…ya estoy ahí, ya voy a explotar!

  • Yo también quiero jugar putas, tengo todo un arsenal conmigo – escuché a Karla aproximándose.

No se demoró ni un segundo en estar nuevamente jugando con mis nalgas, sentí como las separaba con decisión para regalarme dos dádivas de saliva sobre mi agujero anal y sin mediar cortesías, sentí como un falo de plástico, un vibrador anal se introducía suavemente en mi trasero. Cerré los ojos para disfrutar con más intensidad. Lentamente, ese falo artificial se fue introduciendo sin restricción en lo más profundo de mi ano, estimulando mis puntos erógenos más íntimos, mordía las sábanas para no gritar como una desquiciada, nunca había sentido algo así, un delicioso vibrador estimulando mi ano, mientras una lengua experta torturaba mi clítoris, podía explotar en ese momento, pero hice un esfuerzo mental para contenerme y disfrutar de algunas penetraciones anales antes de llegar a un orgasmo explosivo.

  • ¡Ahhhhh, sí, que rico, mi culito está lleno, fóllalo todo por favor!

  • Te entró todo de una, eres una cerda viciosa.

  • ¡Síiii, lo soy!, ¡adoro el sexo anal!, ¡me encanta que me cojan duro por el culo!, ¡Síííí!

  • ¡Te voy a romper ese culito lindo princesa!

  • ¡Sííí!, dame rico por el culo, lo deseo!

Karla siguió a la perfección mis instrucciones y continuó penetrándome deliciosamente. Era una experta manejando dildos, colocó la velocidad de vibración en el punto exacto, de manera que cuando esa deliciosa verga de plástico me llenaba el esfínter, vibraba en sincronía con la lengua de Jimena sobre mi clítoris, crispándome los nervios. Aguantaba la respiración para no estallar. Mi diosa canela me clavaba el dildo hasta le empuñadura girándolo con sutileza a medida que se iba introduciendo, lo retiraba para volver atacar y llenarme el culo de placer, llevada por la lujuria empecé a hiperventilar y a gritar cosas obscenas a la intimidad de la noche, seguramente los vecinos sabrían que estaba teniendo mi despedida de soltera. Mi culo gozaba y mi chocho gozaba, estaba en el paraíso.

  • ¡Ahhhhh que deli nenas….nunca me habían culeado así de rico!...¡qué placer!

  • ¡Estás tan buena puta, que esto hoy lo haríamos gratis!

-¡Sííí!, que culeada tan rica quiero eyacular!, ¡ya me vine por el culo y mi chocho quiere escurrir!

  • ¡Sííí, dáselo a Jime en las tetas, lo quiero ver!

  • ¡Ahhhh, me vengo, ahhhhh, tengo un multiorgasmo!

Entonces, mientras Karla me seguía penetrando el culo con desesperación, Jime se apartó de mi concha y colocó sus deliciosas tetas muy cerca de mi coño, de manera que a medida que Karla me follaba el culo, mi concha empezó a emanar chorros de pasión que se estrellaban fuerte sobre el cuerpo de Jimena, le moje el torso y le empape las teta, varios chorros la mojaron entera, ella gemía con lujuria mientras Karla sonreía sin dejar de penetrarme y mientras yo contaba orgasmos brutales que me hacían desvariar. Jime me acariciaba el coño rogando por más y Karla sacó el dildo de mi trasero para lamerlo con lujuria. Ambas con sus manos me tomaron las nalgas y me las separaron para contemplar mi culito totalmente dilatado.

  • Mantenlo así putita, deja esta florecita abierta para nosotras un ratito – entonces pujé para mantener mi esfínter vulgarmente exhibido para ellas. Lentamente se aproximaron y nuevamente sentí sus dos lenguas de agua relamiendo obsesas mi esfínter anal. Ambas estaban obsesionadas con mi trasero. Pero yo también estaba obsesa, había algo que tenía que probar. Entonces me separé de mis amantes, alcé mi torso tomé con fuerza las tetas de Jimena para lamer el rezago de mi orgasmo sobre su cuerpo, colecté con mi lengua cada una de las gotas salvajes de mi orgasmo que permanecían en mi preciosa rubia. Karla siguió mi juego e hizo lo mismo, ambas lamimos entero el cuerpo húmedo de Jimena hasta que nos perdimos todas en un delicioso beso lésbico de tres, sonreímos para seguirnos besando.

  • Quiero comer cuquita – al final del beso le susurré a Karla, ya había probado a Jimena, ahora quería degustar a mi princesa canela.

Como una fiel sierva, dispuesta a ser devorada Karla lentamente se fue tendiendo sobre la cama y así mismo fue separando sus piernas, invitándome a devorar su coño de diosa de labios menores carnosos como las alas de una mariposa deliciosa. Mordí mi labio inferior antojada por probar esa exquisita concha canela que dispuesta esperaba por mí. Me quedé inmóvil por un segundo para disfrutar la visión del paraíso.

Continuará…